Banco de la Provincia de Buenos Aires
El
Banco de la Provincia de Buenos Aires se fundó el 6 de
septiembre de 1822, en la actual calle San Martín al 100, en la ciudad
de Buenos Aires, en un solar donde había funcionado la Casa Consular de España
y había sesionado la Asamblea del Año XIII.
Durante
el gobierno de Juan Manuel de Rosas, se conoció desde 1836, como la Casa
de Moneda, la que realizaba algunas operaciones de depósito y de
descuento. En 1854 se creó el Banco de la Provincia de Buenos Aires como banco
estatal de emisión, depósitos y descuento. Además, tenía privilegios fiscales y
el monopolio de la emisión en la provincia. Es decir que, desde 1854 y hasta
1872, fue el único banco de emisión, aunque recién en 1866 realizó la primera.
El directorio del Banco no estaba compuesto de banqueros, ni por personas que
buscaran el lucro, sino por figuras de prestigio de la política, la producción
y el comercio, nombrados en todos los casos por el gobierno provincial.
En 1863 el Banco Provincia (que
hasta ese momento se había llamado Banco de Buenos Ayres, Banco Nacional y Casa
de Moneda de la Provincia), comenzó su expansión y abrió su primera sucursal,
el 1 de diciembre, en San Nicolás de los Arroyos. En 1864
se habilitaron las sucursales de Mercedes (5 de abril) y Dolores
(8 de agosto).Por ley N° 2062, el gobierno provincial
había autorizado al Directorio del Banco Provincia “a instalar Sucursales en cualquier pueblo que convenga...”. Y así,
además de las dichas, siguieron las de Chivilcoy (27 de noviembre de 1865)
y Lobos
(1 de mayo de 1867).
Reclamo popular…
El 12 de julio de 1867 el comercio
y el pueblo del Azul solicitaron la instalación de una sucursal, que pronto fue
confirmada y anunciada por el presidente del Banco, Francisco L. Balbín
(2 de enero de 1867 – 27 de enero de 1868), quien agregó que la sucursal
azuleña sería extensiva a Tapalqué, Ranchos y Tandil;
antes de comenzar las operaciones, se le agregó el partido de Necochea,
y desde enero de 1869, Las Flores. El 15 de noviembre de 1867,
tuvo lugar su apertura siendo todo un verdadero suceso para la comunidad que
aún se debatía en la lucha entre los pueblos originarios y el progreso de la
mano de los inmigrantes. La sede estuvo en las calles XXVII entre IX y X, es
decir, las actuales Burgos entre San Martín e Yrigoyen, frente a
la entonces Plaza Mayor (luego “Colón”
y hoy “Gral. San Martín”), en el
solar que hoy ocupa el Edificio “Milenium”.
Las primeras
operaciones –según los libros contables- fueron realizadas por Mariano Reyes,
Higinio Ávalos, Juan Fernández, Víctor Ortiz, Pastor Obligado, Andrés Miffon y
Pascual Dilorenzo en Depósitos Voluntarios a Premio (hoy Caja de Ahorros);
asimismo fueron concedidos algunos créditos a Juan Dhers, Manuel Leal, José
María Díaz, Jerónimo Maidana, Bautista Servey y Juan Luciani; por último
también se otorgaron descuentos de documentos a Emilio Conti, Mariano Roldán,
Rodríguez y Cía. y Julián Lescano entre otros, que también figuraban en una
larga nómina de clientes.
Alberto N. Sarramone
en su “Historia del antiguo pago del Azul” subraya:
“Fue
su primer gerente Benigno Velázquez y Tomás Barroso, su tesorero. Los
descuentos debían ser autorizados por una Junta Consultiva integrada en el caso
de Azul por los vecinos José María Medrano, Vicente Pereda, reemplazado con
motivo de su renuncia por Blas Dhers, Pablo y César Muñoz y el tercer
integrante suplente Martín Abeberry, como titulares y Pedro Lavao, José
Leguizamón y Juan Frers, como suplentes. (…). Sólo eran clientes del Banco, el
4,1 % del total de la población. Los grandes terratenientes de la región no
fueron clientes del Banco, pero sólo 68 clientes tenían más del 50 % de los
créditos. Ellos eran: Martín Abeberry, Marcos Aizpún, Abelardo Álvarez, Antonio
W. Álvarez, Francisco Álvarez, Alejandro Amaya, Enrique Aramburu, Eusebio
Arauco, Julio Barraud,Ramón Basavilbaso, Bonorino y Cía., Manuel Bonorino,
Alejandro Brid, Emilio Cárdenas, Federico Carrillo, Francisco Cesio, Ramón
Cedrún, Polemarco Claro, Vicente Cuitiño, Juan A. Dhers, Juan C. Dhers, Dhers y
Barés, Francisco Enciso, Gregorio Fernández, Juan Frers, Serafín García y Cía.,
Domingo Goyenetche, Federico Herrero, José M. Ibarrola, Horacio Isasa, Pedro
Labao, Luis Lacoste, Manuel Leal, Luis Lesquerre, Gervasio López, Pedro
Loustau, Julián Lozano, Juan Luciani, Hilario Martínez, L. Martínez, Marciano
Martínez, Justo B. Miñana, Matías B. Miñana, Juan Mirambet, Daniel Miró, Miguel
Montiel, Juan M. Muller, Plácido Muñiz, Manuel Orgeira, Adolfo Ortiz de Rozas,
Pedro Oubiñas, Ceferino Peñalva, Pedro Peret, Jaime Piñol, Víctor Pongraty, Pedro
Pourtalé y Hnos., José Ramallo, Ildefonso Ramos Mejía, José Ratto, Adolfo
Reyes, Adrián Rivas, Rivière Hnos., Pedro A. Rodríguez, Mariano Roldán, Tomás
Urquijo y Jacinto Videla”.
