domingo, 19 de noviembre de 2023

Las huellas de Gabino Ezeiza en el Azul

                Las huellas de Gabino Ezeiza en el Azul

  

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

Gabino Jacinto Ezeiza nació en el barrio de San Telmo de la ciudad de Buenos Aires, el 19 de febrero de 1858. Sus padres fueron Joaquín Ezeiza y Joaquina García. Fue bautizado el 6 de abril del mismo año en la Parroquia de la Concepción.

Cuando Gabino era muy pequeño, falleció su madre. Su padre, que había servido como esclavo a la familia Ezeiza (de ahí su apellido), falleció participando en la Guerra del Paraguay, en Tuyutí, el 18 de mayo de 1867.

Cuando contaba con unos 15 años de edad, Francisco “Pancho” Luna, un viejo pardo dueño de una pulpería en San Telmo, lo inició en el mundo de las payadas comprándole justamente una guitarra española que lo acompañaría por muchos años.

Un tiempo después, el 1 de enero de 1876, vio la luz el semanario La Juventud para el cual Gabino colaboró con algunos versos, iniciando así la publicación de su producción literaria. En lo sucesivo, bajo el pseudónimo “Liberato”, comenzó a publicar un cuento por entregas titulado “El Ramo de Flores. Leyendas de Costumbres”.

Participó de la Revolución del ’80, contienda que acabó con la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires; el joven musiquero recitaba entre las tropas estrofas al ritmo de la guitarra buscando animarlas.

Habitualmente, ganaba su sustento como jornalero, pero pronto hallaría mejores recompensas en las fiestas y tertulias en las que participaba asiduamente haciendo gala de sus virtudes musicales.

En 1882, Gabino comenzó a ser acompañado por Nemesio Trejo -empleado de Tribunales y cantor oficial del caudillo boquense José “Pepe” Fernández-, obteniendo sus primeros grandes triunfos en Buenos Aires. Dos años más tarde, alcanzaría su consagración imponiéndose como ícono de los payadores del Río de la Plata.


En compañía de José María Silva, joven payador discípulo suyo y los guitarristas Gómez y Rodríguez, Gabino arribó al puerto de Montevideo en la segunda quincena de julio del ’84. Su objetivo era enfrentar a Juan de Nava, cantor oficial y protegido del dictador Máximo Santos. El 23 hubo una tenida entre el argentino y el uruguayo en el Teatro Artigas, la cual resultó victoriosa para el “Negro” Ezeiza quien ya “pisaba fuerte” incluso fuera de su Patria.


El 25 por la mañana, respondiendo a una invitación del presidente Santos, Gabino se presentó en el cuartel de la escolta presidencial. Hechas las presentaciones, pulsó la guitarra y saludó en florida improvisación al jefe de estado y a las otras autoridades presentes, recibiendo elogios y felicitaciones.


Ese mismo año, en Buenos Aires, payó dos veces con Nemesio Trejo. Una de las payadas fue organizada a beneficio de las víctimas de una gran inundación ocurrida por esos días, debido al desborde del Riachuelo.

Gabino no se daba pausa en su trajinar por los pueblos. Empezaba a convertirse en aquel payador errante que solo y/o con un circo –propio o ajeno- recorrió prácticamente toda la República.

En los primeros meses de 1885 inició una gira junto a José María Silva, realizando exitosas actuaciones en Mercedes, Villa de Dolores, Paysandú, Salto y Montevideo.

 

 

Primera vez en el Azul

 

 

            Gabino “El Negro” Ezeiza visitó nuestra ciudad por primera vez en mayo de 1886. El periódico “La Enseña Liberal” del martes 18 informaba:

 

Gabino Ezeiza: Es un nombre demasiado conocido en las repúblicas argentina y uruguaya, como en el imperio del Brasil.

Es un morenito humilde, pero dotado de una inteligencia natural sobresaliente; algo cultivada también con la lectura de los autores que más justa fama gozaron en el mundo.

