La historia detrás de un puente
Por
Eduardo Agüero Mielhuerry
Félix
Benavídez nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1842. Sus padres
fueron Pedro Benavídez (de origen chileno) y Mercedes Bustamante (porteña).
Comenzó
su carrera militar haciendo el servicio de fortines, desde que se incorporó
como subteniente en 1861. Dos años después se batió contra los indios ranqueles
a las órdenes del coronel Julio de Vedia (fundador de 9 de Julio).
En
1865 partió para el Paraguay, interviniendo en numerosas acciones. En 1869
participó en las campañas contra el levantamiento del entrerriano Ricardo
López Jordán, encontrándose en el combate de Don Cristóbal.
Vuelto
a Buenos Aires, con casi 28 años, Félix Benavídez se incorporó a la Gran
Logia Masónica (fundada el 11 de diciembre de 1857). Poco después, fue
enviado nuevamente al servicio de fronteras, combatiendo inclusive en San
Carlos de Bolívar como integrante de la fuerza que partiendo desde Azul al
mando del general Ignacio Rivas (de la cual también formaron
parte indios encabezados por el Cacique Cipriano Catriel), se enfrentaron
contra el poderoso ejército indígena del Cacique Calfucurá.
En
1873 fue ascendido a teniente coronel y al año siguiente luchó contra los
revolucionarios de Bartolomé Mitre, para luego volver a ser destinado a las
líneas de frontera, donde tuvo numerosos encuentros bélicos con los indios.
También tomó parte en la tercera campaña contra los jordanistas (1876) y en
1883 hizo la campaña al Chaco Central. Fue ascendido a Coronel en 1886 y cuatro
años más tarde alcanzó el grado de General de brigada.
El
19 de agosto de 1891 fue nombrado gobernador de Río Negro, cargo
que desempeñó durante tres años. Desde 1900, presidió por dos años el Consejo
de Guerra Permanente, pasando al Comando de la Región Litoral. Siguió en
actividad hasta 1905 cuando se retiró. Viajó por países europeos y americanos,
no sólo por placer sino como instructor, buscando siempre alcanzar la paz y
evitando recurrir a las armas.
Comisionado Municipal de Azul
Desde
1906, la situación política en nuestra ciudad se había tornado compleja tras el
homicidio -en plena sesión- del Presidente del Concejo Deliberante, don Eufemio
Zavala y García. Desde entonces, el gobernador Marcelino Ugarte,
quien de por sí era adicto a controlar férreamente el poder a través de
cualquier estrategia “caudillista”, dispuso el nombramiento de comisionados en
varios Partidos bonaerenses. Incluso su sucesor, Ignacio Darío Irigoyen,
continuó con su misma política de manejo territorial y fue el quien nombró a Alcides
Carballeda Bazín como Comisionado Municipal de Azul.
Sin
embargo, los azuleños eran reacios a dejarse manejar por Comisionados elegidos
“desde arriba”. Este sentimiento mayoritario llevó a muchos vecinos a unirse en
la que se denominó “Comisión de Fomento”, abiertamente enfrentada a Carballeda
Bazín.
Dicha
Comisión culminó dando origen al “Partido Popular”, el cual
contaba entre sus filas con prestigiosos estancieros y comerciantes,
destacándose: Federico Urioste, Aquiles Pouyssegur, Evaristo Giménez, Juan P.
Sarthou, Enrique Squirru, Luis Arieu y Eduardo Naulé, entre muchos otros. El
principal referente de este prestigioso grupo era el reconocido martillero Manuel
Castellár.
En
este contexto, el gobernador Irigoyen designó al general Félix Benavídez
como Comisionado Municipal. La intención del mandatario bonaerense era poner
punto final a la infame sucesión de comisionados, dándole a la comunidad la
posibilidad de elegir a sus autoridades (aunque como es sabido, las elecciones
poco tenían de democráticas). Por ende, Benavídez fue considerado la persona
idónea para ejecutar la transición.
