viernes, 28 de julio de 2023

La historia detrás de un puente

La historia detrás de un puente

 

  

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

           

            Félix Benavídez nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1842. Sus padres fueron Pedro Benavídez (de origen chileno) y Mercedes Bustamante (porteña).

            Comenzó su carrera militar haciendo el servicio de fortines, desde que se incorporó como subteniente en 1861. Dos años después se batió contra los indios ranqueles a las órdenes del coronel Julio de Vedia (fundador de 9 de Julio).

            En 1865 partió para el Paraguay, interviniendo en numerosas acciones. En 1869 participó en las campañas contra el levantamiento del entrerriano Ricardo López Jordán, encontrándose en el combate de Don Cristóbal.

            Vuelto a Buenos Aires, con casi 28 años, Félix Benavídez se incorporó a la Gran Logia Masónica (fundada el 11 de diciembre de 1857). Poco después, fue enviado nuevamente al servicio de fronteras, combatiendo inclusive en San Carlos de Bolívar como integrante de la fuerza que partiendo desde Azul al mando del general Ignacio Rivas (de la cual también formaron parte indios encabezados por el Cacique Cipriano Catriel), se enfrentaron contra el poderoso ejército indígena del Cacique Calfucurá.

            En 1873 fue ascendido a teniente coronel y al año siguiente luchó contra los revolucionarios de Bartolomé Mitre, para luego volver a ser destinado a las líneas de frontera, donde tuvo numerosos encuentros bélicos con los indios. También tomó parte en la tercera campaña contra los jordanistas (1876) y en 1883 hizo la campaña al Chaco Central. Fue ascendido a Coronel en 1886 y cuatro años más tarde alcanzó el grado de General de brigada.

                 El 19 de agosto de 1891 fue nombrado gobernador de Río Negro, cargo que desempeñó durante tres años. Desde 1900, presidió por dos años el Consejo de Guerra Permanente, pasando al Comando de la Región Litoral. Siguió en actividad hasta 1905 cuando se retiró. Viajó por países europeos y americanos, no sólo por placer sino como instructor, buscando siempre alcanzar la paz y evitando recurrir a las armas.

 

 

Comisionado Municipal de Azul

 

 

            Desde 1906, la situación política en nuestra ciudad se había tornado compleja tras el homicidio -en plena sesión- del Presidente del Concejo Deliberante, don Eufemio Zavala y García. Desde entonces, el gobernador Marcelino Ugarte, quien de por sí era adicto a controlar férreamente el poder a través de cualquier estrategia “caudillista”, dispuso el nombramiento de comisionados en varios Partidos bonaerenses. Incluso su sucesor, Ignacio Darío Irigoyen, continuó con su misma política de manejo territorial y fue el quien nombró a Alcides Carballeda Bazín como Comisionado Municipal de Azul.

            Sin embargo, los azuleños eran reacios a dejarse manejar por Comisionados elegidos “desde arriba”. Este sentimiento mayoritario llevó a muchos vecinos a unirse en la que se denominó “Comisión de Fomento”, abiertamente enfrentada a Carballeda Bazín.

            Dicha Comisión culminó dando origen al “Partido Popular”, el cual contaba entre sus filas con prestigiosos estancieros y comerciantes, destacándose: Federico Urioste, Aquiles Pouyssegur, Evaristo Giménez, Juan P. Sarthou, Enrique Squirru, Luis Arieu y Eduardo Naulé, entre muchos otros. El principal referente de este prestigioso grupo era el reconocido martillero Manuel Castellár.

            En este contexto, el gobernador Irigoyen designó al general Félix Benavídez como Comisionado Municipal. La intención del mandatario bonaerense era poner punto final a la infame sucesión de comisionados, dándole a la comunidad la posibilidad de elegir a sus autoridades (aunque como es sabido, las elecciones poco tenían de democráticas). Por ende, Benavídez fue considerado la persona idónea para ejecutar la transición.

