lunes, 30 de agosto de 2021

Sobre pájaros, trenes, televisión y radio...

     Sobre pájaros, trenes, televisión y radio…

  

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

“Minuto Odol en el aire”, decía el conductor, Jorge “Cacho” Fontana tras lo cual se escuchaba el ruido del segundero de un supuesto reloj invisible. El concursante tenía entonces unos pocos segundos para contestar su pregunta; si lo hacía correctamente, el conductor agregaba con énfasis: “¡Con seguridad!”.

“Odol Pregunta” había comenzado en 1956 y fue el primer programa local de preguntas y respuestas. Se presentó en Canal 7, aunque luego pasó a Canal 13 y más tarde a Canal 11.

En sus inicios lo condujo Carlos D’Agostino, y luego pasaron Nicolás “Pipo” Mancera, Silvio Soldán, Antonio Carrizo y Héctor Larrea. Sin embargo, el programa quedó asociado para siempre a la presencia, y sobre todo la voz, de Fontana, quien estuvo al frente de la emisión entre 1963 y 1973.

La publicidad vendía al programa como “el único que premia su saber”, y desafiaba a “expertos en física cuántica o el reino animal”, como ejemplos de la amplitud de las temáticas a concursar. El participante solicitaba responder sobre un tema. Un equipo de producción seleccionaba las temáticas hasta que aceptaba la solicitud. Luego, y para reducir el margen de error causado por los nervios, había una serie de cinco exámenes previos hasta la presentación televisada.

De acuerdo a un informe de A.P.T.R.A. (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas), durante las 24 temporadas del programa, se abordaron 158 temas, tuvo 442 participantes y 66 ganadores, entre ellos el querido y recordado Mario Miguel Marateo.

Plumas…

Desde pequeño, Mario Miguel había tenido una frenética pasión por los pájaros y a través de los años fue profundizando su estudio, sin tutores ni maestros, simplemente guiado por su espíritu curioso y taurino. A partir de 1960 comenzó a mandar cartas al programa televisivo “Odol pregunta”, para concursar, e incluso su hermana "Mecha" lo anotó personalmente en 1965, pero no obtuvo respuesta hasta dos años después. Marateo fue citado para un examen previo, a cargo del doctor León Benarós, evaluación que aprobó satisfactoriamente y con muy buenos elogios.

Todo estaba listo. El miércoles 5 de julio de 1967, a las 22 horas, todos los azuleños sintonizaron Canal 13 para ver al hijo pródigo de la comunidad contestando sobre “Pájaros de la provincia de Buenos Aires”.

            El concurso se desarrolló durante dos meses, con niveles impensados de televidentes, llegando a alcanzar picos de audiencia de 39 puntos la noche del 30 de agosto, cuando Mario Miguel Marateo contestó correctamente la pregunta Odol por un millón de pesos.

            Ese día, como cada año hasta el presente, se celebraba el Día de los Ferrocarriles Argentinos, ya que en 1857 se había inaugurado la primera línea ferroviaria del país (cuyo recorrido inaugural fue desde la Plaza del Parque hasta la estación Floresta de Buenos Aires). Justamente, Mario Miguel era un querido peón ferroviario al que algún periodista “culpó” por “pintar de ‘azul’ el mapa de la República”, ganándose para siempre el apodo de “El hombre de los pájaros”.

 

La humildad de un grande


Mario Miguel Marateo nació el 2 de mayo de 1928. Sus padres fueron Antonio Marateo y Mercedes Angélica Álvarez. Tuvo una hermana mayor: María de las Mercedes.

Cursó parte de sus estudios primarios en la Escuela N° 1 y luego estuvo en el Asilo San Antonio durante dos años, terminando el 6° grado de la mano del maestro Alfonso Cataldo.