Tendrá ahora veinticinco años, y payador inspirado y de un sentimentalismo que penetra y conmueve hasta las fibras más secretas del alma, ha logrado sin grande esfuerzo conquistarse una fama tan completa como bien merecida.

En Buenos Aires, en Montevideo, en Río de Janeiro, donde quiera que el payador argentino tuvo oportunidad de lucir su prodigioso talento y su fecunda inspiración ante un auditorio numeroso e inteligente, ha merecido los más francos y entusiastas aplausos, manifestados también en brillantes artículos de los hombres de las letras más eminentes, que la prensa argentina ha reproducido con la satisfacción del orgullo nacional satisfecho.

Son conocidas, de nombre al menos, sus famosas payadas con Navas en Montevideo, y con Trejo en Buenos Aires; y sabido es que hasta la fecha el simpático payador no ha encontrado quien pudiera vencerle.

El Comandante Leyría lo ha traído al Azul, y hoy todos se disputan un puesto para escucharle bien, donde quiera que cante.

            El domingo, tuvimos oportunidad de apreciar su facilidad para improvisar, al oírle cantar narrando todo lo acaecido en el mismo Teatro y diez minutos después de concluido el objeto de la convocatoria.

Anteanoche en el Tiro, y anoche en el Club, ha llamado asimismo la atención de cuantos lo escucharon.

Esta noche, según se nos dice, volverá a cantar en el Club, y las familias serán invitadas a oírle.

Merece el simpático payador, que la sociedad galante del Azul acuda en gran número a admirar su talento y su inspiración.

Saludamos a Gabino Ezeiza, deseándole grata permanencia en el Azul”.

 

            Aunque la nota en algunos datos es errónea (como la edad de Ezeiza) y en otros momentos no es precisa (como en los sitios de la ciudad en los que actuó), podemos agregar que el Teatro al que se hace referencia es el “Unión”, ubicado en la entonces avenida Comercio (actual Av. Bartolomé Mitre) entre Cnel. Burgos y Buenos Aires (luego Gral. Uriburu, actual Intendente Prof. Rubén C. De Paula), que supo ser del ladrillero Andrés Otegui y que en 1893 desapareció consumido por un voraz incendio.

Por otra parte, el Club no es otro que al que conociéramos como “Club Social” aunque por entonces era conocido como “Club Unión” –sin vínculo con el teatro homónimo-, fundado en 1881, en los altos de la calle Alsina (hoy H. Yrigoyen) entre Burgos y Buenos Aires (actual De Paula). También podemos presumir que cuando se refiere a “Tiro” se habla del  Club Recreativo Suizo” -dedicado tanto a actividades deportivas como de defensa con armas de fuego-, ubicado en la esquina Este de las calles San Martín y Bahía Blanca (actual Intendente Manuel Castellár).

            En el mismo medio periodístico, en la edición del viernes 21 de mayo de 1886, se anunciaba una promesa que no se cumpliría, pues pasarían diez años hasta que “El Negro” volviera a Azul:

 

            “GABINO EZEIZA: Ayer a las 11 regresó a Buenos Aires el payador argentino Gabino Ezeiza, que ha pasado breves días entre nosotros.

Según ha prometido, volverá al Azul en junio próximo, acompañado de su competidor Trejo, y ofrecerá al público algunas payadas en el Teatro Unión”.

 

 Radical desde la primera hora…

 

Siendo muy joven, Gabino había comenzado a seguir los ideales enarbolados por Leandro N. Alem y una vez que la Unión Cívica Radical tomó cuerpo, adhirió a sus filas incondicionalmente a punto tal que sería encarcelado y hasta le incendiarían su circo. Ezeiza participó activamente de la “Revolución del Parque”. Solía hacer presentaciones en los comités y actos radicales improvisando y cantando temas sobre el flamante partido.

