Palacio Municipal
1884 – 31 de
diciembre - 2024
-140 años-
En 1875 pasó por Azul el explorador
argentino Francisco Pascasio Moreno que diría en sus apuntes: “...Azul es todo dinero y carísimo (...)
éste pueblo en vez de llamarse Azul debería ser Farmacia, por la abundancia de
boticarios y galenos...”. A pesar de las apreciaciones del investigador, a punto de cumplir medio
siglo de existencia, el pueblo no contaba con importantes edificios privados y
mucho menos públicos. De hecho, las instituciones administrativas funcionaron
mucho tiempo en casas alquiladas a particulares o “usurpadas”…
Ante la inminente partida del
párroco Eduardo Martini (quien legó a la comunidad la imagen traída
desde Italia de Nuestra Señora del Rosario que hoy preside el Altar de la
Catedral), la Corporación Municipal, en sesión del 26 de abril de 1872, resolvió
tomar
posesión de la Casa Parroquial, para establecer allí sus oficinas y las
del Juzgado
de Paz. Y así se dio comienzo a un largo conflicto que se extendió más
de una década. El por entonces nuevo sacerdote José Corominas argumentaba
ante el atropello: “...informo al Señor Arzobispo de Buenos Aires respecto
del terreno en que está situada la casa actualmente ocupada por la
Municipalidad, anexa y apoyada a la iglesia actual, que en dicho terreno estaba
la iglesia anterior a la que hoy existe y además había unos ranchos en que
vivieron en pacifica posesión los Curas de la Sota, Riccardi, Robles y Martini,
pues no se encuentra en este Archivo Parroquial ningún escrito que diga que la
Iglesia haya sufrido alguna interrupción en su pacífica posesión del expresado
terreno ni tampoco que se haya despojado de él. Que también dice la voz general
de este pueblo ser terreno de la Iglesia (...)”. Sin embargo, a pesar del sólido argumento del Párroco,
hasta el Telégrafo del Estado funcionó en la casa perteneciente a la
Iglesia.
El 25 de noviembre de 1884,
el sacerdote José María Cambra y Rivas le envió una nota al arzobispo de
Buenos Aires, monseñor León Federico Aneiros, en la que al
final mencionaba: “(…)...apelo a Ud. suplicando interceda ante el señor
Gobernador para recuperar la Casa Parroquial, pues ya hace tiempo que está
concluido el Palacio Municipal...”.
No se sabe exactamente en qué
momento se trasladaron las autoridades municipales a su nueva sede, pero el
miércoles 31 de diciembre de 1884 el pueblo asistió a la inauguración del
flamante Palacio Municipal.
Durante la “Década Usurpada”
En medio del conflicto
con la Iglesia, recién en 1876 había surgido la idea de realizar una
suscripción pública para recolectar fondos y lograr así erigir un edificio
acorde para el asiento de las autoridades municipales. A tal fin se había
conformado una comisión que culminó presidida por el inquieto vecino Ceferino
Peñalva, a quien acompañaron los no menos conocidos y destacados Ignacio
Rivas, Matías Barragán y Miñana y Celestino Muñoz.
Mientras los reclamos de
la Iglesia eran ignorados y apenas subsanados con el pago del alquiler de una
“piecita” para el Sacerdote en la calle Alsina N° 110 (actual Yrigoyen), la
comunidad respondió positivamente y en muy poco tiempo se llamó a concurso para
el nuevo edificio comunal.
El arquitecto francés Emilio
B. Coutaret (Thiers, Francia, 10 de abril de 1863; La Plata, 24 de
junio de 1949), obtuvo el primer premio por el proyecto del Palacio Municipal
de Azul, realizado en conjunto con el ingeniero Emilio Corti. Coutaret era sumamente
renombrado para la época, siendo quien también diseñó la municipalidad de Bahía
Blanca, la sede del Jockey Club de La Plata y la Catedral de Mar del Plata –en
conjunto con Pedro Benoit-, entre otras tantas obras.
