domingo, 15 de agosto de 2021

Revolucionario

 Revolucionario

 

 

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

Juan Carlos Belgrano Martínez nació en Pelotas, Imperio del Brasil, el 11 de julio de 1848. Sus padres fueron Juan Francisco Estanislao Belgrano (sobrino del general Manuel Belgrano) y Carolina Martínez Nieto. Tuvo dos hermanas menores: Herminia y Cora.

Gracias a las inclementes persecuciones sufridas durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, el joven matrimonio Belgrano–Martínez había huido al Brasil, pudiendo regresar a la Argentina recién en 1852, tras la caída del “Restaurador de las Leyes”.

Juan Carlos estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se destacó como poeta, publicando sus obras en el periódico “El Pueblo” de su amigo Juan Chassaing. También tradujo obras del inglés y del francés para su publicación en otros periódicos de la época. Entre estos trabajos sobresalieron las traducciones de “La libertad y el gobierno” de Hippolyte Bosselet, e “Influencia de la mujer en el progreso de la ciencia” de Henry Thomas Buckle.

Cursó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires donde se doctoró en jurisprudencia en 1872, con la tesis: “El gobierno representativo y la soberanía del pueblo”. Un año antes había intervenido activamente en el movimiento estudiantil que se considera uno de los antecedentes de la “Reforma Universitaria”.

Fue nombrado juez civil y comercial en los Tribunales de Mercedes, que tenían jurisdicción sobre todo el centro y el oeste de la provincia de Buenos Aires, y en 1875 fue nombrado juez del fuero civil en la ciudad de Buenos Aires.

 

Familia y política

 

El 16 de diciembre de 1876, Juan Carlos contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano, hija de Manuel Vega Belgrano y Manuela Belgrano. Carlos Vega Belgrano, su cuñado, y Carolina Martínez de Montier, fueron los testigos. La ceremonia, entre la nieta y el sobrino nieto del general Belgrano, se realizó en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.

Incorporado al partido alsinista, el 25 de marzo de 1877, por segunda vez fue electo Diputado en la provincia de Buenos Aires (la primera había sido en 1873, pero había renunciado). Integró las comisiones de legislación, procedimientos civiles y biblioteca del cuerpo. El 3 de mayo del año siguiente, al renunciar Roque Sáenz Peña a la presidencia de la Cámara, Juan Carlos le sucedió en el cargo.

El 19 de octubre de aquél mismo año nació su primer hijo, Manuel Belgrano Vega Belgrano. Luego llegaría Adolfo, nacido el 18 de mayo de 1881. Sin embargo, este niño falleció inmediatamente, lo que provocó una profunda tristeza en sus progenitores. Poco después de aquella fatídica pérdida, Juan Carlos y “Florita” decidieron viajar a Europa. El joven matrimonio junto al pequeño Manuel se instaló por algunos años en París, Francia. Allí nacieron Néstor –el 1 de septiembre de 1882- y Mario -7 de abril de 1884-.

La agitada vida política argentina y la necesidad de atender algunos negocios, hicieron que la familia retorne a Buenos Aires alrededor de 1887.

En 1890 Juan Carlos participó activamente en la Revolución del Parque, sumándose inmediatamente a las filas de la Unión Cívica Radical, siendo proclamado poco después vicepresidente del Comité Provincia de Buenos Aires.

En la ciudad de Buenos Aires, el 2 de mayo de 1891, con apenas 36 años, falleció su amada esposa “Florita”.

 

Revolucionario…

 

El doctor Juan Carlos Belgrano gobernó la provincia de Buenos Aires del 9 al 14 de agosto de 1893, mientras la Revolución Radical se encontraba triunfante.

La revolución fue la primera en concretarse en la provincia de Buenos Aires y comenzó, tal como lo había decidido Hipólito Yrigoyen, con la toma del Azul. El día 30 de julio, el “Peludo” había arribado en tren con una considerable fuerza revolucionaria armada con la que buena parte del pueblo azuleño hizo causa común.

Muchos destacados pobladores participaron de los sucesos, los cuales muy probablemente hayan sido puestos al corriente de lo que sucedería por parte del propio Belgrano, quien no sólo tenía propiedades en el pueblo sino que también contaba con lazos familiares y numerosas amistades.

Dos hombres de profunda raigambre local sobresalieron en los hechos. Por un lado, el comandante Matías B. y Miñana, quien a pesar de que ya era un “noble anciano”, que al paso de los años y de las ingratitudes de la Patria bien podría haberse mantenido ajeno, integró fervientemente el grupo de sublevados. Una fotografía, tomada aquél año, presenta al luchador ciñendo la gloriosa espada que el pueblo del Azul le regalara en 1871, y la cual sacara a relucir para participar en el referido movimiento cívico.

