Las huellas de Gabino Ezeiza en el Azul
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Gabino Jacinto Ezeiza nació en el barrio
de San Telmo de la ciudad de Buenos Aires, el 19 de febrero de 1858.
Sus padres fueron Joaquín Ezeiza y Joaquina García. Fue bautizado el 6 de abril del mismo año en
Cuando Gabino era muy pequeño, falleció su madre. Su padre,
que había servido como esclavo a la familia Ezeiza (de ahí su apellido),
falleció participando en
Cuando
contaba con unos 15 años de edad, Francisco “Pancho” Luna, un viejo
pardo dueño de una pulpería en San Telmo, lo inició en el mundo de las payadas
comprándole justamente una guitarra española que lo acompañaría por muchos
años.
Un
tiempo después, el 1 de enero de 1876, vio la luz el semanario “
Participó
de la Revolución del ’80, contienda que acabó con la Ley de Federalización de
la ciudad de Buenos Aires; el joven musiquero recitaba entre las tropas
estrofas al ritmo de la guitarra buscando animarlas.
Habitualmente,
ganaba su sustento como jornalero, pero pronto hallaría mejores recompensas en
las fiestas y tertulias en las que participaba asiduamente haciendo gala de sus
virtudes musicales.
En 1882, Gabino comenzó a
ser acompañado por Nemesio Trejo -empleado de Tribunales y cantor oficial del
caudillo boquense José “Pepe” Fernández-, obteniendo sus primeros grandes
triunfos en Buenos Aires. Dos años más tarde, alcanzaría su consagración imponiéndose
como ícono de los payadores del Río de la Plata.
En compañía de José María
Silva, joven payador discípulo suyo y los guitarristas Gómez y Rodríguez, Gabino
arribó al puerto de Montevideo en la segunda quincena de julio del ’84. Su
objetivo era enfrentar a Juan de Nava, cantor oficial y
protegido del dictador Máximo Santos. El 23 hubo una tenida entre el argentino
y el uruguayo en el Teatro Artigas, la cual resultó victoriosa para el “Negro”
Ezeiza quien ya “pisaba fuerte” incluso fuera de su Patria.
El 25 por la mañana, respondiendo
a una invitación del presidente Santos, Gabino se presentó en el cuartel de la
escolta presidencial. Hechas las presentaciones, pulsó la guitarra y saludó en
florida improvisación al jefe de estado y a las otras autoridades presentes,
recibiendo elogios y felicitaciones.
Ese mismo año, en Buenos
Aires, payó dos veces con Nemesio Trejo. Una de las payadas fue organizada a
beneficio de las víctimas de una gran inundación ocurrida por esos días, debido
al desborde del Riachuelo.
Gabino no se daba pausa en
su trajinar por los pueblos. Empezaba a convertirse en aquel payador errante
que solo y/o con un circo –propio o ajeno- recorrió prácticamente toda
En los primeros meses de
1885 inició una gira junto a José María Silva, realizando exitosas actuaciones
en Mercedes, Villa de Dolores, Paysandú, Salto y Montevideo.
Primera vez en el Azul
Gabino “El Negro” Ezeiza visitó
nuestra ciudad por primera vez en mayo de 1886. El periódico “La
Enseña Liberal” del martes 18 informaba:
“Gabino Ezeiza: Es un nombre demasiado conocido en las repúblicas
argentina y uruguaya, como en el imperio del Brasil.
Es un morenito humilde, pero
dotado de una inteligencia natural sobresaliente; algo cultivada también con la
lectura de los autores que más justa fama gozaron en el mundo.
Tendrá ahora veinticinco años,
y payador inspirado y de un sentimentalismo que penetra y conmueve hasta las
fibras más secretas del alma, ha logrado sin grande esfuerzo conquistarse una
fama tan completa como bien merecida.
