El homenaje de Azul al general
Belgrano
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Hasta 1879 las calles de Azul poseyeron
numeración romana entre el I y el XXXVI, aclarando que los límites originales
del pueblo estaban desdibujados y había otras arterias, pero las mismas
quedaron sin ser numeradas ni nominadas por no estar debidamente trazadas.
El 25 de marzo de 1879, el
Presidente de la Corporación Municipal, Federico Julián Olivencia, dictó el Decreto
N° 183:
“Nomenclatura de calles. La
Municipalidad en sesión de la fecha, acuerda y ordena: Artículo único. Las
calles que en la actualidad tienen numeración romana se designarán en adelante
con los siguientes nombres: Calle: I, Guaminí; II, Carhué; III, Puan; IV, Olavarría;
V, Tapalqué; VI, Juárez; VII, 9 de Julio; VIII, Bolívar; IX, San Martín; X, Alsina;
XI, Belgrano; XII, Comercio; XIII, Entre
Ríos; XIV, Córdoba; XV, Tucumán; XVI, Corrientes; XVIII, Santa Fe; XVIII, Salta;
XIX, La Rioja; XX, Jujuy; XXI, Las Flores; XXII, Patagones; XXIII, Maipú; XXIV,
Alvear; XXV, Rivadavia; XXVI, Colón; XXVII, Burgos; XXVIII, Buenos Aires; XXIX,
Moreno; XXX, 25 de Mayo; XXXI, Necochea; XXXII, Arenales; XXXIII, Rauch; XXXIV,
Tandil; XXXV, Dolores; XXXVI, Bahía Blanca”
Buena parte de las denominaciones
mencionadas se siguen utilizando en la cuadrícula urbana de la ciudad, algunas
desaparecieron y otras fueron reubicadas años más tarde.
La
disposición Nº 183 no especifica las causas que llevaron a elegir los nombres
referidos, pero se puede deducir repasando la lista que la gran mayoría se
corresponden con pueblos del interior bonaerense y provincias. Aunque, como
también es evidente, son homenajes a grandes patriotas como los generales José de
San Martín y Manuel Belgrano.
En
el año 1953, mediante la Ordenanza N° 18, el Intendente
Ernesto María Malére pretendió renombrar a todas las calles con un
sistema numérico arábigo, correspondiéndole entonces a la arteria el número 25.
Pero el sistema no fue aceptado masivamente y cayó en desuso, aunque nunca fue
derogada la disposición.
La placa del
Centenario
El
20 de junio de 1920, en la esquina de la calle Belgrano y la avenida 25 de
Mayo, el intendente radical Abelardo Cano descubrió una placa
que reza:
“CALLE GENERAL
MANUEL BELGRANO. 3 DE JUNIO DE 1770 – 20 DE JUNIO DE 1820. EL PUEBLO DE AZUL EN
EL PRIMER CENTENARIO DE SU MUERTE. 1920.”
El periódico “El
Ciudadano”, en su edición del 21 de junio de 1920, narraba:
“EL
CENTENARIO DE BELGRANO. Su
celebración en ésta. Todos los números del interesante programa han sido
desarrollados en medio del mayor entusiasmo e inusitado esplendor.- Hacer
crónica detallada de los festejos realizados a la memoria del ilustre prócer,
cuyo primer centenario de su fallecimiento cumplióse ayer, implicaría proyectar
lo que cada habitante capacitado de esta ciudad ha visto con sus propios ojos,
aquilatando asimismo en toda su magnitud el éxito que ha caracterizado a cada
uno de los números del programa, desarrollado en medio del delirante entusiasmo
de la población entera.
Por eso es que, nosotros, en esta breve reseña, para
no caer en detalles superfluos, desde luego por demasiado sabidos, nos
concretamos a puntualizar únicamente aquellos actos en que personas y entidades
tomaron parte y que la prensa, intérprete de los sentires del pueblo, tiene el
deber de recalcar, llevándoles el incentivo de su aliento y la expresión del
aplauso sincero a quienes que, tan gentil y tan patrióticamente, prestaron su
valioso concurso e influyeran por ese medio a que el homenaje del pueblo del Azul
alcanzara las magnas proporciones, mil y una vez superiores a las calculadas
por los espíritus más optimistas.
En aquel sentido, pues, merece mención especial el
bizarro Batallón II de Zapadores Pontoneros, cuya participación directa en
todos los actos conmemorativos constituyó la nota netamente patriótica y
argentinista, robusteciendo en el corazón de los hijos de este suelo la
convicción jamás debilitada de que, todavía y aún por los siglos de los siglos,
vive latente y seguirá viviendo el entrañable amor a la patria, a esta patria
grande, hermosa y libre que nos legaron nuestros abuelos, forjada su actual
grandeza en el yunque de sus abnegaciones, de sus viriles arrojos y de sus
sublimes aspiraciones.
