viernes, 17 de abril de 2020

El gran sueño de Monseñor Cáneva

El gran sueño de Monseñor Cáneva


Por Eduardo Agüero Mielhuerry

            Desde la creación de la Diócesis en 1933 y tras su consagración episcopal, uno de los sueños más grandes de César Antonio Cáneva era construir un Seminario. Precisamente, recibió el encargo nada menos que de Su Santidad, el papa Pío XII, cuando en 1939 hizo su visita Ad limina apostolorum –la visita que realizan cada cinco años los obispos y que significa “llegar a la sede de los Apóstoles”-. El Papa le encomendó la creación de un seminario menor como parte de un programa pastoral, para la instrucción y formación de futuros sacerdotes. Sin embargo, la tarea no sería sencilla…
El Obispo designó una comisión “Pro Seminario Diocesano”, que estuvo encabezada por Irene Domecq de Lourtet, con el objetivo de recolectar los recursos económicos necesarios para concretar los planes.
Casi inmediatamente, se consiguió comprar una chacra de 21 hectáreas, llamada “Santa Elena”, ubicada al cruzar el puente San Benito, en la vera Oeste del Arroyo Azul. Poco más tarde, gracias a la generosidad de la comunidad azuleña y de los demás pueblos de la Diócesis de Azul, se habían logrado reunir los fondos necesarios para dar comienzo a los anhelados trabajos de construcción.


Carta Pastoral sobre el Seminario

           
            En el mes de septiembre, monseñor Cáneva escribió una carta para informarle a la comunidad sobre distintos avances y necesidades para concretar la obra del futuro Seminario:

            “Venerables Sacerdotes y muy amados fieles de la Diócesis:
            En el próximo día 12 de Octubre, fecha gloriosa para la América, aprovechando la visita del Excmo. Sr. Gobernador Dr. Manuel A. Fresco, a esta Ciudad Episcopal, tendremos la satisfacción, largo tiempo esperada, de bendecir y colocar la primera piedra del nuevo y primer Seminario Diocesano de Azul, que bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y Santa Teresita del Niño Jesús, será erigido en el hermoso y amplio terreno adquirido al efecto en esta ciudad.
            Será una redundancia volver a insistir a nuestro amado clero y feligreses de la Diócesis, sobre la grave necesidad de tener su Seminario propio, en el que se han de formar los nuevos sacerdotes que la Diócesis reclama urgentemente, según las necesidades del presente y del porvenir. Pero, la feliz oportunidad de bendecir y colocar la primera piedra, nos obliga a renovar el llamado a la cooperación de todos los fieles y sacerdotes de nuestra Diócesis en la seguridad que sabrán responder con su reconocida generosidad.
            Preocupación constante ha sido para nosotros desde el principio de nuestro ministerio pastoral tener, muy cerca de nosotros, el deseado seminario, por ahora en sus primero cinco años, para que el Obispo obligado por los cánones, pueda conocer íntimamente y seleccionar los candidatos a la carrera sacerdotal; lo cual, ahora, nos es doblemente obligatorio, después de nuestra primera visita Ad Limina Apostolorum, ya que del Vaticano y en especial del Santo Padre, S.S. Pío XII, felizmente reinante, traemos la orden de convertir en realidad lo que tanto anhelábamos.
            Gozábamos lo indecible, al oír de labios del Santo Padre, y de los dirigentes de la Congregación de Seminarios y Universidades, que el seminario no es solamente la fuente perenne que nos ha de dar los futuros sacerdotes, que nos han de sustituir en el ministerio, sino que es al mismo tiempo, un centro importante de cultura eclesiástica, para la Diócesis, capaz de elevar y enaltecer el prestigio espiritual y científico de los Sacerdotes, que hoy tanto necesitan para conseguir el éxito de su noble misión.
            Nosotros, amados sacerdotes, a quienes nos dirigimos de un modo especial, participaréis de nuestro consuelo al recibir la noticia de la colocación de la primera piedra y su bendición, lo cual os dispondrá a prestar vuestra valiosa cooperación, difundiendo entre los fieles el conocimiento de la urgente obra, y se realice así nuestro ideal, con el concurso que cada uno puede dar.
            No nos alcanza lo que hemos recolectado hasta el presente a pesar de haber sido la mayor de nuestras preocupaciones en nuestros afanes ministeriales. Seguiremos golpeando a las puertas de los corazones del Venerable Clero y de los amados feligreses, confiados de la reconocida generosidad de todos.
            Nos alienta sobremanera las invocaciones que hemos podido hacer en los devotos Santuarios visitados con todo el ardor de nuestras almas: a Ntra. Sra. De Lourdes, de Pompeya, a San Francisco de Asís, y tantos otros, pero especialmente allá en esa misión privilegiada a Lisieux, interesando a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, y a sus dos hermanas carnales, una de las cuales es la Superiora, para que Aquella intercediera ante Dios, y estas con sus oraciones y sacrificios nos pudieran obtener lo que tanto deseábamos: el Seminario. Consoladora fue esta nuestra visita y contestación que hemos oído de labios de las hermanas de Santa Teresita: ‘Vuelva tranquilo y seguro a la Diócesis porque Santa Teresita y nosotras os aseguramos su intervención.’.
Aprovechando nuestro viaje a Roma hemos visitado varios seminarios para ver su construcción y sobre todo su funcionamiento espiritual e intelectual. El que más ha llamado nuestra atención ha sido el Seminario Mayor de Milán no solo por la suntuosidad de la obra sino además por un funcionamiento admirable en la formación de los candidatos del santuario de acuerdo a las necesidades de la época actual. Su erección ha costado varios millones de liras y el Clero de aquella Diócesis no fue el último en generosidad. No ignoráis lo que se ha hecho en una de las Diócesis de nuestra Patria. Clero y fieles han cooperado con tanta generosidad y con la mayor satisfacción y alegría que el Sr. Obispo ha podido tener de inmediato su gran Seminario, orgullo de la Iglesia en la Argentina. Estos ejemplos deben mover los corazones de nuestro amado Clero y fieles para que respondan con la generosidad que les reconocemos.
Hemos sabido con verdadero placer que nuestro Vicario General, Encargado de la Diócesis durante nuestra ausencia ha pedido a todos los Sacerdotes. Comunidades Religiosas, Instituciones Católicos y fieles de la Diócesis, que ofrecieran sus oraciones y sacrificios por el éxito del Seminario y que todos han respondido con admirable fervor. Este es realmente el principal fundamento de toda obra de Dios; consuelo grande que debemos agradecer con todo el afecto del alma. Esperamos amados Sacerdotes y fieles de la Diócesis que después de las oraciones, sabréis mover las voluntades de todos para que, en la medida de sus posibilidades acudan presurosos a solucionarnos el problema de nuestro Seminario.
            A fin de facilitar esto, se organizarán en todas las Parroquias y Capillas Públicas, jornadas Pro-Seminario, en las que Sacerdotes especialmente designados, explicarán a los fieles la importancia y necesidad de esta obra.
            Para mejor organización de los trabajos de propaganda y cooperación de la obra, constituimos una Comisión Honoraria, formada por todos los Sres. Curas Párrocos y Capellanes Vicarios, bajo la presidencia de nuestro Vicario General Mons. Dr. Santiago A. Rava.
            En nuestra ciudad Episcopal, nombramos una Junta Ejecutiva con la cooperación generosa de los siguientes Señores y Señoritas y bajo la dirección de nuestro Vicario General. Presidenta: Sra. Irene Domecq de Lourtet. Vice: Sra. María Luisa Lafontaine de Saloy. Secretaria: Srta. Elena A. de Elizagaray. Pro: Srta. María Luisa Mujica. Tesorera: Sra. María de las Nieves Giménez de Ronco. Pro: Sra.  Josefina Maschio de Piazza. Vocales: Sra. Avelina Amaré de Ducasse y Sra. Elena Rezzonico de Álvarez.
            Esta Pastoral será leída en todas las Iglesias Públicas y Semipúblicas, el domingo inmediato después de su recepción en todas Misas.
            Os bendecimos con el corazón en la mano, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
           
                                                                                  César A. Cáneva, Obispo de Azul.
                                                                                   Azul, 20 de septiembre de 1939”.


