viernes, 17 de abril de 2020

Dándole pelea a la vida

Dándole pelea a la vida


Por Eduardo Agüero Mielhuerry

Gregorio Manuel Peralta nació el 8 de mayo de 1935 en la localidad de Villa Concepción (distrito actualmente absorbido por el departamento Capital), provincia de San Juan. Sus padres fueron Pastor Peralta y Manuela Miranda.
Tuvo, al menos, once hermanos: Valerio “Mino” Balbino, Víctor Segundo, Carlos Narciso, Jesús Domingo, Alberto Pastor, Néstor Nicolás, Abel Francisco, Ramón Avenamar, Teodora Ercilia, Elvira Nelly y Dolores Elsa.
Luego del terremoto que azotó a San Juan el 15 de enero de 1944, los Peralta -que vivían en un callejón llamado Alaniz-, quedaron prácticamente en la miseria y de alguna u otra manera todos los hermanos debieron salir a trabajar, desde coser hasta vender diarios o lustrar zapatos. Sin embargo, ninguno de los varones dejó de practicar el único deporte que les permitía su padre policía: boxeo.
A los 16 años, Gregorio ingresó en la Escuela de suboficiales de la Marina de Guerra, teniendo como destino la isla Martín García. Tiempo después fue trasladado al Arsenal Naval Azopardo, unidad asentada en Azul.
Residiendo en nuestra ciudad reinició sus prácticas boxísticas en el cuadrilátero levantado en el Club Defensores de Barracas, ubicado en la esquina de las calles San Martín y Castellár, comenzando su presentación en la zona donde empezó a ser conocido como “el marinerito de Azul”, combatiendo en la región con resultados generalmente satisfactorios.


Debut en Azul


            “Goyo” debutó a los 19 años de edad como pugilista en nuestra ciudad, dirigido por Ricardo Maríngola, quien había sido, algunos años antes, uno de los mejores boxeadores lugareños.
En Defensores de Barracas fue presentado por el vecino y sastre Francisco Sansineto, quien a Peralta lo conoció en el Hotel Igarza (sobre calle San Martín frente a la estación de trenes), donde habitualmente paraba gente del Arsenal
En las primeras tres presentaciones, que tuvieron lugar en Olavarría y Azul, el 4 de diciembre de 1953 y el 16 y el 29 de enero de 1954, actuó como semifondista, venciendo por puntos a Néstor Di Palma y Ernesto Leide, empatando a su vez también con éste último. A partir del cuarto combate se desempeñó como fondista, batiendo a José Molina por nocaut en la segunda vuelta.
Como aficionado sostuvo 48 peleas de las cuales ganó 44, empató 2 y perdió 2 por puntos. Los únicos que le ganaron (en la Capital Federal), fueron J. Arraigada y E. Díaz, el 30 de octubre de 1954 y el 18 de septiembre de 1956.
La derrota frente a Arraigada –a quien le había ganado en Azul por puntos el 13 de noviembre de 1954-, fue en la final del Campeonato de Novicios Guantes de Oro.
El 30 de octubre de 1956 se clasificó campeón invicto latinoamericano; el 12 de abril de 1957 campeón argentino y el 29 de mayo del mismo año otra vez campeón latinoamericano.
De las 44 peleas ganadas, 34 fueron por puntos, 7 por nocaut, 2 por abandono y 1 por walk-over, es decir la no presentación del rival. De los 48 encuentros, 22 los libró en Azul, 9 en Capital Federal, 4 en Montevideo, 3 en Chile, 3 en Olavarría, 3 en Necochea, 2 en Mar del Plata, 1 en Tapalqué y 1 en General Alvear.


Pasiones y boxeo…


“Goyo” fue el mayor de una familia de boxeadores que también incluyó a sus hermanos Avenamar (fue campeón argentino medio pesado), Néstor y Alberto, con quienes alguna vez compartió cartel en una reunión especial de cuatro peleas organizada en el Luna Park como “La noche de los Peralta”.
Joven, exitoso y “pintón”, se decía que tuvo mil romances, hasta con la famosa vedette de la época Ámbar La Fox (cuyo nombre real era Amanda Lasausse y fuera más tarde la madre de Reina Reech). Sin embargo, su esposa y gran amor fue la azuleña Nilda Noemí “Mimí” Canevello (hija de Andrés Canevello y Filomena Pereira), con quien contrajo matrimonio el 19 de septiembre de 1957 en la Parroquia San Antonio de Padua. Con ella tuvo cuatro hijos: Andrés Gregorio (nacido en Uruguay), Andrea, Juan Domingo (ahijado del General Perón) y Manuel Martín (nacido en España).
Sus presentaciones en los combates de fondo en el Club Barracas concentraban gran cantidad de público, que lo seguía no sólo por sus éxitos deportivos, sino también por su personalidad, siempre dispuesta a cosechar amigos.
El 5 de abril de 1958 hizo su debut en el boxeo profesional, noqueando a su rival René Pereyra en el mítico Luna Park de la Capital Federal.
El 31 de marzo de 1959, Peralta sufrió su primera derrota como profesional, una derrota de diez asaltos por decisión al entonces reinante campeón de peso semipesado de América del Sur, Luis Ignacio en Sao Paulo, Brasil, en un combate no titular. Peralta tuvo una derrota y dos empates en sus siguientes tres peleas, pero luego volvió a ganar, cuando él se vengó de su derrota contra Ignacio por noquearlo en tres rondas, el 23 de agosto en Brasil.
En 1960 alternó sus presentaciones en el Luna Park, con las que se realizaban en el gimnasio de Alumni Azuleño.
Entre 1961 y 1962 realizó peleas en Azul, Buenos Aires, Tapalqué, Mar del Plata, conquistando en esta ciudad balnearia el título de campeón argentino de peso máximo y el 17 de julio de 1963 fue proclamado Campeón sudamericano de peso pesado.
Varias de las peleas en las que actuó “Goyo” fueron realizadas en nuestra ciudad gracias a su iniciativa -y a la de su representante-, dando muestras de la importancia que le daba a Azul.


