martes, 12 de mayo de 2020

Juan José Mujica, el productor

Juan José Mujica, el productor



Por Eduardo Agüero Mielhuerry



Don Francisco Mujica llegó a la Argentina a mediados del siglo XIX, instalándose en la zona de Azul al poco tiempo donde comenzó a trabajar en la ganadería. Tras su fallecimiento, sus hijos heredaron los campos que había adquirido y de los que había obtenido excelentes rindes. Uno de sus hijos, llamado igual que él, heredó la estancia “La Corina”, ubicada en la zona serrana de Azul, la cual comenzó a explotar con su hijo Juan José.
Juan José Mujicanació en Azul en 1886. Sus padres fueron don Francisco Mujica(h) y doña Juana Montero, ambos naturales de España.
Desde pequeño, Juan José se dedicó a las actividades rurales entre las que fundamentalmente aprendió las tareas del tambo y la cría de ganado ovino. Su padre y su abuelo fueron los ejemplos a seguir y, gracias a su lucha inclaudicable, pronto obtuvo más réditos de los que esperaba, los cuales no se limitaron a lo económico, sino que lo llevaron a alcanzar el reconocimiento de la comunidad azuleña.
Juan José contrajo matrimonio, a los 22 años, el 19 de marzo de 1908 en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, con María Úrsula Etchepare, de 19 años, hija de Miguel Etchepare y María Barnetche (naturales de España).
La joven pareja tuvo un total de seis hijos: Beatriz, Héctor Ricardo, Roberto (murió siendo pequeño), María Elena, Amelia y un bebito que murió a los pocos meses de nacer, al que en la familia lo recordaban como “Cachito”.


Los Mujica en la Rural


Francisco y Juan José Mujica -padre e hijo- fueron importantes productores ganaderos, como así también miembros destacados de la Sociedad Rural de Azul.Fueron excelentes criadores con cuyos animales obtuvieron muchísimos premios no sólo en nuestra ciudad sino también en la región.
Durante la 31° Feria Rural, realizada en diciembre de 1901, un ejemplar criado en los campos de don Francisco ganó el segundo premio.
El 11 de agosto de 1911, a los 67 años, falleció don Francisco, provocando en su familia y puntualmente en su hijo una enorme angustia. Sin embargo, siguiendo los ideales de su padre y el camino por él trazado, Juan José continuó trabajando incansablemente en el campo“La Corina”, que pasó a ser de su propiedad, desarrollando asimismo su “Cabaña Villa María”.
Durante la Asamblea General Ordinariade la Sociedad Rural de Azulcelebrada el 9 de febrero de 1917, Juan José Mujica fue electo como Vicepresidente 2° de la Comisión Directiva, la cual quedó encabezada por Julián Larrecochea como Presidente.
El 26 de septiembre de aquél mismo año se convocó a sesión extraordinaria con motivo del fallecimiento del Sr. Julián Larrecochea. Bernardo Naulé asumió la presidencia y Juan José Mujica pasó a ocupar la Vicepresidencia 1° hasta el 31 de diciembre de 1918.
En la Asamblea del 21 de marzo de 1919, Juan José Mujica volvió a ocupar la Vicepresidencia 1° de la institución.
En la “Exposición Ganadera del Azul”, llevada a cabo en 1921, Juan José obtuvo el primer lugar ganando el “Premio Banco Comercial del Azul”.
Recién para la elección del 6 de febrero de 1921, Mujica pasó a ocupar un lugar como Vocal, quedando en el mismo puesto para la Asamblea del 30 de enero de 1923 y la del 31 de enero de 1925, mandato éste último que vencería el 31 de diciembre de 1927.


Compañía Industrial “La Azuleña”


