Rubén César De Paula, el docente de la Democracia
Rubén César De Paula nació en Azul
el 24 de diciembre de 1932. Sus padres fueron Raquel Tancredi y Francisco
De Paula. Tuvo una única hermana, María Raquel.
Cursó prácticamente todos sus estudios
primarios y secundarios en la Escuela Normal Superior Mixta “Bernardino
Rivadavia”, salvo el primer grado, que lo hizo en el Colegio Inmaculada
Concepción.
A los 16 años “Poliya” (sobrenombre
ganado a temprana edad de la mano de una tía, gracias a su pasión por “apoliyar”), ya militaba en la Unión Cívica Radical,
siguiendo la tradición de su familia, que, en General Alvear (de donde era
oriundo don Francisco), contaba con una extensa y destacada trayectoria en sus
filas.
Fue el único varón de la promoción 1951
de la Escuela Normal. Siguiendo su pasión por las leyes, comenzó la carrera de
Abogacía en la Universidad de La Plata. Sin embargo, algunas complicaciones en
el ámbito familiar precipitaron su regreso a Azul y culminó abandonando los
estudios.
En breve comenzó a trabajar como maestro
de grado en la Escuela N° 10 de Rauch y en la Unidad Penitenciaria local,
donde adquirió el temple necesario para la interacción con grupos de riesgo.
Más allá de su abrupto retorno a la
ciudad, el destino le reservó una “sorpresa” que cambiaría el curso de su vida.
Iniciado en la docencia de la Educación Física, comenzó a ejercer en “su
segunda casa” (como él solía decir), la Escuela Normal.
Su don de gente y simpatía lo llevaron a
preparar equipos deportivos y así logró gran cantidad de éxitos al frente de
los conjuntos de básquetbol de la Escuela Normal. Los entonces llamados “Campeonatos
Evita” tuvieron en los conjuntos azuleños preparados por De Paula a
constantes animadores, llegando en ocasiones a las instancias definitorias
disputadas en la ciudad de La Plata.
Dedicándose a la docencia a nivel
secundario, paralelamente prestó sus servicios a instituciones como Alumni
Azuleño y Azul Athletic Club, en las que además hizo entrañables amigos
como el profesor Dardo Restivo.
Dentro del numeroso alumnado, una joven
atrapó su corazón y, a pesar de los nueve años de diferencia de edad y el
vínculo docente-alumna, el día en que ella cumplió 18 años, con un enorme ramo
de flores, él fue a su hogar a “pedirle la mano” a su madre. Finalmente, tras
varios años de noviazgo, el 16 de febrero de 1963 contrajo matrimonio con Carmen
Inés Vulcano, la jovencita que lo había cautivado y que se convertiría
en su leal y adorable compañera para el resto de su vida. Del fruto de la
pareja nacieron dos hijas: Valentina (26 de julio de 1965) y Carolina
(7 de noviembre de 1975).
En la Unión Cívica Radical tuvo como
guías a varios ciudadanos de fuste, para
asumir con solvencia las responsabilidades propias de la activa militancia
cívica. Y bien pronto se reveló como discípulo distinguido de los dirigentes de
mayor relevancia.
Desde sus primeros pasos en la Juventud
Radical mostró el perfil que al cabo de unos pocos años lo proyectaría a
importantes cargos partidarios y a la función pública. En esta última hizo su
aparición integrando la bancada de concejales tras las elecciones del 7 de
julio de 1963, de la cual surgió como intendente Pedro Armando López. Se
le confió a De Paula la presidencia del bloque que integraba junto con los
vecinos Clemente Oscar Gazzolo (elegido Presidente del Concejo Deliberante),
Santos Luis Olguín, Julio César Schiaffino, Antonio Goenaga, Amelia Esther
Prat, Mauricio Alberto Ponthot, Martín A. Arrouy, León Arnaldo Zitta y Ernesto
Hesayne.
El deporte y la política fueron sus
actividades más notorias, las mismas realizaciones que le acercaron infinidad
de amigos provenientes de todos los sectores.
Como jugador integró los equipos de
básquetbol del Club Alumni Azuleño, entidad en la que también pasó a cumplir
funciones de entrenador de equipos. Siempre dando sobradas muestras de sus
dotes, dirigió asimismo la actividad infantil y juvenil.
Pero su capacidad al servicio del
deporte no se concentró sólo en la atención de los equipos. En 1971 cumplió
funciones como Presidente de la Asociación Centro de Básquetbol, ente que
también cobijó como afiliados a equipos de la vecina Olavarría. Posteriormente
también brindó su apoyo al voleibol. Siendo Presidente de la Federación
Bonaerense de Voleibol el señor Eduardo Arroyo, De Paula cumplió funciones de
Secretario. En ese año, junto con el profesor Alberto Arouxet, fue nombrado
Delegado Regional de las Competencias Intercolegiales Regionales.
