Un
día especial de abril…
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
El Barrio “18 de Abril”, conocido
popularmente como el “Barrio Empleados de Comercio”, se
ubica en las manzanas comprendidas por la Av. Mons. César A. Cáneva (vereda
impar), la calle San Martín (vereda impar), el pasaje Eduardo Ferrarello (ex
Alberdi; vereda par) y la calle Gral. Julio Roca (vereda par). Está
constituido por nueve torres de ocho pisos cada una, que conforman el primer y
único complejo habitacional con dichas características en nuestra ciudad.
Mediante la Ordenanza N° 1.556, del 14 de julio
de 1997, durante la administración del intendente Juan Atilio Barberena, el
grupo habitacional integrado por 324 viviendas, fue nombrado por unanimidad del
Concejo Deliberante como Barrio “18 de Abril”.
Dentro de los fundamentos se
consideró la presentación que hiciera en 1991 la Asociación de Empleados de
Comercio de Azul, a los efectos de solicitar ante el Concejo la
imposición del nombre “18 de abril” al grupo habitacional cuya construcción se
impulsará desde la institución. Además, se marcó que tal solicitud se
fundamentaba en la decisión tomada en la Asamblea de Adjudicatarios realizada
el 5 de junio de 1987 y el deseo de rendir homenaje, de esa forma, a los
fundadores de la entidad que el día 18 de abril de 1930 dieron
concreción a su accionar gremial, cristalizado en la constitución de dicha
Asociación.
Una
quijotada…
Hacia un tiempo que en la dirigencia local rondaba la idea de
emprender la construcción de viviendas, empero ante un proyecto titánico, como
siempre, hubo diversas demoras, momentos de zozobra y duda, mas por suerte
prevaleció el espíritu de progreso.
Varias fueron las opciones barajadas al momento de elegir un terreno
donde edificar una serie de viviendas, entre ellos el perteneciente al Corralón
Municipal (ubicado sobre la Av. 25 de Mayo, Gral. Lamadrid, Necochea y Cnel.
Pringles) sumándole algún lote cercano. Empero, entre el Delegado Normalizador
de A.E.C.A., conjuntamente con Eduardo Ferrarello y el arquitecto Eduardo
Rodríguez, se gestó una nueva opción. El 21 de diciembre de 1981 los
tres se reunieron con el comisionado municipal Fortunato Carlos Gómez Romero,
y haciéndole conocer la posibilidad de construir viviendas en Azul a raíz de
las gestiones realizadas particularmente por el Arq. García ante el Instituto
de la Vivienda en La Plata, se le pidieron sus gestiones ante Ferrocarriles
Argentinos para tratar de adquirir las tierras que el mismo poseía en Azul.
Demoras mediante, varios empleados de comercio se anotaron para
contribuir al “quijotesco” proyecto y comenzaron a pagar una cuota con la que
en 1983 se pudieron comprar los terrenos del Ferrocarril Roca en 826.553 pesos
argentinos.
Nuevas
elecciones llevaron una vez más a Eduardo Ferrarello a la Secretaría General,
pues los asociados confiaron en su persona para continuar la obra que de alguna
manera se había interrumpido abruptamente unos años antes.
Ferrarello
asumió el 12 de diciembre de 1983, iniciando un nuevo y prometedor mandato,
manteniendo como un cercano colaborador a Víctor Marcos. Desde entonces, aunque las obras se
prolongaron por más de un lustro, todo ocurrió intensamente.
El 16 de diciembre de 1984, el por entonces gobernador Alejandro
Armendariz colocó la piedra fundamental, junto al ministro bonaerense
de Obras Públicas Roberto Boffa, el intendente Rubén César De Paula, y
los tres principales promotores, Ferrarello, Marcos y García.
En julio de 1985 se pagaron las tierras en la Escribanía General de
Gobierno. Poco más de un año después, incluidas las gestiones del doctor Luis
Armando Miralles, el 2 de agosto de 1986, llegó el “Tren histórico al Sur” y
el Gobernador firmó con la empresa Rimoldi la iniciación de obras.
Encaminada la cuestión
administrativa, a ritmo parejo y sin pausa, cada una de las 9 torres de 8
pisos, con un total de 324
departamentos, fue ganando “altura”. Al mismo tiempo, diversas obras, muchas de
las cuales se prolongaron a lo largo de las distintas administraciones
municipales, fueron haciendo de la zona un espacio absolutamente revitalizado
de la ciudad, con cómodas vías de comunicación (Av. Cáneva y aledañas), amplios
espacios públicos (Plaza Ameghino y Plaza Francia), diversos comercios
(inclusive un supermercado), un espacio de culto (capilla de la Medalla
Milagrosa), y demás equipamiento urbano.