A pelear por el mundo


En épocas en que sólo existían las ocho categorías clásicas, Peralta, cuyo peso natural de pelea rondaba los ochenta y cinco kilos, resultaba demasiado pesado para la categoría de los semicompletos (límite 79,400) y demasiado liviano para la de los completos. Con esa contra debió cargar en el transcurso de toda su carrera para imponer su estilo de alta técnica que desarrolló guiado por el maestro Alfredo Porzio.
El título argentino de los pesados se lo arrebató en 1961 al necochenseJosé “Kid Tutara” Giorgetti, a quien le concedió trece kilos de ventaja.
A partir de 1963, desarrolló una importante campaña internacional -siempre a las órdenes de Porzio-, que incluyó una victoria sobre el campeón mundial medio pesado, el estadounidense Willie Pastrano, en Miami, el 20 de septiembre de ese año.
La próxima pelea de Peralta, el 15 de noviembre, fue también su primera pelea en el Madison Square Garden de Nueva York. Venció a Wayne Thornton, a quien volvería a derrotar prontamente.
Así fue que le llegó otra oportunidad frente a Pastrano, en abril de 1964, en Nueva Orleans, pero una herida en una ceja le significó la derrota, en el sexto round.
En el Luna Park, uno de los combates que más se recuerda fue frente al medio pesado peruano Mauro Mina, a quien venció en una auténtica exhibición, con una sola mano útil, por haberse lesionado tempranamente la otra.


“Goyo” versus “Ringo”


Junto a Oscar “Ringo” Bonavena, “Goyo” Peralta protagonizó en el Luna Park, el 4 de septiembre de 1965, una de las peleas más célebres del boxeo nacional, un verdadero hito en la historia pugilística argentina.
Se acabaron las localidades varios días antes. Fue un récord de asistencia con 25.236 espectadores que dejaron en boleterías más de 13 millones de pesos moneda nacional (unos 55.000 dólares).
La expectativa del encuentro era extraordinaria, se esperaba un triunfo del sanjuanino que defendía su título y era el ídolo de la afición, el desafiante de 22 años -Bonavena- como era su costumbre, había recorrido los canales de televisión haciendo gala de su guapeza y asegurando que a “Goyo” “lo iba a matar”. En el famoso programa conducido por José “Pipo” Mancera, “Sábados Circulares”, se presentó varias veces repitiendo las mismas amenazas. Esto hizo que el popular conductor mandara varias cámaras a las inmediaciones del Luna Park para palpar el evento desde afuera, porque no fue televisado.
El réferi fue Víctor Avendaño. El primero al entrar al cuadrilátero fue Ringo, que se llevó la mayor silbatina que haya recibido un argentino en ese lugar. A causa de su particular forma de ser que contrastaba con la del campeón, que se caracterizaba principalmente por su bajo perfil. Contra todos los pronósticos y para la desazón de la concurrencia, Bonavena ganó la pelea por puntos, luego de haberlo volteado en el 5º round.
Para Goyo fue un golpe terrible. Pero tuvo su revancha cuatro años más tarde, en el “Cilindro” de Montevideo, cuando alcanzó un empate, aunque para muchos de los observadores el verdadero ganador había sido Peralta.
Poco después, “Goyo” se vería distanciado del Luna Park, por diferencias entre la empresa y su manager, Héctor Nesci.


Por el General…


De nuevo en los Estados Unidos, llegó a pelear dos veces con el joven George Foreman - más tarde sería campeón mundial y quien dirá que “Goyo” fue uno de sus rivales más duros-, un típico noqueador que sin embargo y pese a los trece años de diferencia, no logró infligirle la cuenta de diez segundos: lo superó primero por puntos y luego, por técnico en el décimo y último round. El 16 de febrero de 1970 fue el primer encuentro en el Madison Square Garden, en una pelea que fue televisada a nivel nacional en los Estados Unidos.
“Goyo” era un hombre correcto en sus modales, con un hablar pausado y pensante, marcado por su humildad y caracterizado por su trato siempre afable.
Cuando ya se lo consideraba al borde del retiro prolongó su carrera en España, donde estuvo radicado desde comienzos de los años ’70 y donde venció al publicitado noqueador vasco José Manuel “Urtain” Ibar.
“Goyo” siempre fue un reconocido seguidor del ex presidente argentino, Juan Domingo Perón, a quien visitaba asiduamente e incluso era padrino de su tercer hijo. Tanto admiraba al General que solía usar en sus peleas una bata celeste y blanca con una inscripción en la espalda: “Argentino y peronista”. Antes del combate, concurrió a visitar a su amigo y líder que se encontraba exiliado en Madrid y este le recomendó que no se arriesgara. Pero él peleó igual para demostrarse a sí mismo que todavía seguía vigente. Y ganó, por él y por el General.
Con la excepción de una victoria sobre Gerhard Zacarías -el 3 de diciembre de 1971-, en Alemania, Peralta luchó nueve de sus próximos diez combates en España. Estos incluyen una victoria sobre LeroyCaldwell por un nocaut en la cuarta ronda el 2 de febrero de 1972.
A los 38 años de edad decidió retirarse del boxeo y a la melancolía que le provocaba recordar viejos tiempos debió sumarle la desintegración de su familia, de la cual se alejó progresivamente.


La última pelea…


A mediado de los ’80 volvió solo a nuestro país y se radicó en Rosario, Santa Fe. Ya no volvería a ver a sus hijos -que se quedaron instalados en Alicante-, sin embargo, alguna vez tuvo algún contacto telefónico esporádico por el que supo que se había convertido en “abuelo”…
Por intermedio de un conocido empresario consiguió trabajo en la Dirección Provincial de Viviendas de la ciudad y se instaló en una casita en un barrio humilde de la periferia.
Vivió los últimos años de su vida junto a María Sara Echeverría, hija del recordado médico de Tapalqué, Dr. Lorenzo “Lolo” Echeverría, a quien conocía desde muchos años antes y se había convertido en su compañera.
Era frecuente verlos pasear por la peatonal, luciendo él en su pecho un escudo del Partido Peronista, o yendo a misa en la Catedral rosarina.
Gregorio Manuel “Goyo” Peralta murió en la ciudad santafesina, a los 66 años, como consecuencia de una miocardiopatía, el miércoles 3 de octubre de 2001, en el Hospital Italiano.
Sus restos fueron inhumados en el cementerio rosarino “El Salvador”, y aunque pronto surgió la intención de trasladarlos a Azul, la idea no prosperó.