Varias sucursales, entre ellas la
de Azul, estaban en la frontera con los pueblos indígenas. En muchos casos, el Banco
canalizó a través de sus filiales, el apoyo directo para el desarrollo
agropecuario de su extenso medio rural, y para la consolidación de los pueblos
devenidos en ciudades. También hubo créditos para situaciones personales o
familiares, derivadas de la compleja relación con los indígenas, como el
rescate de cautivas.
Primera ubicación del Banco de la Provincia de Buenos Aires frente a la entonces Plaza Colón (hoy San Martín)
La más antigua
Aunque en
el periódico capitalino “La Tribuna” del 1 de
octubre de 1873, se informaba la renuncia de Tomás Barroso, tesorero
de la sucursal Azul del Banco Provincia, la noticia más antigua que es posible
hallar en la actualidad en la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte”
surge del periódico “El Eco del Azul” que, en su edición del jueves 23 de marzo de 1876,
informaba:
“SUCURSAL BANCO DE LA PROVINCIA. Azul, Marzo 20 de 1876. Por orden
del Banco de la Provincia, y en cumplimiento de la Ley de Sellos, para el
corriente año, todo cheque por cualquiera clase de depósito deberá ser
presentado a esta oficina en la forma prescripta en el Art. 6º de la ley
citada, que dice así: ‘Todo cheque por giro de dinero y todo recibo de dinero
cuyo importe exceda de mil pesos m/c., deberá llevar un sello de un peso m/c. o
una estampilla de un peso, debiendo esta inutilizarse en la fecha de su
otorgamiento. E. Plot. Administrador.”.
El administrador era Eduardo
Plot, vecino que hacia 1879 actuaba como presidente de la “Comisión de Ornato” de la entonces Plaza
Colón (actual Plaza “Gral. San Martín”), y a quien por su trabajo en
pos de mejorar el espacio, el dueño de la cantera y calera “La Providencia” de Olavarría le obsequiara un banco de mármol que
se instaló en la plaza y rezaba: “Antonio Datelli obsequia
este recuerdo al progresista pueblo del Azul, a la municipalidad, a la comisión
de ornato de la plaza, al laborioso e infatigable presidente don Eduardo Plot”.
En 1884, Plot se había convertido en el presidente del “Club Unión”
(actualmente conocido como el abandonado “Club Social” ubicado en
Yrigoyen entre Burgos y De Paula), y vicepresidente 1° de la Sociedad
Rural de Azul.
En la
“Guía Comercial y Rural del Azul”, editada por Juan Forns y
Artigas en 1884, en la página 3 se publicitaba:
“Banco de la Provincia
Sucursal en el Azul
Gerente – Don Eduardo Plot
Tesorero: D. J. S. Barrios –
Contador: D. M. Jurado.
Situado en la calle Burgos frente a
la Plaza Principal”
Eduardo Plot era tan apreciado en
nuestra comunidad que, cuando desde la Casa Matriz del Banco se sugirió su
traslado a otra ciudad, los vecinos en conjunto se movilizaron para evitarlo.
El entonces presidente del Banco de la Provincia, Belisario Hueyo,
contempló la solicitud y dejó a Plot en su puesto. Como agradecimiento, le fue
obsequiado a Hueyo un álbum con tapas de mármol y bronce, firmado por
centenares de azuleños. Fechado en mayo de 1885, en la primera
página expresa:
“El vecindario del Azul por
intermedio de la Comisión que suscribe al Señor Presidente del Banco de la
Provincia Don Belisario Hueyo, dedica el presente Álbum como débil testimonio
de simpatía y gratitud por conservar al frente de esta Sucursal del Banco al
actual gerente, Don Eduardo Plot, cuya probidad, rectitud y caballerosidad como
empleado y como vecino son causa de las simpatías con que este vecindario lo
acompaña”.
