domingo, 30 de noviembre de 2025

LA BANCARIA: Banco de la Provincia de Buenos Aires

         Banco de la Provincia de Buenos Aires

 

 

            El Banco de la Provincia de Buenos Aires se fundó el 6 de septiembre de 1822, en la actual calle San Martín al 100, en la ciudad de Buenos Aires, en un solar donde había funcionado la Casa Consular de España y había sesionado la Asamblea del Año XIII.

Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, se conoció desde 1836, como la Casa de Moneda, la que realizaba algunas operaciones de depósito y de descuento. En 1854 se creó el Banco de la Provincia de Buenos Aires como banco estatal de emisión, depósitos y descuento. Además, tenía privilegios fiscales y el monopolio de la emisión en la provincia. Es decir que, desde 1854 y hasta 1872, fue el único banco de emisión, aunque recién en 1866 realizó la primera. El directorio del Banco no estaba compuesto de banqueros, ni por personas que buscaran el lucro, sino por figuras de prestigio de la política, la producción y el comercio, nombrados en todos los casos por el gobierno provincial.

En 1863 el Banco Provincia (que hasta ese momento se había llamado Banco de Buenos Ayres, Banco Nacional y Casa de Moneda de la Provincia), comenzó su expansión y abrió su primera sucursal, el 1 de diciembre, en San Nicolás de los Arroyos. En 1864 se habilitaron las sucursales de Mercedes (5 de abril) y Dolores (8 de agosto).Por ley N° 2062, el gobierno provincial había autorizado al Directorio del Banco Provincia “a instalar Sucursales en cualquier pueblo que convenga...”. Y así, además de las dichas, siguieron las de Chivilcoy (27 de noviembre de 1865) y Lobos (1 de mayo de 1867).

  

Reclamo popular…

  

El 12 de julio de 1867 el comercio y el pueblo del Azul solicitaron la instalación de una sucursal, que pronto fue confirmada y anunciada por el presidente del Banco, Francisco L. Balbín (2 de enero de 1867 – 27 de enero de 1868), quien agregó que la sucursal azuleña sería extensiva a Tapalqué, Ranchos y Tandil; antes de comenzar las operaciones, se le agregó el partido de Necochea, y desde enero de 1869, Las Flores. El 15 de noviembre de 1867, tuvo lugar su apertura siendo todo un verdadero suceso para la comunidad que aún se debatía en la lucha entre los pueblos originarios y el progreso de la mano de los inmigrantes. La sede estuvo en las calles XXVII entre IX y X, es decir, las actuales Burgos entre San Martín e Yrigoyen, frente a la entonces Plaza Mayor (luego “Colón” y hoy “Gral. San Martín”), en el solar que hoy ocupa el Edificio “Milenium”.

Las primeras operaciones –según los libros contables- fueron realizadas por Mariano Reyes, Higinio Ávalos, Juan Fernández, Víctor Ortiz, Pastor Obligado, Andrés Miffon y Pascual Dilorenzo en Depósitos Voluntarios a Premio (hoy Caja de Ahorros); asimismo fueron concedidos algunos créditos a Juan Dhers, Manuel Leal, José María Díaz, Jerónimo Maidana, Bautista Servey y Juan Luciani; por último también se otorgaron descuentos de documentos a Emilio Conti, Mariano Roldán, Rodríguez y Cía. y Julián Lescano entre otros, que también figuraban en una larga nómina de clientes.

Alberto N. Sarramone en su “Historia del antiguo pago del Azul” subraya:

 

“Fue su primer gerente Benigno Velázquez y Tomás Barroso, su tesorero. Los descuentos debían ser autorizados por una Junta Consultiva integrada en el caso de Azul por los vecinos José María Medrano, Vicente Pereda, reemplazado con motivo de su renuncia por Blas Dhers, Pablo y César Muñoz y el tercer integrante suplente Martín Abeberry, como titulares y Pedro Lavao, José Leguizamón y Juan Frers, como suplentes. (…). Sólo eran clientes del Banco, el 4,1 % del total de la población. Los grandes terratenientes de la región no fueron clientes del Banco, pero sólo 68 clientes tenían más del 50 % de los créditos. Ellos eran: Martín Abeberry, Marcos Aizpún, Abelardo Álvarez, Antonio W. Álvarez, Francisco Álvarez, Alejandro Amaya, Enrique Aramburu, Eusebio Arauco, Julio Barraud,Ramón Basavilbaso, Bonorino y Cía., Manuel Bonorino, Alejandro Brid, Emilio Cárdenas, Federico Carrillo, Francisco Cesio, Ramón Cedrún, Polemarco Claro, Vicente Cuitiño, Juan A. Dhers, Juan C. Dhers, Dhers y Barés, Francisco Enciso, Gregorio Fernández, Juan Frers, Serafín García y Cía., Domingo Goyenetche, Federico Herrero, José M. Ibarrola, Horacio Isasa, Pedro Labao, Luis Lacoste, Manuel Leal, Luis Lesquerre, Gervasio López, Pedro Loustau, Julián Lozano, Juan Luciani, Hilario Martínez, L. Martínez, Marciano Martínez, Justo B. Miñana, Matías B. Miñana, Juan Mirambet, Daniel Miró, Miguel Montiel, Juan M. Muller, Plácido Muñiz, Manuel Orgeira, Adolfo Ortiz de Rozas, Pedro Oubiñas, Ceferino Peñalva, Pedro Peret, Jaime Piñol, Víctor Pongraty, Pedro Pourtalé y Hnos., José Ramallo, Ildefonso Ramos Mejía, José Ratto, Adolfo Reyes, Adrián Rivas, Rivière Hnos., Pedro A. Rodríguez, Mariano Roldán, Tomás Urquijo y Jacinto Videla”.