Pronto comenzó a vender diarios y luego trabajó en el Mercado Municipal (ubicado en la esquina este de 25 de Mayo y San Martín); fue cadete de la Farmacia Mola y vendedor en la Zapatería Astral de Gabriel Villanueva. Ingresó en la Marina y después de cuatro meses de reclutamiento pasó a la Fragata Sarmiento, de donde, por “problemas de conducta”, lo dieron de baja. En consecuencia, volvió a su querida ciudad donde trabajó en Casa Etam y más tarde volvió a trabajar en la Zapatería Astral.

            Cuando los ferrocarriles pasaron a manos del Estado argentino, Mario Miguel se anotó junto a otros postulantes. En las oficinas del Ferrocarril Roca, en Plaza Constitución de Buenos Aires, le hicieron un examen físico, le tomaron un dictado y las cuatro operaciones matemáticas básicas. Finalmente ingresó como peón de cargas el 5 de octubre de 1947 y a los pocos días le asignaron como destino la Estación Coronel Rodolfo Bunge. Sin embargo, más allá de este paso trascendental en su vida laboral, ya que finalmente se jubilaría como peón de cargas años más tarde, había conocido a una joven que cambiaría realmente su vida. Tras unos años de noviazgo, Teresa Ida Bonora, se convirtió en su esposa el 17 de enero de 1953.

            Durante algunos años, el matrimonio vivió en el desvío ferroviario del kilómetro 243 (entre Parish y Cacharí), donde Mario Miguel había sido nombrado como efectivo. Cuando la situación económica mejoró un poco para la pareja, volvieron a vivir en la ciudad, en la casa de los padres de Mario. Y finalmente, en 1962, por medio de un crédito del Banco Hipotecario, pudieron comprar el que sería su hogar definitivo en la calle General Ignacio Rivas N° 874, sencilla casita a la que como muestra de cariño Mario Miguel bautizó, tal como rezaba un cartel en el frente: “Teresita”.

  

Después del primer millón…

              

            Tras una numerosísima recepción en la Estación de Trenes de Azul y múltiples entrevistas radiales y periodísticas, Mario Miguel editó su primer libro “Pájaros argentinos”, del cual se agotó la tirada de 30.000 ejemplares.

En 1972 volvió a concursar en “Odol pregunta. Ronda de ganadores”. Allí compitió por dos millones de pesos, sin embargo, tras tres empates consecutivos con Claudio Domínguez (quien contestaba sobre mitología griega), se decidió desde la producción del programa repartir el premio en partes iguales, siendo ambos ganadores. 

Todas las publicaciones y diarios del país se ocuparon de la historia del humilde ferroviario que había ganado el prestigioso “Odol Pregunta”. Hasta Mirtha Legrand lo tuvo en su mesa en seis oportunidades. El anonimato pasó a ser parte del pasado, sin embargo, para Mario Miguel no había mejores momentos que los que pasaba con sus padres, su adorada Teresita y su familia.

Más tarde publicó el libro “El aficionado a los pájaros”.

Escribió múltiples artículos para los diarios “El Tiempo” y “Diario del Pueblo”, abrió su propio local comercial, participó de diversas charlas y disertaciones y volvió a la televisión en reiteradas oportunidades, pero la popularidad nunca lo mareó, porque jamás perdió su humildad y carisma.


Al aire


En octubre de 2002 su amigo Félix Campodónico le propuso hacer juntos un programa radial todos los domingos por la mañana. Así comenzó por FM del Pueblo “En familia y sin Re-Fu-Po” (En Familia y sin religión, fútbol ni política).

Un tiempo después, Teresita pasó a ocupar el lugar de Campodónico y realmente la emisión radial quedó “en familia”, alegrando con música antigua, pero por sobre todo, abrigando con calidez a mucha gente, lo cual los hizo merecedores del Premio CADUCEO 2006.

La audiencia siempre fue sumamente nutrida e inclusive, a través de Internet el programa era escuchado por azuleños en las Islas Canarias, Sydney Australia, La Plata y Bahía Blanca.

