sábado, 23 de agosto de 2025

Historias criminales: SANGRIENTA DIVERGENCIA

                                 Sangrienta divergencia

  

En su libro “Mi vida, mis fobias”, Narciso Mallea cuenta su ingreso a Azul, haciendo una pintura exacta de la ciudad en pocas palabras:

 

            “…estaba iluminada, las acacias en flor, la gente ataviada de claro se paseaba apretujada. En la esquina del Café de Zorrilla, los parroquianos bebían cosas frescas, desparramados en pequeñas mesas. Todo era un vivir de ciudad. La diligencia se detuvo en el hotel Argentino sito en frente del café de Zorrilla… Había perdido la ciudad del sur ese ruido polvoriento, confuso, en trance de amasar la ciudad futura. Era silenciosa, aseñorada…”

 

            En la esquina sur de Burgos y Alsina (actual Yrigoyen), se hallaba el “Café Colón” de Marcelino Zorrilla, quien tenía domicilio precisamente allí, en el Nº 293 de la primera calle mencionada. El lugar era sumamente concurrido, no sólo por los parroquianos habituales sino también por los viajeros ocasionales que encontraban en el centro de la ciudad, frente a la entonces Plaza Colón, un lugar de distensión.

            Era habitual encontrar a varios empleados del Banco Provincia, ubicado en aquel momento junto a la cafetería, sobre la calle Burgos. Arturo B. Massani y Francisco T. Dominique, gerente y tesorero de la entidad respectivamente, supieron frecuentar el local sobre todo durante 1892, cuando ambos fueron parte del grupo fundacional de la Biblioteca Popular de Azul (hoy “Bartolomé J. Ronco”), pero desde hacía un tiempo la relación entre ambos se había tensado. Nadie imaginó el desenlace, pero el “Café Colón” sería el escenario de una tragedia.

            Arturo del Sagrado Corazón de Jesús Massani nació en la ciudad de Buenos Aires, el 12 de enero de 1854. Sus padres fueron el italiano Zulimo Massani y la porteña Antonina Bayá (viuda de Esteban Achinelli). Tuvo al menos dos hermanos, Esteban y Peregrina. Contrajo matrimonio con Astelmia Suárez (nacida en 1863; hija de Lisandro Suárez y Francisca Jones), con quien tuvo dos hijos: Arturo (1876) y María Astelmia (10 de septiembre de 1878). La familia estaba domiciliada en la calle Pozos Nº 165 de la Capital Federal.

            Cuando fuera nombrado Administrador de la Sucursal Azul del Banco de la Provincia de Buenos Aires, toda la familia se radicó en el pueblo que aspiraba a convertirse en ciudad. Se establecieron en la casa que poseía la entidad, con ingreso por una puerta lateral de la fachada del edificio ubicado en la calle Burgos 243 a 257 (vieja numeración).

            Un dato particular, que surge del libro “Nueva historia de las mujeres en la Argentina” (Vol. II - Prometeo Libros. 2024), de Débora D’Antonio y Valeria Silvina Pita, indica que Arturo se había convertido en tutor de una menor sin familia. Sin embargo, como cuentan las autoras al estudiar la Exposición que él hiciera ante la Defensoría de Menores, el 27 de enero de 1892:

 

            “Era frecuente que, ante las desobediencias y faltas, las y los responsables manifestaran el deseo de deshacerse de ellas. Entendían que su conducta podía poner en entredicho la respetabilidad propia y la de la familia. Esto sucedió con Manuela, una muchacha que, según decía su guardador Arturo Massani, al defensor de menores de Azul, ‘esta mañana fugó de mi casa… no deseándola tenerla más por sus malos antecedentes’.”

 

            Arturo B. Massani (firmaba con la letra inicial del apellido de su madre entre su nombre y su apellido paterno), fue asesinado el 3 de abril de 1893. El diario “La Nación” del 4 de abril conservó aunque brevemente, una historia impactante: 

Azul. Suceso sangriento. UN MUERTO Y UN HERIDO. (De nuestro corresponsal). AZUL, LUNES 3. Hoy a la una de la tarde prodújose en el café Colón un suceso sangriento, que ha impresionado profundamente a esta sociedad, por la calidad de las personas que en él intervinieron. A la hora indicada encontráronse ahí los señores Arturo Massani, gerente de la sucursal del Banco Provincia y Francisco Dominique, ex contador del mismo establecimiento. Al ver el primer a Dominique se precipitó sobre él, que estaba sentado, asestándole un golpe de puño.