Conserva las rúbricas de
personalidades como Aquiles Pouyssegur, Ceferino Peñalva, Constantino Rey,
Francisco Leyría, Luis Lacoste, Ricardo Dominique, Alejandro Gagliardo, Lorenzo
Rotgé, Andrés Robledo, Agustín Iturria, Pablo Aragón, Juan Valenzuela, Juan
Bosch, entre muchos otros. En la actualidad, esta exquisita pieza se halla
preservada en el Museo Etnográfico y Archivo Histórico “Enrique Squirru”.
Entretanto, en 1880, a partir de la
federalización de Buenos Aires, se comenzó a planificar una nueva Casa Matriz
en la que sería la capital de la Provincia. El edificio que se levantó en el
centro de La Plata fue el primer premio de un concurso que ganaron los
arquitectos Juan Antonio Buschiazzo y Luis A. Viglione. La Casa Matriz fue
inaugurada en 1886 y luego sufriría varias remodelaciones en el siglo XX a
cargo, mayormente, de los arquitectos Rocca: Luis B. Rocca trabajó en el
período 1912-1914; luego su hijo Atilio, junto a Eduardo V. Jiménez, realizó
una ampliación entre 1932 y 1936, y finalmente hubo otra reforma, también a
manos de Atilio J. Rocca, entre 1943 y 1944.
En la Guía
El
catalán Juan Forns y Artigas, instalado en nuestro medio como director del
Teléfono, fue autor de un par de emblemáticas guías que preservan importante
información local y que por entonces (1884) eran sumamente útiles para quienes
fueron los primeros abonados al servicio telefónico que hacia 1883 se había
instalado en el pueblo. Al Banco de la Provincia le correspondió el Número de
teléfono 14,
aclarando que apenas había setenta abonados, aunque la cantidad de los
adherentes al servicio crecería vertiginosamente.
En el Nº 2 de la “Guía-Anuario Comercial,
Industrial y Rural del Azul”, publicada en 1892 se
menciona a quienes eran, al momento de la edición, empleados del Banco:
“Provincia: Burgos entre Alsina y San Martín.
Administrador Arturo B. Massani. Tesorero: Arturo S. Loado. Contador: Francisco
T. Dominique. Auxiliar: Arturo Barros. Procurador: Justo P. Chaves. Escribano:
Arsenio S. Chaves”.
Todas las dudas sobre el Banco
A fines
del siglo XIX, los efectos de la crisis que golpearon tan fuertemente a la
Argentina provocaron la quiebra del Banco Provincia y el consecuente cierre,
entre otras, de la sucursal azuleña el 6 de julio de 1895.De todas formas,
los medios azuleños se continuaron ocupando de los acontecimientos que ponían
en duda el funcionamiento de la institución. Con cuatro notas, el periódico “El
Imparcial” informaba:
“EL ESCÁNDALO DEL BANCO. Los depósitos ‘evaporados’.-Publicamos
ayer, casi al mismo tiempo que los diarios de Buenos Aires, la nota del juez
Dr. Aguilar, dirigida a la Suprema Corte, denunciado la desaparición de la
respetable suma de seis millones setecientos treintaisiete mil quinientos
ochenta y seis pesos, de depósitos judiciales confiados al Banco de la
Provincia.
El juez Aguilar, velando por la
majestad de la justicia, ha descorrido atrevidamente el velo que encubría tan
gravísima irregularidad, sin consideraciones a nada ni nadie. Ha cometido
acción de juez recto y obra de varón!
Es el escándalo del día, uno más en
la larga serie que hemos presenciado bajo la administración campanuda del
estupendamente grande y glorioso D. Bernardo de Irigoyen!
La prensa oficial clama contra el
juez honorable y valeroso que exhibe resueltamente la llaga: eso demuestra la
complicidad del gobierno en los malos manejos de un Banco insolvente: ¿Qué
sería si el Banco estuviera en solvencia, si tuviera sus arcas rellenas, si
fuera hoy el coloso de los otros tiempos? No hay que pensarlo!
Se trata de atenuar el hecho, con
sutilezas y palabrerío; pero, como bien dice un colega bonaerense, el hecho,
crudo, real, positivo, está ahí: los depósitos judiciales no existen en las
cajas del Banco; las sucesiones con menores e incapaces están defraudadas. Se
ha dispuesto abusivamente de esos dineros ajenos, entregados a la custodia del
Banco de la Provincia.
Era la nota que faltaba en este
escandaloso desconcierto en que andan todas las cosas provinciales!
El proceso está abierto. Veremos si
la justicia se hace.” (Viernes 16 de febrero de 1900).
“BANCO DE LA PROVINCIA. El último escándalo.-La actitud resuelta del
juez Aguilar, denunciando la desaparición de los depósitos de menores e
incapaces, confiados al Banco de la Provincia, ha venido a poner sobre el
tapete al ex coloso del crédito argentino.
El banco de la provincia, el en
otrora grande y poderoso banco de la provincia, es hoy un cadáver, sobre el
gravitan, a manera de cuervos, algunos inválidos de la política y los favoritos
del poder que no hay donde emplear.