En Buenos Aires, en
Montevideo, en Río de Janeiro, donde quiera que el payador argentino tuvo
oportunidad de lucir su prodigioso talento y su fecunda inspiración ante un
auditorio numeroso e inteligente, ha merecido los más francos y entusiastas
aplausos, manifestados también en brillantes artículos de los hombres de las
letras más eminentes, que la prensa argentina ha reproducido con la
satisfacción del orgullo nacional satisfecho.
Son conocidas, de nombre al
menos, sus famosas payadas con Navas en Montevideo, y con Trejo en Buenos
Aires; y sabido es que hasta la fecha el simpático payador no ha encontrado
quien pudiera vencerle.
El Comandante Leyría lo ha
traído al Azul, y hoy todos se disputan un puesto para escucharle bien, donde
quiera que cante.
El
domingo, tuvimos oportunidad de apreciar su facilidad para improvisar, al oírle
cantar narrando todo lo acaecido en el mismo Teatro y diez minutos después de
concluido el objeto de la convocatoria.
Anteanoche en el Tiro, y
anoche en el Club, ha llamado asimismo la atención de cuantos lo escucharon.
Esta noche, según se nos dice,
volverá a cantar en el Club, y las familias serán invitadas a oírle.
Merece el simpático payador,
que la sociedad galante del Azul acuda en gran número a admirar su talento y su
inspiración.
Saludamos a Gabino Ezeiza,
deseándole grata permanencia en el Azul”.
Aunque
la nota en algunos datos es errónea (como la edad de Ezeiza) y en otros
momentos no es precisa (como en los sitios de la ciudad en los que actuó),
podemos agregar que el Teatro al que se hace referencia es el “Unión”,
ubicado en la entonces avenida Comercio (actual Av.
Bartolomé Mitre) entre Cnel. Burgos y Buenos Aires (luego Gral. Uriburu, actual
Intendente Prof. Rubén C. De Paula), que supo ser del ladrillero Andrés
Otegui y que en 1893 desapareció consumido por un voraz incendio.
Por otra parte, el Club no es otro que al que conociéramos
como “Club Social” aunque por
entonces era conocido como “Club Unión” –sin vínculo con el
teatro homónimo-, fundado en 1881, en los altos de la calle Alsina (hoy H.
Yrigoyen) entre Burgos y Buenos Aires (actual De Paula). También podemos
presumir que cuando se refiere a “Tiro” se habla del “Club Recreativo
Suizo” -dedicado tanto a actividades deportivas
como de defensa con armas de fuego-, ubicado en la esquina Este de las calles
San Martín y Bahía Blanca (actual Intendente Manuel Castellár).
En
el mismo medio periodístico, en la edición del viernes 21 de mayo
de 1886, se anunciaba una promesa que no se
cumpliría, pues pasarían diez años hasta que “El Negro” volviera a Azul:
“GABINO EZEIZA: Ayer a las 11 regresó a Buenos Aires el payador argentino Gabino Ezeiza, que ha pasado breves días entre nosotros.
Según ha prometido, volverá al
Azul en junio próximo, acompañado de su competidor Trejo, y ofrecerá al público
algunas payadas en el Teatro Unión”.
Siendo
muy joven, Gabino había comenzado a seguir los ideales enarbolados por Leandro
N. Alem y una vez que
En 1891 trabajó en la
compañía Podestá-Scotti, en la capital de la República Oriental del
Uruguay. Su debut se produjo el 14 de abril en el picadero del “Politeama”,
provocando el asombro y la admiración del público. Luego de permanecer unos
días más en Montevideo, regresó a Buenos Aires donde actuó en el Jardín Florida
el jueves 30 de abril, con la representación de “Juan Moreira”.
Aquel mismo año desafió a Pablo
J. Vázquez. Dos payadas se concretaron en el teatro “Politeama” las cuales resultaron,
contra cualquier pronóstico, en derrotas para Gabino.