Tras varias y largas
sesiones en el Concejo, finalmente el proyecto del nuevo edificio quedó en
manos del ingeniero arquitecto Juan Martín Burgos, involucrado poco
antes en el diseño de la capital bonaerense, al frente de la cual estaba el
Departamento de Ingenieros, con Pedro Benoit a la cabeza. Los planos y el
presupuesto fueron aprobados por la Corporación Municipal el 5 de
febrero de 1881. Ese mismo año se iniciaron las obras, que fueron
encomendadas a José Caputi, pues el arquitecto no se ocupó en lo más mínimo de
los trabajos (tal vez por algún conflicto de intereses), siendo Caputi quien
debió solucionar diversos problemas a lo largo de la construcción. Sin embargo,
vale aclarar que, a pesar de su desinterés, Burgos cobró efectivamente el 4%
del importe total de la construcción como honorarios…
Algunas características arquitectónicas
El arquitecto
Augusto Rocca, en su extraordinario libro “Historia de la arquitectura de
Azul”, describe con precisión el edificio:
“El Palacio Municipal es un edificio ecléctico que
combina su predominante estilo renacentista italiano con una afrancesada
cubierta de pizarra de gran pendiente que no llega a cubrir toda la superficie
de planta. Esta hibridación es típica del eclecticismo de la época, que ya se
orientaba hacia las formas francesas. Por detrás de la empinada techumbre
emerge la torre, que alude al carácter municipal del edificio, siguiendo el
modelo de los ayuntamientos medievales. Cabe mencionar que en el proyecto
original la torre se hallaba –como es lógico- delante de la cubierta de
pizarra, apoyando sobre el pórtico de acceso. Quizás por razones estructurales,
el constructor resolvió ubicarla detrás del edificio; para ello debió darle
mayor altura de lo contrario apenas hubiera sido visible desde la calle.
La planta del Palacio antes de sufrir los múltiples
agregados que la iban desfigurando presentaba una bien definida forma de ‘U’,
formada por el bloque principal, paralelo a la calle Yrigoyen, y las dos alas
que se extienden en sentido perpendicular hacia el fondo del terreno. Esta ‘U’
encierra un patio que queda flanqueado por galerías con columnas y que en
noviembre se tiñe de lila con la floración del más espléndido jacarandá de la ciudad.
Las alas que forman la ‘U’ no figuraban en el proyecto original; de hecho
fueron agregadas por Caputi, quien también cambió de lugar la ubicación de la
escalera.
El edificio fue concebido para ubicarse entre medianeras,
por lo que muestra un único frente diseñado, el cual es simétrico, presentando
dos leves salientes hacia los extremos y un cuerpo central bien adelantado que,
abarcando los dos niveles, conforma un jerárquico acceso en planta baja y el
balcón de la sala de sesiones, en planta alta. La planta baja de este cuerpo
central, conformada por pilares y columnas toscanas, está inspirada en los
pórticos del Palazzo degli Uffizi, en Florencia”.
De la gran inauguración a los intentos de
demolición…
Finalmente, luego de casi
tres años de trabajo, el último día del año 1884, se realizó la
inauguración oficial del Palacio Municipal de Azul mediante una serie de actos.
A cargo de la celebración estuvo una Comisión Especial, integrada por Eduardo
Plot, Gonzalo Doblas, Juan Luciani, Bernardino Clérici, Bartolomé Gaviña,
Cristóbal del Campo y Ricardo Dominique. Los señores Ruperto Dhers y Francisco
Echevarría fueron designados para el recibimiento y alojamiento de muchos
invitados.
Actuaron
varias bandas musicales de las que tenía la ciudad, dándole brillo y marco a
los acontecimientos, sobresaliendo la Banda Garibaldi y la Banda Infantil
Municipal, con veinte ejecutantes, bajo la dirección del maestro Vicente
Genovesi.
El
programa de actividades aprobado y concretado para la inauguración fue:
“A las 10 a.m. Te
Deum con asistencia de las autoridades superiores de la Provincia, Comandante
Militar del Partido, Municipalidad, Juez de Paz, Alcaldes y empleados
municipales y Juzgado, Comisario de Policía y empleados, Directores de los
periódicos EL ECO DEL AZUL y LA RAZÓN, Consejo Escolar y Directores de colegios
particulares, Gerentes, Consejeros y empleados de las sucursales de los Bancos Nacional
y Provincial, Agentes Consulares, Pte. y C. Directiva de las Sociedades: Club
Unión, La Argentina, Filantrópica Italiana, Española de Socorros Mutuos,
Cosmopolita de Socorros Mutuos, Logia Masónica, Club Artesanos, Jefes y
empleados de las oficinas Nacional de Correos y telégrafo, y telégrafo de la
Provincia, Arquitecto Director y Comisión fiscalizadora de las obras de
edificación, Gobernador y empleados de la Penitenciaría de Sierra Chica,
invitados de la Capital, Jueces de Paz y Presidentes de las municipalidades de
los Partidos de Olavarría, Tapalqué, Las Flores, Rauch, Tandil, Juárez y
vecindario en general.
De 10 ½ a 11 a.m. después del Te Deum,
Himno Nacional Argentino por la Banda Garibaldi, bombas, cohetes y disparos de
fusilería por los soldados de policía.
