domingo, 25 de octubre de 2020

Hombres de honor

                                           Hombres de honor

 

 

Por Eduardo Agüero Mielhuerry    

 

Alfredo Prat nació en Azul el 2 de abril de 1905. Sus padres fueron Pedro Prat y Luisa Saparrat. Tuvo siete hermanos: María, Juan, Rodolfo, Pedro, Amelia, Fermina y Ernesto.

Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional “Esteban Echevarría”. Con apenas veintitrés años, el 22 de agosto de 1928, se graduó como abogado en la Universidad de Buenos Aires, habiendo hecho la carrera en nada más ni nada menos que tres años. Cabe agregar que un tiempo antes ya se había recibido como escribano. Consagrado a su profesión, pronto empezó a trabajar en el Estudio Jurídico que había fundado -allá por septiembre de 1918-  su hermano Juan, al que luego se sumó Rodolfo.

Su férrea, exigente e inclaudicable formación moral marcó su impronta personal en cada uno de sus actos y acciones. De profunda fe democrática y sólidos principios republicanos, hizo con lealtad y entrega su vida política cimentando su labor en los principios de la Unión Cívica Radical. Convencido de servir mejor desde allí a su patria y a su pueblo, eligió ese signo partidario cuando no era, por cierto, carrera brillante la de político opositor y dedicó años y años a predicar con la austeridad y el ejemplo de las bondades del diálogo y la democracia.

            Como todos sus hermanos, fue un gran apasionado por el fútbol. La camiseta albinegra tuvo un peso trascendental para él, hasta el punto de llevarlo a ejercer la Presidencia del Club Alumni Azuleño entre 1930 y 1931.

Al mismo tiempo, halló cauce a su vocación de servicio integrándose al Rotary en 1931, la misma institución que un día, tras una larga actuación, lo vio alejarse temporalmente para luego reincorporarse. Así entendió su quehacer, pues prefería dejar el camino libre en lugar de ocuparlo sin sentirse conforme con su propio desempeño. El Rotary lo comprendió y decidió declararlo socio honorario por unanimidad de sus pares, porque así se lo distinguió por sus enormes esfuerzos al servicio de su comunidad, entregado a los valores esenciales de la vida.

El 1 de julio de 1932 contrajo matrimonio con la azuleña María Emelia Fernández, con quien tuvo dos hijos: Alfredo Ernesto y Adolfo José.

En la década del ’30 fue electo miembro del Concejo Deliberante, bancada desde la cual, sin exagerar ni claudicar, defendió los principios y valores del “yrigoyenismo”, destacándose por su capacidad discursiva medida en conceptos de profundos contenidos.

 

 

Dos candidaturas difíciles…

 

 

Después de los acontecimientos del 17 de octubre de 1945, la historia del país comenzó a dar un vuelco drástico hacia una nueva concepción política y social que devino en la elección del coronel Juan Domingo Perón como Presidente de la República Argentina.

El Dr. Alfredo Prat se presentó como candidato a Intendente en las elecciones del 14 de marzo de 1948, enarbolando las banderas de la U.C.R. En la otra vereda, con apenas 27 años y al frente del incipiente Partido conducido por el ascendido general Perón, se presentó el abogado Ernesto María Malére. Los discursos políticos fueron sumamente profundos, pero la suerte estaba echada y el “huracán” peronista arrasó también en Azul. Alfredo Prat conquistó el segundo puesto con 3.891 votos, mientras que Malére se alzó con el triunfo gracias a los 5.019 sufragios obtenidos.

Una derrota semejante podía desmoralizar a cualquiera, sin embargo, el Dr. Prat continuó luchando por el beneficio de la comunidad desde la simple actuación partidaria, que en su caso significó el más amplio reconocimiento por sus aptitudes.

