domingo, 7 de junio de 2020

Periodista, comisionado de Azul y nieto de Belgrano

Periodista, comisionado de Azul y nieto de Belgrano



Por Eduardo Agüero Mielhuerry


Carlos Manuel Silvano Vega Belgrano y Belgrano nació en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1858. Sus padres fueron Manuela Mónica Belgrano y Manuel Vega Belgrano, hija y sobrino nieto, respectivamente, del General Manuel Belgrano.
Perdió a su madre cuando apenas tenía 7 años. Sin embargo, a pesar de las prolongadas ausencias de su padre -quien comerciaba en Azul-, éste le aseguró una buena formación y educación, enviándolo al Seminario Inglés.
Fundó y dirigió con Gregorio Uriarte “El Plata literario”, en 1875. Ese mismo año, falleció su padre, dejándole a él y sus hermanos (Manuel y “Florita”) una considerable fortuna que les garantizó el porvenir.
En 1877 viajó a Europa. Estudió en París, Francia, y en Heidelberg y Bonn, Alemania, a cuyas universidades concurrió.
En 1885 se integró a la delegación nacional en Berlín, que estaba a cargo de Carlos Calvo (el autor del “Antiguo Nobiliario del Río de la Plata”).
Estando en el “viejo continente” escribió “Pensamientos”.  La obra fue publicada en Hamburgo, en 1890, en dos volúmenes, siendo muy bien recibida por la crítica en general y especialmente elogiada por el reconocido onegliense Edmundo D’Amicis.
Fue cónsul general entre 1886 y 1891.
Al regresar al país se consagró al periodismo y comenzó su actuación como excepcional mecenas de escritores y periodistas. Gracias a su intervención, el nicaragüense Rubén Darío pudo publicar “Prosas Profanas”.


“El Tiempo”


En 1894 (y hasta 1913) comenzó a editar el diario “El Tiempo”, de tendencia radical. Allí transcribía notas de diarios especializados de Europa, que traducía del francés, inglés, italiano, alemán y hasta del ruso.
En la afamada “Caras y Caretas”, en la edición del 28 de julio de 1900, se daba una auspiciosa noticia con simpáticos detalles:
“…Este importante diario, fundado en Octubre de 1894, por su actual director, señor Carlos Vega Belgrano, ha instalado su imprenta y oficinas en la gran casa próxima á la que antes ocupaba en la calle Piedad, traslado que reclamaban las mejoras materiales en él introducidas. (…) A los progresos realizados por ‘El Tiempo’, que han exigido su traslado, debe añadirse la instalación de una máquina rotativa Derrier, que empezará á funcionar próximamente, y que alcanza á tirar quince mil ejemplares por hora. Nos congratulamos de la prosperidad de nuestro colega haciendo votos por que ésta siga en aumento.”.
                Además de darle muchas satisfacciones y unos cuantos dolores de cabeza, el diario se llevaría su fortuna…
En abril de 1902, Carlos compró en Azul una propiedad en Mitre 431, entre Burgos y Colón.


Los tiempos duros…


En enero de 1905, el Dr. Ángel Pintos fue electo intendente de Azul por el “Comité Popular” -de extracción mitrista-. Aquellos conflictos que siempre habían estado latentes durante la administración de Federico Urioste -quien con su carácter conciliador había logrado en algunos momentos apaciguar los ánimos-, se desencadenaron cuando los férreos opositores decidieron solicitar la impugnación de las elecciones ante la Justicia del Crimen.
El Juez de Paz dictó una rápida sentencia que no fue acatada por el flamante Intendente, quien en agosto fue injustamente detenido y “conducido preso por las calles”, pretendiendo menospreciar y vapulear su imagen pública.
Finalmente, el 14 de octubre de aquel año, Pintos renunció a su cargo asumiendo interinamente como intendente Eufemio Zavala y García (que había sido elegido Presidente del Concejo). Pero la situación continuó deteriorándose hasta que el 24 de junio de 1906 se llamó nuevamente a elecciones, ganadas una vez más por el afamado médico.
Tras numerosas idas y vueltas judiciales, se designó a Manuel Aztiria como intendente y a Eufemio Zavala y García como Presidente del Concejo Deliberante. Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires designó como Comisionado de Azul a Carlos Vega Belgrano.