A las 11 a.m. pasará la concurrencia
al local del edificio destinado para Municipalidad y Juzgado de Paz,
verificándose enseguida el acto solemne de la inauguración; sirviéndose un
refresco.
En los edificios destinados para
comisaria, carne con cuero para el pueblo en general.
A las 2 p.m. corrida de sortija por
las personas que quieran tomar parte, en un costado de la plaza, en donde se
colocará el arco. Durante las horas de la corrida, habrá música en la plaza (la
que estará adornada con banderas), cohetes, bombas, ascensión de globos y demás
juegos de diversión.
De 8 a 9 p.m. Música, cohetes,
iluminación ‘a giorno’ de la plaza, fuegos artificiales, etc. etc.
De 10 p.m. en adelante gran baile
por invitación en los salones de la Municipalidad.
La
Comisión.
Siendo aprobado el presente programa
en sesión de la fecha, el infrascrito, por encargo de la Corporación que preside
tiene el agrado de invitar al vecindario en general a embanderar en este día el
frente de los edificios y a concurrir a las fiestas indicadas, contribuyendo
con su presencia a darles mayor brillo y esplendidez.
Azul, diciembre 24 de 1884.
Ingersoll C. Brown, Presidente.
Felipe Espíndola, Secretario”.
Ciento cuarenta años…
Pasaron los años y “pasaron cosas”.
El Palacio Municipal fue testigo estoico de: “La Revolución de los Médicos”,
“La
Revolución Radical del ’93”, el homicidio del presidente del Concejo
Deliberante, Eufemio Zavala y García, romances inapropiados, Golpes
Militares, “ladrones de guantes blancos” y políticos extraordinarios, proyectos
brillantes cajoneados y cortinas de humo... Debates sobre el reloj
en su torre (asentados en el Libro de Actas del Concejo Deliberante de los años
1886 y 1887), y la queja del “Diario del
Pueblo” del 30 de diciembre de 1926 en la que se sentenciaba que “ningún reloj público funciona”, sin
olvidarse del fracasado gas acetileno con el que se lo
iluminó -y a la Plaza Colón (hoy San Martín)-, el 25 de mayo de 1902 y algún
breve tiempo más…
Hacia
1932, el intendente Dante Bernaudo presentó un importante proyecto para la
demolición del actual Palacio Municipal y la construcción de uno mucho más
amplio y funcional, atendiendo a las sucesivas críticas que se venían dando
desde la administración, la comunidad y la prensa en general, la cual no dudaba
en catalogar al edificio como “vetusto y
poco funcional” desde hacía varias décadas. El proyecto de Bernaudo incluía
la remodelación y ensanchamiento de la Plaza Colón (actual San Martín), que
abarcaría una cuadra y media de largo, al anexársele la mitad de la manzana que
ocupa la Municipalidad, debiendo construirse el nuevo edificio en la mitad
restante hacia la calle Belgrano. Pero el Palacio resistió…
Poco más
tarde, finalizando la década del ’30, surgió otro proyecto de la mano del arquitecto
e ingeniero Francisco Salamone, a pedido del intendente Dr. Agustín Carús.
El nuevo y monumental edificio apenas quedó en bocetos, pues nunca se lograron
los consensos necesarios ni las partidas presupuestarias.
A pesar
de lo sucedido, hoy el Palacio Municipal continúa como uno de los símbolos
edilicios de nuestro Azul. Lo flanquean las plazoletas “Adolfo Alsina” y “Coronel
Pedro Burgos” (aunque muchos se empecinen en llamarlas vulgarmente “de la calesita” y “de la Madre”) y sus escalinatas supieron estar engalanadas con
sendos bustos de ambos personajes históricos, controversiales, pero altamente
relevantes para la historia y el desarrollo del pueblo devenido en ciudad. Las
imágenes fueron destruidas y nunca restauradas. Mancillada la obra de la
destacada Susana Vilardebó, pasaron algunos años con los nichos vacíos y
luego solo se colocó un nuevo busto del coronel Burgos realizado por otro
artista.
En sus ciento cuarenta años,
diversos cambios internos lo modificaron drásticamente y hasta se trastocó el
color azul-celeste original de su fachada por el blanco que lo caracteriza desde
hace mucho tiempo. Sin embargo, en su patio, un longevo Jacarandá (“Árbol Notable de Azul”, Ordenanza Nº 4.858/23)
florece anualmente, y en su hall, un remanso de poesía de la mano de la
inolvidable María Aléx Urrutia Artieda invita a llenarse de esperanzas en
un futuro venturoso, brillante, azul como nuestro Azul…