Otra nota altamente simpática, sin duda, la dieron las
escuelas locales y Colegio Nacional, concurriendo igualmente a todos los actos
realizados e imprimiéndoles ese brillo característico, exclusivo don de la
infancia y de la juventud, que es todo animación y orgullo y vida, máxime
cuando como en esta memorable jornada histórica, ella está bien compenetrada de
la finalidad que se persigue y de la importante trascendencia que entrañan esos
actos cívicos, tradicionales, en estas latitudes en que parecería que el pulpo
de las ideas exóticas tendiera hacia nosotros sus poderosos tentáculos, para
hacernos presa de su voracidad insaciable, a título de utópicas redenciones.
El acto de colocación de la placa rememorativa, en
la calle General Belgrano y 25 de Mayo, dio margen a uno de los más
significativos homenajes en el concierto de los muy sentidos y patrióticos
tributados ayer.
En esta ceremonia, como estaba oficialmente
anunciado, hizo uso de la palabra el rector de nuestro Colegio Nacional, señor
Reynaldo Marín. Pretender, tan siquiera en síntesis, recordar en esta reseña
las elocuentes frases del orador, resultaría ardua tarea para el cronista.
Baste decir que, aunque sabedores nosotros de la sólida preparación del maestro
y hombre de ciencias, al igual de la enorme muchedumbre que lo escuchara en
medio de un silencio rayano en religiosidad, hubimos de ser sorprendidos
también por la vehemencia de sus palabras, por el regio colorido de las
imágenes y la novedad histórica de sus argumentos, al trazar la biografía del
prócer, con cuya placa perpetúase entre nosotros su venerada memoria.
Insinuó en uno de sus pasajes el señor Marín, la
idea, -que ojala no haya caído en el vacío oficial-, de que el escueto pedestal
de nuestra plaza Colón debería ser destinado a sostener una estatua, la de
Belgrano, insinuación que fue recibida con una atronadora salva de aplausos,
elocuentísima exteriorización popular que no a menester traducirla, pues que
con ella sintetizóse la unánime aprobación con que fueron recibidas aquellas
sus palabras.
Con esta ceremonia, la última de la tarde de ayer,
verdadero broche de oro, clausuróse la serie de los actos recordatorios. A las
12 de la noche, muchas fueron las personas que interrumpiendo toda actividad
material, dedicaron íntegramente su pensamiento durante 3 minutos ‘a evocar el
espíritu del general Belgrano, para que ruegue a Dios fuente de toda razón y
justicia que proteja, por los siglos de los siglos, la inmortal bandera que él
creó.’.”.
Un nuevo paseo…
Mediante la Ordenanza N° 15,
sancionada el 14 de junio de 1952 y promulgada por el intendente Ernesto
María Malére, el día 18 del mismo mes, se designó con el nombre de Plaza
General Manuel Belgrano al espacio público ubicado en la manzana
comprendida por las calles Santa Fe (actual Amado Diab), Intendente Manuel
Castellár, Salta y General Lavalle.
El
viernes 20 de junio de aquél año, el diario “El Tiempo” anunciaba los
actos y celebraciones que se desarrollarían en esa jornada: “Destacados
contornos habrán de alcanzar los actos en celebración del Día de la Bandera. En
la plaza San Martín y en el Destacamento Naval Azopardo.- Se celebrará hoy en nuestra ciudad, como en
todo el país, el Día de la Bandera, con diversos actos que habrán de adquirir
indudablemente destacados contornos. Los actos principales se cumplirán en la
plaza San Martín (…). A las 9:30, homenaje a Manuel Belgrano al pie de su busto
situado en el Parque Municipal, depositándose palmas en nombre del 2 de
Artillería y de la Intendencia Municipal, para luego hacer uso de la palabra,
en presencia de autoridades civiles y militares, el teniente Federico Siders,
guardándose un minuto de silencio al toque de corneta por un trompa de la
unidad local (…) a las 16, inauguración y bendición de la plaza General Manuel
Belgrano y su mástil, ceremonia éste última que estará a cargo del señor obispo
auxiliar monseñor Antonio José Plaza, entonándose a continuación el Himno
Nacional, tras lo cual el teniente Faustino Gómez dirá palabras alusivas a la
personalidad del prócer y por su parte el jefe de Obras Públicas de la
Municipalidad, agrimensor Floriano M. Riviére, declarará incorporado el nuevo
lugar de esparcimiento al servicio público, ejecutándose a continuación la
Marcha del Azul (…)”.
Curiosamente, el paseo no tuvo una
estatua o busto del General hasta varios años después.
En Azul, durante muchos años, los actos por el “Día de
la Bandera” se concretaron en la flamante obra de Francisco Salamone, la plaza
General San Martín, a pesar de que ya existía un espacio en homenaje a
Belgrano. Y, como corolario, se colocaba una ofrenda floral y se rendía
homenaje en el busto emplazado en el Parque Municipal, monumento que muchos
años después fuera finalmente trasladado a la actual Plaza que lleva el nombre
del ilustre patriota argentino.
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