La Compañía Industrial “La Azuleña”(C.I.L.A.) fue constituida el 17 de octubre de 1924 por un grupo de hacendados, principalmente productores de leche, con el fin de explotar el producto en el mayor aspecto posible y con la máxima calidad. El acta constitutiva reza:
“En la ciudad del Azul, Provincia de Buenos Aires, a diez y siete de octubre de mil novecientos veinticuatro, reunidos en la casa calle Alsina cuatrocientos ochenta y ocho, los señores: Juan José Mujica, Francisco Mujica, Pedro Mendivil, Victoriano Mendivil, Domingo Mendivil, Domingo Durquet, Agapito Amundarain, Ernesto Stein, Arturo Wessling, Antonio E. Aztiria, Esteban J. Louge, A. Germán Louge, Pablo Louge, Enrique Squirru y Federico Urioste, con el objeto de llevar a debido término el proyecto tratado en otras reuniones preliminares de constituir una Sociedad Anónima, con el propósito inicial de explotar la industria de lechería y sus derivados, después de un detenido cambio de ideas y estando todos conformes con los propósitos enunciados, acordaron declararse en Asamblea y designaron Presidente de la misma al señor Juan José Mujica y Secretario al señor Antonio E. Aztiria, haciéndose éstos cargo inmediatamente de sus puestos. Enseguida se resolvió por unanimidad declarar definitivamente constituida la Sociedad Anónima de la referencia y se pasó a considerar el Proyecto de Estatutos…”
Más allá de las formalidades, es interesante resaltar dentro de este proyecto la presencia de los Louge, quienes fueron grandes impulsores de las actividades rurales, y don Federico Urioste, quien más allá de haber sido Intendente a principios de siglo y luego haberse marchado a vivir definitivamente a la Capital Federal, continuó vinculado a Azul gracias a sus emprendimientos y su estancia “La Dolores”.
Las instalaciones de la empresa fueron emplazadas “del otro lado del arroyo”, sobre la calle San Martín (actual Av. Manuel Chaves), a la bajada del Puente homónimo.Asimismo, poseía a su cargo seis cremerías denominadas “La Corina”, “Las Malvinas”, “Los Amigos”, “Chillar”, “Siempre Amigos” y “Nieves”, que recolectaban el producto en los muchos tambos que contaba por entonces el Partido de Azul.
Para la época se exportaban 700 toneladas de manteca por año, principalmente a Inglaterra y África.Poseía instalaciones para producir diariamente 6.000 kilos de manteca. Las cremerías elaboraban a diario 32.000 litros de leche, vendiéndose 800 litros por día de leche solamente en la ciudad de Azul.
Por entonces, nuestra ciudad fue la primera de la provincia que percibió los beneficios de consumir leche pasteurizada, es decir, absolutamente higiénica. Azul tuvo la usina pasteurizadora más importante de Buenos Aires. El establecimiento contaba con todas las máquinas modernas –importadas desde Alemania- que por entonces exigía la elaboración de productos lácteos.
Al poco tiempo de funcionar, la usina de pasteurización incorporó a su equipo de producción una importante máquina de envasado y limpieza de botellas, sumando una inversión superior a los 50.000 pesos moneda nacional.
Como complemento importante contaba con criaderos de cerdos Berkshire, los que completaban una compleja y fructífera cadena productiva, que abastecía múltiples carnicerías de la ciudad, el Partido y la región.
En 1927 el Directorio de “La Azuleña” estaba encabezado por Juan José Mujica como presidente, secundado por Germán Louge en la vicepresidencia, Antonio Aztiria como secretario, y Enrique Squirru y Pedro Mendivil como vocales. Mario Cortázar y Victoriano Mendivil eran los síndicos titular y suplente, respectivamente.
Para entonces, es importante remarcar que Mujica, a su vez, ejercía como Intendente.


Otro Conservador en el Palacio Municipal


            El 1 de enero de 1926, Juan José Mujica se convirtió en intendente de Azul, sucediendo a Pedro Guiraut, quien había desarrollado un mandato por demás intenso y marcado por diversos proyectos, muchos de los cuales estaban en pleno proceso de ejecución a la fecha. Así se dio una sucesión de conservadores, destacándose el fuerte accionar de los doctores Ángel Pintos y Agustín Carús, quienes desde sus puestos en la Legislatura Provincial supieron marcar muchas veces el ritmo de las obras y discusiones políticas en nuestro medio. 
            A poco de asumir, Mujica continuó la obra vial iniciada por Guiraut, proyectando asimismo la reparación y acondicionamiento de otras calles y caminos, reafirmando el adoquinado o mejorando el entoscado respectivamente.            

