domingo, 20 de diciembre de 2020
Entrevista de "El Tiempo"
Los protagonistas del 16
A lo largo de este año tan
particular, signado por la pandemia que azotó al mundo y cambió radicalmente
nuestras costumbres, el historiador e investigador azuleño Eduardo Agüero Mielhuerry
trabajó para concretar un nuevo libro al que tituló “Los Belgrano y el Azul”
y que será presentado el próximo miércoles 16 de diciembre en el
marco de las celebraciones oficiales por un nuevo aniversario de la fundación de
Azul. Dadas las razones sanitarias por todos conocidas, la presentación se
realizará a las 11 de la mañana de manera virtual, a través de los canales de
YouTube y Facebook de la Municipalidad de Azul.
En diálogo con EL TIEMPO, el
autor anticipó: “El libro nos demandó un
año entero de trabajo y en uno de los contextos más difíciles que pudiéramos
elegir para concretar nuestra labor. La pandemia trastocó todos los tiempos que
teníamos previstos y aquello que queríamos presentar en junio recién verá la luz
el próximo miércoles.”.
Consultado sobre los aspectos en
general de la obra el historiador contó: “El
libro recorre la vida de los descendientes de, ni más ni menos, que el general
Manuel Belgrano. Para muchos es una novedad que Belgrano tuvo hijos. Nunca se
casó, pero tuvo dos amoríos intensos de los que nacieron Pedro Pablo y Manuela
Mónica.
Pedro Pablo tuvo la vida un poco más complicada. Fue adoptado por su tío,
Juan Manuel de Rosas, llevó su apellido y cuando supo su verdadero origen anexó
el de su padre. Así es que lo conocemos como Pedro Pablo Rosas y Belgrano. Fue
militar y estuvo al frente de la Frontera Sud y como Juez de Paz de Azul por
casi veinte años… Hizo cosas buenas y cosas malas. Tuvo sus luces y sus
sombras. Y también tuvo 16 hijos. Casi todos aquí en Azul. Contar su vida fue
un gran desafío!
Por su parte Manuela Mónica tuvo ‘las cosas’ un poco más sencillas. Se casó
con un sobrino nieto de su padre, Manuel Vega Belgrano y tuvo seis hijos. Todo
indica que estuvo en Azul algunas veces, y aunque su hijo lo da a entender en
una carta, no hay nada que lo certifique. Lo que sí es cierto es que su esposo
fue un destacadísimo comerciante en Azul y hasta fue Juez de Paz del pueblo. Y
dejó varias huellas de su paso por Azul.
También un nieto de Belgrano fue Comisionado de Azul. Y otros de esos
nietos fueron amigos y hasta vivieron en las tribus de Cipriano Catriel!
Es más, como adelanto exclusivo para EL TIEMPO, en el libro van a hallar un
lugar hermosísimo cuya historia es bastante diferente a la que se lee en la
cartelería turística y está estrechísimamente vinculado con ‘Azul Ciudad
Cervantina’.”. Ante esta afirmación, preguntamos a qué sitio hacía referencia y la
respuesta fue escueta: “El 16 se
revelará…”.
Sabiendo el tiempo que insume
cualquier investigación, sobre todo una de carácter histórico, Eduardo Agüero
Mielhuerry fue consultado sobre su forma de trabajo: “De alguna manera soy la cara visible del proyecto, el que recibe las
críticas y los elogios, pero son muchos los que me ayudan a llevar adelante las
investigaciones. El ingeniero Eduardo Farina se ocupa de toda la parte vegetal
de los espacios que están vinculados al proyecto que nos planteamos concretar,
en este caso puntual trabajó sobre la Plaza General Belgrano y la calle
homónima. Y también sobre un espacio que a partir de esta investigación va a
cobrar un nuevo valor para nuestra ciudad… También son incansables
colaboradoras Elma y Norma Iglesias. Elma me ayuda con las correcciones y los
detalles en general. Y la brillante Norma aporta innumerables datos desde su
profundo conocimiento de la historia local. Es un libro abierto al igual que
Alberto Sarramone, que también contribuyó para este trabajo.