El matrimonio desplegaba toda su ternura y simpatía, amenizando las mañanas con rancheras, valses, tarantelas, tangos y todo tipo de música. Como buen admirador de Carlos Gardel y del tango en general, Mario Miguel conservaba una importante colección musical con unas ocho mil canciones diferentes, grabadas en cassettes y discos compactos, superando ampliamente las veinte mil versiones. Cada canción era acompañada por comentarios referidos a la historia del autor, del intérprete o alguna curiosidad vinculada.

En alguna efeméride, Mario Miguel y Teresita hicieron referencia a “Los Locos de la Azotea”, como fueran conocidos a lo largo de la historia Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, quienes el 27 de agosto de 1920 dieron inicio a la radiofonía argentina cuando transmitieron la ópera Parsifal desde la terraza del Teatro Coliseo. Esa fue la primera transmisión radiofónica, integral y completa, de un programa de radio, realizada justamente hace 100 años, conmemorándose desde entonces el Día de la Radiofonía Argentina (a pesar de que el Día Mundial de la Radio se celebra cada 13 de febrero).

 Despedida

      Mario Miguel Marateo fue declarado Ciudadano Ilustre del Partido de Azul, pero el reconocimiento más grande que tuvo fue el cariño y el afecto de la gente.

En julio de 2017, gracias a la ayuda de Alberto Sarramone, Editorial Biblos Azul reeditó “El aficionado a los pájaros”, tal como reza la contratapa “…en homenaje a este gran estudioso autodidacta de nuestra naturaleza, en el 50° aniversario de aquel famoso programa”.

En enero de 2018, pocos días después de cumplir 65 años de matrimonio, falleció Teresita. Y desde entonces la salud de “El hombre de los pájaros” comenzó a deteriorarse añorando la compañía de su amada.

Mario Miguel Marateo falleció el viernes 14 de diciembre de 2018.



Mario Miguel Marateo y “Teresita” Bonora fueron una pareja sin igual.


domingo, 29 de agosto de 2021

Los hermanos Darhanpé

             Los hermanos Darhanpé

 

            José María y Eduardo Guillermo, fueron dos de los miembros de una familia que cobró notoriedad en Azul gracias a las distintas tareas sociales y culturales en las que se vieron involucrados, sin descontar su participación en otras actividades ligadas a la política, la iglesia o la masonería.

 

 

Jules Romain Darhanpé y Marie Elene Esteguy, ambos de origen francés, se conocieron tras su llegada al Río de la Plata, y contrajeron matrimonio en Paysandú, República Oriental del Uruguay. Tuvieron nueve hijos, cuatro de los cuales fallecieron a temprana edad. En el Uruguay nacieron los dos primeros: José María, en 1872, y tres años más tarde, Eduardo Guillermo. Radicados luego en Buenos Aires, nacieron Victoria, Justina y Ernestina.

 

 

José María

 

A muy temprana edad, con su igualmente inquieto hermano, fundó el periódico “El Imparcial” en la ciudad de Montevideo, medio que podemos presumir ha sido de reducida tirada y corta existencia.

Siguiendo a su familia, más puntualmente a su padre, se radicó en la ciudad de Buenos Aires, donde se abrió frente a él un nuevo abanico de posibilidades. Prácticamente al mismo tiempo, como Escribano (notario), resultó cofundador del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires el 18 de febrero de 1889.

Estudió derecho, y aunque se dice que ejerció como abogado, no hay pruebas documentales que lo respalden.

La familia Darhanpé volvió a cambiar su domicilio y así se radicaron en Azul.

Aquí, José María comenzó a ejercer como maestro en la Escuela Normal, en el mismo establecimiento en el que estudiaban sus cuatro hermanos. 

Lleno de inquietudes, junto a otros Maestros Normales -incluido su hermano Eduardo-, en 1892, fundó la Biblioteca Popular de Azul, la cual con el correr de los años se convertiría en un faro cultural para toda la comunidad.

Al mismo tiempo, honrando las raíces de sus padres, integró la comisión directiva de la “Sociedad Francesa de Socorros Mutuos”.

            Asimismo, durante varios años trabajó como Secretario del Juzgado de Paz de Azul.

