El Banco Nación y la Avenida Pellegrini
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Carlos Enrique
José Pellegrini nació en la ciudad de Buenos Aires, el
11 de octubre de 1846. Sus padres fueron la inglesa María Bevans Bright y el
ingeniero saboyano-suizo Carlos Enrique Pellegrini.
Aprendió a leer
y a escribir en francés e inglés en su casa, donde tuvo como maestros a sus
padres. Paralelamente, a los tropiezos, aprendió el español que no pronunciaba
con corrección.
Recién a los
ocho años ingresó a la escuela de su tía Ana Bevans Bright. En el
establecimiento continuó sus estudios de manera formal y luego, en el Colegio
Nacional de Buenos Aires ligó el apodo de “el gringo”, dado su
mezclado y exquisito acento.
Ingresó a la Facultad
de Derecho en 1863, pero a los dos años abandonó sus estudios para
incorporarse al ejército y combatir en la Guerra del Paraguay, donde alcanzó
el rango de Oficial. Allí tuvo una actuación destacada en la batalla de Tuyutí
y en otros combates hasta que cayó enfermo y debió abandonar definitivamente el
frente de lucha.
De regreso a
Buenos Aires y recuperado de sus afecciones, ingresó como periodista al diario “La
Prensa” y pudo terminar sus estudios de derecho. Su tesis de graduación
fue “El
derecho electoral”, en la que criticaba el sistema vigente y proponía
una campaña de educación cívica. Decía en uno de sus párrafos: “La protección del gobierno es necesaria
para el desarrollo industrial de la República Argentina”.
Con su flamante
título se incorporó a la administración estatal durante el gobierno de Domingo
F. Sarmiento, con el cargo de Subsecretario del Ministerio de Hacienda,
a cuyo frente se hallaba el constituyente Benjamín Gorostiaga.
El 25 de
diciembre de 1871, Carlos Pellegrini contrajo matrimonio con Carolina
Ignacia Lagos García (nacida el 1 de febrero de 1852), bisnieta de Pablo
Villarino, quien, beneficiado por el régimen rosista, tuvo Suertes
de Estancias en Azul y Dolores.
El feliz
matrimonio, a pesar del deseo de ambos, no tuvo hijos.
El mundillo político
A través del Partido
Autonomista de Adolfo Alsina, el 31 de marzo de
1873 llegó al Congreso como Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires,
siendo, con 26 años, el más joven del cuerpo.
En el
Parlamento, se manifestó partidario de la libertad de enseñanza poniendo como
ejemplo, al igual que Domingo F. Sarmiento, al modelo norteamericano. Durante
los debates producidos en 1875 en torno al liberalismo o el proteccionismo, se
mostró como un vehemente partidario de la adopción por parte del Estado de
políticas de protección de la incipiente industria nacional y fue uno de los
promotores de la fundación del Club Industrial.
En 1878 el
gobernador Carlos Casares lo nombró Ministro de Gobierno de la provincia
de Buenos Aires. El 9 de octubre de 1879 el presidente Nicolás Avellaneda nombró
a Pellegrini ministro de Guerra y Marina en reemplazo de Julio Argentino Roca
(cargo que desempeñó también durante el gobierno del mismo Roca hasta el 12 de
octubre de 1886). En aquel cargo tuvo que enfrentar la rebelión de 1880 del
gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor. Éste se negaba a aceptar la Ley de
Federalización, la cual le quitaba a la provincia de Buenos Aires el
territorio de la Capital Federal.
Carlos
Pellegrini había defendido la doctrina federal, oponiéndose al abuso de las
intervenciones nacionales. En esta gran contienda entre porteños y provincianos,
entre el espíritu localista y el concepto nacionalista, Pellegrini no vaciló en
apoyar la cruzada nacional que conducía el joven general Julio A. Roca, a quien respaldaba
el interior del país. Además de partidario fue consejero de Roca, con quien
también trabó una estrecha amistad. La unión y complicidad de estas dos
personalidades, el astuto provinciano y el arrogante porteño, gravitó durante
más de veinte años en la política nacional, al punto que ningún asunto
institucional, económico o político se resolvía sin el concurso de Roca y
Pellegrini.