Pero hay algo que no puede
explicarse, sino en una época aciaga de desconcierto administrativo y de
desquicio político. El banco de la provincia ha sido declarado insolvente,
quebrado, legalmente fundido e irresponsable. Debió entonces procederse, lisa y
llanamente, a su liquidación total.
No ha sido así, empero, y ese algo
que no puede explicarse, y a que antes nos referimos, es el hecho de habérsele
buscado la manera de galvanizarlo, para prolongar sus días en obsequio de
propósitos inconfesables, obligando a hacerse en él los depósitos de menores y
los depósitos judiciales, con la circunstancia agravante de que estos no
tienen, por deposito, interés alguno, y aquellos, solo un 3% cuando en
cualquier otro establecimiento bancario, responsable, ganarían no menos del 5%.
Obligar a efectuar esos depósitos
sagrados, en un establecimiento declarado legalmente quebrado e irresponsable,
sin tener con qué garantirlos, es una monstruosidad que no tiene atenuación
razonable posible.
Ese absurdo, ese favoritismo
inconsulto, ese error increíble de obligar a confiar depósitos, en casa de un
quebrado irresponsable, cuando en otra parte no solo estarían perfectamente
garantidos sino que ganarían un interés mayor, es el que nos ha traído el
escándalo que acaba de hacer público el juez Aguilar. Aquellos polvos, traen
estos lodos!
Se nos objetará que los fondos
extraídos están suficientemente garantizados por el gobierno: la ley obliga esa
garantía y el gobierno tendrá que cumplirla; pero ese no es el hecho moral; el
hecho moral es otro: al banco de la provincia, quebrado, irresponsable, no
debieron confiársele las sumas indebidamente extraídas ahora, y si no se les
hubiera confiado, por disposición absurda de la ley, no tendríamos que
presenciar este nuevo escándalo que es una vergüenza más para la provincia de
Buenos Aires.
Esa es al fin, la moral del
vergonzoso escándalo.” (Domingo 18 de febrero de 1900).
“El asunto del Banco de la Provincia.- El asunto de los depósitos
judiciales del Banco de la Provincia, continua en el mismo estado.
El procurador general de la Suprema
Corte de Justicia, a cuyo dictamen ha pasado la denuncia del Dr. Aguilar y el
informe del presidente del Banco, Sr. Ortiz de Rozas, no se expidió aún.
Probablemente lo hará para el
acuerdo que celebrará mañana el tribunal. El dictamen del procurador de la
corte pondrá de nuevo a la orden del día este ruidoso asunto.” (Jueves
22 de febrero de 1900).
“El
asunto del Banco de la Provincia.-La
Suprema Corte de Justicia ha tomado conocimiento del dictamen del procurador
general Dr. Gómez, en la denuncia del juez de 1ª Instancia Dr. Pedro E. Aguilar
sobre las condiciones irregulares en que se encuentran los depósitos judiciales
del Banco de la Provincia.
El
tribunal no adoptó ninguna resolución sobre el particular, lo que hará
probablemente en su nuevo acuerdo de hoy.
El dictamen del procurador general
arriba a la conclusión de que el juez ha carecido de jurisdicción para formular
su denuncia, criterio que coincide con el de la presidencia del banco en el
informe que le requirió el tribunal.
El juicio público, quizás porque no
es juicio de jurista, es, sin embargo, otro en cuanto reconoce el celo y la
recta intención que ha inspirado al juez denunciante en salvaguardia de la
misma majestad de la justicia y de los valiosos intereses comprometidos.
Por otra parte, la exactitud de la
denuncia del recto funcionario judicial queda siempre inconmovible y doblemente
ratificada por los balances oficiales y del mismo presidente del
establecimiento en su informe de referencia.
Ahora hay que esperar la opinión de
la Suprema Corte de Justicia.” (Sábado 24 de febrero de 1900).
Nuevo siglo y
reapertura
Entre
1880 y 1930, Azul transitaría su época de esplendor. Católicos y masones,
conservadores y radicales, campo y ciudad, convivían en armonía, con la
vanguardia como bandera. Azul era todo eso y más. Las construcciones se
elevaban a un ritmo vertiginoso sin perder el aire pueblerino que no nunca
quiso ceder terreno ante las aspiraciones metropolitanas de muchos.
Automóviles, cinematógrafos, teléfonos, cerveza premiada a nivel mundial (de
los hermanos Piazza), leche pasteurizada (“La
Azuleña”), entre muchas otras innovaciones, con el ferrocarril acortando
distancias e inmigrantes con ansias de prosperar, forjaron el carácter de una
ciudad destacada en el contexto provincial y hasta el nacional.
Lo dicho
bastaba como argumento para que los vecinos desearan contar con una sucursal
del Banco de la Provincia de Buenos Aires. De hecho, hasta en el medio porteño “El
Diario”, en su edición del 18 de octubre de 1906, se reflejaban
las quejas de los azuleños por no contar en la ciudad con una sucursal de la
entidad.
