domingo, 18 de abril de 2021

Un día especial de abril...

 

Un día especial de abril…


Por Eduardo Agüero Mielhuerry


            El Barrio “18 de Abril”, conocido popularmente como el “Barrio Empleados de Comercio”, se ubica en las manzanas comprendidas por la Av. Mons. César A. Cáneva (vereda impar), la calle San Martín (vereda impar), el pasaje Eduardo Ferrarello (ex Alberdi; vereda par) y la calle Gral. Julio Roca (vereda par). Está constituido por nueve torres de ocho pisos cada una, que conforman el primer y único complejo habitacional con dichas características en nuestra ciudad.

Mediante la Ordenanza N° 1.556, del 14 de julio de 1997, durante la administración del intendente Juan Atilio Barberena, el grupo habitacional integrado por 324 viviendas, fue nombrado por unanimidad del Concejo Deliberante como Barrio “18 de Abril”.

            Dentro de los fundamentos se consideró la presentación que hiciera en 1991 la Asociación de Empleados de Comercio de Azul, a los efectos de solicitar ante el Concejo la imposición del nombre “18 de abril” al grupo habitacional cuya construcción se impulsará desde la institución. Además, se marcó que tal solicitud se fundamentaba en la decisión tomada en la Asamblea de Adjudicatarios realizada el 5 de junio de 1987 y el deseo de rendir homenaje, de esa forma, a los fundadores de la entidad que el día 18 de abril de 1930 dieron concreción a su accionar gremial, cristalizado en la constitución de dicha Asociación.


Una quijotada…

 

Hacia un tiempo que en la dirigencia local rondaba la idea de emprender la construcción de viviendas, empero ante un proyecto titánico, como siempre, hubo diversas demoras, momentos de zozobra y duda, mas por suerte prevaleció el espíritu de progreso.

Varias fueron las opciones barajadas al momento de elegir un terreno donde edificar una serie de viviendas, entre ellos el perteneciente al Corralón Municipal (ubicado sobre la Av. 25 de Mayo, Gral. Lamadrid, Necochea y Cnel. Pringles) sumándole algún lote cercano. Empero, entre el Delegado Normalizador de A.E.C.A., conjuntamente con Eduardo Ferrarello y el arquitecto Eduardo Rodríguez, se gestó una nueva opción. El 21 de diciembre de 1981 los tres se reunieron con el comisionado municipal Fortunato Carlos Gómez Romero, y haciéndole conocer la posibilidad de construir viviendas en Azul a raíz de las gestiones realizadas particularmente por el Arq. García ante el Instituto de la Vivienda en La Plata, se le pidieron sus gestiones ante Ferrocarriles Argentinos para tratar de adquirir las tierras que el mismo poseía en Azul.

Demoras mediante, varios empleados de comercio se anotaron para contribuir al “quijotesco” proyecto y comenzaron a pagar una cuota con la que en 1983 se pudieron comprar los terrenos del Ferrocarril Roca en 826.553 pesos argentinos.

Nuevas elecciones llevaron una vez más a Eduardo Ferrarello a la Secretaría General, pues los asociados confiaron en su persona para continuar la obra que de alguna manera se había interrumpido abruptamente unos años antes.

Ferrarello asumió el 12 de diciembre de 1983, iniciando un nuevo y prometedor mandato, manteniendo como un cercano colaborador a Víctor Marcos. Desde entonces, aunque las obras se prolongaron por más de un lustro, todo ocurrió intensamente.

El 16 de diciembre de 1984, el por entonces gobernador Alejandro Armendariz colocó la piedra fundamental, junto al ministro bonaerense de Obras Públicas Roberto Boffa, el intendente Rubén César De Paula, y los tres principales promotores, Ferrarello, Marcos y García.

En julio de 1985 se pagaron las tierras en la Escribanía General de Gobierno. Poco más de un año después, incluidas las gestiones del doctor Luis Armando Miralles, el 2 de agosto de 1986, llegó el “Tren histórico al Sur” y el Gobernador firmó con la empresa Rimoldi la iniciación de obras.

            Encaminada la cuestión administrativa, a ritmo parejo y sin pausa, cada una de las 9 torres de 8 pisos, con un total de  324 departamentos, fue ganando “altura”. Al mismo tiempo, diversas obras, muchas de las cuales se prolongaron a lo largo de las distintas administraciones municipales, fueron haciendo de la zona un espacio absolutamente revitalizado de la ciudad, con cómodas vías de comunicación (Av. Cáneva y aledañas), amplios espacios públicos (Plaza Ameghino y Plaza Francia), diversos comercios (inclusive un supermercado), un espacio de culto (capilla de la Medalla Milagrosa), y demás equipamiento urbano. 