En 1893 Gabino se independizó
de Podestá-Scotti e instaló su propio picadero “Circo Gabino Ezeiza”. Meses
después, la revolución radical en Santa Fe, acaecida el 30 de julio con epicentro
en Azul de la mano de Hipólito Yrigoyen y coordinada en todo el país, estaba en
plena efervescencia. Ezeiza, que había llegado poco antes, con varios miembros
de su compañía improvisó un cantón, volcando un tranvía a caballo. A medida que
las fuerzas gubernamentales ganaban posiciones, la lucha se hizo más cruenta,
viéndose obligados los revolucionarios a buscar posiciones de resguardo.
Gabino, quien se hallaba luchando al lado de un “batallón suizo”, buscó junto a éstos refugio en
la estación del ex Ferrocarril Provincial, salvando la vida en forma
providencial. Cuando la intentona revolucionaria fue derrotada, Gabino fue
detenido en Rosario el 18 de noviembre, después de casi dos meses de estar
fugitivo. El doctor David Peña, director del diario oficialista “Nueva
Época”, comentaba, días más tarde de ocurridos estos sucesos, en un
artículo que tituló: “Un
payador metido a revolucionario”: Gabino Ezeiza había trocado su guitarra por
el fusil radical. Ya no es un misterio que entre los cachivaches de su circo
vinieron armas para los revolucionarios de Santa Fe y que los anuncios de su
llegada y estreno fueron una contraseña revolucionaria”.
Hacia 1894, Gabino conoció
a Petrona
Peñaloza, una jovencita de quince años quien más tarde se convertiría
en su esposa y con la que tendría diez hijos. En octubre de aquél año,
en el teatro Florida de Pergamino, se enfrentó en una gran payada con Pablo
J. Vázquez, convirtiéndose en todo un suceso que lo tuvo como ganador.
En julio de 1895 Ezeiza
inició una gira por el litoral uruguayo en compañía del payador oriental José
M. Madariaga y el prestidigitador español Alberto M. Acuña, anunciando su debut
en el Teatro Progreso de Paysandú, para el sábado 27 de julio. Luego actuó en
Concordia, continuando por Salto
Después de tres largos años
de ausencia de Buenos Aires, el año 1896 marcó el regreso definitivo de Gabino “El
Negro” Ezeiza a su ciudad natal, donde volvió a brilló como siempre, provocando
el gran beneplácito de sus espectadores.
En la
Filantrópica Italiana del Azul
Diez años después de su formidable actuación, Gabino retornó a los pagos
azuleños, encontrándose con una ciudad en plena transformación. De hecho,
faltaban pocos días para que se inaugurará el Teatro Español (16 de
enero de 1897), escenario que lo vería brillar en el siglo XX.
Gabino actuó en el bello salón de la
sede de la Filantrópica Italiana, en la calle Burgos entre Belgrano y Av.
Comercio (actual Av. Mitre). El periódico “El Pueblo”, en su edición del 10 de
diciembre de 1896, anunciaba:
“Sociedad
Filantrópica Italiana. Gran velada Criolla el domingo 20 del corriente. Única
función. Gabino Ezeiza, payador argentino, por segunda vez en Azul, tiene el
alto honor de saludar a tan culta sociedad, dando una conferencia
exclusivamente criolla, Verbenas Chilenas, Canciones y Saludos. Prestimanía por
la señora O.F. de Ezeiza, ilusionista discípula de Cannonte. Terminará la
función con una serie de improvisaciones sobre el tema que el público pida. El
salón será arreglado convenientemente para familias, garantizando desde ahora
el orden de la función. –N.B. El payador que guste puede tomar parte de la
velada, siempre que tenga la cultura y atenciones que merece la sociedad
azuleña.”.
Ya
lejos de los pagos azuleños, el sábado 15 de mayo de 1897, se concertó en Lomas
de Zamora una payada de contrapunto entre Ezeiza y su rival dilecto, Pablo J.
Vázquez, que se hallaba muy enfermo. Luego de esta tenida, Vázquez no regresó
más a los escenarios. Enterado Gabino de la gravedad del estado de su colega y
su difícil situación económica le hizo llegar una carta en la que decía: “Gabino ofrece, dejando a un lado
antiguos resentimientos, un beneficio a favor del enfermo, con elementos propios,
en este pueblo o en Tandil, donde actualmente se halla”. Vázquez, quien rechazó el
ofrecimiento, falleció el 26 de junio, cuando contaba treinta y tres años de
edad.
