martes, 11 de enero de 2022

Ruén César De Paula, el docente de la Democracia

 Rubén César De Paula, el docente de la Democracia

 

Rubén César De Paula nació en Azul el 24 de diciembre de 1932. Sus padres fueron Raquel Tancredi y Francisco De Paula. Tuvo una única hermana, María Raquel.

Cursó prácticamente todos sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal Superior Mixta “Bernardino Rivadavia”, salvo el primer grado, que lo hizo en el Colegio Inmaculada Concepción.

A los 16 años “Poliya” (sobrenombre ganado a temprana edad de la mano de una tía, gracias a su pasión por “apoliyar”), ya militaba en la Unión Cívica Radical, siguiendo la tradición de su familia, que, en General Alvear (de donde era oriundo don Francisco), contaba con una extensa y destacada trayectoria en sus filas.

Fue el único varón de la promoción 1951 de la Escuela Normal. Siguiendo su pasión por las leyes, comenzó la carrera de Abogacía en la Universidad de La Plata. Sin embargo, algunas complicaciones en el ámbito familiar precipitaron su regreso a Azul y culminó abandonando los estudios.

En breve comenzó a trabajar como maestro de grado en la Escuela N° 10 de Rauch y en la Unidad Penitenciaria local, donde adquirió el temple necesario para la interacción con grupos de riesgo.

Más allá de su abrupto retorno a la ciudad, el destino le reservó una “sorpresa” que cambiaría el curso de su vida. Iniciado en la docencia de la Educación Física, comenzó a ejercer en “su segunda casa” (como él solía decir), la Escuela Normal.

Su don de gente y simpatía lo llevaron a preparar equipos deportivos y así logró gran cantidad de éxitos al frente de los conjuntos de básquetbol de la Escuela Normal. Los entonces llamados “Campeonatos Evita” tuvieron en los conjuntos azuleños preparados por De Paula a constantes animadores, llegando en ocasiones a las instancias definitorias disputadas en la ciudad de La Plata.

Dedicándose a la docencia a nivel secundario, paralelamente prestó sus servicios a instituciones como Alumni Azuleño y Azul Athletic Club, en las que además hizo entrañables amigos como el profesor Dardo Restivo.

Dentro del numeroso alumnado, una joven atrapó su corazón y, a pesar de los nueve años de diferencia de edad y el vínculo docente-alumna, el día en que ella cumplió 18 años, con un enorme ramo de flores, él fue a su hogar a “pedirle la mano” a su madre. Finalmente, tras varios años de noviazgo, el 16 de febrero de 1963 contrajo matrimonio con Carmen Inés Vulcano, la jovencita que lo había cautivado y que se convertiría en su leal y adorable compañera para el resto de su vida. Del fruto de la pareja nacieron dos hijas: Valentina (26 de julio de 1965) y Carolina (7 de noviembre de 1975).

En la Unión Cívica Radical tuvo como guías a varios  ciudadanos de fuste, para asumir con solvencia las responsabilidades propias de la activa militancia cívica. Y bien pronto se reveló como discípulo distinguido de los dirigentes de mayor relevancia.

Desde sus primeros pasos en la Juventud Radical mostró el perfil que al cabo de unos pocos años lo proyectaría a importantes cargos partidarios y a la función pública. En esta última hizo su aparición integrando la bancada de concejales tras las elecciones del 7 de julio de 1963, de la cual surgió como intendente Pedro Armando López. Se le confió a De Paula la presidencia del bloque que integraba junto con los vecinos Clemente Oscar Gazzolo (elegido Presidente del Concejo Deliberante), Santos Luis Olguín, Julio César Schiaffino, Antonio Goenaga, Amelia Esther Prat, Mauricio Alberto Ponthot, Martín A. Arrouy, León Arnaldo Zitta y Ernesto Hesayne.

El deporte y la política fueron sus actividades más notorias, las mismas realizaciones que le acercaron infinidad de amigos provenientes de todos los sectores.

Como jugador integró los equipos de básquetbol del Club Alumni Azuleño, entidad en la que también pasó a cumplir funciones de entrenador de equipos. Siempre dando sobradas muestras de sus dotes, dirigió asimismo la actividad infantil y juvenil.

Pero su capacidad al servicio del deporte no se concentró sólo en la atención de los equipos. En 1971 cumplió funciones como Presidente de la Asociación Centro de Básquetbol, ente que también cobijó como afiliados a equipos de la vecina Olavarría. Posteriormente también brindó su apoyo al voleibol. Siendo Presidente de la Federación Bonaerense de Voleibol el señor Eduardo Arroyo, De Paula cumplió funciones de Secretario. En ese año, junto con el profesor Alberto Arouxet, fue nombrado Delegado Regional de las Competencias Intercolegiales Regionales.