           
Ferrocarril Provincial de Buenos Aires


Buenos Aires proyectó una red ferroviaria de trocha angosta cuya dimensión, si se hubiera concretado en su totalidad, habría modificado radicalmente el panorama ferroviario bonaerense.
La parte del ferrocarril que se construyó y que se llamó “Ferrocarril Provincial a Meridiano Quinto”, a partir del puerto y ciudad de La Plata llegaba a Mira Pampa, en el límite provincial, pasando por Carlos Beguerie, Saladillo y Nueve de Julio, para dirigirse a Pedro Gamen desde donde un pequeño ramal alcanzaba Pehuajó. Desde La Plata otro ramal llegaba a Avellaneda y desde Carlos Beguerie, típico ejemplo de pueblo ferroviario hoy agonizante, los rieles llegaron a Azul, Olavarría, Sierra Chica y Loma Negra.
La razón esgrimida por el gobierno provincial para la construcción del Ferrocarrilera integrar a enormes zonas hasta ese entonces incomunicadas por vía férrea y, recorriendo regiones ya servidas por otros ferrocarriles, abaratar los fletes con su presencia.
Hacia 1904 comenzaron a realizarse los primeros estudios para su construcción. Tres años más tarde se concretaron los estudios definitivos.
En octubre de 1907 se promulgó la ley autorizando la construcción de la línea, luego concretada en el contrato del "Ferrocarril Provincial del Puerto de La Plata al Meridiano V" entre la Provincia de Buenos Aires y la “Societe Anonime Franco-Argentine de travaux publics”, sociedad Franco-Belga encabezada por Otto Bemberg y compuesta por los grupos “Bemberg y Cía.” y “Louis Dreyfus y Emili Erlanger y Cía”.
En junio de 1909 se dio inicio a la construcción con el tendido de rieles. La empresa constructora entregó la línea de 553 kilómetros con material rodante y equipamiento para 31 estaciones, corriendo el primer tren ordinario el 17 de marzo de 1912.
En agosto de 1916, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, mediante el Ministerio de Obras Públicas, se hizo cargo de la explotación. Ocho años más tarde, precisamente en noviembre de 1924, la empresa cambiaría su nombre por el de “Ferrocarril Provincial de Buenos Aires”.
Mediante un decreto de julio de 1922 la gobernación autorizó el estudio definitivo de los ramales La Plata - Avellaneda y Beguerie -Azul, los que comenzaron a confeccionarseal año siguiente, adjudicadas las obras a los ingenieros de la firma “Dates y Hunt”.
El ramal que haría punta en nuestra ciudad no presentaba mayores dificultades; en la primera parte de su recorrido cruzaba zonas bajas surcadas por varios arroyos. Hasta el kilómetro 110 la línea fue trazada por terrenos muy buenos y se necesitaron escasos movimientos de tierra y en el resto, hasta alcanzar Azul, no hubo obstáculos que dificultaran la construcción.
“Dates y Hunt” subcontrató la construcción de nuestro sector de obra a la empresa “Grimaldi y Ceretti”. Los trabajos comenzaron el 6 de septiembre de 1924 y se desarrollaron con normalidad.
Los campos cruzados por el ramal, por lo general, eran tierras aptas para la agricultura, pero las distancias que los separaban de las estaciones del “Ferrocarril Sud” en sus dos líneas creaban dificultades para llevar sus productos, por lo cual se destinaban para la crianza de ganado vacuno. En consecuencia, era de presumir que una vez construido el ramal, muchos propietarios cambiarían la explotación de sus terrenos y esta sería una buena fuente de recursos para el Provincial.
El último tramo de riel que vinculaba las estaciones Carlos Beguerie-Azul fue colocado el 15 de diciembre de 1925.
Las primeras obras de la Estación de Azul fueron los tanques, los galpones, la mesa giratoria y otras instalaciones utilitarias. Las del edificio principal comenzaron el 12 de febrero de 1926 y culminaron en noviembre del mismo año.
Con profunda satisfacción, concretándose un avance interesante para nuestra ciudad y en especial para el desarrollo de una amplia barriada (muchas veces postergada) como la de Villa Fidelidad, el intendente Juan José Mujica asistió acompañado de concejales y algunos de sus secretarios a la inauguración de la Estación del Ferrocarril Provincial, acaecida con el arribo del primer tren el 19 de abril de 1926. En la ocasión arribó a nuestra ciudad (en el tren), el Ministro de Obras Públicas de la provincia, Antonio Rodríguez Jáuregui.


