Piadosa sucesora
El pasado 13 de julio se cumplieron 145 años del nacimiento de la
porteña Josefina Anchorena quien, tras el fallecimiento de su madre Mercedes
Castellanos de Anchorena, fuera la continuadora de su legado en Azul,
contribuyendo a la construcción del Asilo y la Capilla del Buen Pastor.
Por
Eduardo Agüero Mielhuerry
Josefina
Anacleta del Corazón de Jesús Anchorena
nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1876. Sus padres
fueron Nicolás Hugo Anchorena Arana y Mercedes Castellanos;
tuvo diez hermanos.
Contrajo
matrimonio con el escritor Enrique Rodríguez Larreta, el 15 de
noviembre de 1900, en la Basílica Nuestra Señora de la Merced de Buenos
Aires. Unos días después, en su edición del 24 de noviembre, la revista “Caras
y Caretas”, con dos fotografías como complemento a la nota, brindaba
detalles sobre la ceremonia:
“El templo de la Merced, uno de los preferidos
por la alta sociedad porteña para esta clase de ceremonias, el jueves de la
semana anterior por la mañana resplandecía de luces profusamente distribuidas
en el altar mayor. Daban una nota animada y fresca a la decoración de la
iglesia los ramos de flores artísticamente combinados en doble hilera, en el
presbiterio.
Ibase a celebrar el casamiento de la señorita
Josefina Anchorena con el doctor Enrique Rodríguez Larreta, y una selecta
concurrencia había acudido a presenciar el acto de la bendición nupcial.
A los acordes de la marcha de ‘El Profeta’
hicieron su entrada los novios: la señorita Anchorena daba el brazo al doctor
Carlos Rodríguez Larreta, y el doctor Enrique Rodríguez Larreta daba el suyo a
la señora Castellanos de Anchorena.
Acompañado por su familiar, el padre Viacava y
dos padres franciscanos, el obispo monseñor Terrero bendijo el enlace, oficiando
después una misa que fue oída por los desposados y los asistentes a la
ceremonia.
En el cortejo nupcial que acompañaba a los
contrayentes figuraban las señoras: Matilde Anchorena de Ortiz Basualdo, Clara
Ocampo de Rodríguez Larreta, Ángela Cullen de Castellanos, Sofía Castellanos de
Martínez, Amalia Anchorena de Blaquier, Sofía Yáñiz de Leanes, Carmen Marcó del
Pont de Rodríguez Larreta, la señorita Elisa M. Peña, y los señores Carlos
Ortiz Basualdo, Horacio Rodríguez Larreta, Miguel Castellanos, Bartolomé
Martínez, Juan José Blaquier, Ángel Leanes y Enrique y Emilio Anchorena.
Una vez bendecida la unión por monseñor
Terrero, que pronunció algunas elocuentes palabras alusivas a los vínculos que
acababa de consagrar la iglesia, los desposados recibieron los parabienes de la
concurrencia, entre la cual abundaban elegantes señoritas, en quienes no sería
de extrañar que hubiese producido la consiguiente emulación el ejemplo que les
acababa de dar la recién casada y de quienes, por consiguiente, tuviésemos que
ocuparnos, dentro de esta misma sección, en no muy lejano plazo, no en calidad
de espectadoras, como hoy, sino de protagonistas.”.
Como
regalo de casamiento, Mercedes les obsequió a su hija y su flamante yerno, un
palacio construido en 1886 por el arquitecto Ernesto Bunge (constituido hoy en
el Museo de Arte Español “Enrique Larreta”),
ubicada en el barrio de Belgrano.
En
1916, al regresar Enrique de su misión como embajador en París, se ocupó de la
remodelación de aquella casa-quinta, que ocupaba una manzana, para convertirla
en un “palacio castellano”, de estilo neocolonial, con un jardín andaluz,
plagado de especies exóticas.