 

Varias sucursales, entre ellas la de Azul, estaban en la frontera con los pueblos indígenas. En muchos casos, el Banco canalizó a través de sus filiales, el apoyo directo para el desarrollo agropecuario de su extenso medio rural, y para la consolidación de los pueblos devenidos en ciudades. También hubo créditos para situaciones personales o familiares, derivadas de la compleja relación con los indígenas, como el rescate de cautivas.

Primera ubicación del Banco de la Provincia de Buenos Aires frente a la entonces Plaza Colón (hoy San Martín)


La más antigua

  

Aunque en el periódico capitalino “La Tribuna” del 1 de octubre de 1873, se informaba la renuncia de Tomás Barroso, tesorero de la sucursal Azul del Banco Provincia, la noticia más antigua que es posible hallar en la actualidad en la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte” surge del periódico “El Eco del Azul” que, en su edición del jueves 23 de marzo de 1876, informaba:

 

SUCURSAL BANCO DE LA PROVINCIA. Azul, Marzo 20 de 1876. Por orden del Banco de la Provincia, y en cumplimiento de la Ley de Sellos, para el corriente año, todo cheque por cualquiera clase de depósito deberá ser presentado a esta oficina en la forma prescripta en el Art. 6º de la ley citada, que dice así: ‘Todo cheque por giro de dinero y todo recibo de dinero cuyo importe exceda de mil pesos m/c., deberá llevar un sello de un peso m/c. o una estampilla de un peso, debiendo esta inutilizarse en la fecha de su otorgamiento. E. Plot. Administrador.”.

 

            El administrador era Eduardo Plot, vecino que hacia 1879 actuaba como presidente de la “Comisión de Ornato” de la entonces Plaza Colón (actual Plaza “Gral. San Martín”), y a quien por su trabajo en pos de mejorar el espacio, el dueño de la cantera y calera “La Providencia” de Olavarría le obsequiara un banco de mármol que se instaló en la plaza y rezaba: Antonio Datelli obsequia este recuerdo al progresista pueblo del Azul, a la municipalidad, a la comisión de ornato de la plaza, al laborioso e infatigable presidente don Eduardo Plot”. En 1884, Plot se había convertido en el presidente del “Club Unión” (actualmente conocido como el abandonado “Club Social” ubicado en Yrigoyen entre Burgos y De Paula), y vicepresidente 1° de la Sociedad Rural de Azul.

            En la “Guía Comercial y Rural del Azul”, editada por Juan Forns y Artigas en 1884, en la página 3 se publicitaba:

 

“Banco de la Provincia

Sucursal en el Azul

Gerente – Don Eduardo Plot

Tesorero: D. J. S. Barrios – Contador: D. M. Jurado.

Situado en la calle Burgos frente a la Plaza Principal”

           

Eduardo Plot era tan apreciado en nuestra comunidad que, cuando desde la Casa Matriz del Banco se sugirió su traslado a otra ciudad, los vecinos en conjunto se movilizaron para evitarlo. El entonces presidente del Banco de la Provincia, Belisario Hueyo, contempló la solicitud y dejó a Plot en su puesto. Como agradecimiento, le fue obsequiado a Hueyo un álbum con tapas de mármol y bronce, firmado por centenares de azuleños. Fechado en mayo de 1885, en la primera página expresa:

 

“El vecindario del Azul por intermedio de la Comisión que suscribe al Señor Presidente del Banco de la Provincia Don Belisario Hueyo, dedica el presente Álbum como débil testimonio de simpatía y gratitud por conservar al frente de esta Sucursal del Banco al actual gerente, Don Eduardo Plot, cuya probidad, rectitud y caballerosidad como empleado y como vecino son causa de las simpatías con que este vecindario lo acompaña”.

 

Conserva las rúbricas de personalidades como Aquiles Pouyssegur, Ceferino Peñalva, Constantino Rey, Francisco Leyría, Luis Lacoste, Ricardo Dominique, Alejandro Gagliardo, Lorenzo Rotgé, Andrés Robledo, Agustín Iturria, Pablo Aragón, Juan Valenzuela, Juan Bosch, entre muchos otros. En la actualidad, esta exquisita pieza se halla preservada en el Museo Etnográfico y Archivo Histórico “Enrique Squirru”.