Su labor como docente de la Educación Física en las escuelas secundarias de Azul y Chillar, más sus exitosas campañas al frente de los equipos azuleños, éxitos que compartió con el profesor Norberto Pedro Ladirat, lo impulsaron a publicar sus experiencias con su colega en la edición de un libro titulado “Mis apuntes”, donde ambos reseñaron lo experimentado en planes de la Educación Física para los establecimientos educacionales.

La comisión directiva de Azul Athletic, que comenzó su tarea renovadora en la entidad en 1975 encabezada por Mario Julio Layús, puso en marcha el denominado proyecto “Escuela Integral del Deporte”, nominando para su dirección  a De Paula, quien fue secundado por los profesores Juan Carlos Saldaño y Mirta Belén en los primeros años (1978). Su tarea de Coordinador General de la entidad lo llevó a programar la preparación física de los planteles superiores de la entidad, que participaban en la Liga de Fútbol.

 

¡Se siente, se siente, “Poliya” Intendente!

 

El Capitán de Navío Carlos Guillermo Cefaratti llegó a Azul en agosto de 1983 para asegurar las elecciones. Cansada de noches oscuras e inundadas de llanto, la Argentina buscaba el amanecer de una esperanza llamada democracia. Los cuatro meses que faltaban para culminar el año estuvieron cargados de ilusiones, discursos, promesas y temores...

Los candidatos más destacados para la intendencia azuleña eran Carlos Laurini, quien se sentía seguro de poder repetir las históricas victorias peronistas, y el profesor Rubén C. De Paula, quien esperaba recibir la confianza de la gente para realizar un gobierno austero y emprendedor.

Para su candidatura, “Poliya” fue postulado desde un sector interno de la U.C.R. denominado Movimiento de Renovación y Cambio, compitiendo en una interna muy reñida con César Luis Martínez.

Las elecciones del 30 de octubre de 1983 dieron su sentencia y marcaron a esa fecha como el comienzo de “otra historia”. Rubén César De Paula se convirtió en el Intendente de Azul, respaldado por 13.278 votos, contra 10.294 que obtuvo su principal opositor. El nuevo Intendente se transformó en una verdadera sorpresa para la ciudad y la misma Unión Cívica Radical.

De Paula siguió siendo un sencillo profesor de Educación Física, un hombre de pueblo, trabajador incansable, que había arribado al Municipio en su Dodge 1500 rural para cambiar la historia local…

Prestó juramento ante el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, doctor César Luis Martínez, el domingo 11 de diciembre de 1983.

Por entonces, la Argentina experimentaba la sensación efervescente de la recuperada democracia, del libre juego de las instituciones, de la libertad de expresión.

            Fue tarea inicial del gobierno el ordenamiento de la situación político-económica heredada. No fueron pocas las sorpresas ante la dura realidad. Los Centros asistenciales estaban en caótica situación de mantenimiento y la maquinaria vial en estado crítico, con el 50% de su capacidad operable. Las obras de infraestructura imprescindibles no contaban con cobertura económica-financiera y, además, se detectaron irregularidades administrativas. La tarea por realizar no era sencilla.

Los escasos recursos con los que contaba el Municipio fueron encausados en obras referidas a la cultura, la educación y los deportes, con la fe puesta en la juventud y su desarrollo, para lo cual, por ejemplo, se creó la Escuela Municipal de Deportes.

Planes de viviendas y forestación, obras de pavimentación y numerosas obras de carácter social distinguieron a la administración en una mezcla inusual de conservadurismo y progresismo, que le dieron a Azul un importante carácter en la región.

Siguiendo su innata vocación y respeto por los adultos mayores, De Paula planificó la ampliación y mejoras de la casa del Centro de Día para la Tercera Edad, concretando en breve lo proyectado y sosteniendo a la institución a lo largo de los años con el significativo aporte del Municipio, persiguiendo siempre el cuidado y el respeto a los “abuelos”.

            En 1985 se habilitó en la antigua Estación del Ferrocarril Provincial, el Jardín Maternal (hoy lleva el nombre del extinto Profesor), cubriendo las necesidades de los barrios San Francisco y Villa Fidelidad.