Gregorio Manuel Peralta, "Goyo"

INFO EXTRA:

El concejal que no fue


            Poco antes de las elecciones de 1962, el presidente electo Arturo Frondizi declaró que, frente a un triunfo peronista, no les entregaría el poder y ante algunos éxitos electorales eligió correr el riesgo de enfrentar al peronismo en elecciones abiertas. El 18 de marzo los candidatos justicialistas ganaron ampliamente en las principales provincias y municipios.
            En nuestra ciudad, Juan Carlos Pourtalé se presentó como candidato al frente de la Unión Popular, partido en el cual se encolumnó el Justicialismo, cuyos candidatos a nivel provincial fueron Andrés Framini y Marcos Anglada. La elección, aunque le dio el triunfo, fue bastante reñida: Pourtalé obtuvo 7.776 votos, mientras que el radical Juan Iturralde lograba 6.450 sufragios.
            En la lista de Pourtalé se destacaba el nombre de Gregorio Manuel Peralta para integrar el Concejo Deliberante.
Lo ocurrido en Azul se repitió en casi todo el país y fue un claro ejemplo de que el peronismo conservaba aún su fuerza. Ante dicha situación Frondizi decidió intervenir las provincias en las que el peronismo había ganado, cambió todo su gabinete y encargó a Aramburu una mediación con los Partidos políticos, quienes se mostraron indiferentes ante los problemas del Presidente. Esta fue la señal que los militares esperaban, y el 28 de marzo de 1962 depusieron a Frondizi.


Golpe a golpe…


En su larga carrera en la categoría peso pesado disputó 112 peleas oficiales. Ganó 61 por K.O y 33 por puntos. Obtuvo 9 empates y apenas 9 derrotas.

Seminario versus Balneario

Seminario versus Balneario


Por Eduardo Agüero Mielhuerry

La Piedra Fundamental del Seminario debería haber sido colocada en la chacra “Santa Elena”, ubicada en la margen izquierda del Arroyo a pocos metros de cruzar el puente San Benito. Sin embargo, como los días previos a la ceremonia habían sido de mal clima y con importantes precipitaciones, la prolongación de la calle Colón –actual avenida Carlos Pellegrini- era verdaderamente intransitable. Ante este inconveniente y para evitar cualquier disgusto frente a los ilustres visitantes, el padre Cáneva decidió realizar el acto de Bendición de la Piedra, el 12 de octubre de 1939, en el atrio de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario.
            La celebración fue magnífica. Sin embargo, todo aquello fue en sí un mal presagio para la obra tan soñada por el padre Cáneva. Prácticamente al mismo tiempo, desde diversos sectores de la comunidad y con el apoyo de la propia municipalidad, surgió la idea de crear en el Paraje San Benito un balneario


Los motivos de la frustración


Dos artículos contrapuestos, pero contundentes en sus argumentos, reflejan la disyuntiva en la que se encontraba la comunidad frente a dos obras de tamaña envergadura y tan disímiles en sus objetivos que pretendían desenvolverse en el mismo sector con el Arroyo como única línea divisoria. Evidentemente era imposible que ambas subsistieran y “convivieran”. Por un lado, el periódico “El Ciudadano” en su edición del viernes 2 de febrero de 1940, informaba:

            El balneario es una creación arbitraria e injustificable.- La instalación y funcionamiento del balneario municipal en San Benito, da mérito a una serie de consideraciones, tendientes a demostrar en forma irrecusable que esta iniciativa, si bien ofrece algunos aspectos atrayentes –desde luego superficiales- no resiste al menor análisis, porque está llena de negaciones legales, no consulta la verdadera moral ni el punto elegido para su instalación.
            Pero hay algo fundamental en esta inocente iniciativa y es que carece del prestigio que da la ley cuando se le respeta y, por ende, se cumple. En el caso cabe preguntar con qué derecho ha obrado la intendencia que dispone por sí y ante sí del arroyo y la vía pública que ocupa dicho balneario, afectando las propiedades vecinas, el tránsito de las haciendas y despreocupándose por completo de la moral en sus cercanías con el gran edificio destinado a Seminario, instituto que pronto será dotado de hermosas construcciones y en donde cursarán sus estudios sacerdotales numerosos jóvenes que, en verdad, necesitarán de un discreto aislamiento que les ahorre las distracciones que el mundanal ruido brinda con todo el bagaje de las tentaciones y distraimientos.
            Para salvar este espectáculo mundano que ofrece el improvisado balneario, tendría que levantar ese claustro altos paredones que luego de privar al establecimiento de amplia aireación, le impondrá desembolso apreciable de fondos que no están calculados en el presupuesto de las obras.
            Esta sola circunstancia, perfectamente fundamentada permite preguntar si las autoridades ‘intendentiles’ no han encontrado otro lugar más útil y aparente que el elegido fuera de los límites urbanos de la ciudad, cuando el arroyo Azul bordea todo el sur, oeste, norte y este de la ciudad, en los cuales ofrece parajes apreciables para instalar un balneario que esté en consonancia con los adelantos edilicios que ostentamos y que él se levante prestigiado por las leyes y ordenanzas municipales que rigen la materia?
            Y decimos prestigiado, etc., porque la intendencia no ha podido sin la sanción previa del Concejo Deliberante disponer de un solo centavo ni del paraje ni de la modificación substancial que surge de la clausura de calles y del tradicional camino para el tránsito de haciendas, etc.
            El hecho de que esta obra, por cierto peregrina y torpe, se realice con dineros y objetos donados, no da a la intendencia mejor derecho para apropiarse de ellos e invertirlos discrecionalmente, puesto que basta que a la comuna se le done una cosa fungible o no para que automáticamente, pase a ser propiedad del Estado y, por tanto, requiera ordenanzas especiales para poder disponer de ellos. De esto no se ha observado nada: ha primado la “omnímoda” voluntad de dos o tres que hacen como si fuesen intendente y presidente del concejo, para que la obra se lleve a cabo con todos los  aspectos legales, sin pensar que no tiene el derecho de hacer obra e invertir los dineros del pueblo en empresas que parecerían van a beneficiar directamente a sus desenvueltos autores.
            Bastante se habla en el pueblo acerca de esta cuestión, señalándose que el paraje elegido para instalar el pretendido balneario, tiende a favorecer exclusivamente a la empresa de ómnibus (que goza de muchos privilegios abusivos), de la cual se denuncia la existencia de determinados ‘accionistas’, por más que la empresa nunca alcanzó las formas legales para ser una entidad responsable, con todos los requisitos y exigencias que la ley prescribe terminantemente. La calculada instalación de esta ‘empresa’ en la margen del puente San Benito ‘tete a tete’ con el balneario y su discrecional sistema de servicios que presta, consolidan esta sospecha, agregado a los abusos que hemos denunciado sobre los arbitrarios recorridos sin que autoridad alguna llame al orden a la “empresa”.
            Si esto no fuera a juicio al menos de criterios convencionalistas, suficiente fundamento, hay más, que da la pauta inaceptable de este infarto ‘intendentero’ y es que ¿con qué derecho la “empresa” modifica arbitrariamente sus recorridos y por qué cobra por recorridos caprichosos de 10 cuadras, 10 centavos –de San Benito a la plaza- amén del abuso que importa despojar de sus derechos al pueblo, negándose a efectuar los recorridos establecidos?
            Si se arguyera, por ejemplo, que la dicha ‘empresa’ no tiene una concesión emanada de autoridad competente –Concejo Deliberante e intendencia- sino un mero ‘permiso’ ello no mejoraría la situación ni le daría mejor derecho para funcionar, alejándola  todavía más de los avances que se adjudica.
            En síntesis, esta cuestión es importante bajo el aspecto de orden y la legalidad edilicia y hemos de volver sobre ella oportunamente.”.

            Casi como una respuesta entre colegas, el “Diario del Pueblo”, en su edición del sábado 3 de febrero de 1940, se explayaba:

            La creación del Balneario es un acierto. No son las torpes críticas las que pueden desviar una cuestión ya definitivamente resuelta.- Vemos por segunda vez que el Balneario San Benito está siendo víctima de las iras e infundios de un colega de la tarde que no sabemos cómo se ha desviado tan torpemente para decir una serie de sandeces fuera de toda realidad y toda lógica. El balneario no es una obra que pueda ser atacada bajo ningún concepto. Ni bajo el concepto legal –porque entonces no creeríamos que tienen en la casa un ‘abogado’- ni bajo el aspecto moral porque entonces creeríamos que se trata de un cronista beato que se ruboriza ante la presencia de unas piernas más o menos contorneadas o que un modernísimo ‘short’ lo saca de quicio, o sencillamente se trata de un desorientado a quien las cosas de hoy le causan el reparo de ayer…
            El Balneario es todo un acierto municipal que no puede ser discutido bajo aspecto alguno como lo prueba la circunstancia de que toda la población de Azul se ha volcado en el mismo cuando el tiempo se prestaba para ello y debemos dejar constancia que en ningún momento se produjo nota alguna de inmoralidad como lo supone el torpe cronista, y porque un balneario nunca ha sido nada inmoral como lo justifica Mar del Plata donde existe un balneario y donde infinidad de seglares se bañan en las playas respectivas sin más reparo que el que impone al decencia y los buenos hábitos, y la buena educación que parece que aquí no se estila según el cegatón cronista. Nuestro balneario es tan bueno en todo sentido como el mejor y su ubicación no puede ser movida por las razones que se exponen porque entonces creeremos que no hay fe en los hombres, porque entre las tentaciones están los santos y los hombres probos y no en los claustros ni en los aislamientos más profundos porque allí ‘cualquiera’ es santo.
            Para atacar ésta obra que según el pueblo es la mejor obra de la municipalidad se ha dicho una serie de sandeces ridículas impropias de hombres que están frente de un diario, porque los diarios, que son los orientadores y los trasuntadores de todo lo que es aspiración pública, deben estar siempre con el pueblo y no contra éste y atacar en las actuales circunstancias al Balneario es atacar al mismo pueblo ya  que no hay azuleño que no mire con simpatía su balneario y no crea que se trata de una de las conquistas más simpáticas de los últimos años. Y para atacar la obra que debe ser inconmovible, se apela a recursos rastreros como los de afirmar que las autoridades tienen alguna connivencia con la empresa de ómnibus y que el balneario ha sido establecido para favorecer esos intereses, y otras cosas por el estilo impropias de un vocero que se dice defensor valiente de los intereses vecinales.
El señor Mauri, como creador indiscutido del balneario, con la colaboración de capacitados y prestigiosos vecinos, está en la obligación de mantener el balneario popular en el lugar en que ha sido instalado, ya que procediendo de otra manera afrentaría al pueblo en lo que tiene de culto y de sano y hasta de respetuoso por ideas y sentimientos.
Las autoridades han tenido todo un acierto en la creación del balneario y en el arroyo no había otro lugar más aparente que ese pues en el resto del arroyo su lecho es completamente barroso o cree el señor cronista que se puede cambiar éste aspecto a voluntad sin gastar más de lo invertido? Que coincide con la próxima ubicación del Seminario! Bueno, disponer las cosas de manera que uno nada tenga que decir del otro ‘para que el mundanal ruido no distraiga a los seminaristas con sus tentaciones y distraimientos’. Pero si la moral del cronista o convicciones lo hacen hablar de esa manera, agresiva y torpe, igual derecho tendría el pueblo de Azul, y óigase bien que decimos el pueblo, de solicitar que el Seminario fuera construido en otro lugar para evitar entredichos y situaciones de incomodidad.
No hay incompatibilidad entre una cosa y la otra porque los seminaristas no van a estar mirando a las bañistas y nuestras bañistas no saltarán la tapia del seminario, y el mundanal ruido no será tan fuerte que les impida estudiar a los futuros sacerdotes ya que la temporada de baños coincide con las vacaciones, cuando el seminario está poco menos que abandonado porque cada estudiante habrá ido a visitar a sus padres.
Se trata de una cuestión torpemente tratada y desviada de la realidad y si alguien, por razones de comodidad y conveniencia tiene derecho a protestar, no podemos admitir que se altere la verdad y que se diga que un balneario es una inmoralidad porque entonces creeríamos que tratamos con locos o con personas de un evidente desequilibrio mental, con verdaderos paramnésicos que sería mejor transportarlos a Melchor Romero, y que deben ser algo así ya que para  hablar mal del balneario ha sido necesario, para el cegatón del cronista, demostrar que sus estudios de derecho no le han acortado las orejas…”.