En 1891 trabajó en la compañía Podestá-Scotti, en la capital de la República Oriental del Uruguay. Su debut se produjo el 14 de abril en el picadero del “Politeama”, provocando el asombro y la admiración del público. Luego de permanecer unos días más en Montevideo, regresó a Buenos Aires donde actuó en el Jardín Florida el jueves 30 de abril, con la representación de “Juan Moreira”.

Aquel mismo año desafió a Pablo J. Vázquez. Dos payadas se concretaron en el teatro “Politeama” las cuales resultaron, contra cualquier pronóstico, en derrotas para Gabino.

En 1893 Gabino se independizó de Podestá-Scotti e instaló su propio picadero “Circo Gabino Ezeiza”. Meses después, la revolución radical en Santa Fe, acaecida el 30 de julio con epicentro en Azul de la mano de Hipólito Yrigoyen y coordinada en todo el país, estaba en plena efervescencia. Ezeiza, que había llegado poco antes, con varios miembros de su compañía improvisó un cantón, volcando un tranvía a caballo. A medida que las fuerzas gubernamentales ganaban posiciones, la lucha se hizo más cruenta, viéndose obligados los revolucionarios a buscar posiciones de resguardo. Gabino, quien se hallaba luchando al lado de un “batallón suizo”, buscó junto a éstos refugio en la estación del ex Ferrocarril Provincial, salvando la vida en forma providencial. Cuando la intentona revolucionaria fue derrotada, Gabino fue detenido en Rosario el 18 de noviembre, después de casi dos meses de estar fugitivo. El doctor David Peña, director del diario oficialista “Nueva Época”, comentaba, días más tarde de ocurridos estos sucesos, en un artículo que tituló: “Un payador metido a revolucionario”: Gabino Ezeiza había trocado su guitarra por el fusil radical. Ya no es un misterio que entre los cachivaches de su circo vinieron armas para los revolucionarios de Santa Fe y que los anuncios de su llegada y estreno fueron una contraseña revolucionaria”.

Hacia 1894, Gabino conoció a Petrona Peñaloza, una jovencita de quince años quien más tarde se convertiría en su esposa y con la que tendría diez hijos. En octubre de aquél año, en el teatro Florida de Pergamino, se enfrentó en una gran payada con Pablo J. Vázquez, convirtiéndose en todo un suceso que lo tuvo como ganador.

En julio de 1895 Ezeiza inició una gira por el litoral uruguayo en compañía del payador oriental José M. Madariaga y el prestidigitador español Alberto M. Acuña, anunciando su debut en el Teatro Progreso de Paysandú, para el sábado 27 de julio. Luego actuó en Concordia, continuando por Salto

Después de tres largos años de ausencia de Buenos Aires, el año 1896 marcó el regreso definitivo de Gabino “El Negro” Ezeiza a su ciudad natal, donde volvió a brilló como siempre, provocando el gran beneplácito de sus espectadores.

 


En la Filantrópica Italiana del Azul

 

Diez años después de su formidable actuación, Gabino retornó a los pagos azuleños, encontrándose con una ciudad en plena transformación. De hecho, faltaban pocos días para que se inaugurará el Teatro Español (16 de enero de 1897), escenario que lo vería brillar en el siglo XX.

            Gabino actuó en el bello salón de la sede de la Filantrópica Italiana, en la calle Burgos entre Belgrano y Av. Comercio (actual Av. Mitre). El periódico “El Pueblo”, en su edición del 10 de diciembre de 1896, anunciaba:

“Sociedad Filantrópica Italiana. Gran velada Criolla el domingo 20 del corriente. Única función. Gabino Ezeiza, payador argentino, por segunda vez en Azul, tiene el alto honor de saludar a tan culta sociedad, dando una conferencia exclusivamente criolla, Verbenas Chilenas, Canciones y Saludos. Prestimanía por la señora O.F. de Ezeiza, ilusionista discípula de Cannonte. Terminará la función con una serie de improvisaciones sobre el tema que el público pida. El salón será arreglado convenientemente para familias, garantizando desde ahora el orden de la función. –N.B. El payador que guste puede tomar parte de la velada, siempre que tenga la cultura y atenciones que merece la sociedad azuleña.”.