La “Semana de Azul”


            La Liga Comercial e Industrial de Azul fue la institución encargada de organizar la “Semana de Azul”, celebración en cuyo marco se concretaría la inauguración de las obras del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone, como así también la colocación de la Piedra Fundamental del Seminario Diocesano de Azul.
            En su edición del miércoles 11 de octubre de 1939, el “Diario del Pueblo”, bajo el título “Entran en su faz principal los festejos. Contarán con extraordinaria adhesión popular los actos que presidirán los Dres. Castillo y Fresco”, daba a conocer las actividades previstas para la jornada siguiente:

“Mañana se traduce la parte más relevante de las fiestas organizadas en nuestra ciudad por la Liga Comercial e Industrial, denominándolas como Semana de Azul, y que ha producido la más intensa expectativa de nuestros círculos y de familias residentes en localidades vecinas. Con ello empalma la inauguración oficial de las obras públicas y otra serie de actos importantes para la vida social y material de la ciudad, que es lo especialmente tenido en cuenta en la emergencia, lo único que ha tenido en consideración nuestro orden social y, además, el ente representativo de las fuerzas vivas locales. Por tal motivo, pues, se justifica ampliamente la adhesión que han tenido las distintas ceremonias traducidas a la fecha, aunque mayormente simples todas ellas, y pónese una tonalidad de evidente expectación que se traducirá en grandes concurrencias para los días venideros. Azul estará de fiesta y con ello se justificará el denominativo de las fiestas. Sera la semana de la ciudad. (…)

RECEPCIÓN A LOS GOBERNANTES

A las 9 se concentrarán en la estación del F.C. Sud los dirigentes de la Liga Comercial, representantes de instituciones, miembros de la Comisión Honorífica de Recepción, autoridades municipales, con el doctor Carús a la cabeza, y gran cantidad de público, para esperar el tren en que arribarán el vicepresidente de la Nación, doctor Ramón S. Castillo, y el gobernador de la provincia, doctor Manuel A. Fresco, acompañados por numerosa comitiva, entre la que se distinguen el vicegobernador de la provincia, doctor Amoedo, el director General de Correos y Telégrafos, doctor Adrián Escobar, y otros calificados colaboradores de los gobiernos nacional y provincial.
La recepción alcanzará tonalidades de especial significación, dado el verdadero acontecimiento que significa para Azul contar con la presencia de las altas autoridades del país, en un día de gratas repercusiones patrióticas.

EN LA CATEDRAL

La larga comitiva se trasladará luego hasta la Iglesia Catedral, donde esperará el Obispo Diocesano, Monseñor César A. Cáneva, y representantes de todos los pueblos de la Diócesis, para proceder a la inauguración de las obras realizadas en la misma, y su respectiva consagración, lo que constituirá la traducción de los más caros anhelos de Monseñor Cáneva. Se oficiará un solemnísimo Te-Deum. (…)

EL BANQUETE EN EL JOCKEY

Una de las instituciones más representativas de nuestra ciudad, el Jockey Club, ha decidido recibir en su seno, como huéspedes de honor a los distinguidos visitantes y sus respectivas esposas, como así a la comitiva que les acompaña.
Se formalizará una reunión de extraordinario relieve, de una significación social trascendentalísima y que quedará grabada en la vida de la progresista entidad.
A las 15:30 se colocará la piedra fundamental del Seminario Diocesano, en cuya ceremonia se harán presentes delegaciones de todas las ciudades comprendidas en la jurisdicción del Obispado, como así asistirán los gobernantes, sus respectivas esposas y grandes núcleos de familias. Según se ha informado, el terreno respectivo es el situado frente a la curva primera del camino que conduce a Hinojo.
Inmediatamente, los visitantes se trasladarán hasta el Hipódromo donde se llevará a cabo la extraordinaria reunión hípica dispuesta por el Jockey Club, con un programa cuyo comentario se hace en lugar aparte, y que decidirá la formalización de un ambiente social definido. (…)”.


Piedra Fundamental


            El jueves 12 de octubre de 1939 Azul vivió una verdadera fiesta. Todos los medios de la ciudad cubrieron los actos y las diversas actividades de los visitantes y la comunidad en general. El “Diario del Pueblo”, el viernes 13, detalló con exquisita precisión lo acontecido:

Los actos programados para ayer alcanzaron una enorme resonancia. Puede decirse que toda la población se hizo presente a los distintos números de la Semana de Azul, en una magnífica conjunción de autoridades y pueblo. Nuestra ciudad ha tenido el gusto de recibir en su seno altas y significativas representaciones del Ejército y de los poderes centrales-.
Un día realmente primaveral, con sol tibio y brisa perfumada, tanto más bello cuanto más se hizo desear; tanto más luminoso cuanto más gris y triste fuera en los días anteriores, pareció querer asociarse al júbilo de los azuleños, con motivo de la celebración del Día de la Raza y de la llegada a nuestra ciudad del vicepresidente de la Nación Dr. Castillo, del Gobernador de la Provincia, Dr. Fresco y sus respectivas comitivas oficiales.
Desde temprano el sol puso más azul y más nieve en las franjas de nuestra enseña patria, que agitada por la suave brisa flameaba en todos los rincones de la ciudad.
Una gran cantidad de público, sin distinción de clases sociales, se lanzó a las calles ávido de presenciar y dar mayor brillantes a los distintos actos, con que se celebraría en nuestra ciudad, el magno acontecimiento histórico de aquel lejano 12 de octubre de 1492, que diera por resultado el advenimiento de un nuevo mundo, al cual tenemos la dicha de pertenecer.
Las calles céntricas se vieron desde las primeras horas atestadas de público, que en grandes columnas se trasladaba hasta la estación del F.C. Sud, donde se produciría el arribo a Azul de los ilustres huéspedes que venían a prestigiar con su presencia los distintos actos a realizarse.
El andén y adyacencias de la estación se vieron prestamente colmados de una muchedumbre rumorosa.
Ya se hallaban detenidos en un desvío los coches dormitorios en que viajaban los mandatarios, sus familias y acompañantes. Alrededor de las 9:30, se colocaron los vagones en el andén principal, mientras el público pugnaba por acercarse a las portezuelas, contenido por la policía.
Instantes después, el señor Vicepresidente de la República Dr. Ramón S. Castillo, el Gobernador de la Provincia, Dr. Manuel A. Fresco, y su gentil esposa, Dr. Adrián Escobar, Dr. Obregón y demás miembros que integraban las respectivas comitivas oficiales, fueron saludados por el intendente municipal de Azul, Dr. Agustín J. Carús, obispo Monseñor César A. Cáneva, Teniente Coronel Julio I. Moreno y otras altas personalidades lugareñas, mientras la muchedumbre prorrumpía en largos y sostenidos aplausos.
En forma dificultosa, dado la gran cantidad de personas allí congregadas, se formó la columna, que lentamente comenzó a avanzar hacia el centro de la ciudad, por la calle San Martín.
En las aceras gran cantidad de vecinos de ambos sexos saludaban el paso de los distinguidos visitantes, arrojándoles flores y aplaudiendo, exteriorización de simpatías que se fuera haciendo más intensa a medida que la columna se acercaba a la plaza donde era más compacta la aglomeración de público

EL TE DEUM

Eran las 10:30 horas, cuando el obispo diocesano Monseñor César A. Cáneva, dio comienzo al solemne Te Deum, hallándose las naves del templo, repletas de público que siguió con unción los ritos religiosos, los cuales terminaron a las 11.
(…)
Previamente habían formado los Granaderos a Caballo en la calle San Martín dando frente al monumento, mientras su fanfarria había formado a la derecha de éste, como así llenaban el cuadro la Escuela Normal, el Colegio Nacional y la Escuela de Artes y Oficios.
El intendente municipal, Dr. Agustín J. Carús, tuvo a su cargo el discurso de circunstancias, haciéndolo con el acierto y la brillantez que le es característica, mientras el público allí asistente premiaba con largos aplausos su palabra.
Terminada su disertación, el Dr. Carús invitó al Dr. Castillo para que descubriera la estatua del Libertador, lo que hizo, en medio de una delirante ovación.
En esos instantes, poniendo una nota más de emoción y de sincero patriotismo, sentimiento exaltado por la brillante exposición del Dr. Carús, tres aviones de la armada nacional, evolucionaron sobre la ciudad, rindiendo así el homenaje con que la marina se asociaba al que el pueblo de Azul rendía en esos momentos al general José de San Martín, mientras la fanfarria de los Granaderos atacaba con las notas marciales del Himno Nacional.

LA PALABRA RELIGIOSA

Acto seguido, subió a la tribuna, Monseñor Calcagno, quien dijo que también la iglesia se asociaba al pueblo para rendir el homenaje debido al que fuera libertador de medio continente americano. La palabra del sagrado orador fue escuchada con unción y agrado por la concurrencia, que exteriorizó su complacencia por medio de largos y sostenidos aplausos.
De inmediato el comandante del Regimiento de Granaderos Teniente Coronel Irotz, en representación del Excmo. Ministro de Guerra hizo una brillante reseña histórica de la vida del Gran Capitán.
(…)
LA BENDICION DE LA PIEDRA FUNDAMENTAL DEL SEMINARIO