En 1894, fundó la que resultara su obra más reconocida y perdurable. Aquél año nació el periódico “El Imparcial”, del cual fue director y redactor.

José María contrajo matrimonio con Amalia O’Connor y Rosendi (nacida en Mercedes, Buenos Aires, en el año 1876), con quien al menos tuvo ocho hijos, todos los cuales nacieron en Azul: Amalia; Julia Esther, José María, Enrique, Guillermo, Alfredo, Elena y Adela.

Interesado por los quehaceres locales, el progreso y la prosperidad de la ciudad, en el año 1900 José María publicó la “Guía del Azul”, editada en la Imprenta Popular.

En 1905 retornó a la dirección de su periódico, el cual se había convertido en el más importante e influyente de nuestro medio.

            En el año del “Centenario de la Revolución de Mayo”, José María se instaló en la capital bonaerense con su familia, donde, a pesar de sentirse aquejado por el imprevisto deterioro de su salud, comenzó a desarrollar nuevos emprendimientos.

Repentinamente, José María Darhanpé falleció en La Plata en el año 1914.

            Su esposa, Amalia, era propietaria de la Farmacia “La Estrella” (nombre particular si tenemos en cuenta la Logia a la que pertenecía su difunto esposo), en la ciudad de las diagonales.

 

Eduardo Guillermo

 

Fue cofundador de “El Imparcial” de Montevideo y arribó a nuestra ciudad con sus padres y hermanos tras algunos años de estadía en Buenos Aires.

Se graduó como Maestro de la Escuela Normal en 1891, junto a Manuela Alonso, Matilde Abeberry (hija del reconocido Martín Abeberry), Carmen González y Arturo López Claro.

Al año siguiente, junto a su hermano y otros docentes de la Escuela Normal fue fundador de la Biblioteca Popular de Azul. En 1895 se convirtió en su Secretario, y aunque luego no aparecería ocupando cargos relevantes en la Comisión Directiva de la misma, siempre fue un férreo sostenedor de la brillante institución.

Cuando en 1896 se constituyó el “Centro Uruguayo de Azul”, con muchos adherentes, la comisión directiva quedó conformada con Gustavo Duprat como presidente, secundado por Eduardo G. Darhanpé desempeñándose como Secretario, Juan B. Abreo como Tesorero y los vocales Pedro Hardoy, Francisco Vigna, Simón Vigna, Carlos Viana, Juan P. Iriarte, Santiago Moya, Felipe Vigna y Carlos Milone.

Tras el nacimiento de su primogénito, al que bautizó con el nombre de su padre, Julio Román, acaecido el 25 de enero de 1899, pocos días después Eduardo contrajo matrimonio en la Iglesia de Azul, el 1 de febrero, con Julia Celia Laborda.

La pareja tuvo al menos diez hijo, todos los cuales nacieron en Azul: el ya mencionado Julio Román, Eduardo Guillermo, Alicia, Julia Celia, José, Nicolás, Ernesto Uruguayo, Gilberto Florencio y dos niñas de las cuales solamente se recuerdan sus sobrenombres: Coca y Peta.

Habiendo sido Auxiliar de su padre Julio Román, que actuaba como Tesorero de la intendencia de Manuel Toscano (1891-1893), Eduardo continuó involucrado en la política e interesado profundamente en las cuestiones públicas. Así fue como se encolumnó bajo las ideologías del Dr. Ángel Pintos, quien tuvo un meteórico ascenso en el mundo de la política local (y de Olavarría), gracias a sus claras y concisas ideas que buscaban el progreso del pueblo, habiendo sido inclusive candidato a Vice gobernador bonaerense. Eduardo se convirtió en su Secretario y mano derecha durante un largo tiempo.