Algunos cambios trascendentes


El 3 de julio de 1926, el intendente Juan José Mujica sancionó la Ordenanza N° 811, mediante la cual se le impuso el nombre de Comandante Ramón Franco Bahamonde a la por entonces calle La Rioja, para reconocer al destacado aviador que apenas unos meses antes había realizado una gran proeza de la aeronáutica. Asimismo, a través de la Ordenanza N° 812, se rebautizó a la arteria Bahía Blanca como Intendente Manuel Castellár, en homenaje al laborioso ex mandatario que hacía poco había fallecido.
El 11 de diciembre de 1926, mediante la Ordenanza N° 828, se le otorgó  a “las casas de lenocinio” un plazo de un año para que “dejen de funcionar en el área urbana”. Detallaba además que deberían tener “pisos de mosaicos, buena ventilación, lavatorio y bidet servidos por agua corriente en cada habitación”.


1927, un año de festejos (y luto)


El día 28 de enero de 1927 se llevó a cabo una nueva Asamblea General Ordinaria de la Sociedad Rural, en la cual Félix Etchepare fue electo presidente y Juan José Mujica ocupó la primera vocalía.
La 28° Exposición de Ganadería General y Productos de Granja se inauguró el 1 de octubre de 1927, con la presencia del Presidente de la Sociedad Rural Argentina, ingeniero agrónomo Luis Duhau, representantes de distintas entidades afines, autoridades nacionales, provinciales y locales.
Después de los discursos tradicionales y la actuación de la Banda, se realizó el desfile de los reproductores premiados, encabezando la fila el Gran Campeón de la Exposición, un magnífico ejemplar de la raza Shorthorn, criado en la Cabaña “Villa María”, de Juan José Mujica.


Cuestiones de salud


A mediados de 1926, Juan José Mujica había comenzado a sufrir diversas descompensaciones-con algunos episodios que incluyeron desmayos-, las cuales, el 9 de febrero del año siguiente, lo obligaron a delegar su cargo de intendente en Eduardo Berdiñas.
Lamentablemente, lo que se suponía iba a ser un breve interinato, culminó abruptamente. El 30 de abril, Mujica reasumió como Jefe comunal, pero inmediatamente dimitió en favor de Eduardo Berdiñas quien asumió definitivamente el día 2 de mayo de 1927para culminar el mandato de su antecesor. Sencillamente toda la cuestión se trató de una mera formalidad, porque al momento de la reasunción, Mujica no tenía intenciones reales de permanecer en el cargo, pues su salud se lo impedía.
Inmediatamente, acompañado por su esposa María Úrsulay sus hijos, Juan José se dirigió a Córdoba, donde se hospedó durante los meses siguientes.


Sin carreras…


            El 22 de mayo de 1927 fue promulgada una ley que específicamente prohibía el funcionamiento de hipódromos en el interior bonaerense. Así, para el disgusto de muchos, el 25 de mayo de ese año el Hipódromo local cerró sus puertas, perdiendo Azul uno de sus principales “atractivos”.


El puente de Pereda


Para el año 1927, el Parque Municipal de Azul había alcanzado prácticamente sus dimensiones actuales gracias a las sucesivas donaciones de los vecinos.
Los terrenos que habían pertenecido a Germana Picot de Louge, que contaban con un frondoso bosquecillo, habían sido incorporados al paseo azuleño en 1918, constituyendo lo que hoy vulgarmente conocemos como "el sector de las compuertas". Allí se elevó el cauce del arroyo formando lo que se denominó “El lago”, donde se construyó un embarcadero desde el que comenzaba su marcha el famoso y recordado “Vaporcito”.
El 19 de agosto de 1927, el “Diario del Pueblo” daba cuenta de una donación extraordinaria. El señor Celedonio Pereda, propietario de la afamada “Casa Pereda”, realizó la donación de un puente para unir las márgenes del Arroyo Azul y agilizar así el tránsito peatonal hacía el sector denominado “Stadium” (donde estuvieron la cancha de futbol, la pista de atletismo y la de ciclismo).
De inmediato comenzó la construcción del puente, encomendada a los Constructores Mezzera y Conte. Al mismo tiempo, en los nuevos espacios se agregaron bancos en medio del zigzagueante juego de los canales que por allí conforman dos pequeños islotes.
Sirva este puente -que accidentalmente conoció Juan José Mujica en una de sus últimas recorridas por su adorada ciudad-, para graficar la efímera vida de un hombre que gastó todas sus energías en pos de sus vecinos, para unir la vida real con el ideal anhelado por los trabajadores y luchadores, aquellos que buscaron el progreso de la tierra que los vio nacer.


