lunes, 17 de agosto de 2020

El general San Martín y el Azul

 Historias y Personajes del Azul


El general San Martín y el Azul

 

            


            A los 72 años, a las tres de la tarde del 17 de agosto de 1850, en compañía de su hija Mercedes y de su yerno, el José de San Martín pasó a la inmortalidad. Según cuenta la leyenda, el reloj de la casa que alquilaban en Boulogne-sur-Mer dejó de funcionar en el momento de su fallecimiento.

Antes de morir, San Martín le había legado su sable al gobernador Juan Manuel de Rosas, como agradecimiento por su obra realizada con valentía y patriotismo en la Vuelta de Obligado contra los ingleses. Mariano Balcarce, yerno del General, le escribió a Rosas para darle a conocer la noticia:

            “Como albacea suyo, y en cumplimiento a su última voluntad me toca el penoso deber de comunicar a V.E. esta dolorosa noticia, y la honra de poner en conocimiento de V.E. la siguiente cláusula de su testamento: ‘3ro. El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla’”.

Tras la muerte de Mercedes San Martín en febrero de 1875, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, se creó la “Comisión encargada de la repatriación de los restos del Libertador”. Después de varios contratiempos, el objetivo finalmente fue alcanzado el 28 de mayo de 1880. Desde entonces, los restos del “Padre de la Patria” descansan en un mausoleo en una nave lateral de la Catedral de Buenos Aires bajo el epitafio que reza: “Triunfó en San Lorenzo, afirmó la Independencia Argentina, pasó los Andes y llevó su bandera emancipadora a Chile, al Perú y al Ecuador”.



La cuna del héroe



José Francisco de San Martín y Matorras nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, una ex misión jesuítica situada a orillas del río Uruguay en la Gobernación de las Misiones Guaraníes del Virreinato del Río de la Plata, en la actual provincia de Corrientes.

Sus padres fueron Gregoria Matorras del Ser y Juan de San Martín, quien sirvió como militar a la Corona española y fue el primer Gobernador de las Misiones Guaraníes con sede en Yapeyú. Tuvo cuatro hermanos mayores: Manuel Tadeo, Juan Fermín, Justo Rufino y María Elena.

            Cuando tenía cinco años, junto a su familia se trasladó a España, pues su padre había sido destinado a Málaga. Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga. Posteriormente, ingresó en el ejército español haciendo su carrera militar en el Regimiento de Murcia.

Combatió en el norte de África y luego contra la dominación napoleónica de España, participando en las batallas de Bailén y La Albuera.

 

De regreso…

 

Antes de embarcarse a Sudamérica, estuvo un tiempo en Londres donde adquirió su célebre sable corvo. Posteriormente, armaría a su Regimiento de Granaderos a Caballo con armas similares, ya que las consideraba ideales para los ataques de carga de caballería.

Con 34 años, habiendo alcanzado el grado de Teniente Coronel, regresó a Buenos Aires el 9 de marzo de 1812, siendo recibido por los miembros del Primer Triunvirato.

A poco de su llegada, se ocupó de instruir a las tropas del Ejército en las modernas técnicas de combate que conocía por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón Bonaparte.

Junto con Carlos María de Alvear fundó, a mediados de 1812, una filial de la Logia de los Caballeros Racionales, que rebautizó con el nombre de Logia Lautaro (Lautaro fue un Cacique araucano que en el siglo XVI se había sublevado contra los españoles). La sociedad estaba formada como las logias masónicas de Cádiz y de Londres. Su objetivo era “trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad”.

En octubre, San Martín dirigió un movimiento militar preparado por la Logia, con el objeto de derrocar al gobierno, al cual juzgaban poco decidido por la independencia. Bajo la presión de los cuerpos armados y del pueblo, se nombró un Segundo Triunvirato al que se le exigió llamar a una Asamblea Suprema de delegados de todas las provincias, con el fin de declarar la independencia y dictar una constitución.