Hiperinflación mediante, promediando el año 1990 se entregaron los primeros departamentos evidenciándose en los miembros de A.E.C.A. la satisfacción del deber cumplido…


Naciendo en medio de las necesidades

 

La Gran depresión, también conocida como “Crisis del ’29”, fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la Bolsa de Nueva York, acaecida el 29 de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.

En Argentina, tras el derrocamiento del presidente constitucional Hipólito Yrigoyen y la asunción del primer presidente de facto, el general José Félix Uriburu, el país comenzó a transitar por un sinuoso camino conocido como la “Década Infame”. La clase obrera fue una de las principales víctimas de semejante hecatombe y, desde ya, Azul no quedó fuera de los problemas que a diario se hacían notar por estos lares.

Las conquistas laborales, que se habían alcanzado a fuerza de luchas inquebrantables contra la patronal -que hasta entonces fijaba unilateralmente las condiciones de trabajo-,  se mantuvieron con esfuerzo, y otras se incorporaron poco a poco como el “sábado inglés” y la jornada de 48 horas semanales. Por otra parte, la Federación de Empleados de Comercio había logrado la inclusión del derecho a Indemnización por despido, licencia por enfermedad, etc. Sin embargo, los obreros demandaban la cobertura de más necesidades como las vacaciones, los convenios, normas de seguridad e higiene y licencias especiales, jubilaciones, entre otras.

En ese contexto, buscando proteger a los empleados, el 18 de abril de 1930, en el local de la Sociedad Filantrópica Italiana, un grupo de vecinos azuleños, todos ellos empleados de los más diversos rubros, se congregaron para realizar la primera Asamblea General y fundar así la Asociación Empleados de Comercio.

Al ser nombrado como presidente de la Asamblea Francisco Guisiglieri, éste pidió colaboración, unidad y solidaridad. Como primer Secretario General fue elegido el señor Juan Bautista Mingarro (que trabajaba en la afamada “Casa Andía”) y lo acompañaron, entre otros, Salvador Taverna, Roque Escano, Victorio Glorioso, Felipe Gatt, Leoncio Legarreta, Alberto Canevello, etc.

En los primeros tiempos se concretó la creación de la biblioteca “José Ingenieros”, la incorporación de socios y además una fluida comunicación con las empresas locales para arribar a resoluciones en conjunto. Logros como el “sábado inglés”, las vacaciones anuales, la ley de sillas, convenios de horario de apertura y cierre de comercios con las empresas fueron los primeros logros de la Asociación.

 

Del barrio obrero…

 

Eduardo Armando Ferrarello nació el 23 de noviembre de 1936. Sus padres fueron Santos Ferrarello y Santina Vazzano. Su infancia transcurrió en el seno de un hogar humilde del “Barrio de la Cervecería” (actual “Del Carmen), de trabajadores incansables, cimentado en el afecto de sus padres y la chispeante algarabía de sus tres hermanas, Blanca Beatriz, Carmen Ilda y María Leonor.

A temprana edad, Eduardo comenzó a trabajar en la afamada “Ferretería García” y pronto comenzó a mostrar interés por los derechos y obligaciones de los trabajadores, se interiorizó lentamente en la legislación y al mismo tiempo se mantuvo atento a todo el trasfondo político frente al nuevo escenario nacional en el cual peronistas y radicales “jugaban un partido” con los militares como árbitros e intrusos participantes, con “el golpe” como regla.

Todas las inquietudes de un pibe de barrio con alma de un adulto trabajador lo llevaron a sumarse en 1959 a la Asociación de Empleados de Comercio de Azul (A.E.C.A.), llegando, gracias a su espíritu emprendedor y su incansable laboriosidad, a integrar la Comisión Directiva como Secretario de Actas.


El inicio de un largo tiempo de incansables luchas

 

En Asamblea General Ordinaria, destinada a renovar parcialmente la Comisión Directiva, el 27 de enero de 1961, por primera vez, Ferrarello fue electo Secretario General de A.E.C.A. Desde la institución, lentamente se fueron concretando diversos objetivos, entre ellos la obtención para adjudicar entre los afiliados de trece departamentos en los monoblocks ubicados en la manzana comprendida por las calles San Martín (actual Av. Manuel Chaves), San Carlos, Bolívar y Laprida (actualmente Barrio José Ignacio Rucci). Asimismo, como otro beneficio importante, se lograron diversos descuentos para empleados de comercio y familiares de los mismos, en las empresas de transporte de larga distancia.