La “Revolución Libertadora” intentó cambiar el rumbo del país derrocando al Presidente Perón. Peor aún, trató de aniquilar todo lo referido al peronismo. Por su parte, en nuestra ciudad, el intendente Alberto Rubens López Claro (segundo mandatario peronista azuleño), también fue destituido. Sin embargo, la historia terminó demostrando que el nuevo Partido político llegó para quedarse.

Entre 1956 y 1960, Alfredo Prat fue Presidente del Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Azul y vicepresidente del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires. Su dilatada trayectoria al frente del estudio familiar lo perfiló como un trabajador incansable y metódico, merecedor de cada uno de los puestos que la vida lo llevó a ocupar con sobrada eficiencia.

            En pleno clima de futuras elecciones la proscripción del peronismo molestaba a muchos de los partidarios de la ciudad, quienes intentaban reorganizar y afirmar el funcionamiento del aparato peronista. La Unión Cívica Radical, por su parte, se fragmentó en U.C.R. Intransigente y U.C.R. del Pueblo, intentando ofrecer una alternativa de gobierno que restableciera el orden constitucional. La tarea no fue sencilla. Por un lado, el Peronismo se constituía en la fuerza con mayor caudal electoral, pero si para triunfar se pactaba con ellos (“los proscriptos”), los militares, actuando como árbitros, hacían su entrada en escena. Por el contrario, si no se pactaba con el Peronismo, el poder resultaba endeble y los “árbitros” volvían a intervenir. Así se planteaba el gran dilema argentino, problema que no halló solución en lo inmediato y desembocó en los más oscuros conflictos. 

            En las elecciones del 23 de febrero de 1958, las alternativas locales giraban en torno a dos destacados vecinos. Por un lado, Amado Diab se candidateó a Intendente por la Unión Cívica Radical Intransigente, mientras que Alfredo Prat se presentó nuevamente como candidato por la Unión Cívica Radical del Pueblo. Las urnas dieron su veredicto, consagrando presidente de la República al Dr. Arturo Frondizi e intendente a Amado Diab, ambos del mismo Partido.

Sin claudicar, Prat continuó su lucha desde la actuación partidaria.

Años más tarde, cuando el doctor Arturo Illia alcanzó la Presidencia y se constituyó en la esperanza de cuajar un aglutinante patriótico con sentido democrático, al calor de la acción popular, el doctor Alfredo Prat jugó un papel trascendente para los bonaerenses…

 

 

Presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires

 

 

El 12 de octubre de 1963, el Dr. Anselmo Marini, de la U.C.R. del Pueblo, asumió la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, acompañado por el Dr. Ricardo Lavalle como vicegobernador.

            El Dr. Marini convocó al renombrado dirigente azuleño para hacerle una interesante propuesta con dos alternativas. Muchos presumieron que Prat escogería el Ministerio de Asuntos Agrarios, dados sus conocimientos en la materia y su pasión por el campo. Empero, para sorpresa de los especuladores,  eligió la Presidencia del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Estuvo al frente de la Institución desde el 8 de noviembre de 1963, nombrado por Decreto 419/63 del Ejecutivo bonaerense.

La rectitud en el manejo de los instrumentos de crédito de la Institución hizo que ésta lograra una adecuada expansión, privilegiando sectores claves como la vivienda popular, el crédito general hipotecario, las facilidades al sector agropecuario y, en general, al desarrollo del interior de la provincia.

La elección del viejo profesional y honesto militante de Azul no podía haber sido más apropiada. Trajo a su actuación bancaria la solidez de sus conocimientos universitarios, la contundencia de una conducta sin dobleces, la afabilidad de un trato llano y amistoso para con todos y una larga tradición familiar de mano abierta al trabajador.

En lo que hace específicamente a su gestión al frente del Banco, cabe mencionar su dedicación a resolver aspectos que consideró vitales para su buena marcha, cuales fueron el otorgamiento de adecuados regímenes de vivienda a sus empleados y la instrumentación de servicios sociales que aún hoy son modelo. Por solo mencionar un ejemplo, fue el creador del Jardín Maternal de  la Casa Central de la Institución.