             Indudablemente, el padre Cáneva fue plenamente consciente de los contratiempos que implicaban para su obra la iniciativa impulsada por el intendente Luis Hugo Mauri y numerosos vecinos. En consecuencia, y buscando terminar de antemano con los posibles conflictos, Cáneva decidió buscar otro lugar como alternativa para su magnánimo proyecto…




A pesar de que el Seminario Diocesano de Azul fuera inaugurado el 15 de marzo de 1945, faltaba mucho esfuerzo para concluir la obra. En la fotografía, hacia la izquierda, es notoria la ausencia del "ala sur" del edificio.


El gran sueño de Monseñor Cáneva

El gran sueño de Monseñor Cáneva


Por Eduardo Agüero Mielhuerry

            Desde la creación de la Diócesis en 1933 y tras su consagración episcopal, uno de los sueños más grandes de César Antonio Cáneva era construir un Seminario. Precisamente, recibió el encargo nada menos que de Su Santidad, el papa Pío XII, cuando en 1939 hizo su visita Ad limina apostolorum –la visita que realizan cada cinco años los obispos y que significa “llegar a la sede de los Apóstoles”-. El Papa le encomendó la creación de un seminario menor como parte de un programa pastoral, para la instrucción y formación de futuros sacerdotes. Sin embargo, la tarea no sería sencilla…
El Obispo designó una comisión “Pro Seminario Diocesano”, que estuvo encabezada por Irene Domecq de Lourtet, con el objetivo de recolectar los recursos económicos necesarios para concretar los planes.
Casi inmediatamente, se consiguió comprar una chacra de 21 hectáreas, llamada “Santa Elena”, ubicada al cruzar el puente San Benito, en la vera Oeste del Arroyo Azul. Poco más tarde, gracias a la generosidad de la comunidad azuleña y de los demás pueblos de la Diócesis de Azul, se habían logrado reunir los fondos necesarios para dar comienzo a los anhelados trabajos de construcción.


Carta Pastoral sobre el Seminario

           
            En el mes de septiembre, monseñor Cáneva escribió una carta para informarle a la comunidad sobre distintos avances y necesidades para concretar la obra del futuro Seminario:

            “Venerables Sacerdotes y muy amados fieles de la Diócesis:
            En el próximo día 12 de Octubre, fecha gloriosa para la América, aprovechando la visita del Excmo. Sr. Gobernador Dr. Manuel A. Fresco, a esta Ciudad Episcopal, tendremos la satisfacción, largo tiempo esperada, de bendecir y colocar la primera piedra del nuevo y primer Seminario Diocesano de Azul, que bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y Santa Teresita del Niño Jesús, será erigido en el hermoso y amplio terreno adquirido al efecto en esta ciudad.
            Será una redundancia volver a insistir a nuestro amado clero y feligreses de la Diócesis, sobre la grave necesidad de tener su Seminario propio, en el que se han de formar los nuevos sacerdotes que la Diócesis reclama urgentemente, según las necesidades del presente y del porvenir. Pero, la feliz oportunidad de bendecir y colocar la primera piedra, nos obliga a renovar el llamado a la cooperación de todos los fieles y sacerdotes de nuestra Diócesis en la seguridad que sabrán responder con su reconocida generosidad.
            Preocupación constante ha sido para nosotros desde el principio de nuestro ministerio pastoral tener, muy cerca de nosotros, el deseado seminario, por ahora en sus primero cinco años, para que el Obispo obligado por los cánones, pueda conocer íntimamente y seleccionar los candidatos a la carrera sacerdotal; lo cual, ahora, nos es doblemente obligatorio, después de nuestra primera visita Ad Limina Apostolorum, ya que del Vaticano y en especial del Santo Padre, S.S. Pío XII, felizmente reinante, traemos la orden de convertir en realidad lo que tanto anhelábamos.
            Gozábamos lo indecible, al oír de labios del Santo Padre, y de los dirigentes de la Congregación de Seminarios y Universidades, que el seminario no es solamente la fuente perenne que nos ha de dar los futuros sacerdotes, que nos han de sustituir en el ministerio, sino que es al mismo tiempo, un centro importante de cultura eclesiástica, para la Diócesis, capaz de elevar y enaltecer el prestigio espiritual y científico de los Sacerdotes, que hoy tanto necesitan para conseguir el éxito de su noble misión.
            Nosotros, amados sacerdotes, a quienes nos dirigimos de un modo especial, participaréis de nuestro consuelo al recibir la noticia de la colocación de la primera piedra y su bendición, lo cual os dispondrá a prestar vuestra valiosa cooperación, difundiendo entre los fieles el conocimiento de la urgente obra, y se realice así nuestro ideal, con el concurso que cada uno puede dar.
            No nos alcanza lo que hemos recolectado hasta el presente a pesar de haber sido la mayor de nuestras preocupaciones en nuestros afanes ministeriales. Seguiremos golpeando a las puertas de los corazones del Venerable Clero y de los amados feligreses, confiados de la reconocida generosidad de todos.
            Nos alienta sobremanera las invocaciones que hemos podido hacer en los devotos Santuarios visitados con todo el ardor de nuestras almas: a Ntra. Sra. De Lourdes, de Pompeya, a San Francisco de Asís, y tantos otros, pero especialmente allá en esa misión privilegiada a Lisieux, interesando a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, y a sus dos hermanas carnales, una de las cuales es la Superiora, para que Aquella intercediera ante Dios, y estas con sus oraciones y sacrificios nos pudieran obtener lo que tanto deseábamos: el Seminario. Consoladora fue esta nuestra visita y contestación que hemos oído de labios de las hermanas de Santa Teresita: ‘Vuelva tranquilo y seguro a la Diócesis porque Santa Teresita y nosotras os aseguramos su intervención.’.
Aprovechando nuestro viaje a Roma hemos visitado varios seminarios para ver su construcción y sobre todo su funcionamiento espiritual e intelectual. El que más ha llamado nuestra atención ha sido el Seminario Mayor de Milán no solo por la suntuosidad de la obra sino además por un funcionamiento admirable en la formación de los candidatos del santuario de acuerdo a las necesidades de la época actual. Su erección ha costado varios millones de liras y el Clero de aquella Diócesis no fue el último en generosidad. No ignoráis lo que se ha hecho en una de las Diócesis de nuestra Patria. Clero y fieles han cooperado con tanta generosidad y con la mayor satisfacción y alegría que el Sr. Obispo ha podido tener de inmediato su gran Seminario, orgullo de la Iglesia en la Argentina. Estos ejemplos deben mover los corazones de nuestro amado Clero y fieles para que respondan con la generosidad que les reconocemos.
Hemos sabido con verdadero placer que nuestro Vicario General, Encargado de la Diócesis durante nuestra ausencia ha pedido a todos los Sacerdotes. Comunidades Religiosas, Instituciones Católicos y fieles de la Diócesis, que ofrecieran sus oraciones y sacrificios por el éxito del Seminario y que todos han respondido con admirable fervor. Este es realmente el principal fundamento de toda obra de Dios; consuelo grande que debemos agradecer con todo el afecto del alma. Esperamos amados Sacerdotes y fieles de la Diócesis que después de las oraciones, sabréis mover las voluntades de todos para que, en la medida de sus posibilidades acudan presurosos a solucionarnos el problema de nuestro Seminario.
            A fin de facilitar esto, se organizarán en todas las Parroquias y Capillas Públicas, jornadas Pro-Seminario, en las que Sacerdotes especialmente designados, explicarán a los fieles la importancia y necesidad de esta obra.
            Para mejor organización de los trabajos de propaganda y cooperación de la obra, constituimos una Comisión Honoraria, formada por todos los Sres. Curas Párrocos y Capellanes Vicarios, bajo la presidencia de nuestro Vicario General Mons. Dr. Santiago A. Rava.
            En nuestra ciudad Episcopal, nombramos una Junta Ejecutiva con la cooperación generosa de los siguientes Señores y Señoritas y bajo la dirección de nuestro Vicario General. Presidenta: Sra. Irene Domecq de Lourtet. Vice: Sra. María Luisa Lafontaine de Saloy. Secretaria: Srta. Elena A. de Elizagaray. Pro: Srta. María Luisa Mujica. Tesorera: Sra. María de las Nieves Giménez de Ronco. Pro: Sra.  Josefina Maschio de Piazza. Vocales: Sra. Avelina Amaré de Ducasse y Sra. Elena Rezzonico de Álvarez.
            Esta Pastoral será leída en todas las Iglesias Públicas y Semipúblicas, el domingo inmediato después de su recepción en todas Misas.
            Os bendecimos con el corazón en la mano, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
           
                                                                                  César A. Cáneva, Obispo de Azul.
                                                                                   Azul, 20 de septiembre de 1939”.


La “Semana de Azul”


            La Liga Comercial e Industrial de Azul fue la institución encargada de organizar la “Semana de Azul”, celebración en cuyo marco se concretaría la inauguración de las obras del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone, como así también la colocación de la Piedra Fundamental del Seminario Diocesano de Azul.
            En su edición del miércoles 11 de octubre de 1939, el “Diario del Pueblo”, bajo el título “Entran en su faz principal los festejos. Contarán con extraordinaria adhesión popular los actos que presidirán los Dres. Castillo y Fresco”, daba a conocer las actividades previstas para la jornada siguiente:

“Mañana se traduce la parte más relevante de las fiestas organizadas en nuestra ciudad por la Liga Comercial e Industrial, denominándolas como Semana de Azul, y que ha producido la más intensa expectativa de nuestros círculos y de familias residentes en localidades vecinas. Con ello empalma la inauguración oficial de las obras públicas y otra serie de actos importantes para la vida social y material de la ciudad, que es lo especialmente tenido en cuenta en la emergencia, lo único que ha tenido en consideración nuestro orden social y, además, el ente representativo de las fuerzas vivas locales. Por tal motivo, pues, se justifica ampliamente la adhesión que han tenido las distintas ceremonias traducidas a la fecha, aunque mayormente simples todas ellas, y pónese una tonalidad de evidente expectación que se traducirá en grandes concurrencias para los días venideros. Azul estará de fiesta y con ello se justificará el denominativo de las fiestas. Sera la semana de la ciudad. (…)

RECEPCIÓN A LOS GOBERNANTES

A las 9 se concentrarán en la estación del F.C. Sud los dirigentes de la Liga Comercial, representantes de instituciones, miembros de la Comisión Honorífica de Recepción, autoridades municipales, con el doctor Carús a la cabeza, y gran cantidad de público, para esperar el tren en que arribarán el vicepresidente de la Nación, doctor Ramón S. Castillo, y el gobernador de la provincia, doctor Manuel A. Fresco, acompañados por numerosa comitiva, entre la que se distinguen el vicegobernador de la provincia, doctor Amoedo, el director General de Correos y Telégrafos, doctor Adrián Escobar, y otros calificados colaboradores de los gobiernos nacional y provincial.
La recepción alcanzará tonalidades de especial significación, dado el verdadero acontecimiento que significa para Azul contar con la presencia de las altas autoridades del país, en un día de gratas repercusiones patrióticas.