La política y los caballos…
En 1881 Carlos
Pellegrini fue elegido Senador Nacional por la provincia de
Buenos Aires. El 15 de abril de 1882, junto a un grupo de amigos apasionados
como él por las carreras de caballos, entre los que se contaba Miguel Cané,
Carlos Pellegrini fundó el Jockey Club. La institución surgió
precisamente en el contexto de euforia creativa de los hombres de la Generación
del ’80. Pellegrini fue su impulsor más decidido y primer presidente,
secundado en la empresa por un entusiasta conjunto de caballeros
representativos de la actividad política y económica del país. La idea que los
animaba era la de dar origen en nuestro medio a una entidad capaz de organizar
y regir la actividad turfística nacional.
En 1886, cuando
terminó su período como Senador, fue candidato a vicepresidente en fórmula con Miguel
Juárez Celman como candidato a presidente. Gracias al sistema de fraude
electoral, los nuevos candidatos por el Partido Autonomista Nacional
(P.A.N.) salieron victoriosos.
En 1889,
emprendió un viaje a Europa como representante argentino para la Exposición
Universal que se celebró en París entre el 6 de mayo y el 31 de
octubre, en conmemoración del centenario de la Revolución Francesa.
Esta
exposición marcó un momento culminante que dio cierre a un largo periodo.
Nuevas concepciones en la construcción, y nuevos adelantos en la industria se
unieron para darle a la Exposición una radiante brillantez y una enorme
influencia.
El
Pabellón
argentino, diseñado por el arquitecto francés Albert Ballú, fue la gran
sorpresa. Era un edificio construido en hierro y vidrio, totalmente
desmontable, profusamente decorado y muy moderno que ocupaba un predio de 1.600
metros cuadrados en el Campo de Marte, muy cerca de la “Torre Eiffel”. Fue inaugurado el 25 de mayo de 1889 y obtuvo el
primer premio entre los pabellones de los países extranjeros. La ciudad de La
Plata fue premiada en la exposición otorgándosele dos medallas doradas
en las categorías “Ciudad del Futuro”
y “Mejor realización construida”.
La crisis se pasea por las calles…
Durante la
presidencia de Juárez Celman, más precisamente desde marzo de 1890, el peso
argentino comenzó a perder bruscamente su valor con respecto al oro (medio de pago
internacional), empezaron a producirse quiebras y colapsos en la bolsa de
valores y aumentó considerablemente el costo de vida.
Las crecientes
acusaciones de corrupción, el autoritarismo y la aguda crisis económica
desembocó en un estallido en Buenos Aires conocido como Revolución del Parque,
cuando el 26 de julio de 1890 un grupo cívico-militar dirigido por la
recién formada Unión Cívica, bajo el liderazgo de Leandro N. Alem,
Bartolomé Mitre, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y otros, intentaron
sacar a la fuerza al gobierno.
El Presidente resistió,
pero quedó debilitado.Y finalmente, el 5 de agosto los legisladores oficialistas
pidieron su renuncia. Carlos Pellegrini asumió la presidencia el 6 de
agosto de 1890.
El país se
hallaba abatido por la crisis, con ingresos fiscales que cayeron drásticamente con
respecto a los años anteriores; los bancos estaban paralizados y el oro se
encontraba en alza, llevando a la economía a una gran recesión que “congeló” a
las entidades financiaras.
El Presidente y
su ministro de Hacienda, Vicente López, se dedicaron con urgencia a remediar la
bancarrota financiera del Estado y restablecer los estímulos al trabajo
nacional. Al proponer su plan de medidas, adusto e imperturbable, Pellegrini
expresó: “Mi primer deber es levantar a
nuestro país de la postración inmensa que lo abate, lo consume y lo
desacredita… salvemos al país de la bancarrota… primero, habrá tiempo mañana
para corregir todos los vicios y defectos que lo afean.”.