            Entretanto, en 1880, a partir de la federalización de Buenos Aires, se comenzó a planificar una nueva Casa Matriz en la que sería la capital de la Provincia. El edificio que se levantó en el centro de La Plata fue el primer premio de un concurso que ganaron los arquitectos Juan Antonio Buschiazzo y Luis A. Viglione. La Casa Matriz fue inaugurada en 1886 y luego sufriría varias remodelaciones en el siglo XX a cargo, mayormente, de los arquitectos Rocca: Luis B. Rocca trabajó en el período 1912-1914; luego su hijo Atilio, junto a Eduardo V. Jiménez, realizó una ampliación entre 1932 y 1936, y finalmente hubo otra reforma, también a manos de Atilio J. Rocca, entre 1943 y 1944.

 

En la Guía

  

El catalán Juan Forns y Artigas, instalado en nuestro medio como director del Teléfono, fue autor de un par de emblemáticas guías que preservan importante información local y que por entonces (1884) eran sumamente útiles para quienes fueron los primeros abonados al servicio telefónico que hacia 1883 se había instalado en el pueblo. Al Banco de la Provincia le correspondió el Número de teléfono 14, aclarando que apenas había setenta abonados, aunque la cantidad de los adherentes al servicio crecería vertiginosamente.

En el Nº 2 de la “Guía-Anuario Comercial, Industrial y Rural del Azul”, publicada en 1892 se menciona a quienes eran, al momento de la edición, empleados del Banco:

 

Provincia: Burgos entre Alsina y San Martín. Administrador Arturo B. Massani. Tesorero: Arturo S. Loado. Contador: Francisco T. Dominique. Auxiliar: Arturo Barros. Procurador: Justo P. Chaves. Escribano: Arsenio S. Chaves”.

  

Todas las dudas sobre el Banco

  

A fines del siglo XIX, los efectos de la crisis que golpearon tan fuertemente a la Argentina provocaron la quiebra del Banco Provincia y el consecuente cierre, entre otras, de la sucursal azuleña el 6 de julio de 1895.De todas formas, los medios azuleños se continuaron ocupando de los acontecimientos que ponían en duda el funcionamiento de la institución. Con cuatro notas, el periódico “El Imparcial” informaba:

 

            EL ESCÁNDALO DEL BANCO. Los depósitos ‘evaporados’.-Publicamos ayer, casi al mismo tiempo que los diarios de Buenos Aires, la nota del juez Dr. Aguilar, dirigida a la Suprema Corte, denunciado la desaparición de la respetable suma de seis millones setecientos treintaisiete mil quinientos ochenta y seis pesos, de depósitos judiciales confiados al Banco de la Provincia.

            El juez Aguilar, velando por la majestad de la justicia, ha descorrido atrevidamente el velo que encubría tan gravísima irregularidad, sin consideraciones a nada ni nadie. Ha cometido acción de juez recto y obra de varón!

            Es el escándalo del día, uno más en la larga serie que hemos presenciado bajo la administración campanuda del estupendamente grande y glorioso D. Bernardo de Irigoyen!

            La prensa oficial clama contra el juez honorable y valeroso que exhibe resueltamente la llaga: eso demuestra la complicidad del gobierno en los malos manejos de un Banco insolvente: ¿Qué sería si el Banco estuviera en solvencia, si tuviera sus arcas rellenas, si fuera hoy el coloso de los otros tiempos? No hay que pensarlo!

            Se trata de atenuar el hecho, con sutilezas y palabrerío; pero, como bien dice un colega bonaerense, el hecho, crudo, real, positivo, está ahí: los depósitos judiciales no existen en las cajas del Banco; las sucesiones con menores e incapaces están defraudadas. Se ha dispuesto abusivamente de esos dineros ajenos, entregados a la custodia del Banco de la Provincia.

            Era la nota que faltaba en este escandaloso desconcierto en que andan todas las cosas provinciales!

            El proceso está abierto. Veremos si la justicia se hace.” (Viernes 16 de febrero de 1900).

 

            BANCO DE LA PROVINCIA. El último escándalo.-La actitud resuelta del juez Aguilar, denunciando la desaparición de los depósitos de menores e incapaces, confiados al Banco de la Provincia, ha venido a poner sobre el tapete al ex coloso del crédito argentino.

            El banco de la provincia, el en otrora grande y poderoso banco de la provincia, es hoy un cadáver, sobre el gravitan, a manera de cuervos, algunos inválidos de la política y los favoritos del poder que no hay donde emplear.

             Pero hay algo que no puede explicarse, sino en una época aciaga de desconcierto administrativo y de desquicio político. El banco de la provincia ha sido declarado insolvente, quebrado, legalmente fundido e irresponsable. Debió entonces procederse, lisa y llanamente, a su liquidación total.