En 1898 tuvo una payada memorable en Rauch, con Maximiliano Santillán como contrapunto, a quien le ganó ajustadamente. En 1902 sostuvo otra payada trascendente en San Antonio de Areco, teniendo como contrincante a Luis García, a quien no pudo vencer. Para cerrar el año, el 26 de diciembre, dos de los payadores más reconocidos de la época, Gabino “El Negro” Ezeiza y José Luis Betinotti, ambos de abstracción radical y famosos por sus payadas y contrapuntos en los comités y mítines, se enfrentaron en un duelo memorable. La contienda de versos en la cual abundaron las menciones a Hipólito Yrigoyen, Leandro N. Alem y el Partido tuvo lugar en un circo que funcionaba entre las calles Venezuela y Maza del barrio porteño de Boedo. Ganó el maestro y mentor de Betinotti, el prácticamente indoblegable Ezeiza.
El siglo XX en Azul
De acuerdo a los datos publicados por Víctor Di Santo en su libro “Gabino Ezeiza. Precursor del arte payadoril rioplatense”, “El Negro” Ezeiza volvió a pisar suelo azuleño en el año 1905:
Los números del programa desde
las ejecuciones de varias piezas en la guitarra por el joven Cardoso, el
cake-walt bailado por Mr. Belten con su consorte (ambos negros
norte-americanos), los cantos criollos e italianos de la señorita Ida Celmi
–una muchacha de espléndida voz y que haría buena carrera, si siguiera estudios
serios en el canto-, hasta las improvisaciones y coplas de Gabino -el cantor de
toda una época que comienza a sepultarse bajo los nuevos horizontes del
progreso–, gustaron de sobremanera, arrancando más de un aplauso caluroso.
Gabino Ezeiza, a pesar de los
años, conserva la frescura de la voz y la espontaneidad en la improvisación. Su
vena poética, en otro tiempo fecunda, está resentida un tanto, pero de vez en
cuando vibran en ella acentos inspirados.
La noche del domingo
estuvo muy feliz en unas décimas en que describe a grandes rasgos los adelantos
de la humanidad hasta el presente, en las cuales entrevimos la intuición clara
del payador, que supliendo la falta de principios y conocimiento sólidos, le
guía a través de la maraña de frases que brotan de sus labios, a manera de
potente faro, sin hacerle perder el rumbo.
En una milonga que
cantó con aires de vals, su estilo predilecto, es donde el oyente experimenta
más gratas sensaciones: la voz se eleva y desciende a cada instante, rompiendo
un tanto la monotonía característica del canto criollo, la imaginación, como
potro desbocado, se lanza por las pampas, cantando las proezas del gaucho, sus
cuitas, sus hazañas, manteniendo una tensión continua en el auditorio,
susceptible de prolongarse durante largo rato.
La señorita Lina
Celmi, es una muchacha que promete. Resultó ser una soprano de primera fuerza,
revelando sobresalientes condiciones para el canto. Los aires criollos, letra
del señor Baygorria y música del maestro Juan Ferrara, merecieron calurosos
aplausos.
El cake-walt gustó
bastante. Para concluir nos resta desear a Ezeiza y su ‘troupe’ el mayor suceso
en otras localidades.”.
Mas como cuenta el mismo autor Di
Santo, no pasaría mucho tiempo para que Ezeiza retornara al Azul, que por
entonces estaba convulsionada políticamente. El payador Cayetano Daglio (“Pachequito”),
quien se hallaba en la ciudad, programó una velada para el martes 31 de
julio de 1906, en el bar “El Americano”, ubicado en Avenida
25 de Mayo y Alsina (actual H. Yrigoyen), con la participación de Gabino Ezeiza.