Otro destacado entre los sublevados fue Paulino Rodríguez Ocón quien, adherente al yrigoyenismo, portando su Winchester y con boina blanca, recorrió las calles céntricas organizando a los revolucionarios. Vinculado a políticos, escritores y artistas de todo tipo, poseía una vida social muy nutrida que intercalaba entre Buenos Aires y Azul. Posteriormente integraría el Subcomité Radical local “Diputado Nacional Gumersindo L. Cristobó”, pero su pasión inquebrantable sería el periodismo.

Prácticamente toda la Provincia sucumbió ante el movimiento de la Unión Cívica Radical. De inmediato, se conformó una Junta Revolucionaria presidida por Juan Carlos Belgrano y compuesta por Carlos Vega Belgrano, Rodolfo Rivarola, José Santos Arévalo, José Nicolás Matienzo, Francisco Ayerza, Juan Martín de la Serna y Victorio de la Canal.

Poco después, Juan Carlos Belgrano fue electo Gobernador por el Comité de la Provincia de Buenos Aires -presidido por Yrigoyen-, que desde el 7 de agosto se encontraba reunido en el salón municipal de Lomas de Zamora.

Durante su brevísimo mandato, el primer gobernante radical tuvo la preocupación de reorganizar el Banco de la Provincia de Buenos Aires y el Hipotecario de Buenos Aires. Como ministros, designó a Abel Pardo en Gobierno, José de Apellaniz en Hacienda y a Marcelo T. de Alvear en Obras Públicas. Al jurar, Belgrano proclamó:

“Debe armarse quien va a asumir a la gobernación de la Provincia donde hasta el código penal había caído en desuso, por eso pongo en manos del señor presidente de la convención el inventario de mis bienes... Mi programa es breve: hacer que la Constitución y las leyes sean realidades palpables y tangibles. Tal es mi deber y tal es mi programa. Vengo afiliado a un partido político, aclaro que con él gobernaré y lo declaro así porque son para mí radicales todos aquellos que anhelan comicios libres, pureza en el manejo de los tesoros públicos y que entienden que los empleos no son moneda para pagar complacencias o comodidades. El nombre que llevo es tradición en la tierra argentina. Ofrézcole como prenda de la sinceridad de mis palabras en esta hora solemne de nuestras vidas.”.

El día 10, el Congreso Nacional decidió la intervención de la Provincia, y el gobierno inició una persecución a muerte contra los radicales. Los revolucionarios decidieron deponer las armas…

Vencida la revolución, Belgrano entregó el poder al interventor Eduardo Olivera, siendo arrestado aunque por poco tiempo. Leandro N. Alem, preso en Rosario, le envió una carta a Juan Carlos:

“Creo firmemente que el Partido Popular está hecho y seguirá siempre firme y decidido a pesar de otros sacudimientos. No habrá fuerza humana que lo destruya… Es una vida nueva, un espíritu nuevo que surge, un soplo poderoso de las exigencias, un deseo en nuestra existencia político-social que necesariamente y fatalmente tiene que imponerse día más o día menos para la salvación de la Patria”.

En su declaración de bienes, al asumir el cargo, el fugaz Gobernador había manifestado tener “una suerte de estancia en Olavarría y “diez solares y una fracción de quinta en Azul.

 

Lejos de la Patria…

 

En 1894 fue elegido Diputado aunque se negó a asumir; en su mente tenía otros planes… Dejó atrás nuestro país para radicarse definitivamente en París, donde había pasado muchos de los momentos más felices de su vida junto a su amada “Florita”.

Sin embargo, nunca dejó de estar al tanto de lo que sucedía en su tierra, pues mantenía frecuente correspondencia con muchos políticos argentinos, entre ellos, especialmente, Roque Sáenz Peña.

En 1900 fue designado por el Ministerio de Instrucción Pública, representante ad honorem de la República al 6° Congreso Plenipotenciario Internacional, realizado en Bruselas.

El deslumbrante siglo XX europeo trajo para Juan Carlos un nuevo amor… En 1909 contrajo matrimonio en Londres con María Ana Alicia Beaudette. La pareja tuvo una niña bautizada como Juana Carolina.

Juan Carlos Belgrano Martínez falleció en París, el 12 de junio de 1911. El 20 de julio del mismo año sus restos fueron repatriados y depositados en el Cementerio de la Recoleta.

 

 


El 16 de diciembre de 1876, Juan Carlos Belgrano Martínez contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano.



Juan Carlos Belgrano Martínez, en el centro de la foto, 

junto a sus hijos Manuel, Néstor y Mario.