Su labor como docente de la Educación
Física en las escuelas secundarias de Azul y Chillar, más sus exitosas campañas
al frente de los equipos azuleños, éxitos que compartió con el profesor Norberto
Pedro Ladirat, lo impulsaron a publicar sus experiencias con su colega
en la edición de un libro titulado “Mis apuntes”, donde ambos reseñaron
lo experimentado en planes de la Educación Física para los establecimientos educacionales.
La comisión directiva de Azul Athletic,
que comenzó su tarea renovadora en la entidad en 1975 encabezada por Mario
Julio Layús, puso en marcha el denominado proyecto “Escuela Integral del Deporte”,
nominando para su dirección a De Paula,
quien fue secundado por los profesores Juan Carlos Saldaño y Mirta Belén en los
primeros años (1978). Su tarea de Coordinador General de la entidad lo llevó a
programar la preparación física de los planteles superiores de la entidad, que
participaban en la Liga de Fútbol.
¡Se siente, se siente, “Poliya” Intendente!
El Capitán de Navío Carlos Guillermo Cefaratti
llegó a Azul en agosto de 1983 para asegurar las elecciones. Cansada de noches
oscuras e inundadas de llanto, la Argentina buscaba el amanecer de una
esperanza llamada democracia. Los cuatro meses que faltaban para culminar el
año estuvieron cargados de ilusiones, discursos, promesas y temores...
Los candidatos más destacados para la
intendencia azuleña eran Carlos Laurini, quien se sentía
seguro de poder repetir las históricas victorias peronistas, y el profesor Rubén
C. De Paula, quien esperaba recibir la confianza de la gente para
realizar un gobierno austero y emprendedor.
Para su candidatura, “Poliya” fue
postulado desde un sector interno de la U.C.R. denominado Movimiento de
Renovación y Cambio, compitiendo en una interna muy reñida con César Luis
Martínez.
Las elecciones del 30 de octubre de 1983
dieron su sentencia y marcaron a esa fecha como el comienzo de “otra historia”.
Rubén César De Paula se convirtió en el Intendente de Azul, respaldado por
13.278 votos, contra 10.294 que obtuvo su principal opositor. El nuevo
Intendente se transformó en una verdadera sorpresa para la ciudad y la misma
Unión Cívica Radical.
De Paula siguió siendo un sencillo
profesor de Educación Física, un hombre de pueblo, trabajador incansable, que
había arribado al Municipio en su Dodge 1500 rural para cambiar la historia
local…
Prestó juramento ante el Presidente del
Honorable Concejo Deliberante, doctor César Luis Martínez, el domingo 11
de diciembre de 1983.
Por entonces, la Argentina experimentaba
la sensación efervescente de la recuperada democracia, del libre juego de las
instituciones, de la libertad de expresión.
Fue tarea inicial del gobierno el ordenamiento de la
situación político-económica heredada. No fueron pocas las sorpresas ante la
dura realidad. Los Centros asistenciales estaban en caótica situación de
mantenimiento y la maquinaria vial en estado crítico, con el 50% de su
capacidad operable. Las obras de infraestructura imprescindibles no contaban
con cobertura económica-financiera y, además, se detectaron irregularidades
administrativas. La tarea por realizar no era sencilla.
Los escasos
recursos con los que contaba el Municipio fueron encausados en obras referidas
a la cultura, la educación y los deportes, con la fe puesta en la juventud y su
desarrollo, para lo cual, por ejemplo, se creó la Escuela Municipal de
Deportes.
Planes de viviendas y forestación, obras
de pavimentación y numerosas obras de carácter social distinguieron a la
administración en una mezcla inusual de conservadurismo y progresismo, que le
dieron a Azul un importante carácter en la región.
Siguiendo su
innata vocación y respeto por los adultos mayores, De Paula planificó la ampliación
y mejoras de la casa del Centro de Día para la Tercera Edad, concretando en
breve lo proyectado y sosteniendo a la institución a lo largo de los años con
el significativo aporte del Municipio, persiguiendo siempre el cuidado y el
respeto a los “abuelos”.
En
1985 se habilitó en la antigua Estación del Ferrocarril
Provincial, el Jardín Maternal (hoy lleva el nombre del extinto Profesor),
cubriendo las necesidades de los barrios San Francisco y Villa Fidelidad.