Ante una extraordinaria concurrencia, fue bendecida ayer por la tarde, a las 16:30 horas, la piedra fundamental del Seminario, de la cual era madrina honorífica la señora del Gobernador de la Provincia, Doña Raquel Monasterio de Fresco.
Primeramente firmaron el acta, Monseñor César A. Cáneva y la señora Raquel Monasterio de Fresco, para luego, después de palabras alusivas al acto a cargo del obispo, procederse a la bendición de la piedra fundamental.
Las palabras formuladas por Monseñor Cáneva fueron seguidas con sumo interés, por el público que lo premió con un elocuente aplauso.
Después de bendecida, la señora “Santa” Giménez de Ronco, presidenta de la Comisión de Damas hizo llegar a la distinguida huésped, un rosario bendecido por S. S. Pío XII, traído por Monseñor Cáneva en su viaje a Roma.
La señora Giménez de Ronco hizo resaltar la personalidad de la obsequiada, quien agradeció con breves palabras y una emotiva sonrisa.
Luego el Doctor Ramón S. Castillo, vicepresidente de la Nación; Adrián C. Escobar, Director de Correos y Telégrafos, Agustín J. Carús, intendente Municipal, y altas personalidades civiles y militares fueron estampando su firma. (…) .

            La Piedra Fundamental del Seminario debería haber sido colocada en la chacra “Santa Elena”, ubicada en la margen izquierda del Arroyo a pocos metros de cruzar el puente San Benito. Sin embargo, como los días previos a la ceremonia habían sido de mal clima y con importantes precipitaciones, la prolongación de la calle Colón –actual avenida Carlos Pellegrini- era verdaderamente intransitable. Ante este inconveniente y para evitar cualquier disgusto frente a los ilustres visitantes, el padre Cáneva decidió realizar el acto de Bendición de la Piedra en el atrio de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario.
            Un importante pergamino (que hoy se luce enmarcado en el primer piso del Seminario), preserva las firmas de varias decenas de asistentes a los pies de la siguiente frase:

“EN LA CIUDAD EPISCOPAL DE AZUL, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, a doce días del mes de Octubre del año del Señor de mil novecientos treinta y nueve, siendo Sumo Pontífice Su Santidad, el Papa Pío XII, Presidente de la Nación Su Excia. el Dr. Roberto M. Ortiz, Gobernador de la Provincia Su Excia. el Dr. Manuel A. Fresco, Obispo Diocesano Su Excia. Revma. Don César A. Cáneva, Intendente Municipal el Diputado Nacional Dr. Agustín J. Carús, el Excmo. y Revmo. Sr. Obispo Diocesano bendijo solemnemente esta piedra fundamental del futuro Seminario “Nuestra Señora del Rosario y Santa Teresita del Niño Jesús” de la Diócesis de Azul, actuando como Padrinos de Honor el Excmo. y Sr. Vicepresidente de la Nación Dr. Ramón S. Castillo y su distinguida esposa Doña Delia Luzuriaga de Castillo y el Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia Dr. Manuel A. Fresco  y su distinguida esposa Doña Raquel de Monasterio de Fresco. Y en representación de las Parroquias, apadrinaron la ceremonia todos los Sres. Curas Párrocos y Capellanes Vicarios con las respectivas Delegaciones.”

            También apadrinó la ceremonia la Junta Ejecutiva Pro-Seminario.
La celebración fue magnífica. Sin embargo, todo aquello fue en sí un mal presagio para la obra tan soñada por el padre Cáneva. Prácticamente al mismo tiempo, desde diversos sectores de la comunidad y con el apoyo de la propia municipalidad, surgió la idea de crear en el Paraje San Benito un balneario
Indudablemente, el padre Cáneva fue plenamente consciente de los contratiempos que implicaban para su obra la iniciativa impulsada por el intendente Luis Hugo Mauri y numerosos vecinos.
La chacra “Santa Elena” era un sector privilegiado de Azul, alejado lo suficiente del casco urbano como para que allí reine la paz y la armonía necesaria para quienes fuesen a estudiar al futuro seminario. Sin embargo, la instalación de un balneario perturbaba cualquier proyecto. En consecuencia, y buscando terminar de antemano con los posibles conflictos –como los fogoneados desde los medios periodísticos-, Cáneva decidió buscar otro lugar como alternativa para su magnánimo proyecto.





Monseñor César Antonio Cáneva



El Seminario Diocesano de Azul fue inaugurado el 15 de marzo de 1945. Su construcción total se concluyó casi tres años después.

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