El día funesto


El 26 de noviembre se realizó una nueva sesión en el recinto del Concejo, la cual tomó un rumbo insospechado y dramático.
Tal como lo había establecido el comisionado Vega Belgrano, a las 15 horas, en el Palacio Municipal comenzaron a reunirse los municipales convocados para constituir la municipalidad de acuerdo a lo establecido por la Suprema Corte de Justicia bonaerense. Uno a uno arribaron Eufemio Zavala y García, Bernardo Guiraut, Manuel Aztiria, Luis Saint Germes, Gumersindo L. Cristobó, Ángel G. Toscano, Pacomio F. Ávila, Hipólito V. Dhers, Luis J. Cornille, entre muchos otros vecinos. 
Cuando el recinto estaba colmado y apenas se habían iniciado las formalidades, sin ningún fundamento salvo un absurdo entredicho, uno de los presentes -identificado con “la barra” opositora ligada a los hermanos Manuel y Evaristo Toscano- comenzó a disparar con un arma de fuego a mansalva.
Un confuso griterío, corridas y balazos por doquier configuraron una escena que dejó perplejo al comisionado Carlos Vega Belgrano. Enmudecido, apenas atinó a socorrer a Paulino Rodríguez Ocón, quien cayó a su lado herido en una pierna.
Más allá también fueron heridos Gumersindo L. Cristobó, Juan Bosch y Luis Cornille.
Cuando los ánimos se calmaron, abatidos sobre amplios charcos de sangre se hallaban los cuerpos sin vida de Miguel “Marota” Biggi (quien inició los disturbios) y el presidente del Concejo, Zavala y García.
La policía, que arribó “tarde”, se llevó a varios detenidos. Días después, el comisario Luis Aldaz fue convocado otra vez para reimplantar el orden en la ciudad.
Aquellos que habían sido detenidos por la policía fueron liberados lenta y sucesivamente.
El periódico “El Imparcial”, el viernes 28 de diciembre de 1906, daba la noticia de la renuncia del Comisionado y su alejamiento de la ciudad. Jugando a ser ingenuo, el periódico se manifestaba desconocedor de las razones que lo motivaron a renunciar. Sin embargo, después de lo acontecido en noviembre, a pocos días de su arribo a la ciudad, el alejamiento de Vega Belgrano era más que entendible.


Por la cultura…


En varias oportunidades, Carlos Vega Belgrano presentó su candidatura a diputado nacional, pero no fue electo.
Fue Presidente de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. En 1907, Joaquín V. González lo nombró bibliotecario de la Universidad de La Plata, cargo que mantuvo hasta su fallecimiento.
Entre aquél año y 1915 fue miembro del Consejo de Educación de la provincia de Buenos Aires. Además, en 1910 fue nombrado Director General de Escuelas.
Asimismo, fue presidente del Círculo de la Prensa, presidente de la biblioteca municipal, presidente de El Ateneo, vicepresidente de la conferencia pedagógica de Córdoba y de la Sociedad de amigos de la educación. Y colaboró asiduamente en periódicos y revistas.
Viejo y en la pobreza, Carlos recompensaba su parvo sueldo de bibliotecario llevando cada día en su viaje por tren a La Plata una parte de sus libros, que donaba a la biblioteca universitaria.
Alguna vez, el escritor (también pintor y diplomático) Emilio Lascano Tegui o Vizconde de Lascano Tegui, escribió: “Plantear la figura de Carlos Vega Belgrano como la de un gran periodista de la época de oro de Buenos Aires sería mezquino. Pero es en parte culpa suya. Es en la prensa donde ha señalado — a pesar suyo y de esa su gran modestia que lleva coquetamente a caballo de sus lentes — su extensa obra de cultura nacional. Ha sido un alto educador, un educador literario. (…) ‘El Tiempo’ fue el diario más prestigioso de la prensa de la tarde. El más leído. El más gustado.”


El final…


Soltero y sin hijos, Carlos Manuel Silvano Vega Belgrano falleció el 19 de abril de 1930.

Los miembros del Círculo de la Prensa le hicieron guardia de honor en la capilla ardiente, junto con los integrantes de la Liga Nacional de Educación.



El presente artículo es una síntesis del capítulo correspondiente al libro “Los Belgrano y el Azul” que el autor de la nota editará antes de fin de año.





Carlos Vega Belgrano