El domingo 9 de junio del mismo año, llegó
a nuestra ciudad el entonces gobernador de La Rioja, doctor Carlos
Saúl Menem, en gira anticipada con vistas a la campaña previa a la
elección presidencial de 1989. En la oportunidad recorrió la ciudad y culminó
firmando en el despacho del Intendente el libro de visitantes distinguidos.
El 22 de enero de 1986, De Paula
anunció la pavimentación de la Avenida Intendente Juan José Mujica,
arteria con la cual se le dio un importante impulso a la zona industrial de
nuestra ciudad conectando directamente, por ejemplo, a San Lorenzo, el Parque
Industrial y a Sudamtex, con la Ruta Nacional N° 3.
Una obra de
envergadura fue la concretada en Villa Piazza con la realización de
una amplia red de desagües pluviales, terminando con una grave problemática de
esa gran barriada azuleña, la cual, tras cada lluvia, por mínima que fuese,
sufría diversos anegamientos.
Un voto de confianza
A cuatro años del retorno de la
democracia volvieron a darse en nuestro Partido elecciones para cargos
municipales. De Paula había iniciado un gobierno progresista, su figura había
ido creciendo y la ley le permitió la reelección. La Unión Cívica Radical avaló
su candidatura para un nuevo mandato.
El Justicialismo, por su parte, propuso
al joven dirigente y abogado Juan Atilio Barberena. Ex dirigente
de la Juventud Peronista y Asesor letrado de la Municipalidad en los ’70,
apareció como el hombre que podía enfrentar a un radical de fuerte presencia y
gran carisma.
El primer domingo de septiembre de 1987,
las urnas dieron su veredicto: De Paula obtenía su segundo período de gobierno
con el aval de 17.334 sufragios, mientras que Barberena, aunque perdedor, se
había aproximado mucho con 15.166 votos.
El segundo mandato de De Paula tuvo
varias complicaciones.
El dólar y los Plazo fijo se convirtieron
en la preocupación de cada día de los argentinos. Asimismo, el gobierno vio
trabadas muchas de sus iniciativas por una cerrada oposición en el más alto
nivel legislativo, al perder la mayoría en las elecciones para la renovación de
la Cámara de Diputados de la Nación.
El 3 de
diciembre de 1988, efectivos de la Guarnición Ejército Azul partieron hacia
Campo de Mayo para colaborar con las tropas leales, en el control de la
situación ante la rebelión y el amotinamiento de los Militares “Carapintada” en
esa unidad. El
ámbito militar sufrió tres fuertes remezones con las sublevaciones del teniente
coronel Aldo Rico y el coronel Mohamed Seineldín, ambos de
destacada actuación como Comandos en las Malvinas, y, en enero de 1989, con la
sorpresiva reaparición de la guerrilla subversiva en su sangriento ataque al
Cuartel de La Tablada.
La Dirección de Deportes de la
Municipalidad de Azul, a través del Programa Municipal Comunitario
(PRO.MU.CO.), inició la realización de los Juegos Olímpicos Barriales que
tendrán frecuencia anual y a su vez se constituyó la Comisión Municipal de
Lucha contra la Drogadicción.
La situación económica del país comenzó a desestabilizarse. Aquí en Azul,
Sudamtex, que se hallaba paralizada, suspendió a doscientos obreros. En julio
Novotermic cesó provisoriamente sus actividades y la crisis empezó a relamerse
sobre el espíritu de la sociedad.
Para contraatacar, Azul se convirtió en
centro de eventos científicos tras la habilitación del edificio del Círculo
Médico, cuyas amplias instalaciones le permitieron organizar cursos y jornadas
importantes como el Ateneo del Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos, los Cursos
de la Asociación de Medicina del Deporte del Centro de la Provincia de Buenos
Aires, las Conferencias del Departamento Zonal de Salud Mental, las Jornadas
Multidisciplinarias del Hospital de Niños de Azul, un ciclo de charlas sobre
Política Sanitaria y la Conferencia de la Sociedad de Pediatría del Centro de
Buenos Aires, entre otras tantas.
En cuanto al
desarrollo turístico, lentamente nuestra ciudad buscaba destacarse en la
materia -que aún no estaba en boga tal como sucede en la actualidad- y
persiguiendo un claro objetivo, se amplió y mejoró el Balneario Municipal, se
reforestaron amplios sectores del Parque Municipal, se reacondicionaron varias
plazas e inclusive se habilitó la Galería Paseo del Azul, que despertó un
amplio interés dado su intrincado diseño. En el mismo sentido, desde el
Departamento Ejecutivo se logró la donación por parte de Fabricaciones
Militares de lo que en la actualidad conocemos como Parador de la Boca de las
Sierras.