            La Ley 7002/65 modificó la Carta Orgánica del Banco de la Provincia y por su intermedio dispuso que, el 50% de las utilidades netas de la institución, se reinvirtiesen en el acrecentamiento de la cartera hipotecaria de la misma; esta medida posibilitó mejorar ostensiblemente la financiación de los diversos planes de vivienda del Gobierno. Además, su política crediticia fue de impulso para todas las manifestaciones productivas. En 1965 los créditos de la sección bancaria aumentaron en 17.578 millones de pesos con respecto a al año anterior. En el mismo período, la cartera de crédito hipotecario llegó a 9.259 millones de pesos mientras que en 1964 había sido de 5.037 millones.

            Durante su gestión la entidad financió y construyó 23.500 unidades habitacionales, incluidas 686 entregadas en Azul, de las cuales 498 fueron consecuencia de planes individuales y 188 del Barrio General Martín Miguel de Güemes. Vaya uno a saber por qué designio, el gobierno al que le tocó inaugurar el barrio (7 de noviembre de 1970), prefirió ponerle el nombre del militar salteño, antes que el del Dr. Alfredo Prat que fuera su impulsor. Es importante hacer la salvedad que por años el barrio fue conocido como “Barrio Banco Provincia”. En cambio, como justo homenaje, en Miramar, Partido de General Alvarado, un barrio de similares características al azuleño, lleva merecidamente el nombre de nuestro ilustre coterráneo. 

            En las filas internas de la Unión Cívica Radical, cuando se confiaba en que el orden constitucional no sería interrumpido nuevamente, se comenzaron a barajar dos nombres como posibles candidatos a Gobernador de Buenos aires;  por un lado, el brillante orador Dr. Raúl Alfonsín y, por otro, el Dr. Alfredo Prat, que con su gestión al frente de la Institución Bancaria había descollado en el gabinete bonaerense. Lamentablemente todo quedó en simples hipótesis, truncado por el Golpe de Estado de la autoproclamada “Revolución Argentina”, que llevó al poder al general Juan Carlos Onganía.

 

 

Sus últimos años…

 

 

Su trabajo en la función pública y su dilatada trayectoria en la vida política, local y provincial, nunca le restaron tiempo a su esparcimiento en el campo familiar, donde no solo pasaba largas tardes montando a caballo sino ocupándose de múltiples labores rurales junto a su núcleo familiar.

Todo su obrar jugó al ritmo de su fuerte, pero afable personalidad.

Fue miembro del Directorio y de la Comisión de Vigilancia del “Nuevo Banco de Azul”. Asimismo, fue parte de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular de Azul “Bartolomé J. Ronco”.

Alfredo Prat fue Convencional Nacional en 1972 y Presidente de la Comisión de Asuntos Agrarios del Comité de la Unión Cívica Radical de la Provincia desde 1972 a 1974. Actuó como Presidente de la U.C.R. local en varias oportunidades y en los periodos 1972/74 y 1974/76, desarrollando una activa participación cuando la situación política de la argentina volvía a transitar por oscuros senderos, sin lograr afirmarse en la democracia apenas sostenida.

La profesión que eligió a muy temprana edad lo llevó a destacarse y ser electo Delegado a la Federación Argentina de Abogados. De la misma manera, fue Conjuez de la Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Al haber sido educado en el seno de una familia de profesionales puestos al servicio del bien común, jamás entendió la función pública como un premio sino como una enorme responsabilidad.

Con una lucidez sin igual, evitando pasar a ser un elemento pasivo dentro de la sociedad, con tenacidad continuó ejerciendo como abogado hasta alcanzar sus 80 años de vida.

            Alfredo Prat falleció el 30 de octubre de 1985, siendo sepultado en el Cementerio Municipal.
   

