miércoles, 15 de abril de 2020

Modestos apuntes de la vida de un Crotto

Modestos apuntes de la vida de un Crotto

           
Por Eduardo Agüero Mielhuerry


Felipe José Camilo Crotto nació el 26 de mayo de 1862 en Dolores, provincia de Buenos Aires. Sus padres fueron Giuseppe (José) Crotto y Valeria Villas. El matrimonio tuvo, además, nueve hijos, de los cuales llegaron a la adultez: Jacinto Vicente, Enrique Celestino, Francisco, Eduardo, María y Filomena.
En el partido de Tordillo, “Camino del Médano”, Giuseppe Crotto y sus cuñados Paulino y Enrique Villas en campos que pertenecieron a Tomás de Anchorena fundaron, en 1856, la pulpería conocida como “Esquina de Crotto” (el edificio, que fuera construido con maderas de barcos encontradas en la costa, sirvió hasta 1938 de posta del servicio de la galera “La Central” de Serafín Dávila y sus hijos y aún se mantiene en pie).
José Camilo recibió el título de abogado en la Facultad de Derecho de Buenos Aires en el año 1887.
Con destacada actuación, participó en la fundación de la Unión Cívica y también combatió en la Revolución del Parque como jefe de uno de los cinco grupos que integraban la “Legión Ciudadana”.
Acostumbrado a las luchas ciudadanas, en 1891 fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical.


Familia y  política


El 18 de noviembre de 1896 en la iglesia de San Cristóbal, Crotto contrajo matrimonio con Eva Ángela Mazzini, de apenas 17 años de edad, hija de Emilio Mazzini y Carmen Ramos, ambos naturales del país.
La pareja tuvo ocho hijos: Eva (1897), José Camilo (1899), Carmen (1901), Emilio (1904), Raúl (1905), Blanca Rosa (1908), Nélida (1912) y Héctor Julio (1916).
Junto a Hipólito Yrigoyen, Crotto fue uno de los líderes de la Revolución de 1905 y en 1909, gracias a la trascendencia que alcanzó como dirigente, fue elegido presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical. Dicha designación se debió a la injerencia que tenía el radicalismo de la Provincia de Buenos Aires y en particular Hipólito Yrigoyen dentro de la política interna del partido.
Entre 1912 y 1918 fue Senador Nacional en representación de la ciudad de Buenos Aires.


“Azul, siempre Azul”


En septiembre de 1905 el diputado provincial, Matías Pinedo Oliver, presentó un proyecto de ley con la intención de cambiar el nombre de Azul por el de General Ignacio Rivas, pues consideraba que “Azul” como tal no significaba absolutamente nada, en cambio el nombre del valiente militar debía perpetuarse en la toponimia bonaerense como recuerdo de sus hazañas.
Inmediatamente la comunidad azuleña reaccionó ante la propuesta.
El italiano José Peluffo, dueño de una flota de carros, los pintó de azul y les colocó la leyenda “Azul, siempre Azul”. Por su parte la señorita Justa Gallardo convocó con inclaudicable fervor desde los balcones de su domicilio a varios vecinos para defender tenazmente el nombre de la ciudad.
En octubre se realizó una nutrida reunión en el Teatro Español. Una semana más tarde, el domingo 29, se realizó otra convocatoria para informar que se habían recolectado más de 17.000 firmas en contra del proyecto, como así también las adhesiones a la acciones ejecutadas por los azuleños del Dr. Estanislao S. Zeballos y del dirigente ruralista y radical, José Camilo Crotto.
El pueblo estaba decidido a defender su nombre a cualquier precio… Y ganó.


El candidato


            Finalizando la intervención de la provincia de Buenos Aires, el gobernador José Luis Cantilo llamó a elecciones para el 1 de febrero de 1918.
En aquella elección, la Unión Cívica Radical impulsó la fórmula José Camilo Crotto -proveniente del yrigoyenismo, más cercano al presidente-, y Luis Monteverde -alineado al sector antipersonalista o provincialista-, como candidatos a gobernador y vice respectivamente. Con dicho binomio, Hipólito Yrigoyen medió de tal forma que las disputas internas del partido en la Provincia quedaron alejadas y despejadas, al menos temporalmente.
            La elección daría como resultado una aplastante victoria de los candidatos de la Unión Cívica Radical que se alzó con 114.158 sufragios, mientras que el Partido Conservador consiguió 67.963 votos y los Socialistas apenas fueron respaldados por 6.968 votantes.
Resulta interesante destacar que en Azul, la fórmula Crotto-Monteverde, obtuvo 2.107 votos, mientras que el binomio conservador Echagüe-Pintos, siendo éste último el emblemático caudillo azuleño, se alzó con 1.888 sufragios. La diferencia, de apenas 219 votos, fue mínima, pero marcó el declive inevitable de un ciclo y el comienzo de otro…
José Camilo Crotto asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires el 1 de mayo de 1918. Poco antes, había renunciado a la presidencia del Comité Nacional; Rogelio Araya, el vicepresidente primero, lo reemplazó y en 1920, ante la dimisión de este último, accedió a la presidencia el vicepresidente segundo, Francisco Beiró. La carta orgánica del partido establecía que la renovación de las autoridades directivas se realizara anualmente. Este precepto no se cumplió.


