Revolucionario
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Juan Carlos Belgrano
Martínez nació en Pelotas, Imperio del Brasil, el 11 de
julio de 1848. Sus padres fueron Juan Francisco Estanislao Belgrano
(sobrino del general Manuel Belgrano) y Carolina Martínez Nieto. Tuvo dos
hermanas menores: Herminia y Cora.
Gracias a las inclementes
persecuciones sufridas durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, el joven
matrimonio Belgrano–Martínez había huido al Brasil, pudiendo regresar a la
Argentina recién en 1852, tras la caída del “Restaurador
de las Leyes”.
Juan Carlos estudió en el
Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se destacó como poeta, publicando sus
obras en el periódico “El Pueblo” de
su amigo Juan Chassaing. También tradujo obras del inglés y del francés para su
publicación en otros periódicos de la época. Entre estos trabajos sobresalieron
las traducciones de “La libertad y el
gobierno” de Hippolyte Bosselet, e “Influencia
de la mujer en el progreso de la ciencia” de Henry Thomas Buckle.
Cursó sus estudios en la Universidad
de Buenos Aires donde se doctoró en jurisprudencia en 1872, con la
tesis: “El gobierno representativo y la
soberanía del pueblo”. Un año antes había intervenido activamente en el
movimiento estudiantil que se considera uno de los antecedentes de la “Reforma
Universitaria”.
Fue nombrado juez civil y
comercial en los Tribunales de Mercedes, que tenían jurisdicción sobre todo el
centro y el oeste de la provincia de Buenos Aires, y en 1875 fue nombrado juez
del fuero civil en la ciudad de Buenos Aires.
Familia y política
El 16 de diciembre de 1876,
Juan Carlos contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano,
hija de Manuel Vega Belgrano y Manuela Belgrano. Carlos Vega Belgrano, su
cuñado, y Carolina Martínez de Montier, fueron los testigos. La ceremonia,
entre la nieta y el sobrino nieto del general Belgrano, se realizó en la
Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.
Incorporado al partido
alsinista, el 25 de marzo de 1877, por segunda vez fue electo Diputado en la
provincia de Buenos Aires (la primera había sido en 1873, pero había
renunciado). Integró las comisiones de legislación, procedimientos civiles y
biblioteca del cuerpo. El 3 de mayo del año siguiente, al renunciar Roque Sáenz
Peña a la presidencia de la Cámara, Juan Carlos le sucedió en el cargo.
El 19 de octubre de aquél
mismo año nació su primer hijo, Manuel Belgrano Vega Belgrano. Luego
llegaría Adolfo, nacido el 18 de mayo de 1881. Sin embargo, este niño
falleció inmediatamente, lo que provocó una profunda tristeza en sus
progenitores. Poco después de aquella fatídica pérdida, Juan Carlos y “Florita”
decidieron viajar a Europa. El joven matrimonio junto al pequeño Manuel se
instaló por algunos años en París, Francia. Allí nacieron Néstor
–el 1 de septiembre de 1882- y Mario -7 de abril de 1884-.
La agitada vida política
argentina y la necesidad de atender algunos negocios, hicieron que la familia
retorne a Buenos Aires alrededor de 1887.
En 1890 Juan Carlos
participó activamente en la Revolución del Parque, sumándose inmediatamente a
las filas de la Unión Cívica Radical, siendo proclamado poco después
vicepresidente del Comité Provincia de Buenos Aires.
En la ciudad de Buenos
Aires, el 2 de mayo de 1891, con apenas 36 años, falleció su amada esposa
“Florita”.
Revolucionario…
El doctor Juan Carlos Belgrano gobernó la
provincia de Buenos Aires del 9 al 14 de agosto de 1893, mientras
la Revolución
Radical se encontraba triunfante.
La revolución
fue la primera en concretarse en la provincia de Buenos Aires y comenzó, tal
como lo había decidido Hipólito Yrigoyen, con la toma del Azul.
El día 30 de julio, el “Peludo” había arribado en tren con una
considerable fuerza revolucionaria armada con la que buena parte del pueblo
azuleño hizo causa común.
Muchos
destacados pobladores participaron de los sucesos, los cuales muy probablemente
hayan sido puestos al corriente de lo que sucedería por parte del propio
Belgrano, quien no sólo tenía propiedades en el pueblo sino que
también contaba con lazos familiares y numerosas amistades.
Dos hombres de
profunda raigambre local sobresalieron en los hechos. Por un lado, el
comandante Matías B. y Miñana, quien a pesar de que ya era un “noble
anciano”, que al paso de los años y de las ingratitudes de la Patria bien
podría haberse mantenido ajeno, integró fervientemente el grupo de sublevados.
Una fotografía, tomada aquél año, presenta al luchador ciñendo la gloriosa
espada que el pueblo del Azul le regalara en 1871, y la cual sacara a relucir
para participar en el referido movimiento cívico.