También es importantísima la colaboración de Claudia Uberuaga y Miriam
Conte. Ellas dedican horas y horas a investigar en los diarios que consultan en
la Hemeroteca, o en esta casa (EL TIEMPO) o en “El Pregón”, cuyo director en
esta ocasión ‘nos salvó las papas’ porque como a Hemeroteca permanece
estrictamente cerrada, Juan Carlos Gonta nos permitió disponer de los tomos de
la colección de diario. Es un gesto inmenso de confianza y para el cual no
alcanzan las palabras de agradecimiento. Gracias a él encontramos cuando fue
colocado o mejor dicho trasladado el busto del General Belgrano del Parque
Municipal a la Plaza. Y ahí está, plasmado en el libro en el último minuto,
pero con una enorme satisfacción.”
También le preguntamos por los
archivos de nuestra ciudad: “Hay
bibliotecas hermosas en Azul. La Hemeroteca es una joya, pero como dije, este
año fue imposible acceder a ella salvo hasta marzo. Después tuvimos respuestas
favorables en Catastro, Tribunales, en el Archivo Municipal, en el Concejo
Deliberante, en el Cementerio, en la Biblioteca Rivadavia de Tandil y otros
tantos sitios. Casi todas las consultas fueron vía telefónica y por e-mail; la
tecnología abre puertas…”.
La pregunta que surge
naturalmente es ¿Cuál es el objetivo de una investigación semejante?: “Este libro no es la respuesta a todo. No es
el final de una investigación más. Creo que es una puerta para que otros
investigadores accedan y puedan ampliar nuestro trabajo. Lo que sin dudas marca
es un antes y un después en nuestra perspectiva del creador de la Bandera. Sus
hijos, sus nietos y sus choznos estuvieron y están aún entre los azuleños. Y
eso es un honor. Creo que esta investigación no nos va a convertir en ‘Ciudad
belgraniana de la Argentina’, pero indudablemente es un condimento muy fuerte
para nuestra historia.
Algunos ya conocían estos vínculos, otros se van a apurar a decir que
también los conocían, pero lo cierto es que a partir de ahora todos los
azuleños vamos a conocer las estrechas relaciones de los Belgrano y nuestra
ciudad. De hecho, de ahí surge el título, simple y contundente.
Y como ‘frutilla del postre’, logramos que Manuel Belgrano
–presidente del Instituto Belgraniano-, y Andrea Belgrano, ambos choznos nietos
del general Manuel Belgrano, redacten en conjunto el prólogo de la obra.”
Para finalizar le consultamos al frecuente
colaborador de este diario sobre las dificultades que surgen a lo largo de su
labor: “Yo le debo muchísimo al diario EL
TIEMPO, porque siempre me brindan sus páginas para poder contar diversos
aspectos de la historia de nuestro Azul. Buena parte de mi formación la tuve en
la Hemeroteca entre el 2000 y el 2012, frecuentándola asiduamente, siendo parte
del equipo. Y desde el 2013 me tocó volcar en papel todo lo que había
investigado (en referencia por ejemplo a “Las calles del Azul” que se editó
en este medio desde dicho año) y lo que
sigo haciendo… ahora con colaboradores propios porque con mi trabajo en la
Oficina de Guías sería imposible hacerlo solo.
Todo libro cierra un ciclo. Y al mismo tiempo abre otros. En el grupo de
trabajo que encabezo ya estamos encaminados en el próximo proyecto que
recorrerá la historia del Balneario Municipal que cumplió 80 años. Entendemos
que hay muchas historias para contar. Azul tiene una riqueza enorme. Hay
investigaciones brillantes como el trabajo del doctor Jorge Zandoná sobre el
Hospital o el de Carlos Filippetti sobre el Teatro Español o el de arquitectura
local de Augusto Rocca. Son brillantes. Pero por suerte hay mucho más para
seguir investigando y publicando.
Esencialmente, el mayor freno con el que nos encontramos los que hacemos
este tipo de tareas es poder publicarlas. Nada es sencillo y económico en este
país, lamentablemente. Alcanza con decir que en menos de un año los costos se
duplicaron. Y eso te desalienta. Pero con el grupo de trabajo cuando ya tenemos
las investigaciones casi listas empezamos a buscar la manera de llevarlas al
papel y poder difundirlas que es el principal objetivo. Sino de nada sirve investigar
e investigar y guardar anotaciones en un cajoncito donde nadie más las vea o en
una biblioteca a la que nadie pueda acceder. Eso no sirve. ¡El conocimiento se
debe difundir y compartir! Así se lo agiganta y crecemos todos como sociedad.
Esa es la única ganancia.
Afortunadamente, la Municipalidad nos brindó el respaldo que necesitábamos para
concretar éste trabajo.”