         El martes 5 de enero de 1897 se despidió del público azuleño con una velada en el mismo escenario, lo que nos hace suponer que “El Negro” recibió el Año Nuevo en nuestra ciudad habiéndose hospedado tal vez en la casa de algún correligionario –como el Dr. Martín Torino, que fuera médico personal del recientemente suicidado Leandro N. Alem, y que desde la muerte de este pasaría más tiempo en los pagos azuleños con su esposa y familia-, o habiendo viajado a alguna localidad cercana para actuar sin que quedaran registros para la posteridad.

            Ya lejos de los pagos azuleños, el sábado 15 de mayo de 1897, se concertó en Lomas de Zamora una payada de contrapunto entre Ezeiza y su rival dilecto, Pablo J. Vázquez, que se hallaba muy enfermo. Luego de esta tenida, Vázquez no regresó más a los escenarios. Enterado Gabino de la gravedad del estado de su colega y su difícil situación económica le hizo llegar una carta en la que decía: “Gabino ofrece, dejando a un lado antiguos resentimientos, un beneficio a favor del enfermo, con elementos propios, en este pueblo o en Tandil, donde actualmente se halla”. Vázquez, quien rechazó el ofrecimiento, falleció el 26 de junio, cuando contaba treinta y tres años de edad.

En 1898 tuvo una payada memorable en Rauch, con Maximiliano Santillán como contrapunto, a quien le ganó ajustadamente. En 1902 sostuvo otra payada trascendente en San Antonio de Areco, teniendo como contrincante a Luis García, a quien no pudo vencer. Para cerrar el año, el 26 de diciembre, dos de los payadores más reconocidos de la época, Gabino “El Negro” Ezeiza y José Luis Betinotti, ambos de abstracción radical y famosos por sus payadas y contrapuntos en los comités y mítines, se enfrentaron en un duelo memorable. La contienda de versos en la cual abundaron las menciones a Hipólito Yrigoyen, Leandro N. Alem y el Partido tuvo lugar en un circo que funcionaba entre las calles Venezuela y Maza del barrio porteño de Boedo. Ganó el maestro y mentor de Betinotti, el prácticamente indoblegable Ezeiza.


El siglo XX en Azul

           

            De acuerdo a los datos publicados por Víctor Di Santo en su libro “Gabino Ezeiza. Precursor del arte payadoril rioplatense”, “El Negro” Ezeiza volvió a pisar suelo azuleño en el año 1905:

 “En los primeros días de agosto procedente de Las Flores, llegó a la ciudad de Azul, encabezando una “Compañía de Variedades” que integraban las siguientes artistas: la cantante criolla Lina Selmi, el concertista de guitarra Santiago Cardoso, el profesor de palos y box Carlos Percival y los bailarines de ‘Cake-Walk’, Miss Royal y Mr. John Balton. Con este elenco ofreció dos funciones en el teatro Español, el sábado 5 y el domingo 6 de agosto, ofreciendo Gabino como era costumbre, sus cantos e improvisaciones, con los que finalizaba el espectáculo.”.

             Este párrafo se corrobora con dos artículos aparecidos en el periódico “El Pueblo”. El más escueto es del día 4 de agosto y brevemente informa:

             “Teatro Español- GABINO EZEIZA- Mañana y pasado dará dos espléndidas funciones criollas el payador Ezeiza y sus compañeros.