Aquél mismo año, El 19 de agosto, en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario”, contrajo matrimonio con Teresa Amada Rancez. Fruto de esta unión nacieron dos hijos, Eduardo José Javier (19 de marzo de 1966) y Jorge Alfredo (10 de junio de 1971).

En el año 1964 fue un destacado partícipe para la concreción de la Caja de Jubilaciones.

Transcurría el año 1969 cuando por entonces se convirtió en síndico del primer Banco Sindical Obrero del país, sito en la Capital Federal, lo cual le demandaba alejarse de su querida Azul durante la semana (de martes a viernes), para poder volver a disfrutar los fines de semana, a los cuales, a su vez, le restaba muchas horas en pos de sus “compañeros”. Sin descanso, desarrolló tan ardua tarea hasta el año 1973 cuando pasó a integrar la comisión de paritarias.

Sin dobleces, ni segundas intenciones, comenzó a defender a sus compañeros de tareas, pregonando la independencia intelectual y teniendo siempre como objetivo primordial resolverle los problemas a los afiliados. Eduardo llevó adelante una política gremial enarbolando la bandera de un sindicalismo puro y transparente dedicado no sólo a lo gremial, sino también buscando el bienestar en lo social, cultural y deportivo.

            Tras la sanción y promulgación (11 y 20 de septiembre de 1974, respectivamente), de la Ley 20.744 de Contratos de Trabajo -durante la presidencia de María Estela “Isabelita” Martínez de Perón-, Eduardo Ferrarello recorrió buena parte del país junto a otros dirigentes con la intención de difundir los beneficios de la mencionada ley en una titánica labor.

Con férrea convicción integró la primera Federación de Empleados de Comercio de la Provincia de Buenos Aires e integró la Junta Regional Bonaerense en el Movimiento Mercantil del Interior.

Sucesivas votaciones lo llevaron a mantenerse al frente de la Institución hasta que abruptamente desde el Gobierno de facto dispusieron la intervención de la Asociación.

El 23 de agosto de 1979 se reunió la Comisión en pleno junto al Delegado Normalizador Víctor Marcos y los designados secretarios del mismo, María del Carmen Alfonso y Alfredo Medina, designados por la Confederación General de Empleados de Comercio de la República Argentina por resolución del Consejo Directivo, todo lo cual le fue informado al Ministerio de Trabajo.

Afortunadamente, Marcos era una personalidad conocida para la Comisión y gracias a su accionar se logró mantener un orden interno que contribuyó a “pasar la tormenta”.

En virtud de las circunstancias señaladas, el Secretario General saliente hizo entrega de la Asociación Profesional denominada Asociación Empleados de Comercio del Azul, en todo cuanto concernía a su titularidad jurídica y en general, el gobierno y administración de la entidad. Empero, se designó a Ferrarello como asesor gremial de la Asociación.

Tras la desolación que dejara la inundación que azotara a nuestra ciudad en abril de 1980 y durante la cual A.E.C.A. jugó un papel importante en favor de sus afiliados y la ciudadanía, asistiendo a  los necesitados, poco más de un año después llegó el momento de comenzar nuevos proyectos. Y así nació el barrio que hoy conocemos como “18 de Abril”.

 

Últimos pasos…

           

Eduardo Ferrarello lució con orgullo su identidad azuleña y supo acompañar y participar en la fundación de entidades importantes para los mercantiles entre ellas la Obra  Social O.S.E.C.A.C. (Obra Social de los Empleados de Comercio y Actividades Civiles). Asimismo, y demostrando sus intereses en el quehacer comunitario, participó como miembro fundador del Azul Voley, cuya primera reunión se realizó en los salones de A.E.C.A., cedidos gentilmente.

Tuvo una vida de lucha ante la injusticia, manteniendo el equilibrio Institucional, junto a sus compañeros de Comisión Directiva, actitud que ha posicionado a la Asociación de Empleados de Comercio de Azul en un respetuoso ámbito gremial dentro de la provincia de Buenos Aires.

Eduardo Armando “Cacho” Ferrarello, falleció el 15 de mayo de 2009, a los 72 años de edad.





Eduardo Ferrarello y Víctor Marcos, recorriendo las obras que avanzaban a buen ritmo…



Con algunas torres concluidas y otras en plena construcción, el Barrio “18 de Abril” marca su impronta en el paisaje azuleño.

2 comentarios:

  1. Muy completa e interesante reseña sobre nuestro barrio . Gracias Eduardo.

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  2. El “Barrio Empleados de Comercio” emplazado sobre un predio que durante muchas décadas se le denominó "EL SITIO", un lugar sumamente emblemático dentro del compendio social y popular de la ciudad de Azul!!

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