Pronto
se iniciaron las gestiones para concretar la instalación, sin embargo, la
conmoción provocada por el asesinato en un tiroteo en pleno recinto del
presidente del Concejo Deliberante, Eufemio Zavala y García, ante los
ojos del comisionado municipal Carlos Vega Belgrano (nieto del
General Manuel Belgrano), en noviembre de aquel año, corrió el eje de las
noticias y las necesidades de la ciudad, que evidentemente por entonces
necesitaba mesura y calma política.
Los
pedidos al presidente del Directorio, Julián Balbín (1904-1911)
se prolongaron hasta mediados del año 1907, cuando el 12 de septiembre, se
dio a conocer (“El Diario”) que se
estaban realizando “reparaciones al
edificio comprado para el Banco Provincia”. Seguidamente, el mismo medio
–como seguramente lo hicieron los azuleños, de los que no se cuenta con
ejemplares en la actualidad- anunció el 18 de octubre que: “Telegrama de Azul: ‘El 12 del mes próximo inauguraráse en esta la
sucursal del Banco de la Provincia’”.
Tal como cuenta la historiadora Norma
Iglesias en su obra “La Casa de Dios”, el terreno en el
que se instaló el Banco de la Provincia había pertenecido al presbítero Clemente
Ramón de la Sota (al frente de la Iglesia “Nuestra Señora del
Rosario” entre 1835 y 1854), el cual lo mantuvo vinculado a Azul por muchos
años tras su partida pues tuvo numerosos conflictos originados por el título de
propiedad.
Propiciado
por el nuevo despegue económico, luego de que el banco se reconvirtiera en
una empresa mixta (tal como fue hasta su reestatización en 1946), comenzando de
esa forma una importantísima expansión y en el marco de la reorganización institucional,
la Sucursal Azul reabrió sus puertas el 12 de noviembre de 1907, en la
esquina oeste de San Martín y Buenos Aires (luego Gral. Uriburu,
actual Int. Prof. De Paula), sitio que aún sigue siendo su sede. En aquel
momento, Fortunato Villa, iniciado en las finanzas en el Banco
Alemán Transatlántico de Buenos Aires,se hizo cargo de la Gerencia de la Sucursal Azul.
La
frenética actividad de la ciudad se veía reflejada en diversos aspectos y, por
supuesto, también en la actividad bancaria que, al mismo tiempo, se vinculaba
con la actividad agropecuaria. En el periódico “El Ciudadano” del 21 de
enero de 1911 se informaba:
“UN GIRO DE $108.000.- Hoy día le fue
pagado al Sr. Esteban Marquestau por el Banco de la Provincia la suma de $108.000
importe de mil novillos vendidos al frigorífico La Plata. Es el giro más
importante enviado por los frigoríficos hasta esa fecha.”.
Flamante edificio
Frente al
crecimiento de la actividad y el desarrollo de la ciudad, surgió la inquietud
de mejorar las comodidades y la estética del Banco que por entonces progresaba
a pasos agigantados. El 28 de marzo de 1911 se informaba hasta en los medios
porteños (“El Diario”) sobre la “demolición del edificio del Banco Provincia para edificar otro”. Por otro lado, “La Nación” (13 de julio de 1911),
publicaba: “Telegrama de Azul sobre
comienzo de la construcción del edificio del Banco Provincia (…)”.
La obra se concretó aceleradamente y
fue noticia una vez más en “El Diario”
del 4 de diciembre que anunciaba varios avances en la ciudad (adoquinado, por
ejemplo) y en dicha obra puntualmente.
Sobre el flamante edificio, el arquitecto Augusto Rocca narra en su libro “Historia de la arquitectura de Azul” lo
siguiente:
El ecléctico edificio fue inaugurado ante la
satisfecha mirada de Fortunato Villa, quien dejó la gerencia de la entidad el
día 31 de octubre de 1913. Fue reemplazado por Andrés Félix Fulquet.
Edificio ubicado en la esquina oeste de San Martín y Buenos Aires (hoy De Paula)
Flamante edificio ubicado en San Martín y Buenos Aires (hoy De Paula).
¿Temor infundado?
Ninguna época estuvo exenta de
episodios delictivos. Algunos tan simples como “robar un caramelo a un niño” y
otros complejos y hasta con consecuencias fatales. En el periódico “El
Ciudadano”, en su edición del 31 de octubre de 1921, se contaba un
episodio que tuvo como protagonista al Gerente de la sucursal Azul del Banco
Provincia, Andrés F. Fulquet:
“¿HUBO INTENCION DE ASALTAR ANOCHE EL BANCO
DE LA PROVINCIA? - Anoche se ha producido en esta un hecho que si bien
puede haber sido una tentativa de asalto al Banco de la Provincia en esta.