Luchando contra viento y marea…
Sin perder un
segundo, Pellegrini le solicitó a un grupo de banqueros, estancieros y
comerciantes que suscribieran un empréstito de 15 millones de pesos
para pagar los vencimientos externos. Una vez reunido ese capital, Victorino
de la Plaza fue seleccionado para negociar la deuda y debió embarcarse
hacia Londres, en donde recibió negativas de la banca londinense. Sin embargo
logró que la Banca Rothschild admitiese una moratoria antes del cese del pago
por parte del gobierno argentino.
Logrado este
primer paso, Pellegrini aplicó medidas de austeridad y de ajuste, como la
suspensión de obras públicas como la Casa de Gobierno, el Congreso, el edificio
de correos (las cuales volvieron a ponerse en marcha poco antes de culminar su
mandato), y nacionalizó las obras sanitarias privatizadas por Miguel Juárez
Celman, recuperando a su vez más
de tres mil leguas de tierras fiscales
entregadas anteriormente a los especuladores.
Durante el
ejercicio de la presidencia, gracias a sus actitudes intrépidas y las
soluciones generadas, supo ganarse el virtuoso título de “piloto de tormentas”.
Antes
de un mes de constituido el nuevo gobierno, Pellegrini envió al Senado un “plan
completo de finanzas”.
El ministro de
Hacienda Vicente López presentó al Congreso varias leyes con el fin de
mejorar y ampliar la recaudación fiscal. Otra medida que completó el plan para
salir de la crisis fue el proyecto que presentó con Aristóbulo del Valle,
durante su época de Senador Nacional por la provincia de Buenos Aires. Este
nuevo esquema consistía en la creación del Banco de la República.
Banco de la Nación Argentina
El Banco
de la Nación Argentina fue fundado el 26 de octubre de 1891 por
iniciativa del presidente Carlos Pellegrini y mediante la Ley Nº 2.841, comenzando
a funcionar el 1 de diciembre de ese año en la sede ubicada en la ciudad de
Buenos Aires.
Fue creado
debido a que el sistema financiero argentino se encontraba colapsado, y en ese
momento era necesaria la promoción de la agricultura, la ganadería y diferentes
actividades relacionadas con el modelo agro-exportador que se había iniciado.
El primer
presidente del Banco fue el honorable ciudadano Vicente Casares.
La eficacia con
que sirvió a los intereses del país, la confianza que inspiró a los
depositantes y los privilegios que le otorgó el gobierno hicieron de él, muy
pronto, el primer banco de la República, fundado con capitales mixtos y con la
suma de cincuenta millones de pesos.
Luego de que la
moneda argentina recuperara respaldo, se creó la Caja de Conversión. Con
estas medidas, sumadas al aumento de la moneda en circulación, cautelosamente
se puso fin a la crisis.
Por estas
políticas y sus palabras, Pellegrini fue considerado proteccionista. Él mismo
decía: “Cuando hace falta, el Estado debe
meterse en la vida económica, y si no es indispensable no debe hacerlo. Así de
sencillo.”.
Una fractura
anunciada
Tras
varios problemas políticos, en una confusa trama de alianzas y traiciones, Pellegrini
presentó su renuncia a la Presidencia en agosto de 1892, sin embargo fue convencido
para seguir hasta el 12 de octubre.
Al dejar la
Presidencia, volvió a ejercer su profesión de martillero al mismo tiempo que
asumió como presidente del Banco Hipotecario Nacional.
Fue
electo Senador para el período de 1895 a 1904, volviendo a sobresalir
en los debates producidos en el cuerpo. Dado su prestigio, tuvo numerosas e
insistentes ofertas para ser candidato a presidente en las elecciones de 1898,
pero las rechazó.
Con fe en el porvenir
En 1904
Pellegrini realizó un viaje a los Estados Unidos en donde fue testigo de la
toma de poder del presidente Theodore Roosevelt. Al volver, relató
las vivencias de este viaje en seis cartas que después aparecieron en el diario
“La
Nación”, en donde entre otras cosas, hablaba de estrechar relaciones
con el país norteamericano, reafirmando las impresiones que había tenido cuando
más joven había hecho un viaje similar.