El Gobernador en Azul


La Exposición-Feria anual que organizaba la Sociedad Rural de Azul era tan prestigiosa en el centro de la Provincia, que se recibían grandes cantidades de premios instituidos por distintas entidades y personas para otorgarlos durante la feria.
En 1919, la realización del gran evento azuleño se efectuó a partir del domingo 5 hasta el miércoles 8 de octubre, inclusive.
Para la inauguración asistió el primer mandatario de la Provincia de Buenos Aires, José Camilo Crotto, siendo la primera vez que un gobernador en funciones se acercaba a nuestra ciudad.
El Gobernador, sus ministros y su comitiva, fueron agasajados con un almuerzo realizado en el predio de la Sociedad Rural, con la asistencia de las autoridades locales, nacionales, socios y cabañeros.
            El por entonces intendente de Azul, José María Lier, recibió al Gobernador con especial beneplácito, suponiendo tal vez que aquella visita marcaría a las claras cual era su injerencia en las esferas superiores de poder. Sin embargo, su pronóstico fue totalmente desacertado… Antes del desenlace -suscitado con la renuncia del Gobernador-, ya se presagiaba la clara victoria del sector yrigoyenista en el cual se respaldaban Gumersindo Cristobó y su fiel seguidor, Abelardo Cano, quien a la postre culminaría siendo el sucesor de Lier al frente de la Comuna.
            Durante su paso por Azul, el Gobernador también visitó las instalaciones de la cárcel y la comisaría local, reuniéndose, además, brevemente en el despacho del Intendente, en el Palacio Municipal. No trascendió lo que hablaron entre aquellas cuatro paredes…


Son crotos…


El 7 de enero de 1920, el gobernador Crotto dictó el Decreto Nº 3/1920. A través del mismo estableció que a partir del 1 de febrero de 1920 se les proporcionaría a los obreros de la cosecha, que carecieran de medio de transporte, los pasajes ferroviarios. A tal fin, el Departamento Provincial de Trabajo debía publicar con quince días de anticipación al levantamiento de la recolección, el número de obreros que se necesitaban en cada región y los salarios. A cada uno de ellos se le entregaba un carnet en el que tenían que especificar los datos personales y la clase de trabajo que había efectuado en épocas anteriores. En dicho carnet se debía señalar la conducta de dichos obreros en el citado trabajo.
Fue así como a dichos trabajadores se los empezó a llamar con el apellido del Gobernador. Es decir, cuando los jefes de estación contaban los braceros que viajaban con pasaje gratuito en los ferrocarriles, los enumeraban en voz alta diciendo: “Van por Crotto”, luego esto degeneró en “son de Crotto”, hasta llegar al “son crotos”. Con el tiempo la palabra se usó para referirse a las personas sin hogar.


La “traición” y las interpelaciones…


Crotto había llegado a la gobernación de la provincia de Buenos Aires por el incuestionable liderazgo que ejercía el presidente Hipólito Yrigoyen, quién lo consideraba uno de sus hombres fuertes y de confianza en la provincia. Sin embargo, rápidamente el apoyo presidencial habría de convertirse en oposición.
Este cambio se debió a que Crotto, ni bien asumió la gobernación, dio un giro en sus posicionamientos y designó, sin consultar al Presidente, a allegados suyos como ministros, también desplazó a varios yrigoyenistas nombrados en su momento por el interventor federal Cantilo. Los nuevos ministros, Tomás Puig Lomes de Gobierno, Nicolás Casarino en Hacienda y Enrique de Madrid de Obras Públicas, si bien eran destacados profesionales, no contaban con la aprobación de Yrigoyen.
Desde entonces, estas actitudes que fueron tomadas como una “traición” de parte de Crotto a quién lo había sostenido dentro de su grupo de confianza y lo había catapultado tanto a la gobernación de la Provincia, como antes también a las más altas esferas de la política interna del radicalismo, provocó la ruptura del radicalismo yrigoyenista; los nuevos opositores a Crotto lo atacaron de todas maneras.
Una de las formas de oposición fue a través de las interpelaciones constantes en la legislatura, en especial en la Cámara de Diputados provincial, donde el yrigoyenismo tenía un número considerable de legisladores. Las presiones al gobierno provincial aumentaban y sofocaban al Gobernador.


Hacia la vereda opuesta


Las interpelaciones se convirtieron en una de las armas esgrimidas para, más que oponerse, molestar, levantar cargos y acusaciones y crear dificultades en el ejercicio del gobierno del doctor Crotto. Simultáneamente a las mismas, la presión que ejerció aquel sector, apoyado ampliamente por el presidente Hipólito Yrigoyen, creó las condiciones de inestabilidad necesarias. Finalmente, José Camilo Crotto renunció el 20 de mayo 1921 y el mandato fue completado por el vicegobernador, Luis Monteverde.
Así, el camino a las elecciones quedó expedito. En 1922, la gobernación quedó en manos de un yrigoyenista, el ex interventor, José Luis Cantilo.
A raíz de su distanciamiento de quien fuera su líder político, Crotto formó un grupo interno en el radicalismo opositor a Yrigoyen, conocido inicialmente como “crottismo”, que a partir de 1924 se sumó a la Unión Cívica Radical Antipersonalista, espacio desde donde desarrolló el resto de su carrera y militancia política, acercándose fundamentalmente a Marcelo T. de Alvear.