Hagamos crónica:
El
gerente del establecimiento señor Fulquet, al regresar de la estación a las 12
y 30, a donde fuera en busca de su esposa que venía en viaje de afuera, notó
que tan pronto el coche de plaza que los conducía para frente a la puerta del
Banco que comunica con el departamento del piso alto, residencia de la familia,
acercóse un auto Ford que llegaba a toda velocidad con las luces apagadas. El
auto, sin parar el motor, hizo alto atrás del coche de referencia, apeándose
rápidamente un hombre desconocido que corrió hacia atrás de donde estaba el
señor Fulquet, bajando las valijas y atendiendo a su esposa para que bajara.
En
esta situación, desde luego rara, el señor Fulquet pensó en un probable asalto
y tomó las precauciones del caso apresurando su entrada al zaguán lo que
después de hecho y asegurar bien la puerta subió parapetándose en el balcón a
efecto observar que es lo que harían esos extraños huéspedes. Felizmente,
después de dar vuelta el auto a toda la manzana de San Martín, Burgos, Bolívar
y Buenos Aires, volvió a subir desapareciendo sin que más tarde se oyese su
paso.
No
hay por qué dudar de este curioso suceso haya podido ser una frustrada
tentativa de asalto, circunstancia que mueve, es claro, a prevenirse en
adelante de cualquier intentona, tanto más que los bancos locales no disponen
de la vigilancia que es menester tanto de orden interno como policial. Esto,
por otra parte, ha de provocar un mayor celo por parte del comisario
estableciendo en esa esquina y en las demás donde existen Bancos, una
vigilancia especial y permanente”.
Curiosamente, Andrés Félix Fulquet
dejó el puesto el 14 de marzo de 1922, siendo su sucesor Camilo
Trapaglia, quien realizaría una primera gestión en la que dejaría en
claro que estaba llamado a hacer historia dentro de la entidad y en la
mismísima ciudad de Azul.
En agosto de 1928, sería reemplazado
por José Vilaseca, quien fuera Inspector hasta el 17 de octubre
de 1928. Por casi dos años, hasta abril de 1930, se
desempeñó como gerente Eduardo G. Suero. Sin antecedentes en la
propia entidad ni en otras se desempeñaban en Azul, Camilo Trapaglia
asumiría como gerente en abril del ’30, manteniéndose en el cargo casi por dos
décadas, hasta diciembre de 1947.
Otras reformas…
“El edificio, que
en su origen era plenamente ecléctico, fue reformado en 1934 por el arquitecto
Atilio J. Rocca, hijo del proyectista original, que obtuvo el cargo que otrora
ocupara su padre, ejerciéndolo entre 1925 y 1947, período en el que realizó 54 sucursales
del Banco Provincia.
La
reforma de la Sucursal Azul se llevó a cabo gracias a las incansables gestiones
de su gerente el Sr. Camilo Trapaglia, que también hizo valer su influencia en
el Directorio para que la obra le fuera adjudicada a la empresa azuleña
‘Toscano y Lattanzi’ (que estaba al borde de la quiebra), contribuyendo así a
paliar en nuestra ciudad la gran desocupación que había producido la crisis del
30.
La
reforma incluía una importante ampliación del edificio -para la cual fue
necesario comprar y demoler propiedades linderas- y una modernización de las
fachadas, eliminando algunos elementos ornamentales, aunque sin alterar
sustancialmente la obra original, que así adquirió el aspecto clasicista tardío
que presenta en la actualidad. El costo de la ampliación fue inicialmente de
$105.960 m/n, al que se sumó un adicional de $20.000 m/n, que costó el zócalo
de granito negro que ostenta la fachada, que fue importado de Suecia”.
Solidaridad
El
21
de mayo de 1948, con la presencia del ministro de Salud Pública de la
Provincia de Buenos Aires, doctor Carlos Alberto Bocalandro, se inauguró en el
Hospital Municipal “Dr. Ángel Pintos”
el servicio de Rayos X, merced a un noble gesto de los empleados de la Sucursal
Azul del Banco Provincia, que donaron a tal fin el dinero correspondiente al
primer aumento recibido y que totaliza la suma de 100 mil pesos.
Sucursales de Cacharí y Chillar
Isaac
Bassagaisteguy,
en la década del ’60, se desempeñó como contador de la sucursal Azul.
El diario platense “El Día”, en su edición del 15 de
diciembre de 1960 daba cuenta de la pronta inauguración de una sede del Banco
Provincia en la localidad de Cacharí,
acompañando los festejos por un nuevo aniversario de la fundación de Azul.
Efectivamente, el 19
de diciembre de 1960,
en la avenida San Martín Nº1640, de Cacharí, se inauguró la sucursal del
Banco Provincia, acompañando el desarrollo social y económico bonaerense
mediante el refuerzo de su presencia en los partidos de la Provincia de la
institución. El personal inicial que actuó en la misma fue: Sigfrido
A. Cosso, encargado de la Delegación; Rodolfo O. Tucci, cajero
a cargo de la Tesorería; Cipriano A. Desprats, ayudante de
firma; Damián Biga y Eber O. Zabala, ordenanzas.