             Al mismo tiempo, lo expresado por Di Santo corrige algunos nombres de la Compañía que acompañaba a Ezeiza, cuya primera actuación en el flamante Teatro Español quedó plasmada en una nota de “El Pueblo” del 9 de agosto de 1905:

             En el Español - Despedida del payador Ezeiza - La función del Domingo-. A las dos funciones que dio la ‘troupe’ que acompaña al payador Ezeiza, acudió buen número de personas.

Los números del programa desde las ejecuciones de varias piezas en la guitarra por el joven Cardoso, el cake-walt bailado por Mr. Belten con su consorte (ambos negros norte-americanos), los cantos criollos e italianos de la señorita Ida Celmi –una muchacha de espléndida voz y que haría buena carrera, si siguiera estudios serios en el canto-, hasta las improvisaciones y coplas de Gabino -el cantor de toda una época que comienza a sepultarse bajo los nuevos horizontes del progreso–, gustaron de sobremanera, arrancando más de un aplauso caluroso.

Gabino Ezeiza, a pesar de los años, conserva la frescura de la voz y la espontaneidad en la improvisación. Su vena poética, en otro tiempo fecunda, está resentida un tanto, pero de vez en cuando vibran en ella acentos inspirados.

La noche del domingo estuvo muy feliz en unas décimas en que describe a grandes rasgos los adelantos de la humanidad hasta el presente, en las cuales entrevimos la intuición clara del payador, que supliendo la falta de principios y conocimiento sólidos, le guía a través de la maraña de frases que brotan de sus labios, a manera de potente faro, sin hacerle perder el rumbo.

En una milonga que cantó con aires de vals, su estilo predilecto, es donde el oyente experimenta más gratas sensaciones: la voz se eleva y desciende a cada instante, rompiendo un tanto la monotonía característica del canto criollo, la imaginación, como potro desbocado, se lanza por las pampas, cantando las proezas del gaucho, sus cuitas, sus hazañas, manteniendo una tensión continua en el auditorio, susceptible de prolongarse durante largo rato.

La señorita Lina Celmi, es una muchacha que promete. Resultó ser una soprano de primera fuerza, revelando sobresalientes condiciones para el canto. Los aires criollos, letra del señor Baygorria y música del maestro Juan Ferrara, merecieron calurosos aplausos.

El cake-walt gustó bastante. Para concluir nos resta desear a Ezeiza y su ‘troupe’ el mayor suceso en otras localidades.”.

 

            Mas como cuenta el mismo autor Di Santo, no pasaría mucho tiempo para que Ezeiza retornara al Azul, que por entonces estaba convulsionada políticamente. El payador Cayetano Daglio (“Pachequito”), quien se hallaba en la ciudad, programó una velada para el martes 31 de julio de 1906, en el bar “El Americano”, ubicado en Avenida 25 de Mayo y Alsina (actual H. Yrigoyen), con la participación de Gabino Ezeiza. El periódico “El Imparcial” de aquel día comentaba:

 

            “Tendrá a su cargo algunos números del programa, el payador Gabino Ezeiza quien vendrá hoy con tal motivo de Buenos Aires. Advertimos que ambos payadores no cantarán de contrapunto. Ezeiza improvisará pidiendo temas al público y ‘Pachequito’ hará oír sus canciones, algunas de las cuales son verdaderamente notables.”.

 

 

Última payada en Azul

 

             Con una elogiosa y conceptuosa nota, el periódico “El Orden” del viernes 8 de agosto de 1913, anunciaba la actuación de Ezeiza al día siguiente nuevamente en el Teatro Español:

 

