Sobre pájaros, trenes, televisión y radio…
Hoy se cumplen 53 años desde el día en que Mario Miguel Marateo ganó el concurso “Odol Pregunta”. Pero, además, también hoy es el día de los ferrocarriles argentinos y, el pasado 27, la radiofonía argentina arribó a sus cien años, actividades a las que el amable vecino azuleño estuvo estrechamente ligado.
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
“Minuto Odol en el aire”,
decía el conductor, Jorge “Cacho” Fontana tras lo cual se escuchaba el ruido del
segundero de un supuesto reloj invisible. El concursante tenía entonces unos
pocos segundos para contestar su pregunta; si lo hacía correctamente, el
conductor agregaba con énfasis: “¡Con
seguridad!”.
“Odol
Pregunta” había comenzado en 1956 y fue el primer
programa local de preguntas y respuestas. Se presentó en Canal 7, aunque luego
pasó a Canal 13 y más tarde a Canal 11.
En sus inicios
lo condujo Carlos D’Agostino, y luego pasaron Nicolás “Pipo” Mancera, Silvio
Soldán, Antonio Carrizo y Héctor Larrea. Sin embargo, el programa quedó
asociado para siempre a la presencia, y sobre todo la voz, de Fontana, quien
estuvo al frente de la emisión entre 1963 y 1973.
La publicidad
vendía al programa como “el único que
premia su saber”, y desafiaba a “expertos
en física cuántica o el reino animal”, como ejemplos de la amplitud de las
temáticas a concursar. El participante solicitaba responder sobre un tema. Un
equipo de producción seleccionaba las temáticas hasta que aceptaba la
solicitud. Luego, y para reducir el margen de error causado por los nervios,
había una serie de cinco exámenes previos hasta la presentación televisada.
De acuerdo a
un informe de A.P.T.R.A. (Asociación de Periodistas de la Televisión y la
Radiofonía Argentinas), durante las 24 temporadas del programa, se abordaron
158 temas, tuvo 442 participantes y 66 ganadores, entre ellos el querido y
recordado Mario Miguel Marateo.
Plumas…
Desde pequeño,
Mario Miguel había tenido una frenética pasión por los pájaros y a través de
los años fue profundizando su estudio, sin tutores ni maestros, simplemente
guiado por su espíritu curioso y taurino. A partir de 1960 comenzó a mandar
cartas al programa televisivo “Odol
pregunta”, para concursar, e incluso su hermana "Mecha" lo anotó
personalmente en 1965, pero no obtuvo respuesta hasta dos años después. Marateo
fue citado para un examen previo, a cargo del doctor León Benarós, evaluación
que aprobó satisfactoriamente y con muy buenos elogios.
Todo estaba
listo. El miércoles 5 de julio de
El
concurso se desarrolló durante dos meses, con niveles impensados de
televidentes, llegando a alcanzar picos de audiencia de 39 puntos la noche del 30 de
agosto, cuando Mario Miguel Marateo contestó correctamente la pregunta
Odol por un millón de pesos.
Ese
día, como cada año hasta el presente, se celebraba el Día de los Ferrocarriles
Argentinos, ya que en 1857 se había inaugurado la primera línea
ferroviaria del país (cuyo recorrido inaugural fue desde la
Plaza del Parque hasta la estación Floresta de Buenos Aires). Justamente, Mario
Miguel era un querido peón ferroviario al que algún periodista “culpó” por “pintar de ‘azul’
el mapa de la República”, ganándose para siempre el apodo de “El
hombre de los pájaros”.
La humildad de
un grande
Mario Miguel Marateo nació el 2 de mayo de 1928. Sus
padres fueron Antonio Marateo y Mercedes Angélica Álvarez. Tuvo una hermana
mayor: María de las Mercedes.
Cursó parte de
sus estudios primarios en
Pronto comenzó
a vender diarios y luego trabajó en el Mercado Municipal (ubicado en la esquina
este de 25 de Mayo y San Martín); fue cadete de
Cuando
los ferrocarriles pasaron a manos del Estado argentino, Mario Miguel se anotó
junto a otros postulantes. En las oficinas del Ferrocarril Roca, en Plaza
Constitución de Buenos Aires, le hicieron un examen físico, le tomaron un
dictado y las cuatro operaciones matemáticas básicas. Finalmente ingresó como
peón de cargas el 5 de octubre de 1947 y a los pocos días le asignaron como
destino
Durante
algunos años, el matrimonio vivió en el desvío ferroviario del kilómetro 243
(entre Parish y Cacharí), donde Mario Miguel había sido nombrado como efectivo.