Sin embargo, la inflación acechaba; el
Austral cedía ante el dólar. Los asalariados perdían su poder adquisitivo y
otros perdían sus empleos. La violencia e inseguridad se convirtieron en moneda
corriente. La crisis se hizo insostenible y ante la existencia de un presidente
recientemente electo (Carlos Menem, por el FREJUPO), el doctor Raúl
Alfonsín decidió adelantar cinco meses el traspaso de mando previsto
originalmente para el 10 de diciembre de 1989.
En Azul la situación socioeconómica no
era muy diferente. Sudamtex y Novotermic cerraron sus puertas; otras empresas
amenazaban con idénticas medidas.
Afortunadamente, la estabilidad
institucional de la Comuna era otra. Sin embargo, el problema de la inseguridad
hizo su aparición en la escena local y llevó la situación a otros extremos. El
6 de mayo de 1990, el conocido médico cardiólogo, Edgardo Capelli, convocó
al pueblo a la Plaza San Martín. El 12, la comunidad respondió en forma amplia
a dicha convocatoria. Todos estaban de acuerdo en que los problemas de
inseguridad eran graves pero, lamentablemente, aquél que se “animaba a ponerle el cascabel al gato”,
fue repetidamente amenazado al igual que algunos de sus familiares; y como consecuencia,
el profesional se hizo a un lado. El gobierno bonaerense prefirió no actuar y
simplemente apostó a una solución dada por el simple paso del tiempo. El Municipio quedó impotente ante la compleja
situación y la reacción del Ejecutivo provincial.
A pedido del pueblo
Nada fue fácil en los comienzos de la
década del ’90 o “menemista”.
Con el sistema democrático
suficientemente consolidado en todo el país y en nuestra ciudad, llegó el
momento de volver a elegir Intendente.
La oposición esperaba el fin de la era “depaulista”. La alianza social que lo
había sostenido durante varios años, y que superaba largamente al Radicalismo,
comenzaba a presentar algunas grietas, sólo selladas por su tenacidad, pero que
lo llevaban a “parar él solito todas las
pelotas”, como alguna vez se dijo, con el desgaste lógico que ello
implicaba. Sin embargo, a pesar de todo, el Profesor conservaba sus reflejos y
mantenía en la galera varias jugadas.
De Paula nunca dejó de ser el hombre
llano, afectuoso y cordial, y como funcionario hizo denodados esfuerzos para
contribuir a la mejora de la calidad de vida de todos los sectores de la
ciudad. La lealtad a su pueblo y su Partido lo llevaron a aceptar el desafío de
un tercer mandato, aunque nunca nadie se hubiera imaginado el abrupto y lacerante final.
En la jornada del 8 de septiembre de
1991, Rubén César De Paula obtuvo el mayor respaldo de su historia al alcanzar
en las urnas un total de 18.900 votos, mientras que el
Justicialismo, representado por Nicolás Castiglione se alzó con
apenas 12.191 sufragios.
El
jueves 12 de diciembre, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, Dr. Héctor
José Rodríguez le tomó juramento a De Paula para iniciar su tercer
mandato.
Al año siguiente, algunas
inundaciones menores produjeron un gran descontento en la comunidad. Por su
parte, la cuestión productiva fue la cuña que la oposición había empezado a
manejar en sus discursos, además de argumentar la necesidad de oxigenación de
algunas áreas del Ejecutivo.
Lo que algunos olvidaban, era que Rubén
“Poliya” De Paula era un verdadero amigo de la gente, un hombre que llevó
adelante una administración de puertas abiertas y que caminaba por las calles
como un vecino más, dejando de lado la carga del “título” de Intendente, para
sólo llevar la responsabilidad de ayudar a los azuleños.
En los intrincados círculos de la
política, él siempre resultaba un gran factor de diálogo y de comprensión. Su
afiliación no le impidió atender a cualquier ciudadano, sea cual fuere su
extracción política. A todos trató por igual y eso le valió el reconocimiento
de las autoridades gubernamentales de la provincia que tuvieron para Azul y
para el Intendente, una manifiesta y buena predisposición que le posibilitó la
concreción de obras y proyectos de gran valor. Por vía de la coparticipación y
otros tipos de asistencias, tuvo un firme respaldo tanto del gobierno de su
correligionario Dr. Alejandro Armendáriz, como de los siguientes gobernadores
justicialistas, los doctores Antonio Cafiero y Eduardo
Duhalde. Éste último, inclusive, eligió a nuestro Intendente como uno
de los quince mejores de Buenos Aires, enviándolo en comitiva especial
a los Estados Unidos para “estudiar” la política norteamericana y
promocionar a Azul.
