El primer fotógrafo del Azul
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Domingo Di Ferrante
nació en 1845, en la localidad costera de Diamante, provincia de Cosenza,
Calabria, Italia. Sus padres fueron Angelo Di Ferrante y Giuseppina Yoghi.
Llegó a la Argentina en la década
del ’70, radicándose en Buenos Aires durante algunos años. Contrajo matrimonio
con la italiana Adelaida Murzzi (nacida en 1853, en Biella, capital de la
provincia homónima de la región de Piamonte). La pareja tuvo seis hijos: Luisa (1878),
Josefina (1879), Ángela (1881), Mario Américo (1883), Juan Andrés (1885) y Rafael
Florentino (1887).
Las dos primeras hijas del
matrimonio nacieron en Buenos Aires, cuando se hallaban viviendo en la calle
Esmeralda Nº 411. Luego la familia se trasladó a Cañuelas, donde nacieron dos
hijos más.
En marzo de 1883 se afincaron en
Azul, pero hacía
el año 1885 se radicaron Olavarría, donde nacieron los dos últimos hijos de la
pareja. Allí Domingo trabajó como joyero, pues la fotografía no era popular ni lo
suficientemente redituable. Un lustro más tarde, de todas maneras, Domingo ya poseía
en la calle General Paz Nº 75 la casa denominada “Fotografía Instantánea”. Sin embargo, aquella ciudad no sería el
destino final de los Di Ferrante, pues finalizando el siglo se establecieron definitivamente
en Azul.
El primer local azuleño de Domingo
estuvo ubicado en la calle San Martín Nº 195 y se lo conocía como “La Fotografía Preferida de Azul”; luego
se mudó al número 147 de la misma calle, con el nombre de “Fotografía Instantánea”.
Iniciado el siglo XX, Domingo Di
Ferrante pasó a ocupar el que se convertiría en su emblemático local de “Fotografía y Pintura”, frente a la
entonces Plaza Colón (hoy San Martín), más precisamente ubicado en la calle
Burgos Nº 237/239 (antigua numeración, entre San Martín e Yrigoyen). El
estudio, de considerable amplitud, poseía una galería de pose con el techo
vidriado para aprovechar mediante cortinados y espejos la luz natural; y en el hall
contaba con una nutrida exposición de fotografías de su autoría, donde además
comercializaba postales de paisajes urbanos y rurales.
Un
día de primavera
El
siempre inquieto periódico “El Imparcial”, en una nota del 20 de
octubre de 1903, pintó en pocas palabras una tarde de domingo... Pero
una en la que particularmente Domingo Di Ferrante había salido con su cámara a
“preservar en el tiempo” simplemente momentos cotidianos:
“Con toda la animación que era de esperarse y favorecido por una hermosísima tarde primaveral tuvo lugar el domingo el acostumbrado paseo de la plaza Colón.
Un considerable número de damas de nuestra
alta sociedad hizo acto de presencia en ella, contribuyendo eficazmente a darle
mayor animación y brillo, la banda de música municipal que dirige el profesor
señor Bertolini.
El conocido fotógrafo Sr. Di Ferrante tomó
algunas vistas desde los altos del Teatro Español. Igualmente fueron tomadas
algunas instantáneas de interesantes grupos de niñas y caballeros por los ‘dilectanti’
de la revista ilustrada ‘La Lectura’, haciéndonos presumir que el número
próximo de la misma saldrá muy interesante.
Vimos en dicho paseo a las familias de Olmos,
Arana, Garay, Bellocchio, Somigliana, Uzos, Bertolini, De Marzo, Blasco,
Montes, Giménez, Dindart, Martínez, Reger, Lufrano, Castellár, Gallardo, Lavat,
Arrastia (F.), Basterra, Loustau, Funicelli, Crespi, Donadio, Gómez, de la
Torre, Clou, Fredes, Bayle, Dhers, Arrastia (M.), Parmigiani, Milleiro, Daugá,
López Segovia, Pouyssegur, Trotta, Mainini, Paillé, Piazza (L.) (…)”.
Por las calles…
Una de las grandes cualidades que supo cultivar
Domingo Di Ferrante, además de su afable trato, fue su aguda mirada de la
sociedad. Más allá de ser considerado el primer fotógrafo de Azul,
indudablemente supo ser el primero en recorrer las calles de la ciudad
realizando distintos retratos de personas destacadas de la comunidad como así
también de muchos ignotos en sus labores cotidianas, fotografiando también
incontables edificios y espacios públicos de los que de esa manera quedaron
preservados para la posteridad detalles invaluables. Vale marcar como ejemplo
su trabajo fotográfico sobre la vida de los habitantes de Villa Fidelidad, el
primer barrio de Azul. Asimismo,
fue corresponsal de la revista “Caras y Caretas” por Azul.
Domingo Di Ferrante falleció el 21 de
mayo de 1930, tras los duros embates de un cáncer de estómago, en su
domicilio de calle Burgos Nº 629 (numeración corregida y actual), a los 85 años
de edad. Sus restos fueron inhumados en el Cementerio Municipal (nicho 152, 1ª
fila, sec. 2ª, pared izquierda, s29).
Tras el fallecimiento de Domingo, su
hija María Luisa se hizo cargo del local de Azul y la sucursal olavarriense, contratando
a un laboratorista proveniente de Europa. Su hermana Ángela, profesora de
dibujo, colaboró en las tareas de retoque y coloración de las fotografías.
El estudio cerró en 1943, pero las
herederas continuaron con la edición de postales, las que aparecían como “Sucesión Di Ferrante”. María Luisa
murió el 7 de julio de 1969.