Alfredo Prat



Dos esculturas…

             Al cumplirse el primer aniversario del fallecimiento del Dr. Alfredo Prat se le rindieron múltiples homenajes. El más importante se llevó a cabo en la lluviosa mañana del 30 de octubre 1986, en el Barrio Martín Miguel de Güemes, donde fue descubierto un busto en la esquina este de las calles Brasil y Colombia.

            Con un importante marco de público, entre los que se contaban concejales, funcionarios, correligionarios políticos, familiares y amigos,  la escultura realizada por el artista plástico Carlos Abelardo Pérez Ortiz, fue descubierta por la viuda de Prat, doña María Emelia Fernández y su hijo, Alfredo Ernesto Prat.

            Inmediatamente, el intendente municipal Profesor Rubén César De Paula depositó una ofrenda floral a los pies del monumento e hizo uso de la palabra, marcando con emotividad el fructuoso camino trazado por el destacado profesional.

            Años después, tras múltiples roturas causadas por el absurdo vandalismo, un incierto día el busto fue retirado y aunque todos anunciaban que pronto sería repuesto en su ubicación original, nunca más se supo de su destino.

            El 9 de diciembre de 2011, el doctor Omar Arnaldo Duclós, junto a familiares y amigos del extinto Alfredo Prat, descubrieron un nuevo busto del ilustre azuleño. La obra, que en esta oportunidad fue ejecutada por el escultor Sebastián Del Prado, fue emplazada en la calle Chile entre Colombia y Venezuela.



Busto ubicado en el Barrio Güemes


De tal palo…

 

 

Alfredo Ernesto Prat, hijo de Alfredo Prat y María Emelia Fernández, fue Martillero Público y Corredor y, al igual que su padre, un activo militante de la Unión Cívica Radical a la que pronto abrazó con absoluta convicción propia. Abrazando sus banderas, realizó una importante carrera política en medio de complejos vaivenes políticos.

Contrajo matrimonio con Sara Haydée Sabella. Tuvieron cuatro hijos María Florencia, Leandro Alfredo, Natalia Daniela y Mercedes Soledad.

Fue concejal por el Partido de Azul y candidato a intendente; productor agropecuario y presidente del Rotary Club “Pedro Burgos”.

            En 1991 fue electo Diputado Nacional, cargo que ejerció hasta 1995. Desde su bancada propulsó un centenar de proyectos, entre ellos varios ligados a la educación, tal como el mantenimiento de la ciudad como sede de la jefatura de la región educativa y la asignación de fondos para la refacción y ampliación del Colegio Nacional “Esteban Echeverría”. Asimismo, ante los graves problemas hídricos de la provincia de Buenos Aires, a los cuales Azul no estuvo ajena, propuso la declaración de interés y prioridad nacional de las obras de dragado de ríos y arroyos provinciales.

            Para mostrar sus férreas convicciones, alcanza con mencionar que votó negativamente las privatizaciones de Gas del Estado, Y.P.F., Caja Nacional de Ahorro y Seguro y Banco Nacional de Desarrollo. Igualmente votó en contra de la jubilación privada y con disidencias parciales la Ley Federal de Educación, como posición unánime del bloque de la U.C.R.

En beneficio exclusivo de Azul, Prat fue autor del proyecto por el cual la “Expomiel Azul” fue declarada “Fiesta Nacional de la Miel”, reconocimiento efectuado por la Secretaría de Turismo de la Nación.

En consonancia con su manera de ejercer la actividad política, nunca recibió haber jubilatorio una vez concluido su mandato.

Gran conocedor y apasionado por el boxeo, hincha de River Plate, seguidor del ciclismo y el básquet, amante del campo, en sus últimos años dejó prácticamente todo de lado para abocarse absolutamente a la política de la cual era un perspicaz analista.