Entrado
el siglo XX, Enrique, Josefina y sus cinco hijos (Mercedes, Enrique,
Josefina,
Agustín
María y Fernando Carlos), comenzaron a pasar largas temporadas de
descanso o veraniegas entre la casa del barrio de Belgrano y la estancia “Acelain”, en Tandil, alternando
esporádicamente con la estancia que poseían en Córdoba.
Por
Azul…
La
inauguración de la Parroquia del “Sagrado Corazón de Jesús” de Chillar
se produjo el 25 de abril de 1920, día de San Marcos Evangelista. La iglesia,
como la casa parroquial y el Hogar “Cristo Rey”, son de estilo neocolonial y
fueron diseñados por el arquitecto Martín Noel, autor de la remodelación
de la casa del matrimonio Rodríguez Larreta-Anchorena en el barrio porteño de
Belgrano y de la construcción del castillo de la estancia “Acelain” en Tandil, propiedad también de la misma pareja. Su
construcción fue posible gracias a la donación de Rosa Irene Anchorena de Fernández.
Como la benefactora y su esposo, Juan Antonio Fernández, residían en París,
Francia, después de un desafortunado accidente de éste último, el templo contó
con el apadrinamiento de la tía de la donante, Mercedes Castellanos de Anchorena,
de sus primos, Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta y Aarón Anchorena, y de su
hijo, Marcelo Germán Fernández Anchorena.
En la
oportunidad, además, se descubrió una placa en el templo e hicieron uso de la
palabra los vecinos Delia Pomphile y Sebastián Darmandray.
Asistieron
a la celebración un gran número de familias de Benito Juárez, Olavarría, Azul y
Tandil. También estuvieron presentes el por entonces intendente de Azul, Abelardo Cano, y el
desplazado ex jefe comunal, José María Lier, ambos radicales
presos de luchas internas del Partido que los llevaron a enemistarse,
produciéndose en Chillar el último cruce público entre ambos personajes de la
política azuleña.
Aquel 25 de abril de 1920 fue
también la última vez que estuvieron juntas públicamente en tierras azuleñas Mercedes
y su hija Josefina… Mercedes falleció poco más de dos meses después…
Campo
y religión
Una vez
concluida la construcción del casco de “Acelain” en 1924, el matrimonio
comenzó a instalarse con mayor frecuencia en los campos tandilenses, recibiendo
habitualmente la visita de muchos amigos.
Ferviente
creyente y devota como su madre, Josefina solía ocuparse de las necesidades
espirituales y cristianas del personal del establecimiento y muchas veces de
los demás lugareños. Era habitual –como recuerdan diversas crónicas de la
época-, que se dedicara a visitar todos los puestos de la propiedad y las
estancias vecinas en busca de las parejas que querían regularizar su unión,
recién nacidos para bautizar y niños en edad de hacer la primera comunión.
De
hecho, tal como había sucedido en “San
Ramón” en vida de doña Mercedes, Josefina fomentaba los servicios
religiosos dominicales en la Capilla de “Acelain”.
También enseñaba catecismo ella misma a los chicos que se preparaban para tomar
la primera comunión y, además, les obsequiaba vestimenta apropiada para tan
relevante ocasión. Sin descanso, también se ocupaba de los festejos de Navidad
y Reyes Magos, convirtiéndose aquella época del año en un auténtico goce para
los niños de los campos aledaños e hijos de la peonada del propio
establecimiento.