Cuando la situación económica mejoró un poco para la pareja, volvieron a vivir
en la ciudad, en la casa de los padres de Mario. Y finalmente, en 1962, por
medio de un crédito del Banco Hipotecario, pudieron comprar el que sería su
hogar definitivo en la calle General Ignacio Rivas N° 874, sencilla casita a la
que como muestra de cariño Mario Miguel bautizó, tal como rezaba un cartel en
el frente: “Teresita”.
Después del
primer millón…
Tras una
numerosísima recepción en la Estación de Trenes de Azul y múltiples entrevistas
radiales y periodísticas, Mario Miguel editó su primer libro “Pájaros
argentinos”, del cual se agotó la tirada de 30.000 ejemplares.
En 1972 volvió
a concursar en “Odol pregunta. Ronda de ganadores”. Allí compitió por dos
millones de pesos, sin embargo, tras tres empates consecutivos con Claudio
Domínguez (quien contestaba sobre mitología griega), se decidió desde
la producción del programa repartir el premio en partes iguales, siendo ambos
ganadores.
Todas las
publicaciones y diarios del país se ocuparon de la historia del humilde
ferroviario que había ganado el prestigioso “Odol Pregunta”. Hasta Mirtha
Legrand lo tuvo en su mesa en seis oportunidades. El anonimato pasó a
ser parte del pasado, sin embargo, para Mario Miguel no había mejores momentos
que los que pasaba con sus padres, su adorada Teresita y su familia.
Más tarde publicó
el libro “El aficionado a los pájaros”.
Escribió
múltiples artículos para los diarios “El Tiempo” y “Diario del Pueblo”,
abrió su propio local comercial, participó de diversas charlas y disertaciones
y volvió a la televisión en reiteradas oportunidades, pero la popularidad nunca
lo mareó, porque jamás perdió su humildad y carisma.
Al aire
En octubre de
2002 su amigo Félix Campodónico le propuso hacer juntos un programa radial
todos los domingos por la mañana. Así comenzó por FM del Pueblo “En
familia y sin Re-Fu-Po” (En Familia y sin religión, fútbol ni
política).
Un tiempo
después, Teresita pasó a ocupar el lugar de Campodónico y realmente la emisión
radial quedó “en familia”, alegrando con música antigua, pero por sobre todo,
abrigando con calidez a mucha gente, lo cual los hizo merecedores del Premio
CADUCEO 2006.
La audiencia siempre
fue sumamente nutrida e inclusive, a través de Internet el programa era
escuchado por azuleños en las Islas Canarias, Sydney Australia,
El matrimonio desplegaba
toda su ternura y simpatía, amenizando las mañanas con rancheras, valses,
tarantelas, tangos y todo tipo de música. Como buen admirador de Carlos
Gardel y del tango en general, Mario Miguel conservaba una importante
colección musical con unas ocho mil canciones diferentes, grabadas en cassettes
y discos compactos, superando ampliamente las veinte mil versiones. Cada
canción era acompañada por comentarios referidos a la historia del autor, del
intérprete o alguna curiosidad vinculada.
En alguna
efeméride, Mario Miguel y Teresita hicieron referencia a “Los Locos de la Azotea”,
como fueran conocidos a lo largo de la historia Enrique Susini,
César Guerrico, Luis Romero Carranza y
Miguel Mujica, quienes el 27 de agosto de 1920 dieron inicio a
la radiofonía argentina cuando transmitieron la ópera Parsifal desde la terraza
del Teatro Coliseo. Esa fue la primera transmisión radiofónica, integral y
completa, de un programa de radio, realizada justamente hace 100 años,
conmemorándose desde entonces el Día de la Radiofonía Argentina (a
pesar de que el Día Mundial de la Radio se celebra cada 13 de febrero).
Despedida
Mario Miguel
Marateo fue declarado Ciudadano Ilustre del Partido de Azul,
pero el reconocimiento más grande que tuvo fue el cariño y el afecto de la
gente.
En julio de
2017, gracias a la ayuda de Alberto Sarramone, Editorial Biblos
Azul reeditó “El aficionado a los
pájaros”, tal como reza la contratapa “…en
homenaje a este gran estudioso autodidacta de nuestra naturaleza, en el 50°
aniversario de aquel famoso programa”.
En enero de 2018,
pocos días después de cumplir 65 años de matrimonio, falleció Teresita. Y desde
entonces la salud de “El hombre de los pájaros” comenzó a deteriorarse añorando
la compañía de su amada.