            No volvió a ocupar cargos públicos, pero tampoco dejó de ser un hombre de consulta y un punto de referencia para los jóvenes radicales quienes siempre recibían de él un consejo bienintencionado y una anécdota ejemplar. Pero, lamentablemente, hubo “un día negro”… En la mañana del 19 de octubre de 2000, Alfredo Ernesto Prat, de 67 años de edad, tomó la trágica decisión de ponerle punto final a su vida con un disparo.



Alfredo Ernesto Prat





domingo, 18 de octubre de 2020

De "nuestro padre" y nuestras madres...

De “nuestro padre” y nuestras madres…

   En nuestra ciudad tenemos el honor de contar con la obra escultórica de un Premio Nobel de la Paz, la cual rinde homenaje a las madres en general. La misma se halla en la Plazoleta que, justamente, rinde homenaje al fundador del Fuerte San Serapio Mártir del Arroyo Azul…

 

 

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

 El 31 de diciembre de 1884, con la actuación de la Banda Infantil Municipal conducida por el maestro Vicente Genovesi y el lanzamiento de fuegos artificiales en la Plaza Colón (hoy San Martín), quedó inaugurado el Palacio Municipal.

Poco después, junto a éste, comenzó a construirse, hacia la calle Burgos, un moderno edificio para albergar a la Escuela de Mujeres, y que con el correr de los años también se convertiría en sede de la Escuela Provincial N° 2, y transitoriamente la Escuela Normal y el Consejo Escolar.

En 1955, el intendente Ernesto María Malére (el más joven de nuestra historia; el primero peronista y también el primero en ser reelecto para un mandato consecutivo), decidió la demolición del amplio edificio construido setenta años antes junto al Palacio. Se justificó afirmando que su estado general “no era adecuado” y que estaba prácticamente en desuso.

La demolición comenzó, pero el mandato de Malére concluyó con la asunción de su sucesor, el también peronista, Alberto Rubens López Claro. En medio de un contexto político complejo, el flamante Intendente impulsó la idea que se concretó a través de la Ordenanza N° 22. Por la misma, sancionada el 19 de agosto de 1955, se le impusieron nombres a las plazas contiguas al Palacio Comunal:

 

“Art. 1°- Dase el nombre de Coronel Don Pedro Burgos a la plazoleta a construirse en el lugar donde actualmente se encuentra el antiguo edificio que fuera la Escuela N°2 y que corre paralela a la calle que lleva el nombre del fundador de Azul.

Art. 2°- Se denominará con el nombre de Adolfo Alsina a la plazoleta continua al Palacio Municipal, en el rumbo N.O.

Art. 3°- En ambas plazoletas se emplazarán sendos bustos, en una del fundador de Azul y en la de N.O. del patriota Adolfo Alsina.

Art. 4°- Autorizase al D. E. a invertir hasta la suma de $ 20.000 M/N. a los efectos del cumplimiento de la presente Ordenanza, que se extraerá de la Partida de Obras Públicas del presupuesto del año 1956.”.

Mientras tanto, el edificio, que había comenzado a ser demolido mostraba al desnudo su sólida estructura reforzada con hierro… De alguna manera, era el espejo de un gobierno que se confiaba sólido, pero que estaba sentenciado a sucumbir.

Finalmente, el gobierno de López Claro, que había comenzado el 1 de mayo, fue derrocado por la “Revolución Libertadora”, el 21 de septiembre de 1955, cuando el contador Nacional Arrigó Kubik fue designado por el gobierno de facto como encargado administrativo del Partido de Azul. Recién el 10 de octubre asumiría como comisionado, el Tte. Cnel. Guillermo Rodolfo Sarmiento.

La demolición del coloso quedó concluida en 1956 y así nació una incipiente y precaria plazoleta en homenaje al fundador del Azul, en la fracción de manzana donde otrora estuviera el Fuerte, enmarcada por las calles Cnel. Pedro Burgos desde Pte. Hipólito Yrigoyen hasta Gral. Manuel Belgrano, con el Palacio Municipal como “respaldo”.