Pellegrini se
impuso con comodidad en las elecciones del 16 de junio de 1905 regresando a la
Cámara de Diputados después de veintiocho años.
Entre los
vaivenes institucionales de la política presidencial de Manuel Quintana y la
Revolución Radical de 1905, los enemigos de Julio A. Roca superaban en número a
sus amigos y aliados.
El 9 de enero de
1906 falleció Bartolomé Mitre, que aunque había anunciado su retiro de la
política al cumplir los 80 años de edad seguía gozando de cierta influencia al
menos en la Capital y la provincia de Buenos Aires; y el 12 de marzo, menos de
veinticuatro horas después de la derrota del oficialismo en la Capital, murió
el presidente Manuel Quintana. En ese contexto, Carlos Pellegrini tenía chances
para ser candidato “natural” de los conservadores reformistas para la futura presidencia
de 1910, por su prestigio nacional, su conocimiento de las finanzas públicas y
su posición en torno a la reforma del sistema electoral. Pero los
acontecimientos tomaron otro rumbo…
Carlos
Pellegrini tuvo durante sus últimos años de vida una salud muy deteriorada.
La caída del más fuerte…
Tras un
acelerado deterioro de su salud, Carlos Pellegrini falleció el 17 de
julio de 1906, a los 59 años de edad, en la ciudad de Buenos Aires.
Durante su
sepelio en el Cementerio de La Recoleta, el presidente José Figueroa Alcorta
sentenció acongojado: “Apretemos las filas, porque ha caído el más
fuerte”.
Al
final… Pellegrini
Tras la realización de la
primera “Exposición Cervantes” en
1932, organizada por la Biblioteca Popular de Azul y su presidente, el Dr.
Bartolomé J. Ronco, éste presentó la propuesta de imponerle el nombre
de Miguel
de Cervantes Saavedra a la prolongación de la calle Colón desde Guaminí
hasta el Puente San Benito.
El proyecto de Ordenanza
fue tratado en la sesión del Concejo Deliberante del jueves 13 de octubre de
aquel año, sin embargo, por motivos que se desconocen, pasó a estudio de la
Comisión de Homenajes y el mismo nunca fue aprobado.
Sin tener en cuenta
la propuesta antes dicha, a través del
Decreto del 24 de octubre de 1966, firmado por el intendente designado Julio
Villanueva, se dispuso: “Visto
que el 26 del corriente se cumplirán setenta y cinco años de la fundación del
Banco de la Nación Argentina, institución que honra a nuestro país y que fue
fundada por el eminente estadista doctor Carlos Pellegrini, preclaro ciudadano
que además ejerció las más importantes y elevadas funciones, incluso la de
Presidente de la Nación, con verdadero patriotismo, celo y eficiencia, y atento
a que en tan significativo acontecimiento se habrá de recordar la augusta
memoria del gran tribuno, con el propósito de que Azul esté presente en el
homenaje a rendírsele, en la imposición de su nombre a una calle de esta
ciudad.”.
A
su vez, en el artículo primero se detallaba: “Designase con el nombre de ‘Avenida Carlos Pellegrini’ al tramo
comprendido por la actual calle Colón, desde la calle Guaminí (portada del
Parque Municipal) hasta la Avenida Urioste en el Balneario Municipal”.
Y
en el tercero: “Autorizase al Banco de la
Nación Argentina a colocar, igualmente, una placa de bronce alusiva al nombre
de la citada Avenida”. En consecuencia, la placa fue colocada en la portada
del Parque Municipal “Domingo F. Sarmiento” y reza: “Avenida Dr. Carlos
Pellegrini -75° aniversario fundación del Banco de la Nación Argentina- 1891
-26 Octubre-1966”.
Al cumplirse 75 años de
la creación de Banco Nación, en nuestra ciudad se denominó a una avenida con el
nombre de Carlos Pellegrini y se colocó una placa en la
portada del Parque Municipal “Domingo F. Sarmiento” recordando el
acontecimiento.
A Carlos Pellegrini
debió asumir la presidencia de la Nación en un momento complejo, de gran
inestabilidad económica y política.