Hiperinflación mediante, promediando el año 1990 se entregaron los
primeros departamentos evidenciándose en los miembros de A.E.C.A. la
satisfacción del deber cumplido…
Naciendo
en medio de las necesidades
La Gran depresión, también conocida como “Crisis del ’29”, fue una
crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años
anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Se originó en los Estados Unidos, a
partir de la caída de la Bolsa de Nueva York, acaecida el 29
de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24
de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a
casi todos los países del mundo.
En Argentina, tras el derrocamiento del presidente constitucional Hipólito
Yrigoyen y la asunción del primer presidente de facto, el general José
Félix Uriburu, el país comenzó a transitar por un sinuoso camino
conocido como la “Década Infame”. La clase obrera fue una de las principales
víctimas de semejante hecatombe y, desde ya, Azul no quedó fuera de los
problemas que a diario se hacían notar por estos lares.
Las conquistas laborales, que se habían alcanzado a fuerza de luchas
inquebrantables contra la patronal -que hasta entonces fijaba unilateralmente
las condiciones de trabajo-, se
mantuvieron con esfuerzo, y otras se incorporaron poco a poco como el “sábado
inglés” y la jornada de 48 horas semanales. Por otra parte, la Federación
de Empleados de Comercio había logrado la inclusión del derecho a
Indemnización por despido, licencia por enfermedad, etc. Sin embargo, los
obreros demandaban la cobertura de más necesidades como las vacaciones, los
convenios, normas de seguridad e higiene y licencias especiales, jubilaciones,
entre otras.
En ese contexto, buscando proteger a los empleados, el 18 de
abril de 1930, en el local de la Sociedad Filantrópica Italiana, un grupo
de vecinos azuleños, todos ellos empleados de los más diversos rubros, se
congregaron para realizar la primera Asamblea General y fundar así la Asociación
Empleados de Comercio.
Al ser nombrado como presidente de la Asamblea Francisco Guisiglieri, éste
pidió colaboración, unidad y solidaridad. Como primer Secretario General fue
elegido el señor Juan Bautista Mingarro (que trabajaba en la afamada “Casa Andía”) y lo acompañaron, entre
otros, Salvador Taverna, Roque Escano, Victorio Glorioso, Felipe Gatt, Leoncio
Legarreta, Alberto Canevello, etc.
En los primeros tiempos se concretó la creación de la biblioteca “José
Ingenieros”, la incorporación de socios y además una fluida comunicación con
las empresas locales para arribar a resoluciones en conjunto. Logros como el
“sábado inglés”, las vacaciones anuales, la ley de sillas, convenios de horario
de apertura y cierre de comercios con las empresas fueron los primeros logros
de la Asociación.
Del barrio obrero…
Eduardo
Armando Ferrarello nació el 23 de noviembre
de 1936. Sus padres fueron Santos Ferrarello y Santina Vazzano. Su infancia transcurrió en el seno de un hogar humilde del “Barrio de
la Cervecería” (actual “Del Carmen), de trabajadores incansables, cimentado en
el afecto de sus padres y la chispeante algarabía de sus tres hermanas, Blanca
Beatriz, Carmen Ilda y María Leonor.
A
temprana edad, Eduardo comenzó a trabajar en la afamada “Ferretería García” y
pronto comenzó a mostrar interés por los derechos y obligaciones de los
trabajadores, se interiorizó lentamente en la legislación y al mismo tiempo se
mantuvo atento a todo el trasfondo político frente al nuevo escenario nacional
en el cual peronistas y radicales “jugaban un partido” con los militares como
árbitros e intrusos participantes, con “el golpe” como regla.
Todas
las inquietudes de un pibe de barrio con alma de un adulto trabajador lo
llevaron a sumarse en 1959 a la Asociación de Empleados de Comercio de Azul
(A.E.C.A.), llegando, gracias a su espíritu emprendedor y su incansable
laboriosidad, a integrar la Comisión Directiva como Secretario de Actas.
El inicio de un
largo tiempo de incansables luchas
En Asamblea General Ordinaria, destinada a renovar parcialmente la
Comisión Directiva, el 27 de enero de 1961, por primera vez,
Ferrarello fue electo Secretario General de A.E.C.A. Desde
la institución, lentamente se fueron concretando diversos objetivos, entre
ellos la obtención para adjudicar entre los afiliados de trece departamentos en
los monoblocks ubicados en la manzana comprendida por las calles San Martín
(actual Av. Manuel Chaves), San Carlos, Bolívar y Laprida (actualmente Barrio
José Ignacio Rucci). Asimismo, como otro beneficio importante, se lograron
diversos descuentos para empleados de comercio y familiares de los mismos, en
las empresas de transporte de larga distancia.