El 12 de noviembre de 1812, José Francisco contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada, de 14 años, en la Iglesia de la Merced de Buenos Aires. Cuatro años después, el 24 de agosto, nació Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, única hija de la pareja.

 

Veintidós años de epopeyas

 

La primera acción militar de San Martín y su recién creado Regimiento de Granaderos a Caballo estuvo dirigida a detener las incursiones con que los realistas de Montevideo asolaban las costas del río Paraná. Se instaló con sus tropas en el Convento de San Carlos, posta de San Lorenzo, en el sur de la actual provincia de Santa Fe. El 3 de febrero de 1813 y ante el desembarco de 300 realistas, se libró el Combate de San Lorenzo.

Dado que existían aún sospechas acerca de la fidelidad a la causa independentista por parte del recién llegado San Martín, él decidió avanzar al frente de la reducida tropa de Granaderos. Como consecuencia, su caballo fue mortalmente herido y quedó aprisionado bajo su cabalgadura, a punto de ser ultimado por un realista. Le salvó la vida el soldado también correntino Juan Bautista Cabral (ascendido post mortem a Sargento), que antepuso su cuerpo a dos bayonetazos.

Esta batalla, que por la cantidad de combatientes de ambos bandos podría parecer secundaria, permitió alejar para siempre a las flotas realistas que merodeaban por el río Paraná, saqueando las poblaciones.

Luego de esta victoria, San Martín fue designado para hacerse cargo del Ejército del Norte, donde debió reemplazar al general Manuel Belgrano. Su encuentro con el jefe saliente ha sido llamado “Abrazo de Yatasto”, ya que se dio en la Posta de Yatasto, en la provincia de Salta.

Como comandante del Ejército Auxiliar del Perú decidió reorganizar las tropas en San Miguel de Tucumán, donde se acantonó en una fortaleza en construcción, conocida como la Ciudadela. Al poco tiempo, convencido de que no podría arribar por el camino del Alto Perú hasta Lima (que en ese momento era el centro del poderío realista), concibió la idea de cruzar la Cordillera de los Andes y atacar la ciudad desde el mar.

En 1814 el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas lo nombró Gobernador de la Intendencia de Cuyo, con sede en Mendoza. Para entonces, su plan ya estaba terminado y aprobado, y a partir de ese momento San Martín comenzó los preparativos para la Campaña al Perú.

El Cruce de la Cordillera de los Andes fue un conjunto de maniobras realizadas por el Ejército de los Andes de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre el 12 de enero y el 8 de febrero de 1817, para atravesar las montañas desde la región de Cuyo hasta Chile, y enfrentar a las tropas realistas leales a la Corona española que allí se encontraban, llevando luego la Expedición Libertadora por mar al Perú. El Cruce es considerado uno de los grandes hitos de la historia argentina, así también como una de las mayores hazañas de la historia militar universal.

Chile, tras una ofensiva realista había perdido su independencia. San Martín decidió tomar partido rápidamente y se alió al general Bernardo O'Higgins. Como parte importante de su plan, además,  presionó a los diputados del Congreso de Tucumán para que declaren la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, objetivo conseguido el 9 de julio de 1816.

Contrariamente a lo pretendido por el Director Supremo y sus partidarios, entró en correspondencia con José Gervasio Artigas y se negó a distraer su esfuerzo bélico de las campañas emancipadoras en Chile y en Perú para enfrentar a los federales. Por este motivo los unitarios, en particular Bernardino Rivadavia, llegaron a acusarlo de “traidor”.

El grueso del Ejército al mando del propio Jefe de la expedición, el general San Martín, tomó la ruta llamada Paso de Los Patos. El cuerpo abrió la marcha desde El Plumerillo, tomó por Jagüel, Yalguaraz, Río de los Patos, salvó el alto cordón del Espinacito por el paso homónimo, situado a 5.000 metros. El avance por el Paso de Uspallata y el valle del Río Mendoza, se inició el 18 de enero de 1817. A cargo de las tropas se hallaba el Brigadier Juan Gregorio de Las Heras. Tras vencer en los combates de Picheuta, Combate de Potrerillos y Guardia Vieja, pudo ingresar en Santa Rosa de los Andes.