            No ha sido así, empero, y ese algo que no puede explicarse, y a que antes nos referimos, es el hecho de habérsele buscado la manera de galvanizarlo, para prolongar sus días en obsequio de propósitos inconfesables, obligando a hacerse en él los depósitos de menores y los depósitos judiciales, con la circunstancia agravante de que estos no tienen, por deposito, interés alguno, y aquellos, solo un 3% cuando en cualquier otro establecimiento bancario, responsable, ganarían no menos del 5%.

            Obligar a efectuar esos depósitos sagrados, en un establecimiento declarado legalmente quebrado e irresponsable, sin tener con qué garantirlos, es una monstruosidad que no tiene atenuación razonable posible.

            Ese absurdo, ese favoritismo inconsulto, ese error increíble de obligar a confiar depósitos, en casa de un quebrado irresponsable, cuando en otra parte no solo estarían perfectamente garantidos sino que ganarían un interés mayor, es el que nos ha traído el escándalo que acaba de hacer público el juez Aguilar. Aquellos polvos, traen estos lodos!

            Se nos objetará que los fondos extraídos están suficientemente garantizados por el gobierno: la ley obliga esa garantía y el gobierno tendrá que cumplirla; pero ese no es el hecho moral; el hecho moral es otro: al banco de la provincia, quebrado, irresponsable, no debieron confiársele las sumas indebidamente extraídas ahora, y si no se les hubiera confiado, por disposición absurda de la ley, no tendríamos que presenciar este nuevo escándalo que es una vergüenza más para la provincia de Buenos Aires.

            Esa es al fin, la moral del vergonzoso escándalo.” (Domingo 18 de febrero de 1900).

 

            El asunto del Banco de la Provincia.- El asunto de los depósitos judiciales del Banco de la Provincia, continua en el mismo estado.

            El procurador general de la Suprema Corte de Justicia, a cuyo dictamen ha pasado la denuncia del Dr. Aguilar y el informe del presidente del Banco, Sr. Ortiz de Rozas, no se expidió aún.

            Probablemente lo hará para el acuerdo que celebrará mañana el tribunal. El dictamen del procurador de la corte pondrá de nuevo a la orden del día este ruidoso asunto.” (Jueves 22 de febrero de 1900).

 

            “El asunto del Banco de la Provincia.-La Suprema Corte de Justicia ha tomado conocimiento del dictamen del procurador general Dr. Gómez, en la denuncia del juez de 1ª Instancia Dr. Pedro E. Aguilar sobre las condiciones irregulares en que se encuentran los depósitos judiciales del Banco de la Provincia.

El tribunal no adoptó ninguna resolución sobre el particular, lo que hará probablemente en su nuevo acuerdo de hoy.

            El dictamen del procurador general arriba a la conclusión de que el juez ha carecido de jurisdicción para formular su denuncia, criterio que coincide con el de la presidencia del banco en el informe que le requirió el tribunal.

            El juicio público, quizás porque no es juicio de jurista, es, sin embargo, otro en cuanto reconoce el celo y la recta intención que ha inspirado al juez denunciante en salvaguardia de la misma majestad de la justicia y de los valiosos intereses comprometidos.

            Por otra parte, la exactitud de la denuncia del recto funcionario judicial queda siempre inconmovible y doblemente ratificada por los balances oficiales y del mismo presidente del establecimiento en su informe de referencia.

            Ahora hay que esperar la opinión de la Suprema Corte de Justicia.” (Sábado 24 de febrero de 1900).

 

 

Nuevo siglo y reapertura


Entre 1880 y 1930, Azul transitaría su época de esplendor. Católicos y masones, conservadores y radicales, campo y ciudad, convivían en armonía, con la vanguardia como bandera. Azul era todo eso y más. Las construcciones se elevaban a un ritmo vertiginoso sin perder el aire pueblerino que no nunca quiso ceder terreno ante las aspiraciones metropolitanas de muchos. Automóviles, cinematógrafos, teléfonos, cerveza premiada a nivel mundial (de los hermanos Piazza), leche pasteurizada (“La Azuleña”), entre muchas otras innovaciones, con el ferrocarril acortando distancias e inmigrantes con ansias de prosperar, forjaron el carácter de una ciudad destacada en el contexto provincial y hasta el nacional.

Lo dicho bastaba como argumento para que los vecinos desearan contar con una sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires. De hecho, hasta en el medio porteño “El Diario”, en su edición del 18 de octubre de 1906, se reflejaban las quejas de los azuleños por no contar en la ciudad con una sucursal de la entidad.