Intervinieron varias personas en el acto para separarlos y entre ellas el comisario Zalacain; pero les fue imposible contenerlos, pues ambos contrincantes sacaron sus revólveres descerrajándose los cinco tiros que contenían.

Massani recibió un balazo en el corazón, falleciendo instantáneamente, y Dominique uno también en el maxilar derecho que, sin ser de mucha gravedad, inspira serios cuidados.

Este desgraciado suceso obedece a la siguiente causa: Por gestiones de Massani el directorio del banco resolvió trasladar de aquí a Bahía Blanca al contador Dominique, quien posteriormente denunció al directorio irregularidades en esta sucursal, que originaron la instauración de un sumario, cuyas conclusiones fueron favorables a Massani.

No conforme Dominique con que lo pasaran a Bahía Blanca, renunció su puesto de contador, y hallándose Massani en Buenos Aires con licencia, publicó en hoja suelta su renuncia, en la que reiteraba los cargos que antes había formulado contra Massani.

Este contestó desde esa capital publicando solicitadas un tanto violentas en los periódicos de aquí.

El desenlace, pues, que ya se preveía, se produjo hoy, inmediatamente de regresar Massani de esa ciudad.”.

             A esta nota se suma la que publicara “The Standard” en su edición del 5 de abril, pero que no aporta ningún otro detalle. Sin dudas el episodio fue reflejado por los medios locales, pero no se conservan ejemplares de la época.

En el “Libro de Muertos” de la Parroquia, quedó registrado como testigo de la defunción Esteban Massani, de 30 años, domiciliado en Capital Federal y José María Otero de 56 años, domiciliado en Azul.

           

            Francisco Teodoro Dominique también había nacido en Buenos Aires, el 22 de abril de 1867; era hijo de Ricardo y Ramona Ignacia Pereyra. Tuvo diez hermanos Emilio Celedonio, Ricardo Macario, Manuel Arturo, Miguel, Margarita Damiana, Ramón Nicolás, Alejo Adolfo, Agustín Edmundo, Bernardo Samuel, María Inés y Ana Dalinda.

            Muy joven se dedicó a actuar como Martillero y luego había comenzado a trabajar en el Banco Provincia, siendo trasladado a la sucursal de Azul como Tesorero. Aquí en Azul contrajo matrimonio, el 17 de octubre de 1891, con Ángela María Dhérété (1873), con quien tendría once hijos: Francisco Enrique (1891), Clotilde Angelina (1892), Aida María (1896), Oscar Alberto (1903), Ida Elena (1905), Adolfo Miguel (1907), Alcira (1908) Nélida Esther (1910), Celmira (1911) y Jorge (1913).

            Tras el homicidio de Arturo B. Massani, Dominique estuvo algún tiempo reponiéndose de su herida en el rostro y recuperó la plena libertad porque el episodio quedó catalogado como un acto de legítima defensa (a pesar de la espectacularidad del tiroteo en el interior de la confitería). Sin embargo, su participación pública volvería a resaltarse al quedar detenido junto a varios otros vecinos (los concejales Pacomio Ávila y escribano Domingo D’Alessandro -de los partidos unidos- y Gabino Ramos, del mismo bando, y el vecino señor José Albizu), tras el conflicto que derivó en el homicidio del presidente del Concejo Deliberante de Azul, Eufemio Zavala y García, en plena sesión el 26 de noviembre de 1906. Una vez más, pronto recuperó la libertad, pues nada había hecho más que estar justamente en el recinto. Mas luego, junto a su numerosa familia, se alejó definitivamente de Azul…

            Por otro lado, los hijos del difunto Massani regresaron a la ciudad de Buenos Aires. Arturo, viviendo por varios años con su hermana, comenzó a trabajar en el Ferrocarril. Astelmia también volvió a la Capital; se unió en matrimonio, el 6 de marzo de 1895, en la Parroquia San José de Flores, con Guillermo Eggers.

            Tras el asesinato del Gerente, Juan Coelho ocupó el cargo en la sucursal del Banco Provincia en Azul, siendo él quien dos años después la cerraría, por quiebra.

            Al comenzar el nuevo siglo, el “Café Colón” pasó a manos de su nuevo propietario, Juan Pedro Torras, dueño también del “Hotel Argentino” -en la vereda este de Burgos y Alsina (Yrigoyen)-, al que pronto vendería para dedicarse plenamente al Café que convertiría en un mítico sitio reconstruyéndolo desde los cimientos e instalando hasta una sala cinematográfica.




A la derecha, "Café Colón", de Marcelino Zorrilla, escenario del trágico suceso.
A la izquierda, "Hotel Argentino" de Juan Pedro Torras.



Nota en "La Nación" (AGN)



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