EN LA CATEDRAL

La larga comitiva se trasladará luego hasta la Iglesia Catedral, donde esperará el Obispo Diocesano, Monseñor César A. Cáneva, y representantes de todos los pueblos de la Diócesis, para proceder a la inauguración de las obras realizadas en la misma, y su respectiva consagración, lo que constituirá la traducción de los más caros anhelos de Monseñor Cáneva. Se oficiará un solemnísimo Te-Deum. (…)

EL BANQUETE EN EL JOCKEY

Una de las instituciones más representativas de nuestra ciudad, el Jockey Club, ha decidido recibir en su seno, como huéspedes de honor a los distinguidos visitantes y sus respectivas esposas, como así a la comitiva que les acompaña.
Se formalizará una reunión de extraordinario relieve, de una significación social trascendentalísima y que quedará grabada en la vida de la progresista entidad.
A las 15:30 se colocará la piedra fundamental del Seminario Diocesano, en cuya ceremonia se harán presentes delegaciones de todas las ciudades comprendidas en la jurisdicción del Obispado, como así asistirán los gobernantes, sus respectivas esposas y grandes núcleos de familias. Según se ha informado, el terreno respectivo es el situado frente a la curva primera del camino que conduce a Hinojo.
Inmediatamente, los visitantes se trasladarán hasta el Hipódromo donde se llevará a cabo la extraordinaria reunión hípica dispuesta por el Jockey Club, con un programa cuyo comentario se hace en lugar aparte, y que decidirá la formalización de un ambiente social definido. (…)”.


Piedra Fundamental


            El jueves 12 de octubre de 1939 Azul vivió una verdadera fiesta. Todos los medios de la ciudad cubrieron los actos y las diversas actividades de los visitantes y la comunidad en general. El “Diario del Pueblo”, el viernes 13, detalló con exquisita precisión lo acontecido:

Los actos programados para ayer alcanzaron una enorme resonancia. Puede decirse que toda la población se hizo presente a los distintos números de la Semana de Azul, en una magnífica conjunción de autoridades y pueblo. Nuestra ciudad ha tenido el gusto de recibir en su seno altas y significativas representaciones del Ejército y de los poderes centrales-.
Un día realmente primaveral, con sol tibio y brisa perfumada, tanto más bello cuanto más se hizo desear; tanto más luminoso cuanto más gris y triste fuera en los días anteriores, pareció querer asociarse al júbilo de los azuleños, con motivo de la celebración del Día de la Raza y de la llegada a nuestra ciudad del vicepresidente de la Nación Dr. Castillo, del Gobernador de la Provincia, Dr. Fresco y sus respectivas comitivas oficiales.
Desde temprano el sol puso más azul y más nieve en las franjas de nuestra enseña patria, que agitada por la suave brisa flameaba en todos los rincones de la ciudad.
Una gran cantidad de público, sin distinción de clases sociales, se lanzó a las calles ávido de presenciar y dar mayor brillantes a los distintos actos, con que se celebraría en nuestra ciudad, el magno acontecimiento histórico de aquel lejano 12 de octubre de 1492, que diera por resultado el advenimiento de un nuevo mundo, al cual tenemos la dicha de pertenecer.
Las calles céntricas se vieron desde las primeras horas atestadas de público, que en grandes columnas se trasladaba hasta la estación del F.C. Sud, donde se produciría el arribo a Azul de los ilustres huéspedes que venían a prestigiar con su presencia los distintos actos a realizarse.
El andén y adyacencias de la estación se vieron prestamente colmados de una muchedumbre rumorosa.
Ya se hallaban detenidos en un desvío los coches dormitorios en que viajaban los mandatarios, sus familias y acompañantes. Alrededor de las 9:30, se colocaron los vagones en el andén principal, mientras el público pugnaba por acercarse a las portezuelas, contenido por la policía.
Instantes después, el señor Vicepresidente de la República Dr. Ramón S. Castillo, el Gobernador de la Provincia, Dr. Manuel A. Fresco, y su gentil esposa, Dr. Adrián Escobar, Dr. Obregón y demás miembros que integraban las respectivas comitivas oficiales, fueron saludados por el intendente municipal de Azul, Dr. Agustín J. Carús, obispo Monseñor César A. Cáneva, Teniente Coronel Julio I. Moreno y otras altas personalidades lugareñas, mientras la muchedumbre prorrumpía en largos y sostenidos aplausos.
En forma dificultosa, dado la gran cantidad de personas allí congregadas, se formó la columna, que lentamente comenzó a avanzar hacia el centro de la ciudad, por la calle San Martín.
En las aceras gran cantidad de vecinos de ambos sexos saludaban el paso de los distinguidos visitantes, arrojándoles flores y aplaudiendo, exteriorización de simpatías que se fuera haciendo más intensa a medida que la columna se acercaba a la plaza donde era más compacta la aglomeración de público

EL TE DEUM

Eran las 10:30 horas, cuando el obispo diocesano Monseñor César A. Cáneva, dio comienzo al solemne Te Deum, hallándose las naves del templo, repletas de público que siguió con unción los ritos religiosos, los cuales terminaron a las 11.
(…)
Previamente habían formado los Granaderos a Caballo en la calle San Martín dando frente al monumento, mientras su fanfarria había formado a la derecha de éste, como así llenaban el cuadro la Escuela Normal, el Colegio Nacional y la Escuela de Artes y Oficios.
El intendente municipal, Dr. Agustín J. Carús, tuvo a su cargo el discurso de circunstancias, haciéndolo con el acierto y la brillantez que le es característica, mientras el público allí asistente premiaba con largos aplausos su palabra.
Terminada su disertación, el Dr. Carús invitó al Dr. Castillo para que descubriera la estatua del Libertador, lo que hizo, en medio de una delirante ovación.
En esos instantes, poniendo una nota más de emoción y de sincero patriotismo, sentimiento exaltado por la brillante exposición del Dr. Carús, tres aviones de la armada nacional, evolucionaron sobre la ciudad, rindiendo así el homenaje con que la marina se asociaba al que el pueblo de Azul rendía en esos momentos al general José de San Martín, mientras la fanfarria de los Granaderos atacaba con las notas marciales del Himno Nacional.