            Pronto se iniciaron las gestiones para concretar la instalación, sin embargo, la conmoción provocada por el asesinato en un tiroteo en pleno recinto del presidente del Concejo Deliberante, Eufemio Zavala y García, ante los ojos del comisionado municipal Carlos Vega Belgrano (nieto del General Manuel Belgrano), en noviembre de aquel año, corrió el eje de las noticias y las necesidades de la ciudad, que evidentemente por entonces necesitaba mesura y calma política.

            Los pedidos al presidente del Directorio, Julián Balbín (1904-1911) se prolongaron hasta mediados del año 1907, cuando el 12 de septiembre, se dio a conocer (“El Diario”) que se estaban realizando “reparaciones al edificio comprado para el Banco Provincia”. Seguidamente, el mismo medio –como seguramente lo hicieron los azuleños, de los que no se cuenta con ejemplares en la actualidad- anunció el 18 de octubre que: “Telegrama de Azul: ‘El 12 del mes próximo inauguraráse en esta la sucursal del Banco de la Provincia’”.

Tal como cuenta la historiadora Norma Iglesias en su obra “La Casa de Dios”, el terreno en el que se instaló el Banco de la Provincia había pertenecido al presbítero Clemente Ramón de la Sota (al frente de la Iglesia “Nuestra Señora del Rosario” entre 1835 y 1854), el cual lo mantuvo vinculado a Azul por muchos años tras su partida pues tuvo numerosos conflictos originados por el título de propiedad.

Propiciado por el nuevo despegue económico, luego de que el banco se reconvirtiera en una empresa mixta (tal como fue hasta su reestatización en 1946), comenzando de esa forma una importantísima expansión y en el marco de la reorganización institucional, la Sucursal Azul reabrió sus puertas el 12 de noviembre de 1907, en la esquina oeste de San Martín y Buenos Aires (luego Gral. Uriburu, actual Int. Prof. De Paula), sitio que aún sigue siendo su sede. En aquel momento, Fortunato Villa, iniciado en las finanzas en el Banco Alemán Transatlántico de Buenos Aires,se hizo cargo de la Gerencia de la Sucursal Azul.

La frenética actividad de la ciudad se veía reflejada en diversos aspectos y, por supuesto, también en la actividad bancaria que, al mismo tiempo, se vinculaba con la actividad agropecuaria. En el periódico “El Ciudadano” del 21 de enero de 1911 se informaba:

 

            UN GIRO DE $108.000.- Hoy día le fue pagado al Sr. Esteban Marquestau por el Banco de la Provincia la suma de $108.000 importe de mil novillos vendidos al frigorífico La Plata. Es el giro más importante enviado por los frigoríficos hasta esa fecha.”.          

  

Flamante edificio

 

Frente al crecimiento de la actividad y el desarrollo de la ciudad, surgió la inquietud de mejorar las comodidades y la estética del Banco que por entonces progresaba a pasos agigantados. El 28 de marzo de 1911 se informaba hasta en los medios porteños (“El Diario”) sobre la “demolición del edificio del Banco Provincia para edificar otro”. Por otro lado, “La Nación” (13 de julio de 1911), publicaba: “Telegrama de Azul sobre comienzo de la construcción del edificio del Banco Provincia (…)”.

            La obra se concretó aceleradamente y fue noticia una vez más en “El Diario” del 4 de diciembre que anunciaba varios avances en la ciudad (adoquinado, por ejemplo) y en dicha obra puntualmente.

Sobre el flamante edificio, el arquitecto Augusto Rocca narra en su libro “Historia de la arquitectura de Azul” lo siguiente:

             “(…) En 1906, el Directorio designó al arquitecto Luis B. Rocca como proyectista de las obras del banco, cargo que ejerció hasta 1922, diseñando 43 edificios para la institución, entre los cuales se encuentra el de la Sucursal Azul, construido en 1912. La obra fue adjudicada por licitación a la empresa ‘Molli y Franchini’ y su costo ascendió a $ 170.000 m/n.”

 

El ecléctico edificio fue inaugurado ante la satisfecha mirada de Fortunato Villa, quien dejó la gerencia de la entidad el día 31 de octubre de 1913. Fue reemplazado por Andrés Félix Fulquet.


Edificio ubicado en la esquina oeste de San Martín y Buenos Aires (hoy De Paula)


    

Flamante edificio ubicado en San Martín y Buenos Aires (hoy De Paula).

  

¿Temor infundado?


            Ninguna época estuvo exenta de episodios delictivos. Algunos tan simples como “robar un caramelo a un niño” y otros complejos y hasta con consecuencias fatales. En el periódico “El Ciudadano”, en su edición del 31 de octubre de 1921, se contaba un episodio que tuvo como protagonista al Gerente de la sucursal Azul del Banco Provincia, Andrés F. Fulquet:

 

            ¿HUBO INTENCION DE ASALTAR ANOCHE EL BANCO DE LA PROVINCIA? - Anoche se ha producido en esta un hecho que si bien puede haber sido una tentativa de asalto al Banco de la Provincia en esta. Hagamos crónica:

            El gerente del establecimiento señor Fulquet, al regresar de la estación a las 12 y 30, a donde fuera en busca de su esposa que venía en viaje de afuera, notó que tan pronto el coche de plaza que los conducía para frente a la puerta del Banco que comunica con el departamento del piso alto, residencia de la familia, acercóse un auto Ford que llegaba a toda velocidad con las luces apagadas. El auto, sin parar el motor, hizo alto atrás del coche de referencia, apeándose rápidamente un hombre desconocido que corrió hacia atrás de donde estaba el señor Fulquet, bajando las valijas y atendiendo a su esposa para que bajara.

