Los Güemes y el Azul
El pasado jueves 17 se cumplieron 200 años de la
muerte del general Martín Miguel de Güemes, el “Protector de los pobres”, el
caudillo salteño que sirviera a la defensa del norte de la naciente nación
argentina. Su historia también se cruzó con el gran héroe argentino, Manuel
Belgrano, de quien hoy se cumplen 201 años de su paso a la inmortalidad.
Por Eduardo Agüero
Mielhuerry
El intendente designado, Francisco Toscano, mediante el Decreto del 14 de
junio de 1971 (registrado
en el folio 124 del Libro Copiador Años 70/73), estableció: “Impóngase el nombre de General Martín
Miguel de Güemes al tramo de la prolongación de la avenida Humberto I, desde el puente sobre el arroyo Azul hasta la
calle General Manuel Escalada. (…) Visto que el 17 del corriente se cumple el
sesquicentenario del fallecimiento de
General don Martín Miguel de Güemes y teniendo en cuenta que la ciudadanía toda
le rinde al homenaje que merecen los héroes de la Patria que con su acción y su
ejemplo posibilitaron la figura de Güemes resplandece con perfiles
extraordinarios, mereciendo el honor de situarse entre los hombres predilectos
de la Nación por sus actos de patriotismo confirmados por el veredicto de la
historia…”.
Barrio “Gral. Martín
Miguel de Güemes”
El azuleño
Dr. Alfredo
Prat fue designado como Presidente del Banco de la Provincia de Buenos
Aires, el 8 de noviembre de noviembre de 1963. Durante su gestión la
entidad financió y construyó 23.500 unidades habitacionales, incluidas 686
entregadas en Azul, de las cuales 498 fueron consecuencia de planes
individuales y 188 de un barrio. Al momento de su inauguración, el 7 de
noviembre de 1970, el complejo habitacional fue conocido como “Barrio
Banco de la Provincia de Buenos Aires”. Mediante el mismo decreto
municipal con que se bautizó a la otrora Avenida Humberto I en junio del ’71,
se le impuso el nombre de “General Martín Miguel de Güemes”. Asimismo,
la plaza del complejo recibió también el nombre del caudillo
salteño. En el centro del irregular paseo se erigió el busto del prócer. La
pieza número 601, fue fundida en Buenos Aires, en el Arsenal Esteban De
Luca, en el año 1971 y colocada sobre un sencillo basamento en 1972.
En mayo del mismo año fue inaugurado en el Barrio, el Jardín de Infantes N° 910,
con el nombre del prócer. Y sin formalidades, el espejo de agua conformado en el
acceso al barrio fue denominado popularmente “Lago Güemes”.
Algunos años antes…
Años antes, la Escuela N° 19 había sido creada el 15
de abril 1907, en un local de calle Tandil y España. Luego fue trasladada a
España y Sarmiento, conociéndosela como la “escuela
de la laguna” (justamente por la que se formaba tras las lluvias), y
finalmente en 1944 pasó a su definitivo edificio en Salta N° 772. El 30 de
noviembre de 1950 se le impuso el nombre de “Martín Miguel de Güemes” y, en
1957, en el marco del cincuentenario de la institución, el 10 de noviembre, se
inauguró en la escuela un busto del prócer salteño, realizado por el artista
plástico Francisco Ingrasiotano.
Del Norte para toda
la Patria…
Martín
Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero Goyechea y la Corte nació el 8 de febrero de 1785, en la ciudad de Salta. Sus padres
fueron Gabriel de Güemes Montero (comisario de guerra y tesorero real
de la Corona Española), y la jujeña María Magdalena de Goyechea y la Corte.
Estudió
en su ciudad natal y luego en Buenos Aires, en el Real Colegio de San Carlos.
Con 14 años de edad, ingresó como cadete en el
Regimiento “Fijo” de Infantería de Buenos Aires. Participó en la Reconquista
de Buenos Aires frente a las Invasiones Inglesas y al observar que el
barco inglés “Justine”, que había encallado, dirigió una carga de caballería
y lo abordó. Fue una de las muy pocas veces en la historia que un
buque de guerra fue capturado por una partida de caballería.
En 1810,
con el grado de Teniente de Granaderos de Fernando VII, Güemes se encontraba
licenciado en Salta cuando estalló en Buenos Aires el movimiento emancipador.
Aquella ciudad fue la primera que respondió al grito de libertad lanzado desde
la Capital. Güemes se incorporó a las fuerzas que la Primera Junta lanzó sobre
el Alto Perú. Su participación fue decisiva en la batalla de Suipacha,
librada el 7 de noviembre de 1810.
La amistad con
Belgrano
Cuando
el general Manuel Belgrano asumió el mando del Ejército del Norte e
inició la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú, ordenó el traslado de
Güemes a Buenos Aires por indisciplina. En verdad, el Oficio de Belgrano al
gobierno era sumamente claro: “Habiéndome
informado el alcalde de la ciudad (…) de la escandalosa conducta del teniente
coronel graduado, don Martín Güemes, con doña Juana Inguanzo, esposa de don
Sebastián Mella, teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir
ambos en aquella ciudad aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido
noticias que este oficial ha escandalizado públicamente mucho antes de ahora
con esta mujer en la ciudad de Jujuy… Con estos antecedentes indubitables,
considerando que cualquier procedimiento judicial sobre la materia sería
demasiado escandaloso y acaso ineficaz, he tomado la resolución de mandarle a
Güemes… Espero que vuestra excelencia se dignara aprobar estas medidas en que
sólo he tenido por objeto la conservación del orden, el respeto a la religión…”.