Aquél
mismo año, El 19 de agosto, en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del
Rosario”, contrajo matrimonio con Teresa Amada Rancez. Fruto de esta
unión nacieron dos hijos, Eduardo José Javier (19 de marzo de
1966) y Jorge Alfredo (10 de junio de 1971).
En el
año 1964 fue un destacado partícipe para la concreción de la Caja
de Jubilaciones.
Transcurría
el año 1969 cuando por entonces se convirtió en síndico del primer Banco
Sindical Obrero del país, sito en la Capital Federal, lo cual le
demandaba alejarse de su querida Azul durante la semana (de martes a viernes),
para poder volver a disfrutar los fines de semana, a los cuales, a su vez, le
restaba muchas horas en pos de sus “compañeros”. Sin descanso, desarrolló tan
ardua tarea hasta el año 1973 cuando pasó a integrar la comisión de paritarias.
Sin
dobleces, ni segundas intenciones, comenzó a defender a sus compañeros de
tareas, pregonando la independencia intelectual y teniendo siempre como
objetivo primordial resolverle los problemas a los afiliados. Eduardo llevó
adelante una política gremial enarbolando la bandera de un sindicalismo puro y
transparente dedicado no sólo a lo gremial, sino también buscando el bienestar
en lo social, cultural y deportivo.
Tras
la sanción y promulgación (11 y 20 de septiembre de 1974, respectivamente), de
la Ley
20.744 de Contratos de Trabajo -durante la presidencia de María Estela
“Isabelita” Martínez de Perón-, Eduardo Ferrarello recorrió buena parte del
país junto a otros dirigentes con la intención de difundir los beneficios de la
mencionada ley en una titánica labor.
Con
férrea convicción integró la primera Federación de Empleados de Comercio de la
Provincia de Buenos Aires e integró la Junta Regional Bonaerense en el
Movimiento Mercantil del Interior.
Sucesivas votaciones lo llevaron a mantenerse al frente de la
Institución hasta que abruptamente desde el Gobierno de facto dispusieron la
intervención de la Asociación.
El 23 de agosto de 1979 se reunió la Comisión en pleno junto al
Delegado Normalizador Víctor Marcos y los designados
secretarios del mismo, María del Carmen Alfonso y Alfredo
Medina, designados por la Confederación General de Empleados de
Comercio de la República Argentina por resolución del Consejo Directivo, todo
lo cual le fue informado al Ministerio de Trabajo.
Afortunadamente,
Marcos era una personalidad conocida para la Comisión y gracias a su accionar
se logró mantener un orden interno que contribuyó a “pasar la tormenta”.
En virtud de las circunstancias señaladas, el Secretario General
saliente hizo entrega de la Asociación Profesional denominada Asociación
Empleados de Comercio del Azul, en todo cuanto concernía a su titularidad
jurídica y en general, el gobierno y administración de la entidad. Empero, se
designó a Ferrarello como asesor gremial de la Asociación.
Tras la desolación que dejara la inundación que azotara a nuestra
ciudad en abril de 1980 y durante la cual A.E.C.A. jugó un papel importante en
favor de sus afiliados y la ciudadanía, asistiendo a los necesitados, poco más de un año después
llegó el momento de comenzar nuevos proyectos. Y así nació el barrio que hoy
conocemos como “18 de Abril”.
Últimos pasos…
Eduardo
Ferrarello lució con orgullo su identidad azuleña y supo acompañar y participar
en la fundación de entidades importantes para los mercantiles entre ellas la
Obra Social O.S.E.C.A.C. (Obra Social
de los Empleados de Comercio y Actividades Civiles). Asimismo, y demostrando
sus intereses en el quehacer comunitario, participó como miembro fundador del Azul
Voley, cuya primera reunión se realizó en los salones de A.E.C.A.,
cedidos gentilmente.
Tuvo una
vida de lucha ante la injusticia, manteniendo el equilibrio Institucional,
junto a sus compañeros de Comisión Directiva, actitud que ha posicionado a la
Asociación de Empleados de Comercio de Azul en un respetuoso ámbito gremial
dentro de la provincia de Buenos Aires.
Eduardo
Armando “Cacho” Ferrarello,
falleció el 15 de mayo de 2009, a los 72 años de edad.
Eduardo Ferrarello y Víctor Marcos, recorriendo las obras que avanzaban a buen ritmo…