            En esta situación, desde luego rara, el señor Fulquet pensó en un probable asalto y tomó las precauciones del caso apresurando su entrada al zaguán lo que después de hecho y asegurar bien la puerta subió parapetándose en el balcón a efecto observar que es lo que harían esos extraños huéspedes. Felizmente, después de dar vuelta el auto a toda la manzana de San Martín, Burgos, Bolívar y Buenos Aires, volvió a subir desapareciendo sin que más tarde se oyese su paso.

            No hay por qué dudar de este curioso suceso haya podido ser una frustrada tentativa de asalto, circunstancia que mueve, es claro, a prevenirse en adelante de cualquier intentona, tanto más que los bancos locales no disponen de la vigilancia que es menester tanto de orden interno como policial. Esto, por otra parte, ha de provocar un mayor celo por parte del comisario estableciendo en esa esquina y en las demás donde existen Bancos, una vigilancia especial y permanente”.

 

            Curiosamente, Andrés Félix Fulquet dejó el puesto el 14 de marzo de 1922, siendo su sucesor Camilo Trapaglia, quien realizaría una primera gestión en la que dejaría en claro que estaba llamado a hacer historia dentro de la entidad y en la mismísima ciudad de Azul.

            En agosto de 1928, sería reemplazado por José Vilaseca, quien fuera Inspector hasta el 17 de octubre de 1928. Por casi dos años, hasta abril de 1930, se desempeñó como gerente Eduardo G. Suero. Sin antecedentes en la propia entidad ni en otras se desempeñaban en Azul, Camilo Trapaglia asumiría como gerente en abril del ’30, manteniéndose en el cargo casi por dos décadas, hasta diciembre de 1947.

  

Otras reformas… 

 

     Una vez más, resulta interesante recurrir a la ya antes mencionada obra del arquitecto Rocca:

           

“El edificio, que en su origen era plenamente ecléctico, fue reformado en 1934 por el arquitecto Atilio J. Rocca, hijo del proyectista original, que obtuvo el cargo que otrora ocupara su padre, ejerciéndolo entre 1925 y 1947, período en el que realizó 54 sucursales del Banco Provincia.

            La reforma de la Sucursal Azul se llevó a cabo gracias a las incansables gestiones de su gerente el Sr. Camilo Trapaglia, que también hizo valer su influencia en el Directorio para que la obra le fuera adjudicada a la empresa azuleña ‘Toscano y Lattanzi’ (que estaba al borde de la quiebra), contribuyendo así a paliar en nuestra ciudad la gran desocupación que había producido la crisis del 30.

            La reforma incluía una importante ampliación del edificio -para la cual fue necesario comprar y demoler propiedades linderas- y una modernización de las fachadas, eliminando algunos elementos ornamentales, aunque sin alterar sustancialmente la obra original, que así adquirió el aspecto clasicista tardío que presenta en la actualidad. El costo de la ampliación fue inicialmente de $105.960 m/n, al que se sumó un adicional de $20.000 m/n, que costó el zócalo de granito negro que ostenta la fachada, que fue importado de Suecia”.

  

Solidaridad

 

El 21 de mayo de 1948, con la presencia del ministro de Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires, doctor Carlos Alberto Bocalandro, se inauguró en el Hospital Municipal “Dr. Ángel Pintos” el servicio de Rayos X, merced a un noble gesto de los empleados de la Sucursal Azul del Banco Provincia, que donaron a tal fin el dinero correspondiente al primer aumento recibido y que totaliza la suma de 100 mil pesos.

 

Sucursales de Cacharí y Chillar

  

            Isaac Bassagaisteguy, en la década del ’60, se desempeñó como contador de la sucursal Azul.

            El diario platense “El Día”, en su edición del 15 de diciembre de 1960 daba cuenta de la pronta inauguración de una sede del Banco Provincia en la localidad de Cacharí, acompañando los festejos por un nuevo aniversario de la fundación de Azul. Efectivamente, el 19 de diciembre de 1960, en la avenida San Martín Nº1640, de Cacharí, se inauguró la sucursal del Banco Provincia, acompañando el desarrollo social y económico bonaerense mediante el refuerzo de su presencia en los partidos de la Provincia de la institución. El personal inicial que actuó en la misma fue: Sigfrido A. Cosso, encargado de la Delegación; Rodolfo O. Tucci, cajero a cargo de la Tesorería; Cipriano A. Desprats, ayudante de firma; Damián Biga y Eber O. Zabala, ordenanzas.

