jueves, 13 de enero de 2022

Algunos apuntes sobre el Palacio Municipal

                     Algunos apuntes sobre el Palacio Municipal

          

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

         En 1875 pasó por Azul el explorador argentino Francisco Pascasio Moreno que diría en sus apuntes: “...Azul es todo dinero y carísimo (...) éste pueblo en vez de llamarse Azul debería ser Farmacia, por la abundancia de boticarios y galenos...”. A pesar de las apreciaciones del investigador, a punto de cumplir medio siglo de existencia, el pueblo no contaba, con importantes edificios privados y mucho menos públicos. De hecho, las instituciones administrativas funcionaron mucho tiempo en casas “alquiladas” a particulares o usurpadas…

La Corporación Municipal, en sesión del 26 de abril de 1872, había resuelto tomar posesión de la Casa Parroquial, para establecer allí sus oficinas y las del Juzgado de Paz. Y así había empezado un largo conflicto que se extendió más de una década. El por entonces Sacerdote argumentaba ante el atropello: “...informo al Señor Arzobispo de Buenos Aires respecto del terreno en que está situada la casa actualmente ocupada por la Municipalidad, anexa y apoyada a la iglesia actual, que en dicho terreno estaba la iglesia anterior a la que hoy existe y además había unos ranchos en que vivieron en pacifica posesión los Curas de la Sota, Riccardi, Robles y Martini, pues no se encuentra en este Archivo  Parroquial ningún escrito que diga que la Iglesia haya sufrido alguna interrupción en su pacífica posesión del expresado terreno ni tampoco que se haya despojado de él. Que también dice la voz general de este pueblo ser terreno de la Iglesia (...).

Sin embargo, a pesar del sólido argumento del Párroco, hasta el Telégrafo del Estado funcionó en la casa perteneciente a la Iglesia. El 25 de noviembre de 1884, el sacerdote José María Cambra y Rivas le envió una nota al arzobispo de Buenos Aires, monseñor Aneiros, en la que al final menciona: “(…)...apelo a Ud. suplicando interceda ante el señor Gobernador para recuperar la Casa Parroquial, pues ya hace tiempo que está concluido el Palacio Municipal...”.

No se sabe exactamente en qué momento se trasladaron las autoridades municipales a su nueva sede, pero el 31 de diciembre de 1884 el pueblo asistió a la inauguración del flamante Palacio Municipal, frente al cual, luego del Te Deum celebrado a las 10:30, se entonó el Himno Nacional ejecutado por la Banda Garibaldi.

 

 

Durante la “Década Usurpada”

 

 

En medio del conflicto con la Iglesia, recién en 1876 había surgido la idea de realizar una suscripción pública para recolectar fondos y lograr así erigir un edificio acorde para el asiento de las autoridades municipales. A tal fin se había conformado una comisión que culminó presidida por el inquieto vecino Ceferino Peñalva, a quien acompañaron los no menos conocidos y destacados Ignacio Rivas, Matías B. y Miñana y Celestino Muñoz.

Mientras los reclamos de la Iglesia eran ignorados y apenas subsanados con el pago del alquiler de una “piecita” para el Sacerdote en la calle Alsina N° 110 (actual Yrigoyen), la comunidad respondió positivamente y en muy poco tiempo se llamó a concurso para el nuevo edificio comunal.

El arquitecto francés Emilio B. Coutaret (Thiers, Francia, 10 de abril de 1863;  La Plata, 24 de junio de 1949), obtuvo el primer premio por el proyecto del Palacio Municipal de Azul, realizado en conjunto con el ingeniero Emilio Corti. Coutaret era sumamente renombrado para la época, siendo quien también diseñó la municipalidad de Bahía Blanca, la sede del Jockey Club de La Plata y la Catedral de Mar del Plata Plata –en conjunto con Pedro Benoit-, entra otras tantas obras.

Tras varias y largas sesiones en el Concejo, finalmente el proyecto del nuevo edificio quedó en manos del ingeniero arquitecto Juan Martín Burgos, involucrado poco antes en el diseño de la capital bonaerense, al frente de la cual estaba el Departamento de Ingenieros, con Pedro Benoit a la cabeza.

Los planos y el presupuesto fueron aprobados por la Corporación Municipal en 1881. Ese mismo año se iniciaron las obras, que fueron encomendadas a José Caputi, pues el arquitecto no se ocupó en lo más mínimo de las obras (tal vez por algún conflicto de intereses), siendo Caputi quien debió solucionar diversos problemas a lo largo de la construcción.

           

Algunas características arquitectónicas

 

El arquitecto Augusto Rocca, en su extraordinario libro “Historia de la arquitectura de Azul” describe con precisión el edificio:

“El Palacio Municipal es un edificio ecléctico que combina su predominante estilo renacentista italiano con una afrancesada cubierta de pizarra de gran pendiente que no llega a cubrir toda la superficie de planta. Esta hibridación es típica del eclecticismo de la época, que ya se orientaba hacia las formas francesas. Por detrás de la empinada techumbre  emerge la torre, que alude al carácter municipal del edificio, siguiendo el modelo de los ayuntamientos medievales. Cabe mencionar que en el proyecto original la torre se hallaba –como es lógico- delante de la cubierta de pizarra, apoyando sobre el pórtico de acceso. Quizás por razones estructurales, el constructor resolvió ubicarla detrás del edificio; para ello debió darle mayor altura de lo contrario apenas hubiera sido visible desde la calle.