            “Gabino: basta ese nombre. El sólo encierra una tradición. Es el hechizo de recuerdos gratos, de días de alegría que rememoran aquellos tiempos pasados, tiempos que ¡ay! No volverán y que solo perduran en el corazón de los que nacieron criollos y se sienten argentinos, veneradores de las tradiciones nacionales en el rodeo de la sinceridad, en fin las virtudes reflejadas en el alma transparente de esas generaciones pasadas. Todavía hay en la Argentina quien practique esas virtudes, quien recuerde ese tiempo, quien glose con armoniosa voz al compás de las temblorosas cuerdas del dulce instrumento, nuestras glorias, nuestras costumbres, nuestro pasado, ese es Gabino. Gabino es el que en el barrio del Alto, allá por el 83, fue el ídolo de la sociedad más distinguida de la Parroquia de San Telmo, en esas reuniones cuasi familiares que se practicaban en la trastienda de algún almacén, en la que eran contertulios el diputado, el magistrado y el hombre de negocios. Allí actuó Gabino. Allí improvisó sus primeras estrofas, las que más tarde debían consagrarlo payador, titulo sin pergaminos, pero que encierra un valor inapreciable para el que siente correr por sus venas sangre argentina. Dejemos esos recuerdos que solo sirven para reverdecer nuestra existencia marchitada por el transcurso de los años y que seguro producirán en Gabino nostalgias, como aquellas expresadas en el clásico: -Cante Gabino me dice/yo canto cuanto me piden/pero señores no olviden/ que yo tengo corazón-; y como eso tanto, los cuales tendremos el gusto de oírlo el sábado por la noche, en la sala del Teatro Español, en el que, el popular payador argentino dará una velada”.

         El día sábado, el mismo medio publicó el orden del programa a desarrollar por “El Negro” Ezeiza:

             “1° Parte: Señor Luna (estilo), Siento como perdura, A Pablo J. Vázquez, Los recuerdos de un Pueblo (vals), El Murucuyá (estilo), Mi Chinita (canción), Estoy pensando (vals), La carta de un Diputado (milonga).

            2° Parte: Gabino Ezeiza (saludos nacionales y extranjeros), La Endecha (canción), La Vida Íntima (milonga), A Pablo J. Vázquez (vals), En una Tosca (cadencias), El Silencio de las Tumbas (nocturno).

         3° Parte: Grajeras (canción), La caridad (milonga), Saludo a Paysandú (Himno), Patria (narrativas), El Compadrito de Buenos Aires, e improvisaciones.”.

 

            Es interesante destacar que dentro de los temas a ejecutar por Ezeiza se encuentran dos homenajes a Pablo J. Vázquez, su grandioso rival fallecido varios años antes. Aquella fue su despedida definitiva de los escenarios azuleños…

 

 Payando hasta el final

 

En 1912 Gabino había intervenido con éxito en un torneo internacional de payadores efectuado en un teatro de Buenos Aires en el que los cuatro primeros premios fueron adjudicados a Ezeiza, Curlando, Vieytes y Caggiano. Gabino también realizó, entre otras, una payada memorable junto a Martín Castro. Dentro de los límites de la Capital Federal solía concurrir al café Oviedo, de avenida Chicago (actual avenida de Los Corrales) y San Fernando (actual Lisandro de la Torre) frente al Mercado de Hacienda de Liniers.

El 7 de febrero de 1914 actuó en el escenario del Teatro Roma, de la ciudad de Avellaneda, donde se presentó en una función a beneficio del actor aficionado Santos Mezzano. Para ese entonces Gabino estaba dedicado de cuerpo y alma a hacer proselitismo a favor de la U.C.R. y para ello no mezquinaba esfuerzos ni sacrificios.

Gabino Jacinto Ezeiza falleció en la tarde del 12 de octubre de 1916, en su domicilio de la calle Azul Nº 92, del barrio de Flores en Buenos Aires… Esa misma tarde asumía la presidencia de la Nación su amigo personal, el doctor Hipólito Yrigoyen.

 

 

 

 


Gabino Jacinto "El Negro" Ezeiza












 

 

Este trabajo cuenta con el libro “Gabino Ezeiza. Precursor del arte payadoril rioplatense” de Víctor Di Santo como hilo conductor. Y suma además la enorme colaboración de Miriam Conte y Claudia Uberuaga recolectando en la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte” los periódicos y diarios mencionados en el artículo.