El domingo 9 de junio del mismo año, llegó a nuestra ciudad el entonces gobernador de La Rioja, doctor Carlos Saúl Menem, en gira anticipada con vistas a la campaña previa a la elección presidencial de 1989. En la oportunidad recorrió la ciudad y culminó firmando en el despacho del Intendente el libro de visitantes distinguidos.

            El 22 de enero de 1986, De Paula anunció la pavimentación de la Avenida Intendente Juan José Mujica, arteria con la cual se le dio un importante impulso a la zona industrial de nuestra ciudad conectando directamente, por ejemplo, a San Lorenzo, el Parque Industrial y a Sudamtex, con la Ruta Nacional N° 3.

Una obra de envergadura fue la concretada en Villa Piazza con la realización de una amplia red de desagües pluviales, terminando con una grave problemática de esa gran barriada azuleña, la cual, tras cada lluvia, por mínima que fuese, sufría diversos anegamientos.


Un voto de confianza

 

A cuatro años del retorno de la democracia volvieron a darse en nuestro Partido elecciones para cargos municipales. De Paula había iniciado un gobierno progresista, su figura había ido creciendo y la ley le permitió la reelección. La Unión Cívica Radical avaló su candidatura para un nuevo mandato.

El Justicialismo, por su parte, propuso al joven dirigente y abogado Juan Atilio Barberena. Ex dirigente de la Juventud Peronista y Asesor letrado de la Municipalidad en los ’70, apareció como el hombre que podía enfrentar a un radical de fuerte presencia y gran carisma.

El primer domingo de septiembre de 1987, las urnas dieron su veredicto: De Paula obtenía su segundo período de gobierno con el aval de 17.334 sufragios, mientras que Barberena, aunque perdedor, se había aproximado mucho con 15.166 votos.

El segundo mandato de De Paula tuvo varias complicaciones.

El dólar y los Plazo fijo se convirtieron en la preocupación de cada día de los argentinos. Asimismo, el gobierno vio trabadas muchas de sus iniciativas por una cerrada oposición en el más alto nivel legislativo, al perder la mayoría en las elecciones para la renovación de la Cámara de Diputados de la Nación.

El 3 de diciembre de 1988, efectivos de la Guarnición Ejército Azul partieron hacia Campo de Mayo para colaborar con las tropas leales, en el control de la situación ante la rebelión y el amotinamiento de los Militares “Carapintada” en esa unidad. El ámbito militar sufrió tres fuertes remezones con las sublevaciones del teniente coronel Aldo Rico y el coronel Mohamed Seineldín, ambos de destacada actuación como Comandos en las Malvinas, y, en enero de 1989, con la sorpresiva reaparición de la guerrilla subversiva en su sangriento ataque al Cuartel de La Tablada.

La Dirección de Deportes de la Municipalidad de Azul, a través del Programa Municipal Comunitario (PRO.MU.CO.), inició la realización de los Juegos Olímpicos Barriales que tendrán frecuencia anual y a su vez se constituyó la Comisión Municipal de Lucha contra la Drogadicción.

            La situación económica del país comenzó a desestabilizarse. Aquí en Azul, Sudamtex, que se hallaba paralizada, suspendió a doscientos obreros. En julio Novotermic cesó provisoriamente sus actividades y la crisis empezó a relamerse sobre el espíritu de la sociedad.

Para contraatacar, Azul se convirtió en centro de eventos científicos tras la habilitación del edificio del Círculo Médico, cuyas amplias instalaciones le permitieron organizar cursos y jornadas importantes como el Ateneo del Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos, los Cursos de la Asociación de Medicina del Deporte del Centro de la Provincia de Buenos Aires, las Conferencias del Departamento Zonal de Salud Mental, las Jornadas Multidisciplinarias del Hospital de Niños de Azul, un ciclo de charlas sobre Política Sanitaria y la Conferencia de la Sociedad de Pediatría del Centro de Buenos Aires, entre otras tantas.

En cuanto al desarrollo turístico, lentamente nuestra ciudad buscaba destacarse en la materia -que aún no estaba en boga tal como sucede en la actualidad- y persiguiendo un claro objetivo, se amplió y mejoró el Balneario Municipal, se reforestaron amplios sectores del Parque Municipal, se reacondicionaron varias plazas e inclusive se habilitó la Galería Paseo del Azul, que despertó un amplio interés dado su intrincado diseño. En el mismo sentido, desde el Departamento Ejecutivo se logró la donación por parte de Fabricaciones Militares de lo que en la actualidad conocemos como Parador de la Boca de las Sierras.