Algunos
años más tarde, el 1 de abril de 1966, en el diario porteño “La
Nación” se anunciaba la inauguración de la flamante sede cachariense,
que había sido remodelada completamente.
Tiempo
antes, el 7 de septiembre de 1962, en otro extremo del Partido de Azul,
en la calle Mario T. Cortázar Nº 1100de Chillar, se celebró la inauguración
de la tercera sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires en el Partido
de Azul. Instalada en el mismo solar que antes
estuvieran las otras casas bancarias de Chillar, en varias oportunidades ha
estado entre las cinco primeras dentro de más de 300 sucursales del Banco en la
relación prestamos-depósitos, lo que no ha sido óbice para que se amenazara con
su achique o su cierre.
Entretanto,
y antes de que fuera remodelada su antecesora cachariense, la sede del Banco de
Chillar fue refaccionada y habilitada el 17 de abril de 1964, tal como
anunciaran, entre otros, los diarios “El
Día” y “La Nación”, demostrando
la relevancia del Partido de Azul.
Como nota de color vale agregar que,
en la década del ’90, fue contador
de la sucursal Chillar, Juan Navas, reconocido ex futbolista
de Alumni Azuleño.
Sucesores
Con la difícil tarea de superar o
siquiera igualar la tarea ejecutada por Trapaglia, el estimado vecino fue
sucedido por Eleodoro Sanz,
quien ejerció la gerencia entre diciembre de 1947 y el mismo mes de 1959. Fue
reemplazado por Vicente G. Acconcia que apenas se mantuvo al
frente hasta mayo de 1961 y fue seguido por Francisco Font, que también tuvo un
breve mandato hasta 1963. El 23 de septiembre de ese año, Oscar
Ardissono que
había ingresado a la sucursal como auxiliar el 8 de abril de 1940, se convirtió
en gerente.
Un azuleño en la presidencia
El 12 de
octubre de 1963, el Dr. Anselmo Marini, de la U.C.R. del Pueblo, asumió la
Gobernación de la provincia de Buenos Aires, acompañado por el Dr. Ricardo
Lavalle como vicegobernador.
El Dr. Marini convocó al renombrado
dirigente azuleño Alfredo Prat para hacerle una interesante propuesta con dos
alternativas. Muchos presumieron que escogería el Ministerio de Asuntos Agrarios,
dados sus conocimientos en la materia y su pasión por el campo. Empero, para
sorpresa de los especuladores, eligió la Presidencia del Banco de la Provincia de
Buenos Aires. Estuvo al frente de la Institución desde el 8 de
noviembre de 1963, nombrado por Decreto 419/63 del Ejecutivo
bonaerense.
La
rectitud en el manejo de los instrumentos de crédito de la Institución hizo que
ésta lograra una adecuada expansión, privilegiando sectores claves como la
vivienda popular, el crédito general hipotecario, las facilidades al sector
agropecuario y, en general, al desarrollo del interior de la provincia.
La
elección del viejo profesional y honesto militante de Azul no podía haber sido
más apropiada. Trajo a su actuación bancaria la solidez de sus conocimientos
universitarios, la contundencia de una conducta sin dobleces, la afabilidad de
un trato llano y amistoso para con todos y una larga tradición familiar de mano
abierta al trabajador.
En lo que
hace específicamente a su gestión al frente del Banco, cabe mencionar su
dedicación a resolver aspectos que consideró vitales para su buena marcha,
cuales fueron el otorgamiento de adecuados regímenes de vivienda a sus
empleados y la instrumentación de servicios sociales que aún hoy son modelo.
Por solo mencionar un ejemplo, fue el creador del Jardín Maternal de la Casa
Central de la Institución.
La Ley 7002/65 modificó la Carta
Orgánica del Banco de la Provincia y por su intermedio dispuso que, el
50% de las utilidades netas de la institución, se reinvirtiesen en el
acrecentamiento de la cartera hipotecaria de la misma; esta medida posibilitó
mejorar ostensiblemente la financiación de los diversos planes de vivienda del
Gobierno. Además, su política crediticia fue de impulso para todas las
manifestaciones productivas. En 1965 los créditos de la sección bancaria
aumentaron en 17.578 millones de pesos con respecto a al año anterior. En el
mismo período, la cartera de crédito hipotecario llegó a 9.259 millones de
pesos mientras que en 1964 había sido de 5.037 millones.
Al comenzar Prat con su plan de trabajo, “La Nación” informaba en
su edición del 23 de octubre de 1964: “En
Azul hará el Banco Provincia 168 viviendas”. Finalmente, el número se
extendió y años más tarde, el 7 de noviembre de 1970, se
inauguraron 188.
Para dimensionar la obra del Dr.