            Algunos años más tarde, el 1 de abril de 1966, en el diario porteño “La Nación” se anunciaba la inauguración de la flamante sede cachariense, que había sido remodelada completamente.

            Tiempo antes, el 7 de septiembre de 1962, en otro extremo del Partido de Azul, en la calle Mario T. Cortázar Nº 1100de Chillar, se celebró la inauguración de la tercera sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires en el Partido de Azul. Instalada en el mismo solar que antes estuvieran las otras casas bancarias de Chillar, en varias oportunidades ha estado entre las cinco primeras dentro de más de 300 sucursales del Banco en la relación prestamos-depósitos, lo que no ha sido óbice para que se amenazara con su achique o su cierre.

            Entretanto, y antes de que fuera remodelada su antecesora cachariense, la sede del Banco de Chillar fue refaccionada y habilitada el 17 de abril de 1964, tal como anunciaran, entre otros, los diarios “El Día” y “La Nación”, demostrando la relevancia del Partido de Azul.

            Como nota de color vale agregar que, en la década del ’90, fue contador de la sucursal Chillar, Juan Navas, reconocido ex futbolista de Alumni Azuleño.

  

Sucesores

  

            Con la difícil tarea de superar o siquiera igualar la tarea ejecutada por Trapaglia, el estimado vecino fue sucedido por Eleodoro Sanz, quien ejerció la gerencia entre diciembre de 1947 y el mismo mes de 1959. Fue reemplazado por Vicente G. Acconcia que apenas se mantuvo al frente hasta mayo de 1961 y fue seguido por Francisco Font, que también tuvo un breve mandato hasta 1963. El 23 de septiembre de ese año, Oscar Ardissono que había ingresado a la sucursal como auxiliar el 8 de abril de 1940, se convirtió en gerente.

  

Un azuleño en la presidencia

  

El 12 de octubre de 1963, el Dr. Anselmo Marini, de la U.C.R. del Pueblo, asumió la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, acompañado por el Dr. Ricardo Lavalle como vicegobernador.

            El Dr. Marini convocó al renombrado dirigente azuleño Alfredo Prat para hacerle una interesante propuesta con dos alternativas. Muchos presumieron que escogería el Ministerio de Asuntos Agrarios, dados sus conocimientos en la materia y su pasión por el campo. Empero, para sorpresa de los especuladores, eligió la Presidencia del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Estuvo al frente de la Institución desde el 8 de noviembre de 1963, nombrado por Decreto 419/63 del Ejecutivo bonaerense.

La rectitud en el manejo de los instrumentos de crédito de la Institución hizo que ésta lograra una adecuada expansión, privilegiando sectores claves como la vivienda popular, el crédito general hipotecario, las facilidades al sector agropecuario y, en general, al desarrollo del interior de la provincia.

La elección del viejo profesional y honesto militante de Azul no podía haber sido más apropiada. Trajo a su actuación bancaria la solidez de sus conocimientos universitarios, la contundencia de una conducta sin dobleces, la afabilidad de un trato llano y amistoso para con todos y una larga tradición familiar de mano abierta al trabajador.

En lo que hace específicamente a su gestión al frente del Banco, cabe mencionar su dedicación a resolver aspectos que consideró vitales para su buena marcha, cuales fueron el otorgamiento de adecuados regímenes de vivienda a sus empleados y la instrumentación de servicios sociales que aún hoy son modelo. Por solo mencionar un ejemplo, fue el creador del Jardín Maternal de la Casa Central de la Institución.

            La Ley 7002/65 modificó la Carta Orgánica del Banco de la Provincia y por su intermedio dispuso que, el 50% de las utilidades netas de la institución, se reinvirtiesen en el acrecentamiento de la cartera hipotecaria de la misma; esta medida posibilitó mejorar ostensiblemente la financiación de los diversos planes de vivienda del Gobierno. Además, su política crediticia fue de impulso para todas las manifestaciones productivas. En 1965 los créditos de la sección bancaria aumentaron en 17.578 millones de pesos con respecto a al año anterior. En el mismo período, la cartera de crédito hipotecario llegó a 9.259 millones de pesos mientras que en 1964 había sido de 5.037 millones.

Al comenzar Prat con su plan de trabajo, “La Nación” informaba en su edición del 23 de octubre de 1964: “En Azul hará el Banco Provincia 168 viviendas”. Finalmente, el número se extendió y años más tarde, el 7 de noviembre de 1970, se inauguraron 188.