LA PALABRA RELIGIOSA

Acto seguido, subió a la tribuna, Monseñor Calcagno, quien dijo que también la iglesia se asociaba al pueblo para rendir el homenaje debido al que fuera libertador de medio continente americano. La palabra del sagrado orador fue escuchada con unción y agrado por la concurrencia, que exteriorizó su complacencia por medio de largos y sostenidos aplausos.
De inmediato el comandante del Regimiento de Granaderos Teniente Coronel Irotz, en representación del Excmo. Ministro de Guerra hizo una brillante reseña histórica de la vida del Gran Capitán.
(…)
LA BENDICION DE LA PIEDRA FUNDAMENTAL DEL SEMINARIO

Ante una extraordinaria concurrencia, fue bendecida ayer por la tarde, a las 16:30 horas, la piedra fundamental del Seminario, de la cual era madrina honorífica la señora del Gobernador de la Provincia, Doña Raquel Monasterio de Fresco.
Primeramente firmaron el acta, Monseñor César A. Cáneva y la señora Raquel Monasterio de Fresco, para luego, después de palabras alusivas al acto a cargo del obispo, procederse a la bendición de la piedra fundamental.
Las palabras formuladas por Monseñor Cáneva fueron seguidas con sumo interés, por el público que lo premió con un elocuente aplauso.
Después de bendecida, la señora “Santa” Giménez de Ronco, presidenta de la Comisión de Damas hizo llegar a la distinguida huésped, un rosario bendecido por S. S. Pío XII, traído por Monseñor Cáneva en su viaje a Roma.
La señora Giménez de Ronco hizo resaltar la personalidad de la obsequiada, quien agradeció con breves palabras y una emotiva sonrisa.
Luego el Doctor Ramón S. Castillo, vicepresidente de la Nación; Adrián C. Escobar, Director de Correos y Telégrafos, Agustín J. Carús, intendente Municipal, y altas personalidades civiles y militares fueron estampando su firma. (…) .

            La Piedra Fundamental del Seminario debería haber sido colocada en la chacra “Santa Elena”, ubicada en la margen izquierda del Arroyo a pocos metros de cruzar el puente San Benito. Sin embargo, como los días previos a la ceremonia habían sido de mal clima y con importantes precipitaciones, la prolongación de la calle Colón –actual avenida Carlos Pellegrini- era verdaderamente intransitable. Ante este inconveniente y para evitar cualquier disgusto frente a los ilustres visitantes, el padre Cáneva decidió realizar el acto de Bendición de la Piedra en el atrio de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario.
            Un importante pergamino (que hoy se luce enmarcado en el primer piso del Seminario), preserva las firmas de varias decenas de asistentes a los pies de la siguiente frase:

“EN LA CIUDAD EPISCOPAL DE AZUL, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, a doce días del mes de Octubre del año del Señor de mil novecientos treinta y nueve, siendo Sumo Pontífice Su Santidad, el Papa Pío XII, Presidente de la Nación Su Excia. el Dr. Roberto M. Ortiz, Gobernador de la Provincia Su Excia. el Dr. Manuel A. Fresco, Obispo Diocesano Su Excia. Revma. Don César A. Cáneva, Intendente Municipal el Diputado Nacional Dr. Agustín J. Carús, el Excmo. y Revmo. Sr. Obispo Diocesano bendijo solemnemente esta piedra fundamental del futuro Seminario “Nuestra Señora del Rosario y Santa Teresita del Niño Jesús” de la Diócesis de Azul, actuando como Padrinos de Honor el Excmo. y Sr. Vicepresidente de la Nación Dr. Ramón S. Castillo y su distinguida esposa Doña Delia Luzuriaga de Castillo y el Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia Dr. Manuel A. Fresco  y su distinguida esposa Doña Raquel de Monasterio de Fresco. Y en representación de las Parroquias, apadrinaron la ceremonia todos los Sres. Curas Párrocos y Capellanes Vicarios con las respectivas Delegaciones.”

            También apadrinó la ceremonia la Junta Ejecutiva Pro-Seminario.
La celebración fue magnífica. Sin embargo, todo aquello fue en sí un mal presagio para la obra tan soñada por el padre Cáneva. Prácticamente al mismo tiempo, desde diversos sectores de la comunidad y con el apoyo de la propia municipalidad, surgió la idea de crear en el Paraje San Benito un balneario
Indudablemente, el padre Cáneva fue plenamente consciente de los contratiempos que implicaban para su obra la iniciativa impulsada por el intendente Luis Hugo Mauri y numerosos vecinos.
La chacra “Santa Elena” era un sector privilegiado de Azul, alejado lo suficiente del casco urbano como para que allí reine la paz y la armonía necesaria para quienes fuesen a estudiar al futuro seminario. Sin embargo, la instalación de un balneario perturbaba cualquier proyecto. En consecuencia, y buscando terminar de antemano con los posibles conflictos –como los fogoneados desde los medios periodísticos-, Cáneva decidió buscar otro lugar como alternativa para su magnánimo proyecto.





Monseñor César Antonio Cáneva



El Seminario Diocesano de Azul fue inaugurado el 15 de marzo de 1945. Su construcción total se concluyó casi tres años después.