  

Monumento a la Madre

 

A comienzos de la década del ’60, el joven y talentoso escultor Adolfo Pérez Esquivel, que no alcanzaba los 30 años de edad y vivía en nuestra ciudad, trabajaba en una obra singular que le fuera encomendada por Teresa Arabarco de Penoucos.

Mediante la Ordenanza N° 8, del año 1961, la Comuna llamó a licitación para la “remodelación de la Plazoleta ‘Coronel Don Pedro Burgos’”. Repentinamente, los anhelos de la vecina azuleña y del laborioso e incansable intendente radical Amado Diab, se cruzaron en un proyecto mancomunado en beneficio de la comunidad.

 El diseño de la flamante plazoleta fue obra del arquitecto Rubén Colotto. El espacio fue proyectado con una visión modernista y minimalista, sin demasiadas sorpresas en su trazado, con pequeños canteros y una amplia fuente rectangular en su centro, conservando además los diferentes niveles de altura que poseía el antiguo edificio con varias escalinatas de acceso.

Los trabajos se concretaron con relativa celeridad y así, el domingo 15 de octubre de 1961, quedaron inaugurados. También se presentó en sociedad el Monumento a la Madre, concretado por Pérez Esquivel, cuyo basamento fuera donado (tal como lo prueba la insignia de la institución grabada en la piedra) por el Rotary Club de Azul.

Aquél día se concretó un sencillo acto encabezado por el Intendente, en la esquina de Yrigoyen y Burgos, el cual contó con la presencia de numerosos vecinos. Luego de las palabras del Jefe Comunal, sumamente emocionada, Teresa expresó:

 

“Querido pueblo de Azul, es para mí un momento de gran emoción éste, durante el cual se inaugura el monumento a la madre, que aquí, en el centro de la ciudad, ha de permanecer como un faro de amor, recordando al ser que nos brinda las más bellas horas de su vida, con incansable desvelo, en permanente afán por despejarnos el camino y mostrarnos la luz: nuestra madre…”.

  

Otros homenajes…

  

En la Plazoleta “Coronel Pedro Burgos”, además, sobre el paredón de la municipalidad existen varias placas de las que resalta una, confeccionada en 1969, que recuerda el antiguo Fuerte, obra del azuleño Víctor De Cunto, la cual fue colocada por el Centro Numismático “Bartolomé Mitre”.

Cabe remarcar que la intención de la Ordenanza N° 22 del año 1955, en buena parte quedó en la simple letra fría de una ley. Ninguna de las dos plazas posee los pretendidos monumentos mencionados en la disposición. Sin embargo, con mucho mejor criterio –dado el realce que producían ambas piezas al ingreso- en los nichos laterales de las escalinatas del Palacio Municipal se colocaron las piezas aludidas.

En el nicho derecho se halla la escultura del coronel Pedro Burgos, inaugurada el 16 de diciembre de 1979, durante el gobierno del intendente designado coronel Carlos Manuel Ricardes. La obra fue realizada especialmente ese año por la reconocida docente y artista plástica azuleña Susana Vilardebó. El mismo día y ejecutada por la misma artista, también se inauguró en el nicho izquierdo, el busto en homenaje a Adolfo Alsina. Sin embargo, fue destruido por manos anónimas hace varios años, sin haberse concretado su reemplazo, lo que se constituiría en un verdadero reconocimiento a quien “trajo” a nuestros pagos el mayor progreso del siglo XIX: el Ferrocarril.

Por otra parte, el 19 de noviembre 2017, en la Plazoleta que popular pero erróneamente llamamos “De la Madre”, también se inauguró el “Paseo de las Banderas”, en el marco de la XXIII Fiesta del Inmigrante. El acto fue presidido por el intendente municipal Federico Hernán Bertellys. Y en la oportunidad, los integrantes de las diversas Colectividades radicadas en nuestro medio izaron las banderas de Argentina, Alemania, Arabia, Bearn, Bolivia, Chile, Cuba, Italia, Francia, Galicia, Italia, Japón, País Vasco, Paraguay, Rusia, Sicilia, Ucrania y Uruguay.