Otro destacado
entre los sublevados fue Paulino Rodríguez Ocón quien, adherente
al yrigoyenismo, portando su Winchester y con boina blanca, recorrió las
calles céntricas organizando a los revolucionarios. Vinculado a políticos,
escritores y artistas de todo tipo, poseía una vida social muy nutrida que
intercalaba entre Buenos Aires y Azul. Posteriormente integraría el Subcomité
Radical local “Diputado Nacional
Gumersindo L. Cristobó”, pero su pasión inquebrantable sería el periodismo.
Prácticamente toda la Provincia sucumbió ante el
movimiento de la Unión Cívica Radical. De inmediato, se conformó una Junta Revolucionaria presidida por Juan
Carlos Belgrano y compuesta por Carlos Vega Belgrano, Rodolfo
Rivarola, José Santos Arévalo, José Nicolás Matienzo, Francisco Ayerza, Juan
Martín de la Serna y Victorio de la Canal.
Poco después, Juan Carlos Belgrano fue electo
Gobernador por el Comité de la Provincia de Buenos Aires -presidido por Yrigoyen-,
que desde el 7 de agosto se encontraba reunido en el salón municipal de Lomas
de Zamora.
Durante su brevísimo mandato, el primer gobernante
radical tuvo la preocupación de reorganizar el Banco de la Provincia de Buenos
Aires y el Hipotecario de Buenos Aires. Como ministros, designó a Abel
Pardo en Gobierno, José de Apellaniz en Hacienda y a Marcelo
T. de Alvear en Obras Públicas. Al jurar, Belgrano proclamó:
“Debe armarse quien va a
asumir a la gobernación de la Provincia donde hasta el código penal había caído
en desuso, por eso pongo en manos del señor presidente de la convención el
inventario de mis bienes... Mi programa es breve: hacer que la Constitución y
las leyes sean realidades palpables y tangibles. Tal es mi deber y tal es mi
programa. Vengo afiliado a un partido político, aclaro que con él gobernaré y
lo declaro así porque son para mí radicales todos aquellos que anhelan comicios
libres, pureza en el manejo de los tesoros públicos y que entienden que los
empleos no son moneda para pagar complacencias o comodidades. El nombre que llevo es tradición en la tierra
argentina. Ofrézcole como prenda de la sinceridad de mis palabras en esta hora
solemne de nuestras vidas.”.
El día 10, el Congreso Nacional decidió la intervención
de la Provincia, y el gobierno inició una persecución a muerte contra los
radicales. Los revolucionarios decidieron deponer las armas…
Vencida la revolución, Belgrano entregó el poder
al interventor Eduardo Olivera, siendo arrestado aunque por poco tiempo. Leandro N. Alem, preso en Rosario, le
envió una carta a Juan Carlos:
“Creo firmemente que el
Partido Popular está hecho y seguirá siempre firme y decidido a pesar de otros
sacudimientos. No habrá fuerza humana que lo destruya… Es una vida nueva, un
espíritu nuevo que surge, un soplo poderoso de las exigencias, un deseo en
nuestra existencia político-social que necesariamente y fatalmente tiene que
imponerse día más o día menos para la salvación de la Patria”.
En su declaración de bienes, al asumir el cargo, el fugaz
Gobernador había manifestado tener “una
suerte de estancia en Olavarría”
y “diez solares y una fracción de quinta
en Azul”.
Lejos de la Patria…
En 1894 fue elegido
Diputado aunque se negó a asumir; en su mente tenía otros planes… Dejó atrás
nuestro país para radicarse definitivamente en París, donde había pasado muchos
de los momentos más felices de su vida junto a su amada “Florita”.
Sin embargo, nunca dejó
de estar al tanto de lo que sucedía en su tierra, pues mantenía frecuente
correspondencia con muchos políticos argentinos, entre ellos, especialmente, Roque
Sáenz Peña.
En 1900 fue designado por
el Ministerio de Instrucción Pública, representante ad honorem de la República
al 6° Congreso Plenipotenciario Internacional, realizado en Bruselas.
El deslumbrante siglo XX
europeo trajo para Juan Carlos un nuevo amor… En 1909 contrajo matrimonio en
Londres con María Ana Alicia Beaudette. La pareja tuvo una niña bautizada
como Juana
Carolina.
Juan Carlos Belgrano Martínez falleció en París, el 12 de
junio de 1911. El 20 de julio del mismo año sus restos fueron
repatriados y depositados en el Cementerio de la Recoleta.
El 16 de diciembre de 1876, Juan Carlos Belgrano Martínez contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano.
Juan Carlos Belgrano Martínez, en el centro de la foto,
junto a sus hijos Manuel, Néstor y Mario.