domingo, 26 de enero de 2025

El primer fotógrafo del Azul

 El primer fotógrafo del Azul

  

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

            Domingo Di Ferrante nació en 1845, en la localidad costera de Diamante, provincia de Cosenza, Calabria, Italia. Sus padres fueron Angelo Di Ferrante y Giuseppina Yoghi.

            Llegó a la Argentina en la década del ’70, radicándose en Buenos Aires durante algunos años. Contrajo matrimonio con la italiana Adelaida Murzzi (nacida en 1853, en Biella, capital de la provincia homónima de la región de Piamonte). La pareja tuvo seis hijos: Luisa (1878), Josefina (1879), Ángela (1881), Mario Américo (1883), Juan Andrés (1885) y Rafael Florentino (1887).

            Las dos primeras hijas del matrimonio nacieron en Buenos Aires, cuando se hallaban viviendo en la calle Esmeralda Nº 411. Luego la familia se trasladó a Cañuelas, donde nacieron dos hijos más.

            En marzo de 1883 se afincaron en Azul, pero hacía el año 1885 se radicaron Olavarría, donde nacieron los dos últimos hijos de la pareja. Allí Domingo trabajó como joyero, pues la fotografía no era popular ni lo suficientemente redituable. Un lustro más tarde, de todas maneras, Domingo ya poseía en la calle General Paz Nº 75 la casa denominada “Fotografía Instantánea”. Sin embargo, aquella ciudad no sería el destino final de los Di Ferrante, pues finalizando el siglo se establecieron definitivamente en Azul.

            El primer local azuleño de Domingo estuvo ubicado en la calle San Martín Nº 195 y se lo conocía como “La Fotografía Preferida de Azul”; luego se mudó al número 147 de la misma calle, con el nombre de “Fotografía Instantánea”.

           Iniciado el siglo XX, Domingo Di Ferrante pasó a ocupar el que se convertiría en su emblemático local de “Fotografía y Pintura”, frente a la entonces Plaza Colón (hoy San Martín), más precisamente ubicado en la calle Burgos Nº 237/239 (antigua numeración, entre San Martín e Yrigoyen). El estudio, de considerable amplitud, poseía una galería de pose con el techo vidriado para aprovechar mediante cortinados y espejos la luz natural; y en el hall contaba con una nutrida exposición de fotografías de su autoría, donde además comercializaba postales de paisajes urbanos y rurales.

            

Un día de primavera

  

El siempre inquieto periódico “El Imparcial”, en una nota del 20 de octubre de 1903, pintó en pocas palabras una tarde de domingo... Pero una en la que particularmente Domingo Di Ferrante había salido con su cámara a “preservar en el tiempo” simplemente momentos cotidianos:

“Con toda la animación que era de esperarse y favorecido por una hermosísima tarde primaveral tuvo lugar el domingo el acostumbrado paseo de la plaza Colón.

Un considerable número de damas de nuestra alta sociedad hizo acto de presencia en ella, contribuyendo eficazmente a darle mayor animación y brillo, la banda de música municipal que dirige el profesor señor Bertolini.

El conocido fotógrafo Sr. Di Ferrante tomó algunas vistas desde los altos del Teatro Español. Igualmente fueron tomadas algunas instantáneas de interesantes grupos de niñas y caballeros por los ‘dilectanti’ de la revista ilustrada ‘La Lectura’, haciéndonos presumir que el número próximo de la misma saldrá muy interesante.

Vimos en dicho paseo a las familias de Olmos, Arana, Garay, Bellocchio, Somigliana, Uzos, Bertolini, De Marzo, Blasco, Montes, Giménez, Dindart, Martínez, Reger, Lufrano, Castellár, Gallardo, Lavat, Arrastia (F.), Basterra, Loustau, Funicelli, Crespi, Donadio, Gómez, de la Torre, Clou, Fredes, Bayle, Dhers, Arrastia (M.), Parmigiani, Milleiro, Daugá, López Segovia, Pouyssegur, Trotta, Mainini, Paillé, Piazza (L.) (…).

 

Por las calles…

  

Una de las grandes cualidades que supo cultivar Domingo Di Ferrante, además de su afable trato, fue su aguda mirada de la sociedad. Más allá de ser considerado el primer fotógrafo de Azul, indudablemente supo ser el primero en recorrer las calles de la ciudad realizando distintos retratos de personas destacadas de la comunidad como así también de muchos ignotos en sus labores cotidianas, fotografiando también incontables edificios y espacios públicos de los que de esa manera quedaron preservados para la posteridad detalles invaluables. Vale marcar como ejemplo su trabajo fotográfico sobre la vida de los habitantes de Villa Fidelidad, el primer barrio de Azul. Asimismo, fue corresponsal de la revista “Caras y Caretas” por Azul.

            Domingo Di Ferrante falleció el 21 de mayo de 1930, tras los duros embates de un cáncer de estómago, en su domicilio de calle Burgos Nº 629 (numeración corregida y actual), a los 85 años de edad. Sus restos fueron inhumados en el Cementerio Municipal (nicho 152, 1ª fila, sec. 2ª, pared izquierda, s29).

            Tras el fallecimiento de Domingo, su hija María Luisa se hizo cargo del local de Azul y la sucursal olavarriense, contratando a un laboratorista proveniente de Europa. Su hermana Ángela, profesora de dibujo, colaboró en las tareas de retoque y coloración de las fotografías.

            El estudio cerró en 1943, pero las herederas continuaron con la edición de postales, las que aparecían como “Sucesión Di Ferrante”. María Luisa murió el 7 de julio de 1969.


            El 14 de mayo de 1988, Adolfo Godoy, quien poseía la pieza, por encargo de los familiares de Domingo Di Ferrante, entregó la legendaria Cámara de galería “Otto Schroede-Berian” al Museo Etnográfico y Archivo Histórico “Enrique Squirru”, entonces bajo la dirección del señor Augusto Meyer, sitio en el que aún se preserva.