 El 2 de febrero inició el paso de la cadena limítrofe por el Paso de las Llaretas. Esta columna tropezó con las mayores dificultades, pues fue preciso escalar cuatro cordilleras. Soler que iba adelante logró las victorias de Achupallas (4 de febrero de 1817) y Las Coimas (7 de febrero de 1817). Al día siguiente ingresaron en San Felipe.

El Cruce fue verdaderamente épico: no sólo cruzaron una de las cadenas montañosas más altas del mundo (por ejemplo Las Heras registró que cruzó el paso de la Cumbre, de 3.500 metros, a las tres de la mañana), sino que lo hicieron por un desierto que en parte no tenía siquiera agua.

Las fuerzas de Las Heras, de O’Higgins y de Soler se reunieron el 8 de febrero en el Campamento de Curimón. Cuatro días después se libró la Batalla de Chacabuco, en la que el Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas. De inmediato se convocó a un Cabildo abierto que propuso a San Martín como Director Supremo de la naciente República, pero éste rechazó el ofrecimiento para evitar sospechas sobre un posible avasallamiento de la Provincias Unidas del Río de la Plata sobre la autonomía de Chile. Pronto el Cabildo nombró a O'Higgins como Director Supremo.

El 19 de marzo de 1818, en Cancha Rayada, el Ejército Unido bajo las órdenes de San Martín fue derrotado cuando realizaba una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque. La desmoralización hizo efecto en Santiago, pero San Martín no se dio por vencido y en quince días puso nuevamente a su ejército en condiciones de luchar.

            Finalmente, el 5 de abril se produjo la Batalla de Maipú, en la que las fuerzas patriotas obtuvieron una completa victoria. El Brigadier O'Higgins, se hizo presente una vez finalizada la lucha, para abrazar a San Martín y llamarlo “Salvador de Chile”. En efecto, con la batalla de Maipú se obtuvo definitivamente la victoria sobre las tropas realistas, asegurando la Independencia de Chile.

El 8 de septiembre, el Ejército al mando de San Martín desembarcó en la playa de Paracas, cerca del puerto de Pisco, Perú, haciendo retroceder al ejército realista, que se replegó a la zona de las sierras. En los primeros días de noviembre San Martín desembarcó en la localidad de Huacho, donde fortificó su posición e inició su estrategia para sitiar definitivamente Lima.

El sitio de Lima se prolongó por algunos meses; en el mes de marzo arribó al Perú el Capitán Manuel Abreu, enviado por el Rey de España como emisario pacificador. San Martín decidió iniciar una nueva estrategia y envió dos ejércitos, uno al mando del general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas del sur, y otra al mando del general Arenales, hacia las sierras.

            Pocos días después se pasó a sus filas uno de los más destacados regimientos de las fuerzas del Virrey: el Regimiento Realista Numancia, compuesto de venezolanos y neogranadinos. Esta deserción en masa desmoralizó al resto de las fuerzas realistas, obligándolas a abandonar la ciudad. Esto le abrió las puertas de Lima a San Martín, quien la ocupó y reunió a un Cabildo abierto. Ante una multitud reunida en la Plaza de Armas de Lima, San Martín declaró la Independencia y fue nombrado “Protector del Perú” con autoridad civil y militar. De inmediato dictó un Estatuto Provisorio de Gobierno, en el cual se establecía la división territorial, la libertad de vientres y la libertad de los indígenas; además fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la cual donó su colección personal de libros. Estableció la libertad de comercio y la libertad de imprenta, pero no permitió otro culto religioso más que el católico.

Durante su protectorado recibió una carta del general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar, para la campaña en Ecuador, en la que reclamaba la incorporación a la misma del batallón Numancia. San Martín se negó a perder la excelente unidad y en su lugar envió una División Auxiliar, al mando de Andrés de Santa Cruz, que participó en las batallas de Riobamba y Pichincha.