Alfredo Prat es necesario mencionar que, durante su gestión, la entidad
financió y construyó 23.500 unidades habitacionales,
incluidas 686 entregadas en Azul, de las cuales 498 fueron consecuencia
de planes individuales y 188 del Barrio General Martín Miguel de
Güemes. Vaya uno a saber por qué designio, el gobierno al que le tocó
inaugurar el barrio prefirió ponerle el nombre del militar salteño, antes que
el del Dr. Prat que fuera su impulsor. Es importante hacer la salvedad que por
años el barrio fue conocido como “Barrio
Banco Provincia”. En cambio, como justo homenaje, en Miramar, Partido
de General Alvarado, un barrio de similares características al azuleño,
lleva merecidamente el nombre de nuestro ilustre coterráneo.
Tribunales de
Azul
El Dr. Alberto N. Sarramone,
apasionado historiador local, fue Abogado Jefe de la Regional Azul del Banco de
la Provincia desde 1969 hasta 1989.
Durante 1972 surgió la inquietud de instalar una sede del Banco
Provincia en el Palacio de Tribunales. Y efectivamente, tras algunas gestiones,
se comenzó a acondicionar las instalaciones de la planta baja del edificio. El
diario “La Nación” del 19 de enero de 1973 informaba en una escueta nota sobre
la terminación de los trabajos. Meses más tarde, el mismo medio, el 1 de marzo,
informaba: “Comenzó a funcionar la sucursal del Banco Provincia en Azul”.
Ubicada en Av. Pte. Perón Nº 525, la sucursal se convirtió en la cuarta del
Partido.
También por entonces comenzó a funcionar
una sucursal en la Av. Mitre, entre Av. Cáneva y Lavalle, denominada “Sudoeste”.
El tallador de la familia bancaria
Justamente, en la sucursal ubicada
en la Av. Mitre, donde actualmente se halla la Subsecretaría de Seguridad
Ciudadana y Control Urbano de la Municipalidad de Azul, hubo un empleado que se
destacó por su capacidad artística. El ordenanza Oscar Rodolfo Pitrelli
(26 de noviembre de 1944 – 4 de enero de 2019) fue un talentoso artesano
azuleño que en numerosas oportunidades y con interesante repercusión expuso en
Rosario, Azul, Tandil, Olavarría, Ushuaia, Comodoro Rivadavia y Capital
Federal, entre otras localidades.
Autodidacta, eran tres los elementos
que le daban vida a sus obras: gubias, formones y un mazo. El resto era
habilidad y percepción especial para plasmar en la madera.
Fue autor de una serie de tallas con
temas extraídos de la famosa Capilla Sixtina. Su obra fue inspirada por el
obsequio del recordado Obispo Manuel Marengo, quien luego de un viaje a Roma,
le regaló a Pitrelli 60 diapositivas con imágenes de la Capilla Sixtina
Utilizaba
diversos tipos de madera, aunque prefería la nobleza del cedro, en planchas de
dos pulgadas de espesor y que llegan a sobrepasar los dos metros de largo. Sus
primeros trabajos fueron realizados mediante un bisturí, al cual posteriormente
reemplazó por formones especiales.
Demostrando
un evidente dominio de los materiales y amplios conocimientos técnicos que le
permitían definir imágenes de notable plasticidad, jerarquizadas en el relieve
y las sombras.
En alguna entrevista que se le
realizara, Oscar R. Pitrelli expresó: “Yo
expongo de corazón, entonces se ha dado un compañerismo importante en los
lugares que voy, especialmente entre la gente bancaria, y no soy un tipo
ambicioso, porque pienso que se vive equivocado, nos engañamos nosotros mismos,
porque a los 50 años uno ya dio mucho por la vida y el país; entonces por
llegar a hacer algo que uno quiere hacer, hace lo que no quiere hacer”.
Tras la
inundación
Tras
la gran devastación que sufriera Azul con la tristemente memorable “Inundación
del ’80”, el 4 de mayo de aquel fatídico año, el Banco de la Provincia de Buenos Aires anunció una ayuda
económica para los más afectados y líneas de créditos acordes a la situación.
Intrépido asalto
En
los ’90, en la esquina norte de San Martín y Leyría, edificio de dos
plantas que mandara a construir Ángel Domingo Brumana para instalar
su ferretería, casa de implementos agrícolas, garaje y taller de automóviles, “Casa
Brumana”, y su domicilio particular en el primer piso, se instaló una
sucursal del Banco Provincia. Previamente a la llegada de la sucursal bancaria,
también había funcionado allí la afamada tienda “Casa Berra”.
Conocido
como “Centro
de Atención Rápida” del BAPRO, el 13 de abril de 2000, sufrió un
asalto. Los ladrones, diez en total –con la participación de un azuleño-,
sustrajeron $37.000 en efectivo ante la atónita mirada de los clientes y
empleados. En un rápido operativo cerrojo, la policía logró detener a ocho de
ellos, recuperando $33.000 de los sustraídos.
Tiempo
más tarde, tras recortes presupuestarios y ajustes de las medidas de seguridad
en todas las entidades bancarias, la sede fue cerrada. En la actualidad volvió
a convertirse en una tienda.




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