Al convertirse en intendente don Federico Urioste, Eduardo comenzó a desempeñarse como Secretario del Concejo Deliberante

            Eduardo actuó en “El Imparcial” como redactor, siendo sumamente duro con la Iglesia, enfrentándose abiertamente en muchas oportunidades. Inclusive, junto a Manuel G. López, quien fuera el primer bibliotecario de la Biblioteca Popular y escribiera en el periódico bajo el seudónimo “Tubalcaín”, supieron alzar grandes polémicas en repudio del catolicismo y de la monumental obra que se elevaba con la construcción de la actual Catedral, polémicas que muchas veces resultaron estériles ante el infatigable trabajo que comenzó a realizar el joven sacerdote César A. Cáneva. Cabe resaltar que tanto Eduardo como Manuel formaban parte (inclusive José María) de la Logia “Estrella del Sud” N° 25 que actuaba en nuestro medio.

Hacia finales de 1905 y principios del año siguiente, reemplazó en la dirección del periódico a su hermano José María.

En 1917 fue director de la Escuela N° 7.

Tras el fallecimiento de su hermano mayor, Eduardo y su esposa decidieron mudarse a la Capital Federal junto a sus hijos, en busca de nuevos aires, dado que la situación del periódico dejó de ser la mejor.

Ocupó un puesto en el magisterio de la Capital Federal y otro en la redacción del afamado diario “La Prensa”. En dicho periódico continuó profundizando su oposición al radicalismo, en contra del cual había entablado tantas luchas políticas a través de sus editoriales en “El Imparcial” enfrentados a los de “El Ciudadano” azuleño.

Repentinamente, tuvo que abandonar toda actividad, pues una cruel enfermedad fue minando su organismo.

En el Barrio de Flores, donde residía, confortado con los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica, es decir, sorpresivamente convertido al catolicismo que tanto había combatido en el Azul, Eduardo Guillermo Darhanpé, falleció el martes 9 de mayo de 1922.






                        
Eduardo Guillermo Darhanpé y su flamante esposa Julia Laborda.





            José María Darhanpé junto a su esposa Amalia O’Connor.

 

domingo, 22 de agosto de 2021

Cultor de los Sagrados Corazones

 Cultor de los Sagrados Corazones

  

            El 9 de noviembre de 1946 se inauguró en nuestra ciudad la Capilla Sagrado Corazón de María, más conocida por los azuleños como Capilla del Buen Pastor.

            Aquella jornada, los actos se iniciaron muy temprano por la mañana, con la consagración de los altares por parte del obispo diocesano monseñor César A. Cáneva, de cuyas ceremonias fue madrina la señora Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta. Luego, el Vicario General de la Diócesis y asesor religioso de la Congregación capellán del nuevo templo monseñor Santiago A. Rava, procedió a la bendición de las imágenes, ceremonia que tuvo a varios vecinos azuleños como padrinos; entre ellos, de la imagen de San Juan Eudes, fueron padrinos el entonces comisionado municipal Dr. Juan Carlos Peralta Reyes y su madre doña Julia Reyes de Peralta.

De escayola policromada y adquirida en la “Casa Majó” de Buenos Aires, la imagen de San Juan Eudes fue entronizada en la capilla menor de la izquierda de la nave principal. El altar de esta capilla es, como el mayor, de mármoles y en un relicario se exhiben las reliquias del santo. A su vez, a los pies del altar descansan actualmente los restos mortales de monseñor Rava.

 

El camino de la caridad

 

Juan Eudes nació el 14 de noviembre de 1601, en una granja cerca de la Villa de Ri, Normandía, Francia. Sus padres fueron Isaac Eudes y Marta Corbin. Tuvo seis hermanos, entre los que estuvo el historiador Francisco Eudes de Mecerac​

A los catorce años de edad ingresó al Colegio de los Jesuitas en Caen.

Sus padres deseaban que él continuara con el legado familiar, casándose y trabajando en la granja, sin embargo, se unió al Oratorio de Jesús el 25 de marzo de 1623. Uno de sus maestros y modelo en la vida espiritual fue el fundador del Oratorio, Pedro de Bérulle, quien lo recibió en la orden. Poco después, el futuro cardenal Bérulle, le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año, en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del padre contemplativo y ascético Carlos de Condren.