Entre los días 26 y 27 de julio de 1822 tuvo la Entrevista de Guayaquil, donde se reunió con el general Simón Bolívar, teniendo como tema principal la liberación del Perú, principal baluarte realista en Sudamérica. Finalmente, San Martín cedió a Bolívar la iniciativa y conclusión de la campaña libertadora.

Poco después decidió retirarse de todos los cargos y volvió a nuestro país.

Vuelto a Mendoza, pidió autorización para regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba gravemente enferma. Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno de Martín Rodríguez, se lo negó argumentando que no sería seguro que vuelva a la ciudad. A decir verdad, el apoyo de San Martín a los caudillos del Interior y la desobediencia a una orden que había recibido del Gobierno de reprimir a los federales, le había valido que los unitarios quisieran someterlo a juicio.

Al empeorar la salud de María de los Remedios, desafiando las órdenes de Rivadavia (declarado abiertamente enemigo), regresó a Buenos Aires. Al llegar, su mujer ya había fallecido, el 3 de agosto de 1823. Angustiado, José Francisco solamente pudo disponer el epitafio de su sepultura que reza: “Aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín”.

 

Lejos, pero no tanto…

 

Al llegar a Buenos Aires se le acusó de haberse convertido en un conspirador y muchos los juzgaban injustamente como si todo lo hecho no hubiese valido de nada. Desalentado por las luchas internas entre unitarios y federales decidió marcharse del país con su hija Mercedes, quien había estado al cuidado de su abuela. El 10 de febrero de 1824 partieron hacia el puerto de El Havre (Francia) y, luego de un breve período en Escocia, se instalaron en Bruselas y poco después en París.

Desde el nacimiento de su hija, su única obsesión fue la educación de la pequeña, por lo que en 1825 redactó las “Máximas para Merceditas”, donde sintetizó sus ideales educativos.

Con motivo de la guerra con Brasil, ofreció sus servicios a las autoridades argentinas sólo después de la renuncia a la Presidencia de su despreciado enemigo Bernardino Rivadavia; pero la guerra ya había prácticamente terminado.

En marzo de 1829 intentó regresar a Buenos Aires, al saber que había vuelto a estallar la guerra civil. Su antiguo subordinado, el general Juan Lavalle, había derrocado y fusilado al Gobernador bonaerense  Manuel Dorrego, pero ante la imposibilidad de vencer en la contienda, ofreció a San Martín, la gobernación de la provincia. Éste último juzgó la situación y le respondió a Lavalle que: “el General San Martín jamás desenvainará su espada para combatir a sus paisanos”. Posteriormente se trasladó a Montevideo, donde permaneció tres meses, para finalmente volver a Europa.

En 1831 se radicó en Francia, en una finca de campo cercana a París. Por esos años se encontró con su antiguo compañero de armas en el ejército español, Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, quien, convertido en un exitoso banquero, designó a San Martín tutor de sus hijos, con una generosa paga. Tres años más tarde y gracias al dinero ahorrado trabajando con su amigo y gracias a la venta de las fincas con que lo habían premiado los gobiernos de Mendoza y Perú, se mudó a una casa que compró en Grand Bourg.

En su residencia recibió la visita de varios personajes americanos, en general jóvenes románticos y liberales, exiliados de su país, como Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. Hasta sus últimos años mantuvo correspondencia con su gran amigo Tomás Guido (padre del poeta Carlos Guido y Spano), quien lo mantenía informado sobre la situación política en América.

El 23 de enero de 1844 redactó su testamento ológrafo, dejando como única heredera a su hija Mercedes de San Martín, casada con Mariano Balcarce que ejercía como embajador argentino en París. En ese documente, también decidió el destino de su sable corvo. El arma había quedado en Mendoza, al cuidado de una familia amiga y, tras una carta que él había enviado, su hija y su yerno se habían ocupado de hacérsela llegar a su residencia francesa.    El 17 de agosto de 1850 su corazón se detuvo…


San Martín y Azul


Los homenajes que evocan el nombre del “Padre de la Patria” en nuestra ciudad son numerosos al igual que en todo el país (calles, avenidas, clubes, barrios, bibliotecas, equipos de futbol, etc.).