El periódico “El Imparcial” de aquel día comentaba:
“Tendrá
a su cargo algunos números del programa, el payador Gabino Ezeiza quien vendrá
hoy con tal motivo de Buenos Aires. Advertimos que ambos payadores no cantarán
de contrapunto. Ezeiza improvisará pidiendo temas al público y ‘Pachequito’
hará oír sus canciones, algunas de las cuales son verdaderamente notables.”.
Última
payada en Azul
“Gabino:
basta ese nombre. El sólo encierra una tradición. Es el hechizo de recuerdos
gratos, de días de alegría que rememoran aquellos tiempos pasados, tiempos que
¡ay! No volverán y que solo perduran en el corazón de los que nacieron criollos
y se sienten argentinos, veneradores de las tradiciones nacionales en el rodeo
de la sinceridad, en fin las virtudes reflejadas en el alma transparente de
esas generaciones pasadas. Todavía hay en la Argentina quien practique esas
virtudes, quien recuerde ese tiempo, quien glose con armoniosa voz al compás de
las temblorosas cuerdas del dulce instrumento, nuestras glorias, nuestras
costumbres, nuestro pasado, ese es Gabino. Gabino es el que en el barrio del
Alto, allá por el 83, fue el ídolo de la sociedad más distinguida de la
Parroquia de San Telmo, en esas reuniones cuasi familiares que se practicaban
en la trastienda de algún almacén, en la que eran contertulios el diputado, el
magistrado y el hombre de negocios. Allí actuó Gabino. Allí improvisó sus
primeras estrofas, las que más tarde debían consagrarlo payador, titulo sin
pergaminos, pero que encierra un valor inapreciable para el que siente correr
por sus venas sangre argentina. Dejemos esos recuerdos que solo sirven para
reverdecer nuestra existencia marchitada por el transcurso de los años y que
seguro producirán en Gabino nostalgias, como aquellas expresadas en el clásico:
-Cante Gabino me dice/yo canto cuanto me piden/pero señores no olviden/ que yo
tengo corazón-; y como eso tanto, los cuales tendremos el gusto de oírlo el
sábado por la noche, en la sala del Teatro Español, en el que, el popular
payador argentino dará una velada”.
2°
Parte: Gabino Ezeiza (saludos nacionales y extranjeros), La Endecha (canción),
La Vida Íntima (milonga), A Pablo J. Vázquez (vals), En una Tosca (cadencias),
El Silencio de las Tumbas (nocturno).
3°
Parte: Grajeras (canción), La caridad (milonga), Saludo a Paysandú (Himno),
Patria (narrativas), El Compadrito de Buenos Aires, e improvisaciones.”.
Es interesante destacar que dentro
de los temas a ejecutar por Ezeiza se encuentran dos homenajes a
Pablo J. Vázquez, su grandioso rival fallecido varios años antes.
Aquella fue su despedida definitiva de los escenarios azuleños…
En 1912 Gabino había
intervenido con éxito en un torneo internacional de payadores efectuado en un
teatro de Buenos Aires en el que los cuatro primeros premios fueron adjudicados
a Ezeiza, Curlando, Vieytes y Caggiano. Gabino también realizó, entre otras,
una payada memorable junto a Martín Castro. Dentro de los límites
de
El 7 de febrero de 1914
actuó en el escenario del Teatro Roma, de la ciudad de Avellaneda, donde se
presentó en una función a beneficio del actor aficionado Santos Mezzano. Para ese
entonces Gabino estaba dedicado de cuerpo y alma a hacer proselitismo a favor de
la U.C.R. y para ello no mezquinaba esfuerzos ni sacrificios.
Gabino Jacinto Ezeiza falleció en la tarde del 12 de octubre de 1916, en
su domicilio de la calle Azul Nº 92, del barrio de Flores en Buenos Aires… Esa
misma tarde asumía la presidencia de
Este trabajo cuenta con el libro “Gabino
Ezeiza. Precursor del arte payadoril rioplatense” de Víctor Di Santo como hilo
conductor. Y suma además la enorme colaboración de Miriam Conte y Claudia
Uberuaga recolectando en la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte” los periódicos y
diarios mencionados en el artículo.