Juan Eudes fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1625 y celebró su primera misa en Navidad. Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle lo envió ante el obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: “La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida”. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material, administrando los sacramentos. Después fue enviado al Oratorio de Caen, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631.

En 1633 comenzó a predicar misiones parroquiales, y finalmente predicó más de cien misiones en toda su propia región, así como en la Isla de Francia y Borgoña y también en Bretaña. Jean-Jacques Olier se refirió a Eudes como “el prodigio de su edad”. Eudes se convirtió en un destacado predicador y confesor con un don para la evangelización.

Después del Concilio de Trento (1545-1563) proliferaron los seminarios de la Iglesia. Eudes fundó varios seminarios en la zona, incluido el de Rennes. En 1674 recibió seis bulas papales de indulgencias del Papa Clemente X para cofradías y seminarios dedicados a los Sagrados Corazones.

 

Magdalena

 

Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: “Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano”. Estas palabras produjeron profunda impresión en Juan, quien alquiló una casa para las mujeres arrepentidas, en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Tres monjas visitandinas colaboraron arduamente con él. En 1641 fundó la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio en Caen para proporcionar asilo a las prostitutas que deseaban redención.

Con el apoyo del cardenal Richelieu y varios obispos, dejó a los oratorianos para establecer la “Congregación de Jesús y María” (Eudistas) para la educación de los sacerdotes y para las misiones parroquiales. Esta congregación se fundó en Caen el 25 de marzo de 1643. Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a “la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio”. El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.

Eudes también fundó la Sociedad de la Madre Más Admirable, que actuó como una especie de Tercera Orden.

Mientras Juan se hallaba en misión en la iglesia de San Sulpicio de París, recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caen. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659.

Pronto, Eudes se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.

Un año después, una bula del Papa Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el padre Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas.

Eudes siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes. Al año siguiente, publicó un libro titulado “La Devoción al Adorable Corazón de Jesús”.

 

Santidad

 

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre “el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios”; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío intenso. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

Juan Eudes falleció el 19 de agosto de 1680 y fue canonizado en 1925.

El Papa León XIII -al proclamar las virtudes heroicas de Eudes en 1903 - le otorgó el título de “Autor del culto litúrgico del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María”. Eudes había dedicado las capillas de los seminarios de Caen y Coutances al Sagrado Corazón. La fiesta del Inmaculado Corazón de la Madre de Dios se celebró por primera vez el 8 de febrero de 1648 y la del Sagrado Corazón de Jesús el 20 de octubre de 1672.

 


En la Capilla Sagrado Corazón de María se halla una capilla menor dedicada a San Juan Eudes. A los pies del altar se hallan sepultados los restos de monseñor Santiago A. Rava.


domingo, 15 de agosto de 2021

Revolucionario

 Revolucionario

 

 

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

Juan Carlos Belgrano Martínez nació en Pelotas, Imperio del Brasil, el 11 de julio de 1848. Sus padres fueron Juan Francisco Estanislao Belgrano (sobrino del general Manuel Belgrano) y Carolina Martínez Nieto. Tuvo dos hermanas menores: Herminia y Cora.

Gracias a las inclementes persecuciones sufridas durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, el joven matrimonio Belgrano–Martínez había huido al Brasil, pudiendo regresar a la Argentina recién en 1852, tras la caída del “Restaurador de las Leyes”.

Juan Carlos estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se destacó como poeta, publicando sus obras en el periódico “El Pueblo” de su amigo Juan Chassaing. También tradujo obras del inglés y del francés para su publicación en otros periódicos de la época. Entre estos trabajos sobresalieron las traducciones de “La libertad y el gobierno” de Hippolyte Bosselet, e “Influencia de la mujer en el progreso de la ciencia” de Henry Thomas Buckle.

Cursó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires donde se doctoró en jurisprudencia en 1872, con la tesis: “El gobierno representativo y la soberanía del pueblo”. Un año antes había intervenido activamente en el movimiento estudiantil que se considera uno de los antecedentes de la “Reforma Universitaria”.