            El General se mantuvo al frente del Palacio Municipal durante el segundo semestre de 1910 y hasta el 26 de enero del año siguiente. Aquél día se realizaron los comicios que dieron triunfador al “Partido Popular” y a través de haber alcanzado la mayoría dentro del Concejo Deliberante, éste órgano eligió como intendente a Manuel Castellár.

            En lo que respecta a la gestión de Benavídez, la obra más importante que concretó fue el puente sobre el Arroyo Azul, a la altura del viejo pasaje de carretas conocido como “Paso del Cura”. Por lo demás, debido al breve período que se mantuvo al frente del Ejecutivo, no fue artífice de grandes labores en la ciudad, salvo por el arreglo y empedrado de algunas calles, empero su gestión fue sumamente conciliadora y aplacó los exaltados ánimos azuleños. De esta manera, se concretó una transición municipal sumamente ordenada, dando paso a la administración de Castellár, la cual se convirtió en una de las más destacadas y desarrollistas de la primera mitad del siglo XX.

 

 

Los últimos años…

 

 

            Tras dejar la conducción del Municipio, Félix Benavídez continuó viviendo algún tiempo en nuestra ciudad. Pero finalmente se trasladó a la Capital Federal donde se mantuvo alejado de toda actividad política o militar.

            Sin embargo, no supo desperdiciar sus años de retiro. Por el contrario, se dedicó a sus dos grandes pasiones: los caballos y la pesca. Asimismo, con frecuencia solía continuar viajando a Río Negro donde era propietario de la Estancia “La Aguada”, en la que reservaba decenas de caballos, entre los que se destacó un padrillo percherón liviano, hijo de “Favorit” (el célebre caballo ganador de múltiples carreras en los hipódromos argentinos), del que mucho se esperaba como semental en felices cruzas para buenos planteles de carrera.

            Félix Benavídez fue durante tres períodos Presidente de “El Club de Pescadores” de Argentina, la primera entidad de su tipo en América Latina. Durante la administración de Benavídez, la institución obtuvo su personería jurídica el 25 de enero de 1923, y de esta manera, pasó a ser el Primer Presidente legal del Club (fundado el 3 de agosto de 1903).

            Félix Benavídez falleció, a los 86 años de edad, el 28 de julio de 1929, en el Hospital Militar de la Capital Federal. 

 

 

Acortando distancias



            Desde el 11 de abril de 1911, con el acuerdo del Concejo Deliberante de Azul y la promulgación del Intendente don Manuel Castellár, se decidió realizar un homenaje en vida al General Félix Benavídez, quien había concretado establecer la paz en nuestros pagos poco tiempo antes.

            Desde entonces, el puente sobre el Arroyo Azul (en la actual avenida Intendente Juan José Mujica), en el otrora “Paso del Cura” – vado por donde cruzaban las carretas y viajeros las aguas del Arroyo-, denominado así dada la cercanía de la chacra de un religioso, pasó a denominarse General Félix Benavídez.

            El 8 de abril de 1970 el intendente designado, Francisco Toscano, inauguró el nuevo Puente Benavídez. El mismo fue asentado sobre los antiguos pilares preexistentes, mejorando la luz sobre el arroyo y el ancho de la calzada. El diseñador fue el Ingeniero Julio Oscar Gago, acompañado por el ingeniero Severino Zuccato y el agrimensor nacional Floriano Riviére.

            Años más tarde, durante la administración del intendente Omar A. Duclós (1999-2011), se le incorporaron dos canales aliviadores en cada extremo con la intención de ampliar aún más la luz del puente, ya que desde él, aguas abajo, el Arroyo Azul comienza un sinuoso camino marcado por complejos meandros.

            Como último dato, vale agregar que en la disposición de 1911 se hablaba de la colocación de una placa con el nombre del General. Sin embargo, no ha quedado registro de su colocación y, de haber existido, no se sabe cuál ha sido su destino.





   


General Félix Benavídez