            Para dimensionar la obra del Dr. Alfredo Prat es necesario mencionar que, durante su gestión, la entidad financió y construyó 23.500 unidades habitacionales, incluidas 686 entregadas en Azul, de las cuales 498 fueron consecuencia de planes individuales y 188 del Barrio General Martín Miguel de Güemes. Vaya uno a saber por qué designio, el gobierno al que le tocó inaugurar el barrio prefirió ponerle el nombre del militar salteño, antes que el del Dr. Prat que fuera su impulsor. Es importante hacer la salvedad que por años el barrio fue conocido como “Barrio Banco Provincia”. En cambio, como justo homenaje, en Miramar, Partido de General Alvarado, un barrio de similares características al azuleño, lleva merecidamente el nombre de nuestro ilustre coterráneo.

  

Tribunales de Azul


El Dr. Alberto N. Sarramone, apasionado historiador local, fue Abogado Jefe de la Regional Azul del Banco de la Provincia desde 1969 hasta 1989.

Durante 1972 surgió la inquietud de instalar una sede del Banco Provincia en el Palacio de Tribunales. Y efectivamente, tras algunas gestiones, se comenzó a acondicionar las instalaciones de la planta baja del edificio. El diario “La Nación” del 19 de enero de 1973 informaba en una escueta nota sobre la terminación de los trabajos. Meses más tarde, el mismo medio, el 1 de marzo, informaba: “Comenzó a funcionar la sucursal del Banco Provincia en Azul”. Ubicada en Av. Pte. Perón Nº 525, la sucursal se convirtió en la cuarta del Partido.

            También por entonces comenzó a funcionar una sucursal en la Av. Mitre, entre Av. Cáneva y Lavalle, denominada “Sudoeste”.

  

El tallador de la familia bancaria

  

            Justamente, en la sucursal ubicada en la Av. Mitre, donde actualmente se halla la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana y Control Urbano de la Municipalidad de Azul, hubo un empleado que se destacó por su capacidad artística. El ordenanza Oscar Rodolfo Pitrelli (26 de noviembre de 1944 – 4 de enero de 2019) fue un talentoso artesano azuleño que en numerosas oportunidades y con interesante repercusión expuso en Rosario, Azul, Tandil, Olavarría, Ushuaia, Comodoro Rivadavia y Capital Federal, entre otras localidades.

            Autodidacta, eran tres los elementos que le daban vida a sus obras: gubias, formones y un mazo. El resto era habilidad y percepción especial para plasmar en la madera.

            Fue autor de una serie de tallas con temas extraídos de la famosa Capilla Sixtina. Su obra fue inspirada por el obsequio del recordado Obispo Manuel Marengo, quien luego de un viaje a Roma, le regaló a Pitrelli 60 diapositivas con imágenes de la Capilla Sixtina

            Utilizaba diversos tipos de madera, aunque prefería la nobleza del cedro, en planchas de dos pulgadas de espesor y que llegan a sobrepasar los dos metros de largo. Sus primeros trabajos fueron realizados mediante un bisturí, al cual posteriormente reemplazó por formones especiales.

            Demostrando un evidente dominio de los materiales y amplios conocimientos técnicos que le permitían definir imágenes de notable plasticidad, jerarquizadas en el relieve y las sombras.

            En alguna entrevista que se le realizara, Oscar R. Pitrelli expresó: “Yo expongo de corazón, entonces se ha dado un compañerismo importante en los lugares que voy, especialmente entre la gente bancaria, y no soy un tipo ambicioso, porque pienso que se vive equivocado, nos engañamos nosotros mismos, porque a los 50 años uno ya dio mucho por la vida y el país; entonces por llegar a hacer algo que uno quiere hacer, hace lo que no quiere hacer”.

  

Tras la inundación

  

Tras la gran devastación que sufriera Azul con la tristemente memorable “Inundación del ’80”, el 4 de mayo de aquel fatídico año, el Banco de la Provincia de Buenos Aires anunció una ayuda económica para los más afectados y líneas de créditos acordes a la situación.

  

Intrépido asalto

            

            En los ’90, en la esquina norte de San Martín y Leyría, edificio de dos plantas que mandara a construir Ángel Domingo Brumana para instalar su ferretería, casa de implementos agrícolas, garaje y taller de automóviles, “Casa Brumana”, y su domicilio particular en el primer piso, se instaló una sucursal del Banco Provincia. Previamente a la llegada de la sucursal bancaria, también había funcionado allí la afamada tienda “Casa Berra”.

            Conocido como “Centro de Atención Rápida” del BAPRO, el 13 de abril de 2000, sufrió un asalto. Los ladrones, diez en total –con la participación de un azuleño-, sustrajeron $37.000 en efectivo ante la atónita mirada de los clientes y empleados. En un rápido operativo cerrojo, la policía logró detener a ocho de ellos, recuperando $33.000 de los sustraídos.

            Tiempo más tarde, tras recortes presupuestarios y ajustes de las medidas de seguridad en todas las entidades bancarias, la sede fue cerrada. En la actualidad volvió a convertirse en una tienda.






Sede actual del Banco de la Provincia de Buenos Aires en su ya tradicional esquina de San Martín y De Paula.