Fue nombrado juez civil y comercial en los Tribunales de Mercedes, que tenían jurisdicción sobre todo el centro y el oeste de la provincia de Buenos Aires, y en 1875 fue nombrado juez del fuero civil en la ciudad de Buenos Aires.

 

Familia y política

 

El 16 de diciembre de 1876, Juan Carlos contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano, hija de Manuel Vega Belgrano y Manuela Belgrano. Carlos Vega Belgrano, su cuñado, y Carolina Martínez de Montier, fueron los testigos. La ceremonia, entre la nieta y el sobrino nieto del general Belgrano, se realizó en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.

Incorporado al partido alsinista, el 25 de marzo de 1877, por segunda vez fue electo Diputado en la provincia de Buenos Aires (la primera había sido en 1873, pero había renunciado). Integró las comisiones de legislación, procedimientos civiles y biblioteca del cuerpo. El 3 de mayo del año siguiente, al renunciar Roque Sáenz Peña a la presidencia de la Cámara, Juan Carlos le sucedió en el cargo.

El 19 de octubre de aquél mismo año nació su primer hijo, Manuel Belgrano Vega Belgrano. Luego llegaría Adolfo, nacido el 18 de mayo de 1881. Sin embargo, este niño falleció inmediatamente, lo que provocó una profunda tristeza en sus progenitores. Poco después de aquella fatídica pérdida, Juan Carlos y “Florita” decidieron viajar a Europa. El joven matrimonio junto al pequeño Manuel se instaló por algunos años en París, Francia. Allí nacieron Néstor –el 1 de septiembre de 1882- y Mario -7 de abril de 1884-.

La agitada vida política argentina y la necesidad de atender algunos negocios, hicieron que la familia retorne a Buenos Aires alrededor de 1887.

En 1890 Juan Carlos participó activamente en la Revolución del Parque, sumándose inmediatamente a las filas de la Unión Cívica Radical, siendo proclamado poco después vicepresidente del Comité Provincia de Buenos Aires.

En la ciudad de Buenos Aires, el 2 de mayo de 1891, con apenas 36 años, falleció su amada esposa “Florita”.

 

Revolucionario…

 

El doctor Juan Carlos Belgrano gobernó la provincia de Buenos Aires del 9 al 14 de agosto de 1893, mientras la Revolución Radical se encontraba triunfante.

La revolución fue la primera en concretarse en la provincia de Buenos Aires y comenzó, tal como lo había decidido Hipólito Yrigoyen, con la toma del Azul. El día 30 de julio, el “Peludo” había arribado en tren con una considerable fuerza revolucionaria armada con la que buena parte del pueblo azuleño hizo causa común.

Muchos destacados pobladores participaron de los sucesos, los cuales muy probablemente hayan sido puestos al corriente de lo que sucedería por parte del propio Belgrano, quien no sólo tenía propiedades en el pueblo sino que también contaba con lazos familiares y numerosas amistades.

Dos hombres de profunda raigambre local sobresalieron en los hechos. Por un lado, el comandante Matías B. y Miñana, quien a pesar de que ya era un “noble anciano”, que al paso de los años y de las ingratitudes de la Patria bien podría haberse mantenido ajeno, integró fervientemente el grupo de sublevados. Una fotografía, tomada aquél año, presenta al luchador ciñendo la gloriosa espada que el pueblo del Azul le regalara en 1871, y la cual sacara a relucir para participar en el referido movimiento cívico.

Otro destacado entre los sublevados fue Paulino Rodríguez Ocón quien, adherente al yrigoyenismo, portando su Winchester y con boina blanca, recorrió las calles céntricas organizando a los revolucionarios. Vinculado a políticos, escritores y artistas de todo tipo, poseía una vida social muy nutrida que intercalaba entre Buenos Aires y Azul. Posteriormente integraría el Subcomité Radical local “Diputado Nacional Gumersindo L. Cristobó”, pero su pasión inquebrantable sería el periodismo.