Sin embargo, la inflación acechaba; el Austral cedía ante el dólar. Los asalariados perdían su poder adquisitivo y otros perdían sus empleos. La violencia e inseguridad se convirtieron en moneda corriente. La crisis se hizo insostenible y ante la existencia de un presidente recientemente electo (Carlos Menem, por el FREJUPO), el doctor Raúl Alfonsín decidió adelantar cinco meses el traspaso de mando previsto originalmente para el 10 de diciembre de 1989.

En Azul la situación socioeconómica no era muy diferente. Sudamtex y Novotermic cerraron sus puertas; otras empresas amenazaban con idénticas medidas.

Afortunadamente, la estabilidad institucional de la Comuna era otra. Sin embargo, el problema de la inseguridad hizo su aparición en la escena local y llevó la situación a otros extremos. El 6 de mayo de 1990, el conocido médico cardiólogo, Edgardo Capelli, convocó al pueblo a la Plaza San Martín. El 12, la comunidad respondió en forma amplia a dicha convocatoria. Todos estaban de acuerdo en que los problemas de inseguridad eran graves pero, lamentablemente, aquél que se “animaba a ponerle el cascabel al gato”, fue repetidamente amenazado al igual que algunos de sus familiares; y como consecuencia, el profesional se hizo a un lado. El gobierno bonaerense prefirió no actuar y simplemente apostó a una solución dada por el simple paso del tiempo.  El Municipio quedó impotente ante la compleja situación y la reacción del Ejecutivo provincial.

  

A pedido del pueblo

 

Nada fue fácil en los comienzos de la década del ’90 o “menemista”.

Con el sistema democrático suficientemente consolidado en todo el país y en nuestra ciudad, llegó el momento de volver a elegir Intendente.

La oposición esperaba el fin de la era “depaulista”. La alianza social que lo había sostenido durante varios años, y que superaba largamente al Radicalismo, comenzaba a presentar algunas grietas, sólo selladas por su tenacidad, pero que lo llevaban a “parar él solito todas las pelotas”, como alguna vez se dijo, con el desgaste lógico que ello implicaba. Sin embargo, a pesar de todo, el Profesor conservaba sus reflejos y mantenía en la galera varias jugadas.

De Paula nunca dejó de ser el hombre llano, afectuoso y cordial, y como funcionario hizo denodados esfuerzos para contribuir a la mejora de la calidad de vida de todos los sectores de la ciudad. La lealtad a su pueblo y su Partido lo llevaron a aceptar el desafío de un tercer mandato, aunque nunca nadie se hubiera imaginado el abrupto y  lacerante final.

En la jornada del 8 de septiembre de 1991, Rubén César De Paula obtuvo el mayor respaldo de su historia al alcanzar en las urnas un total de 18.900 votos, mientras que el Justicialismo, representado por Nicolás Castiglione se alzó con apenas 12.191 sufragios.

            El jueves 12 de diciembre, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, Dr. Héctor José Rodríguez le tomó juramento a De Paula para iniciar su tercer mandato.

            Al año siguiente, algunas inundaciones menores produjeron un gran descontento en la comunidad. Por su parte, la cuestión productiva fue la cuña que la oposición había empezado a manejar en sus discursos, además de argumentar la necesidad de oxigenación de algunas áreas del Ejecutivo.

Lo que algunos olvidaban, era que Rubén “Poliya” De Paula era un verdadero amigo de la gente, un hombre que llevó adelante una administración de puertas abiertas y que caminaba por las calles como un vecino más, dejando de lado la carga del “título” de Intendente, para sólo llevar la responsabilidad de ayudar a los azuleños.

En los intrincados círculos de la política, él siempre resultaba un gran factor de diálogo y de comprensión. Su afiliación no le impidió atender a cualquier ciudadano, sea cual fuere su extracción política. A todos trató por igual y eso le valió el reconocimiento de las autoridades gubernamentales de la provincia que tuvieron para Azul y para el Intendente, una manifiesta y buena predisposición que le posibilitó la concreción de obras y proyectos de gran valor. Por vía de la coparticipación y otros tipos de asistencias, tuvo un firme respaldo tanto del gobierno de su correligionario Dr. Alejandro Armendáriz, como de los siguientes gobernadores justicialistas, los doctores Antonio Cafiero y Eduardo Duhalde. Éste último, inclusive, eligió a nuestro Intendente como uno de los quince mejores de Buenos Aires, enviándolo en comitiva especial a los Estados Unidos para “estudiar” la política norteamericana y promocionar a Azul.