La plaza central de Azul originalmente fue conocida como Plaza Mayor (según el plano trazado por el Agrimensor Francisco Mesura en 1832) y, al mismo tiempo, era llamada popularmente Plaza de las Carretas. Luego recibió el nombre de Plaza Colón y conservó la misma denominación hasta 1939 cuando se inauguró la remodelación que hoy todos disfrutamos, la cual tiene como elemento principal el monumento ecuestre de San Martín. La obra fue ejecutada por iniciativa del intendente Agustín Carús, en concordancia con el plan desarrollado por el gobernador bonaerense Manuel Fresco y llevada a la práctica por el Arquitecto e Ingeniero Francisco Salamone.

El monumento emplazado en Azul es una reproducción del inaugurado el 13 de julio de 1862 en la ciudad de Buenos Aires. Este último, a su vez, es una réplica del que mandara a construir el gobierno de Chile en 1859, como el primer homenaje en el mundo al heroico militar argentino. En efecto, en el país trasandino se le había encargado al escultor francés, especialista en caballos, Louis Joseph Daumas, la realización de un monumento ecuestre conmemorativo al Libertador que se emplazaría en la ciudad de Santiago de Chile. Aunque la obra fue terminada por Daumas en 1860, su inauguración recién se realizaría el 5 de abril de 1863. Apresurado y pretendiendo anticiparse a su par chileno, el gobierno argentino le encomendó al mismo Daumas una réplica de la estatua la cual pronto se emplazó en el Barrio de Retiro de Buenos Aires.

Por otra parte, en Azul, en nuestro Parque Municipal “Domingo F. Sarmiento”, en la Plaza Blas Dhers -a la que conocemos como “La Loma”- podemos encontrarnos con un retoño del célebre Pino de San Lorenzo. Fue plantado allí en 1941 y declarado “Árbol de Azul”, durante la gestión del comisionado Alfredo Pascual Ferro, por iniciativa de varios vecinos encabezados por la Asociación Cultural Sanmartiniana, la cual había sido fundada y era presidida por el doctor en Historia Exequiel C. Ortega. El basamento fue proyectado con posterioridad por los Arquitectos Pedro Hernández y Joaquín García, y finalmente ejecutado por la Municipalidad de Azul con la adhesión de la misma Asociación Cultural, la cual contribuyó aportando los materiales utilizados.

Poco después de terminado el Combate de San Lorenzo (Santa Fe), un pino brindó reparo del caluroso sol del verano al Gral. Don José de San Martín a cuya sombra le dictó el Parte de Batalla a su ayudante Mariano Necochea. Aquella conífera fue declarada “Árbol Histórico” el 30 de enero de 1946 por Decreto N° 3038 del Poder Ejecutivo Nacional. Se trata de un Pinus Pinea o pino piñonero (conífera originaria de la costa del mar Mediterráneo) que fue transportado siendo una pequeña planta desde Europa o plantado de semilla por los frailes franciscanos al instalarse en la zona santafesina hacia el año 1790 aproximadamente. Fue ubicado en lo que eran los fondos de la huerta del Convento San Carlos con el objetivo de obtener sus piñas, cuyo fruto -el piñón- era utilizado en confituras de panificación.

            Por último, otro dato pocas veces tenido en cuenta, es que en nuestros pagos –a mediados del siglo XIX-, vivió el general Manuel de Escalada, hermano de María de los Remedios, esposa del prócer. Entre otras obras, el cuñado del  “Padre de la Patria” resolvió donar, a numerosas familias de pobladores originarios, las tierras que dieran nacimiento a Villa Fidelidad.


 

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