Prácticamente toda la Provincia sucumbió ante el movimiento de la Unión Cívica Radical. De inmediato, se conformó una Junta Revolucionaria presidida por Juan Carlos Belgrano y compuesta por Carlos Vega Belgrano, Rodolfo Rivarola, José Santos Arévalo, José Nicolás Matienzo, Francisco Ayerza, Juan Martín de la Serna y Victorio de la Canal.

Poco después, Juan Carlos Belgrano fue electo Gobernador por el Comité de la Provincia de Buenos Aires -presidido por Yrigoyen-, que desde el 7 de agosto se encontraba reunido en el salón municipal de Lomas de Zamora.

Durante su brevísimo mandato, el primer gobernante radical tuvo la preocupación de reorganizar el Banco de la Provincia de Buenos Aires y el Hipotecario de Buenos Aires. Como ministros, designó a Abel Pardo en Gobierno, José de Apellaniz en Hacienda y a Marcelo T. de Alvear en Obras Públicas. Al jurar, Belgrano proclamó:

“Debe armarse quien va a asumir a la gobernación de la Provincia donde hasta el código penal había caído en desuso, por eso pongo en manos del señor presidente de la convención el inventario de mis bienes... Mi programa es breve: hacer que la Constitución y las leyes sean realidades palpables y tangibles. Tal es mi deber y tal es mi programa. Vengo afiliado a un partido político, aclaro que con él gobernaré y lo declaro así porque son para mí radicales todos aquellos que anhelan comicios libres, pureza en el manejo de los tesoros públicos y que entienden que los empleos no son moneda para pagar complacencias o comodidades. El nombre que llevo es tradición en la tierra argentina. Ofrézcole como prenda de la sinceridad de mis palabras en esta hora solemne de nuestras vidas.”.

El día 10, el Congreso Nacional decidió la intervención de la Provincia, y el gobierno inició una persecución a muerte contra los radicales. Los revolucionarios decidieron deponer las armas…

Vencida la revolución, Belgrano entregó el poder al interventor Eduardo Olivera, siendo arrestado aunque por poco tiempo. Leandro N. Alem, preso en Rosario, le envió una carta a Juan Carlos:

“Creo firmemente que el Partido Popular está hecho y seguirá siempre firme y decidido a pesar de otros sacudimientos. No habrá fuerza humana que lo destruya… Es una vida nueva, un espíritu nuevo que surge, un soplo poderoso de las exigencias, un deseo en nuestra existencia político-social que necesariamente y fatalmente tiene que imponerse día más o día menos para la salvación de la Patria”.

En su declaración de bienes, al asumir el cargo, el fugaz Gobernador había manifestado tener “una suerte de estancia en Olavarría y “diez solares y una fracción de quinta en Azul.

 

Lejos de la Patria…

 

En 1894 fue elegido Diputado aunque se negó a asumir; en su mente tenía otros planes… Dejó atrás nuestro país para radicarse definitivamente en París, donde había pasado muchos de los momentos más felices de su vida junto a su amada “Florita”.

Sin embargo, nunca dejó de estar al tanto de lo que sucedía en su tierra, pues mantenía frecuente correspondencia con muchos políticos argentinos, entre ellos, especialmente, Roque Sáenz Peña.

En 1900 fue designado por el Ministerio de Instrucción Pública, representante ad honorem de la República al 6° Congreso Plenipotenciario Internacional, realizado en Bruselas.

El deslumbrante siglo XX europeo trajo para Juan Carlos un nuevo amor… En 1909 contrajo matrimonio en Londres con María Ana Alicia Beaudette. La pareja tuvo una niña bautizada como Juana Carolina.

Juan Carlos Belgrano Martínez falleció en París, el 12 de junio de 1911. El 20 de julio del mismo año sus restos fueron repatriados y depositados en el Cementerio de la Recoleta.

 

 


El 16 de diciembre de 1876, Juan Carlos Belgrano Martínez contrajo matrimonio con su prima segunda, Gregoria Flora Vega Belgrano.



Juan Carlos Belgrano Martínez, en el centro de la foto, 

junto a sus hijos Manuel, Néstor y Mario.