El
General se mantuvo al frente del Palacio Municipal durante el segundo semestre
de 1910 y hasta el 26 de enero del año siguiente. Aquél día se realizaron los
comicios que dieron triunfador al “Partido Popular” y a través de haber
alcanzado la mayoría dentro del Concejo Deliberante, éste órgano eligió como
intendente a Manuel Castellár.
En
lo que respecta a la gestión de Benavídez, la obra más importante que concretó
fue el puente sobre el Arroyo Azul, a la altura del viejo pasaje de carretas
conocido como “Paso del Cura”. Por lo
demás, debido al breve período que se mantuvo al frente del Ejecutivo, no fue
artífice de grandes labores en la ciudad, salvo por el arreglo y empedrado de
algunas calles, empero su gestión fue sumamente conciliadora y aplacó los
exaltados ánimos azuleños. De esta manera, se concretó una transición municipal
sumamente ordenada, dando paso a la administración de Castellár, la cual se
convirtió en una de las más destacadas y desarrollistas de la primera mitad del
siglo XX.
Los últimos años…
Tras
dejar la conducción del Municipio, Félix Benavídez continuó viviendo algún
tiempo en nuestra ciudad. Pero finalmente se trasladó a la Capital Federal
donde se mantuvo alejado de toda actividad política o militar.
Sin
embargo, no supo desperdiciar sus años de retiro. Por el contrario, se dedicó a
sus dos grandes pasiones: los caballos y la pesca. Asimismo, con frecuencia
solía continuar viajando a Río Negro donde era propietario de la Estancia “La
Aguada”, en la que reservaba decenas de caballos, entre los que se
destacó un padrillo percherón liviano, hijo de “Favorit” (el célebre caballo
ganador de múltiples carreras en los hipódromos argentinos), del que mucho se
esperaba como semental en felices cruzas para buenos planteles de carrera.
Félix
Benavídez fue durante tres períodos Presidente de “El Club de Pescadores”
de Argentina, la primera entidad de su tipo en América Latina. Durante la
administración de Benavídez, la institución obtuvo su personería jurídica el 25
de enero de 1923, y de esta manera, pasó a ser el Primer Presidente legal del
Club (fundado el 3 de agosto de 1903).
Félix
Benavídez falleció, a los 86 años de edad, el 28 de julio de 1929,
en el Hospital Militar de la Capital Federal.
Acortando distancias
Desde el 11 de abril de 1911, con el acuerdo del
Concejo Deliberante de Azul y la promulgación del Intendente don Manuel
Castellár, se decidió realizar un homenaje en vida al General Félix
Benavídez, quien había concretado establecer la paz en nuestros pagos poco
tiempo antes.
Desde
entonces, el puente sobre el Arroyo Azul (en la actual avenida Intendente Juan
José Mujica), en el otrora “Paso del Cura” – vado por donde
cruzaban las carretas y viajeros las aguas del Arroyo-, denominado así dada la
cercanía de la chacra de un religioso, pasó a denominarse General Félix
Benavídez.
El
8 de abril de 1970 el intendente designado, Francisco Toscano,
inauguró el nuevo Puente Benavídez. El mismo fue asentado sobre
los antiguos pilares preexistentes, mejorando la luz sobre el arroyo y el ancho
de la calzada. El diseñador fue el Ingeniero Julio Oscar Gago, acompañado por
el ingeniero Severino Zuccato y el agrimensor nacional Floriano Riviére.
Años
más tarde, durante la administración del intendente Omar A. Duclós
(1999-2011), se le incorporaron dos canales aliviadores en cada extremo con la
intención de ampliar aún más la luz del puente, ya que desde él, aguas abajo,
el Arroyo Azul comienza un sinuoso camino marcado por complejos meandros.
Como
último dato, vale agregar que en la disposición de 1911 se hablaba de la
colocación de una placa con el nombre del General. Sin embargo, no ha quedado
registro de su colocación y, de haber existido, no se sabe cuál ha sido su
destino.