El equipo de trabajo constituido por el Intendente, es decir sus funcionarios, desarrolló una tarea mancomunada con todo el personal. Y a pesar del peso político con el que contaba la oposición, la misma guardó una postura respetuosa de la investidura, contribuyendo en muchos aspectos con su labor. Vale marcar como ejemplo de armonía y dedicación los “paseos dominicales” que el Intendente realizaba junto a su Secretario de Gobierno, Rodolfo “Bicho” Ruibal, verificando diversas cuestiones de la ciudad, tomando nota de todas las necesidades que advertían.

El 22 de diciembre de 1993 cundió la noticia de que De Paula había sufrido una descompensación en la Plaza cuando despedía al colectivo que llevaba a su hija en “viaje de egresados”, tras la cual debió ser internado y luego trasladado a la Capital. El 24, el querido Profesor cumplió 61 años. Sin embargo, poco tuvo de festivo aquella jornada.

 

La hora de la triste despedida…

 

Sin posibilidades de mejoría, De Paula fue trasladado nuevamente a nuestra ciudad. Día a día su estado empeoró hasta que, el 11 de enero de 1994, Azul se enlutó para despedir a un verdadero baluarte de la comunidad. Una numerosa multitud acompañó al querido Intendente hasta su última morada en el Cementerio Municipal, en una muestra de real cariño.

Allí el primero en hablar fue el intendente interino, Dr. Héctor José Rodríguez en nombre de la comunidad, a quien le siguió el diputado nacional Alfredo Ernesto Prat en representación del Comité provincia de la Unión Cívica Radical. Tras él pronunció sus palabras el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires Rafael Edgardo Romá en nombre del gobierno bonaerense, y por último habló el ex presidente de la Nación, Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, como presidente del Comité Nacional del radicalismo, pero por sobre todo en su carácter de amigo personal.

Mientras la multitud esperaba para poder acceder al lugar donde había sido depositado el féretro, espontáneamente una señora comenzó a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, y poco a poco fueron sumándosele las demás personas hasta que todos lo cantaron con profunda emoción. Sin ninguna duda fue la mejor manera de despedir a un hombre que abrazó a la política con amor y que tomó al diálogo como bandera, pero por sobre todo fue un verdadero docente de la Democracia


La Gran Paradoja


 

El 4 de junio de 1946, iniciando de alguna manera un proceso de reivindicación de personalidades nacionales, el Comisionado Municipal Silverio Carbone, por Decreto N° 293/46, decidió rebautizar a la calle Adolfo Alsina como Presidente Hipólito Yrigoyen. Ese mismo día quedó inaugurando un busto del líder de la Unión Cívica Radical en la rambla central de la avenida 25 de Mayo en su intersección con la renombrada arteria (busto que hoy se halla en el frente de la Escuela N°28).

Sin embargo, hubo un detalle que Carbone no tuvo en cuenta o no quiso remediar. Cuando se había cumplido el segundo aniversario del derrocamiento del gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen, acaecido el 6 de septiembre de 1930, el entonces intendente Dante Bernaudo, había decidido renombrar a la calle Buenos Aires como Teniente General José Félix Uriburu, quien fuera precisamente el que derrocó al gobierno de la U.C.R.

Golpista y derrocado se cruzaban en una esquina azuleña.

A través de la Ordenanza 2283/04 aprobada por el Honorable Concejo Deliberante de Azul el 29 de noviembre de 2004 y promulgada, por el Poder Ejecutivo, el 17 de diciembre del mismo año mediante el Decreto 1721/04, el intendente Omar Arnaldo Duclós dispuso el cambio del nombre de la calle Uriburu por Intendente Profesor Rubén César De Paula.

Tras el seguimiento de los pasos legales correspondientes, unos días después se descubrió una placa en la esquina Sur de las calles De Paula e Yrigoyen.

            Poco más tarde, la placa que estaba ubicada en la esquina Este de San Martín y la renombrada arteria, fue retirada y trasladada al Museo Etnográfico y Archivo Histórico “Enrique Squirru” donde actualmente se la preserva como testimonio de una de las paradojas azuleñas que se mantuvo por 72 años.



Rubén César De Paula




Cuatro grandes de la U.C.R.: Antonio Deluca, Juan Prat, Amelia Pray y Rubén César De Paula.





1 comentario:

  1. Los " Amigos del Pueblo ,siempre estarán acompañados con el amor de la gente. Gracias muy emotivo

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