El “Adiós” a un amigo…


Juan José Mujica murió, a los 41 años, el 5 de diciembre de 1927. Falleció en Capilla del Monte, a causade una insuficiencia cardíaca, la misma que lo había llevado hasta aquella localidad cordobesa buscando una cura “milagrosa”.
Era un estimado amigo de la comunidad y muy apreciado caballero que gozaba de generales prestigios en nuestra ciudad.
Fue un hombre honrado y honesto, formado en el yunque de los trabajos rurales, que cooperó en el ramo del progreso edilicio e industrial de Azul, prestando todas sus energías para cuantas obras se proyectaran en beneficio de nuestro pueblo.
Lleno de buena voluntad y enérgico en la ejecución de lo que creía más conforme a la justicia y al dictado de su conciencia, fue un noble ejemplo de rectitud y franqueza.
El pueblo en masa, sin distinción alguna, lamentó con profundo dolor la muerte del ejemplar ciudadano que consagró toda su vida al trabajo.
El sepelio fue una elocuente demostración de cariño y afecto. Cuando alrededor de las cinco de la tarde, del 7 de diciembre, llegó el tren que traía el féretro desde Córdoba, inmediatamente se organizó el acompañamiento hasta el Templo parroquial. Un mundo de gente siguió al ataúd transportado a pulso hasta la Iglesia a los acordes de una marcha fúnebre. El responso fue oficiado por el Padre César Antonio Cáneva y, terminado el oficio religioso, prosiguió el acompañamiento hasta el Cementerio Central. Al pasar por el Palacio Municipal, que había sido rigurosamente enlutado, se hizo un alto colocándose el féretro en la carroza fúnebre.
Antes de procederse al sepelio de los restos mortales de Mujica en la bóveda familiar, hicieron uso de la palabra el Dr. Ángel Pintos por el Partido Conservador, el Dr. Benito Valdovinos en representación de la Comuna, el señor Antonio Aztiria por la Compañía Industrial “La Azuleña”, el ingeniero Eduardo Naulé habló en representación de la Sociedad Rural y, finalmente, el Dr. Humberto Campagnale en nombre de la Juventud Conservadora.


INFORMACIÓN EXTRA:


“Las Acacias” de los Mujica-Etchepare


En la segunda mitad del siglo XIX, Francisco Mujica se convirtió en propietario de un campo en el Cuartel III al que denominó “La Juanita”. Cuando falleció, sus hijos se repartieron el campo, administrando fervientemente cada uno su porción correspondiente.
Domingo le cedió su porción de campo a su hija María Luisa Mujica de Nigoul. El casco le quedó a Graciana Mujica de Etcheverry y la otra fracción fue destinada para Mariquita Mujica de Etchepare, quien instaló junto a su esposo una estancia. Francisco Mujica, llamado igual que su padre, heredó la estancia “La Corina”, situada en la zona de las sierras del Azul, campos que trabajaría en lo sucesivo con su hijo Juan José.
El matrimonio conformado por Mariquita Mujica y Miguel Etchepare (homónimo de su primo hermano, quien era suegro de Juan José Mujica), fundó la estancia “Las Acacias” en 1893, en el Camino a Tandil.
Miguel Etchepare era un vasco nacido en Burcurlo, muy trabajador y progresista. A las tierras heredadas anexó algunos campos linderos en arrendamiento, llegando en 1906 a tener bajo su propiedad una estancia importante  y bien instalada.
La extensión de campo que ocupaba el establecimiento se elevaba a 1.360 hectáreas de propiedad y 3.400 arrendadas a varios propietarios, subdividido el total del campo en 24 potreros.
Los ramos que el establecimiento explotaba con provechosos resultados, comprendían la ganadería, agricultura, invernada y lechería, constituyendo su especialidad la ganadería. Basta con mencionar que poseía solamente cultivadas con maíz y avena unas 600 hectáreas y 30 más con alfalfares.
El casco principal estaba constituido por una modesta pero linda casa habitación en forma de chalet, que estaba rodeada de floridos jardines y montes frutales, los cuales le daban un marco agradable.
Poseía, asimismo, un galpón de material que servía de depósito general, casa para peones y diversas dependencias, cochera, caballeriza, etc.
El señor Miguel Etchepare, que había llegado al país en 1882, en donde desplegó desde los primeros instantes sus energías, se había radicado en el Azul apostando todas sus esperanzas al trabajo incansable. Durante 30 años consecutivos, trabajó con fibra y entusiasmo, y esta circunstancia, y su clara inteligencia y hábitos modestos, le permitieron llegar a una excelente posición conquistada a fuerza de brazo y lucha.
Etchepare fue uno de los vecinos antiguos del Azul y justamente estimado, gozaba de crédito en la Banca, en donde se le consideraba por su proverbial honorabilidad y correcto proceder. Asimismo, las sociedades “Española” y “Vasca” lo contaban entre sus miembros caracterizados.
Cargado de inquietudes y con un capital económico consistente como respaldo, fue un hombre de acción.
Cuando Juan José Mujica (sobrino político deMiguel), rondaba los 25 años de edad se sumó como colaborador del establecimiento, contribuyendo fielmente al progreso familiar.
Cuando fallecieron Juan José (1927) y Miguel (1937) -los principales impulsores de tan magnánimo proyecto-, “Las Acacias” fue vendida a José Arrastúa; luego a Gabriel Boubée y finalmente al doctor Enrique Squirru.
Las antiguas instalaciones fueron demolidas y en su lugar se construyó una casa tipo chalet vasco para el descanso del fin de semana y la época estival, pues la estancia se fraccionó radicalmente. El parque lo diseñó y plantó don Ángel Salas, amigo del Dr. Squirru y por entonces director del Parque Municipal. Squirru le dio un nuevo nombre a la estancia, bautizándola “Don Enrique” en memoria de su padre.
En 1947 el campo fue vendido a Linsay Holway quien volvió a rebautizarlo como “Los Triones”, revitalizándolo en su funcionamiento y realizando importantes reformas en el chalet, dotándolo de mucha más comodidad, anexándole además algunas fracciones de campo para aumentar su productividad.
En 1972 la estancia pasó a pertenecer al matrimonio de origen chileno conformado por Juan Segundo Monsalve y Rosario Lobos Monsalve, con tan mala fortuna que su nuevo dueño falleció de un ataque al corazón el 10 de julio del mismo año, al día siguiente de instalarse en la estancia. Habían salido hacia la Argentina el 10 de marzo y habían pasado los meses siguientes en una propiedad de la familia Azcona, quien ofició de intermediario para concretar la adquisición de la malograda estancia.
Actualmente “Los Tiones” pertenece a otros, el camino que conduce al campo se volvió “Viejo” y el añoso monte parece detenido en el tiempo, contando glorias pasadas, recuerdos, risas y amores…



Leche pasteurizada “La Azuleña”


La pasteurización es un proceso térmico realizado a líquidos (generalmente alimentos) con el fin de reducir los agentes patógenos que puedan contener: bacterias, mohos, levaduras, etc., alterando lo menos posible su estructura física, sus componentes químicos y sus propiedades. Tras la operación de pasteurización, los productos tratados se enfrían rápidamente y se sellan herméticamente con fines de seguridad alimentaria.
El proceso de calentamiento recibe el nombre de su descubridor, el científico-químico francés Louis Pasteur (1822-1895). La primera pasteurización fue realizada el 20 de abril de 1864 por el propio Pasteur y su colega Claude Bernard, aplicándola al vino y la cerveza.
Charles North fue quien aplicó el método de pasteurización a la leche por primera vez en el año 1907. A pesar de aplicar la pasteurización, la leche tratada sigue conteniendo una cierta actividad microbiana, por regla general bacterias lácticas (no patógenas, aunque sí capaces de hacer fermentar la leche) y es necesaria la refrigeración.
En el proceso de pasteurización, el objetivo primordial no es la “eliminación completa de los agentes patógenos” sino la disminución sustancial de sus poblaciones, reduciéndolas a niveles que no causen intoxicaciones alimentarias a los humanos.

La leche esterilizada se desarrolló industrialmente en el año 1921, y el proceso de inyección de vapor fue desarrollado por George Grindrod en Estados Unidos, en el año 1927. Ante estos datos, es imperioso resaltar que Azul, pionera y vanguardista, tuvo con “La Azuleña”,desde 1924, la Usina pasteurizadora más importante de la provincia de Buenos Aires.