De
la desolación a la esperanza
Los trabajos de construcción del Asilo Buen Pastor en Azul apenas
habían pasado de los cimientos cuando falleció la gran benefactora y toda la obra
se detuvo. Los sucesores de Mercedes Castellanos de Anchorena retiraron
completamente todo apoyo al proyecto, logrando que en lo sucesivo aquellos
terrenos se convirtieran en un sector ruinoso, mostrando un marcado abandono y
alejándose así cualquier posibilidad de concretar el anhelado objetivo de la
gentil benefactora. De hecho, en 1927, el “Diario de Pueblo”, en su
edición del 4 de enero, narraba: “El Asilo del Buen Pastor. El aspecto de
desolación que presenta.- Toda
una ruina, es el aspecto que hoy presenta el poco edificio que se hizo para el
funcionamiento del Asilo del Buen Pastor, cuyas obras iniciara la caritativa
señora Mercedes Castellanos de Anchorena, meses antes de fallecer. Pese a las
manifestaciones hechas por algunos de los sucesores de la extinta dama, las
obras continúan todos los días envejeciendo por la acción del tiempo y del
descuido y debido también a la voracidad de algunos amigos de lo ajeno que han
hecho desaparecer por completo enormes pilas de ladrillos que habían sido
depositadas dentro del terreno para continuar las obras (…).”.
En el detallado “Libro de Fundadores y Bienhechores…”
se cuenta: “La Sra. Josefina Anchorena de
Larreta, propuso a nuestra muy Honorable Madre Provincial, María del Corazón de
María Faverio, hacerle varias entregas de dinero hasta la suma de $ 100.000 m/m
para que se fuera construyendo algo de lo mucho proyectado por su santa madre.”.
Después de 10 años de inactividad, en 1930, se reiniciaron las obras
de construcción del Asilo. Finalmente, con la inconmensurable ayuda de
Josefina, el Buen Pastor fue formalmente inaugurado el 15 de febrero de 1932.
El acto contó con la presencia de los sacerdotes Andrés Calcagno, César
Cáneva, Luis Actis, Anunciado Serafini y el capellán de
la Orden, Juan Di Falco, el comisionado municipal Francisco O. Pourtalé, el
intendente electo escribano Dante Bernaudo y el juez del Crimen,
Dr. Benito
N. Valdovinos. También estuvieron presentes la Madre Provincial Sor María
del Corazón de María Faverio; la Madre Superiora del Asilo, madre María
Angélica del Santísimo Sacramento Arocena y las hermanas se quedarían
en las flamantes instalaciones azuleñas. Lamentablemente, Josefina no pudo
asistir, pero pronto visitó el Asilo para seguir contribuyendo solidariamente.
Una parte brillante
del mismo legado
El Asilo funcionó más de una
década a pesar de que las obras no habían culminado plenamente, pues faltaba la
construcción de la cada vez más necesaria Capilla.
El 13 de marzo de 1944,
comenzó su construcción, bajo el amparo de Santa Teresita del Niño Jesús, a
quien se le encomendó su especial protección. Aquél día, Monseñor César A.
Cáneva bendijo el terreno y se colocó la piedra fundamental.
Para la erección del templo
hicieron sus aportes económicos: la señora Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta,
los veintiún Monasterios del Buen Pastor del país, los de Montevideo (Uruguay)
y monseñor Santiago Rava. Pero también la comunidad azuleña realizó diversas y
grandes contribuciones.
Esta Capilla es conocida por los
azuleños como Iglesia del Buen Pastor, pero su verdadero nombre es Sagrado
Corazón de María, como lo atestigua la blanca escultura entronizada en
su fachada y la consagración de su Altar Mayor.
Cuando la Capilla fue inaugurada, el 9 de noviembre de 1946,
Josefina “Fina” Anchorena de Rodríguez Larreta fue la madrina de la ceremonia.
Y a pesar de que aquél fue el punto final del magnánimo proyecto que compartió
con su madre, ella continuó colaborando en numerosas oportunidades, imbuyendo
de la obra también a su hija Josefina “Finita”, que sería su
especial sucesora.
Generosidad
hasta el final…
De exquisita estampa a pesar su avanzada edad, con refinados modales y una generosidad bien aprendida desde la cuna, Josefina continuó contribuyendo con diferentes obras religiosas siempre en beneficio de los menesterosos. A los 83 años de edad, Josefina Anacleta del Corazón de Jesús “Fina” Anchorena de Rodríguez Larreta falleció el 22 de mayo de 1960. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
EL DATO