El equipo de
trabajo constituido por el Intendente, es decir sus funcionarios, desarrolló
una tarea mancomunada con todo el personal. Y a pesar del peso político con el
que contaba la oposición, la misma guardó una postura respetuosa de la
investidura, contribuyendo en muchos aspectos con su labor. Vale marcar como
ejemplo de armonía y dedicación los “paseos dominicales” que el Intendente
realizaba junto a su Secretario de Gobierno, Rodolfo “Bicho” Ruibal,
verificando diversas cuestiones de la ciudad, tomando nota de todas las
necesidades que advertían.
El 22 de diciembre de 1993 cundió la
noticia de que De Paula había sufrido una descompensación en la Plaza cuando
despedía al colectivo que llevaba a su hija en “viaje de egresados”, tras la
cual debió ser internado y luego trasladado a la Capital. El 24, el querido
Profesor cumplió 61 años. Sin embargo, poco tuvo de festivo aquella jornada.
La hora de la triste despedida…
Sin posibilidades de mejoría, De Paula
fue trasladado nuevamente a nuestra ciudad. Día a día su estado empeoró hasta
que, el 11 de enero de 1994, Azul se enlutó para despedir a un
verdadero baluarte de la comunidad. Una numerosa multitud acompañó al querido
Intendente hasta su última morada en el Cementerio Municipal, en una muestra de
real cariño.
Allí el primero en hablar fue el
intendente interino, Dr. Héctor José Rodríguez en nombre de
la comunidad, a quien le siguió el diputado nacional Alfredo Ernesto Prat en
representación del Comité provincia de la Unión Cívica Radical. Tras él
pronunció sus palabras el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires Rafael
Edgardo Romá en nombre del gobierno bonaerense, y por último habló el
ex presidente de la Nación, Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, como
presidente del Comité Nacional del radicalismo, pero por sobre todo en su
carácter de amigo personal.
Mientras la multitud esperaba para poder
acceder al lugar donde había sido depositado el féretro, espontáneamente una
señora comenzó a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, y poco a
poco fueron sumándosele las demás personas hasta que todos lo cantaron con
profunda emoción. Sin ninguna duda fue la mejor manera de despedir a un hombre
que abrazó a la política con amor y que tomó al diálogo como bandera, pero por
sobre todo fue un verdadero docente de la Democracia.
La Gran Paradoja
El 4 de junio de 1946, iniciando de alguna manera un proceso de
reivindicación de personalidades nacionales, el Comisionado Municipal Silverio
Carbone, por Decreto N° 293/46, decidió
rebautizar a la calle Adolfo Alsina como Presidente Hipólito Yrigoyen. Ese
mismo día quedó inaugurando un busto del líder de la Unión Cívica Radical en la
rambla central de la avenida 25 de Mayo en su intersección con la renombrada
arteria (busto que hoy se halla en el frente de la Escuela N°28).
Sin embargo, hubo un detalle que Carbone no tuvo en cuenta o no quiso
remediar. Cuando se había cumplido el segundo aniversario del derrocamiento del
gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen, acaecido el 6 de septiembre de
1930, el entonces intendente Dante Bernaudo, había decidido
renombrar a la calle Buenos Aires como Teniente
General José Félix Uriburu, quien fuera precisamente el que derrocó al
gobierno de la U.C.R.
Golpista y derrocado se cruzaban en una esquina azuleña.
A través de la Ordenanza 2283/04 aprobada por el Honorable Concejo Deliberante
de Azul el 29 de noviembre de 2004 y promulgada, por el Poder Ejecutivo, el 17
de diciembre del mismo año mediante el Decreto 1721/04, el intendente Omar
Arnaldo Duclós dispuso el cambio del nombre de la calle Uriburu por Intendente
Profesor Rubén César De Paula.
Tras el seguimiento de los pasos legales correspondientes, unos días
después se descubrió una placa en la esquina Sur de las calles De Paula e
Yrigoyen.
Poco
más tarde, la placa que estaba ubicada en la esquina Este de San Martín y la
renombrada arteria, fue retirada y trasladada al Museo Etnográfico y Archivo
Histórico “Enrique Squirru” donde actualmente se la preserva como
testimonio de una de las paradojas azuleñas que se mantuvo por 72 años.
Rubén César De Paula
Cuatro grandes de la U.C.R.: Antonio Deluca, Juan Prat, Amelia Pray y Rubén César De Paula.