Lo curioso
frente a esta decisión es que, por su parte, el general Manuel Belgrano
mantenía un intenso romance con María Josefa Ezcurra, con quien, sin
haberse casado –pues ella estaba casada con su primo Juan Esteban de Ezcurra,
aunque separados de hecho-, concibieron un hijo que nacería en Santa Fe el 30
de julio de 1813 y se llamaría Pedro Pablo Rosas y Belgrano (habiendo sido
adoptado y criado por sus tíos Encarnación Ezcurra y Juan Manuel de Rosas).
En su libro “Belgrano,
el gran patriota argentino”, el historiador Daniel Balmaceda
reflexiona: “Si tenemos en cuenta la
fecha de nacimiento en Santa Fe, podemos establecer que fue concebido, con
corto margen de error, en la primera semana de noviembre, es decir, cuando
Belgrano se enteró de que Güemes hacía escandalosa vida marital con Juana
Inguanzo y lo envió a Buenos Aires. Cabe preguntarse cuál sería la diferencia
entre una situación y la otra. ¿La falta de discreción de Güemes? ¿O que Josefa
viviera en un estado de separación de hecho?”. Güemes no tuvo más remedio
que acatar la decisión de Belgrano y aunque en principio este hecho puso
distancia entre ellos, posteriormente se reencontrarían y forjarían una gran
amistad. De hecho, en octubre de 1819, cuando se agravó el estado de salud de
Belgrano, Güemes envió a su amigo el doctor Joseph Redhead a Tucumán,
con instrucciones de velar por él en forma personal.
Con la victoria
en la Batalla de Salta (20 de febrero de 1813), el general Manuel Belgrano
logró que todo el noroeste quedase libre de los realistas, aunque se dieron
esporádicos ataques desde el Alto Perú.
El 7 de
diciembre de 1813, Güemes fue destinado nuevamente al Ejército Auxiliar, del
cual recibió el mando en jefe el coronel José de San Martín. Éste, que había
oído ponderar los servicios del caudillo salteño, aceptó complacido sus
servicios y lo nombró comandante de las avanzadas de Salta.
El “Protector de los
pobres” al frente de la Guerra Gaucha
Güemes
se presentó en Salta como el “Protector de los pobres” y el más
decidido partidario de la revolución. Dio inicio a la “Guerra Gaucha”, que fue
una larga serie de enfrentamientos, casi cotidianos, con escaramuzas y apenas
cortos tiroteos intempestivos, seguidos de veloces retiradas. Como una brava y
heroica salteña, su hermana, María Magdalena “Macacha” Güemes de Tejada,
fue una de sus más fervientes y eficaces colaboradores.
El 15 de
mayo de 1815, el Cabildo por la aclamación del pueblo, eligió a Güemes como Gobernador
Intendente de Salta (cargo que ejerció hasta 1820).
El 9 de
junio de 1815, Martín Miguel contrajo matrimonio en la Catedral de
Salta con Margarita del Carmen Puch, con quien tuvo tres hijos: Martín, Luis
e Ignacio.
Con certeza, San Martín expresó: “Los
gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra de recursos tan
terrible que lo han obligado a desprenderse de una división con el solo objeto
de extraer mulas y ganado”. Güemes y
sus gauchos detuvieron seis poderosas invasiones al mando de destacados jefes
españoles. Puso a la
provincia en pie de guerra y organizó un verdadero ejército popular en partidas
de no más de veinte hombres. Imprevistamente,
el general Pedro de Olañeta, enemigo acérrimo del salteño, volvió al
ataque, pero no pudo pasar más allá de Jujuy. El boicot de la población salteña fue absoluto
y las tropas sufrieron permanentes ataques relámpago. El general español
comenzó a preocuparse y sus tropas empezaron a desmoralizarse en retirada. Cuando San Martín desembarcó en la costa peruana, Güemes –según lo
pactado con el General-, decidió avanzar hacia el Alto Perú logrando mantener
“entretenidos” a los realistas y dejándole campo de acción al Libertador,
“cuidándole las espaldas”.
Los últimos pasos
del célebre salteño
El
cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, aprovechando la
ausencia de Güemes, lo acusó de “tirano” y lo destituyó. Muchos de
sus miembros se habían puesto de acuerdo con el general Olañeta para entregarle
la ciudad. El caudillo regresó, recobró la ciudad y perdonó a los
revolucionarios. Pero no todo había terminado. El coronel salteño a las órdenes del ejército
español, José María “Barbarucho” Valdéz, avanzó con sus hombres y ocupó
Salta contando con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les
garantizó el respeto de sus propiedades. Al salir
a combatirlo, Güemes fue alcanzado por un disparo, aunque logró huir.
Martín
Miguel de Güemes, hemofílico, murió el 17 de junio de 1821, a los 36 años
de edad, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta.
Sus
hombres, sus “Infernales”, unas semanas después vencieron y expulsaron de
Salta a los españoles, siendo aquella la última invasión realista al norte
argentino.
Los nietos de Güemes y Belgrano en el Azul
Aunque no es posible
afirmar que tuvieran contacto entre ellos, si se puede asegurar que Pedro
Servando Rosas y Belgrano, nieto del general Manuel Belgrano, y Domingo
y Luis Güemes, nietos del caudillo salteño, ligados los tres a
las milicias, estuvieron en el Azul en la segunda mitad del siglo XIX.