La planta del Palacio antes de sufrir los múltiples agregados que la iban desfigurando presentaba una bien definida forma de “U”, formada por el bloque principal, paralelo a la calle Yrigoyen, y las dos alas que se extienden en sentido perpendicular hacia el fondo del terreno. Esta “U” encierra un patio que queda flanqueado por galerías con columnas y que en noviembre se tiñe de lila con la floración del más espléndido jacarandá de la ciudad. Las alas que forman la “U” no figuraban en el proyecto original; de hecho fueron agregadas por Caputi, quien también cambió de lugar la ubicación de la escalera.

El edificio fue concebido para ubicarse entre medianeras, por lo que muestra un único frente diseñado, el cual es simétrico, presentando dos leves salientes hacia los extremos y un cuerpo central bien adelantado que, abarcando los dos niveles, conforma un jerárquico acceso en planta baja y el balcón de la sala de sesiones, en planta alta. La planta baja de este cuerpo central, conformada por pilares y columnas toscanas, está inspirada en los pórticos del Palazzo degli Uffizi, en Florencia”.

 

De la gran inauguración a los intentos de demolición…


Finalmente, luego de casi tres años de trabajo, el último día del año 1884, se realizó la inauguración oficial del Palacio Municipal de Azul mediante una serie de actos. A cargo de la celebración estuvo una Comisión Especial, integrada por Eduardo Plot, Gonzalo Doblas, Juan Luciani, Bernardino Clérici, Bartolomé Gaviña, Cristóbal del Campo y Ricardo Dominique. Los señores Ruperto Dhers y Francisco Echevarría fueron designados para el recibimiento y alojamiento de muchos invitados.

Actuaron varias bandas musicales de las que tenía la ciudad, dándole brillo y marco a los acontecimientos, sobresaliendo la Banda Garibaldi y la Banda Infantil Municipal, con veinte ejecutantes, bajo la dirección del maestro Vicente Genovesi.

Pasaron los años y “pasaron cosas”, y el Palacio Municipal fue testigo estoico de: “La Revolución de los Médicos”, “La Revolución Radical del ’93”, el homicidio del presidente del Concejo Deliberante, Eufemio Zavala y García, romances inapropiados, Golpes Militares, “ladrones de guantes blancos” y políticos extraordinarios, proyectos brillantes cajoneados y cortinas de humo... Debates sobre el reloj en su torre (asentados en el Libro de Actas del Concejo Deliberante de los años 1886 y 1887), y la queja del “Diario del Pueblo” del 30 de diciembre de 1926 en la que se sentencia que “ningún reloj público funciona”, sin olvidarse del fracasado gas acetileno con el que se lo iluminó -y a la Plaza Colón (hoy San Martín)-, el 25 de mayo de 1902 y algún breve tiempo más…

Hacia 1932, el intendente Dante Bernaudo, presentó un importante proyecto para la demolición del actual Palacio Municipal y la construcción de uno mucho más amplio y funcional, atendiendo a las sucesivas críticas que se venían dando desde la administración, la comunidad y la prensa en general, la cual no dudaba en catalogar al edificio como “vetusto y poco funcional” desde hacía varias décadas. El proyecto de Bernaudo incluía la remodelación y ensanchamiento de la Plaza Colón, que abarcaría una cuadra y media de largo, al anexársele la mitad de la manzana que ocupa la Municipalidad, debiendo construirse el nuevo edificio en la mitad restante hacia la calle Belgrano. Pero el Palacio resistió…

Poco más tarde, finalizando la década del ’30, surgió otro proyecto de la mano del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone. El nuevo y monumental edificio apenas quedó en bocetos, pues nunca se lograron los consensos necesarios para las partidas presupuestarias.

Y los años pasaron… y el Palacio Municipal continúa como uno de los símbolos edilicios de nuestro Azul. Lo flanquean las plazoletas “Adolfo Alsina” y “Coronel Pedro Burgos”, aunque muchos se empecinen en llamarlas corrientemente “de la calesita” o “de la Madre”. Y sus escalinatas estaban engalanadas con sendos bustos de ambos personajes históricos, controversiales, pero altamente relevantes para la historia y el desarrollo del pueblo devenido en ciudad. Aún los nichos siguen vacíos y mancillada la obra de la destacada Susana Vilardebó.

Los años lo golpearon y cambiaron su color azul-celeste original por el blanco que lo caracteriza hace mucho tiempo, sin embargo, en su hall, un remanso de poesía de la mano de la inolvidable María Aléx Urrutia Artieda invita a llenarse de esperanzas en un futuro venturoso, brillante, azul como nuestro Azul…



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Antigua Plaza Colón, hoy General San Martín