Lejos de la política


En su vida privada supo desarrollarse como estanciero en la zona de Dolores, también se desempeñó como dirigente de la Sociedad Rural Argentina. Como Gobernador fue el primero en inaugurar una Exposición Nacional de reproductores en Bordeu.
Asimismo, volcó su singular talento en versos que publicó en diversos medios de la época.


Modestos apuntes de una vida política


En abril de 1930, el reconocido periodista Juan José de Soiza Reilly –quien años más tarde entrevistaría en el Penal de Ushuaia al asesino múltiple azuleño Mateo Banks-, entrevistó a José Camilo Crotto, logrando una exquisita nota que recuerda aspectos sumamente interesantes y poco conocidos de la vida del que fuera gobernador de la Provincia.
En las que serían sus “Memorias” –definidas por él como “Modestos apuntes de mi vida política”-, el doctor Crotto describió sus aventuras revolucionarias. Entre ellas, la famosa odisea de la barca “Ushuaia”. En 1893 la Unión Cívica Radical decidió ir a la lucha. En Tucumán se encendió la mecha con la sublevación del regimiento 11 de infantería. Hubieran triunfado, pero, el movimiento fracasó por culpa de la provincia de Buenos Aires. El encargado de capturar al doctor Crotto era el comisario Laurentino Mejías. Había rodeado la manzana. Penetró en la casa con la orden del juez en una mano y el revólver en otra. El propio doctor Crotto salió tranquilamente, poniéndose el saco y el sombrero, para ser conducido al puerto y embarcado en la “Ushuaia” en donde ya estaban prisioneros sus compañeros de revolución: Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen, Delfor del Valle, Francisco Raynelli (padre del distinguido jurisconsulto), Francisco Ayerza, Julio Figueroa, Teodoro García, Julio Moreno, Alfredo Demarchi. Muchos más. Todo el Estado Mayor del partido...
El propio Crotto recordaría: “Nos embarcaron en la sucia bodega de la "Ushuaia" el 20 de septiembre de 1893. Remolcaron la barca mar afuera y la dejaron sola, fondeada entre las olas que la hacían crujir. Era una barca vieja, rota, llena de ratas, plena de sabandijas. El mar la sacudía con violencia. Nos hubiéramos hundido si Dios no nos ayuda. La catástrofe entraba, sin duda, en el plan del gobierno... No nos ahogamos por milagro, pero, en cambio ¡qué horrible manera de vivir!”.
Y continuaba: “Fue allí donde Delfor del Valle y Francisco de Ayerza me pusieron el cariñoso apodo de ‘Sardetti’. El personal de a bordo se había declarado en huelga. Nadie quería servirnos, ni hacernos la comida. Además, la mayoría de mis compañeros, destrozados por el mareo, preferían tirarse en los rincones dispuestos a morir. Otros, gravemente enfermos, no podían moverse. En esas circunstancias, yo, que era como he sido siempre un hombre fuerte, duro para el dolor, apechugué con la desdicha, y viendo que los enfermos podían morirse si no se les daba de comer, me convertí en el cantinero de la embarcación. ¡Qué diablos! Un criollo no se ahoga así no más... Para hacer el puchero yo tenía que amarrar la olla con sogas y cadenas porque la barcarola bailaba desesperadamente. Sin desanimarme, sin perder mi buen humor, sostenido por mi buena salud, yo me multiplicaba para servir a todos, como un pulpero solícito y barato, olvidando mi título de doctor en leyes.
            Yrigoyen permanecía en la bodega, en un rincón, aislado. Siempre fue un silencioso. Siempre fue un retraído. Un hombre triste que jamás quiso estrechar afectos con los amigos íntimos de Alem. Su amigo más dilecto de entonces ya lo era Delfor. En cuanto a sus cartas amistosas, supongo que no existe ninguna. Las únicas personas que poseían cartas personales del doctor Yrigoyen eran el señor Goyena y don Juan Martin Muñiz, de Crucecita, padrino de óleos del doctor Yrigoyen. Pues bien: poco a poco, Yrigoyen ha ido recuperando esas cartas y las ha destruido. Cuando murió Cayena pidió personalmente a la familia que se las devolvieran. Es, por cierto, un hombre singular...”.


Adiós


A los 74 años de edad, Felipe José Camilo Crotto, falleció el 15 de junio de 1936, en la ciudad de Buenos Aires.




Felipe José Camilo Crotto nació el 26 de mayo de 1862 en Dolores, provincia de Buenos Aires. Fue un destacado político radical que llegó a ser Gobernador de la provincia más importante del país.


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