            Todo un simbolismo y una exquisita mística se encierran en la Plazoleta “Coronel Pedro Burgos”, que no sólo rinde honores al fundador de Azul, “nuestro padre”, sino también se homenajea a nuestras madres…





martes, 13 de octubre de 2020

Octubre sobre tablas...

                                                 Octubre sobre tablas…

 

Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

La Sociedad Española de Socorros Mutuos de Azul fue creada el 6 de enero de 1882 por un grupo de inmigrantes. La primera sede social fue una habitación de la calle Colón Nº 70; luego se mudó a Burgos entre San Martín y Bolívar, hasta su sede actual en San Martín Nº 427.

En los primeros tiempos, las actividades se centraron en cuestiones de salud y asistencia de españoles radicados y/o recién llegados.

El 29 de julio de 1889, en una asamblea presidida por Antonio Nieva, éste propuso la construcción de una Sede Social, para lo cual dona de su peculio un total de 10.000 ladrillos, propuesta a la que inmediatamente se sumó Constantino Rey, otro miembro de la Sociedad Española quien respaldó la idea de construir un Teatro frente a las otras opciones propuestas que eran un Panteón, un Hospital y/o un edificio para renta.

El 13 de abril de 1893 comenzaron las obras sobre el terreno propiedad de la Sociedad, sobre la calle Burgos. Sin embargo, ante numerosos inconvenientes y las objeciones de los socios, poco más de un año después, el 21 de abril de 1894, se permutó aquel terreno por uno que estaba frente a la Plaza Colón (actual San Martín).

El Teatro Español fue construido entre los años 1894 y 1897, siguiendo los planos de Vicente Romero.

Un detalle particular estuvo dado por la decisión de la Comisión de seguir la idea del mecánico Antonio Bugallo, quien propuso la construcción de un piso móvil para la sala. La idea era de vanguardia, pero demasiado costosa. Empero la donación de Joaquín Martínez Berdes  impulsó a aceptar el ambicioso proyecto.

Otro punto de relevancia estuvo dado por la iluminación. Los avances tecnológicos indicaban que debía prepararse el Teatro para ser iluminado con electricidad. Como Azul aún no tenía el servicio (faltaban algunos años para que la decisión gubernamental y el empuje de los vecinos concretaran tan gran avance), se contrató en Buenos Aires a la Empresa Kexen y Cía, que instaló en el terreno contiguo un motor y los artefactos y cableados necesario. Vale destacar que dicho motor proveyó de luz eléctrica por primera vez a la Plaza Colón (hoy San Martín) el 25 de Mayo de 1897.

La inauguración del Teatro Español ocurrió el 16 de enero de 1897 con la obra La Tempestad del Maestro Chapí, representada por la Compañía Rico y Coss, constituyendo un hito cultural en toda la región.

           

 

Figuras en el Español

 

 

Durante más de 50 años, el Teatro tuvo una etapa de esplendor con diversas compañías italianas de operetas (también de óperas y obras de teatro) y españolas de zarzuelas, sumadas a figuras de renombre nacional e internacional como Pablo Podestá, Libertad Lamarque, Carlos Gardel, Margarita Xirgu (representando en noviembre de 1938 las obras de Federico García Lorca “Doña Rosita la soltera”, “Bodas de sangre” y “Yerma”), Blanca Podestá en diciembre de 1938, Agustín Magaldi, Tita Merello, Herminia y Eva Franco, Imperio Argentina, Almafuerte, Berta Singerman, Pierina Dealessi, Mecha Ortiz, Iris Marga, Enrique Serrano, Fernando Ochoa, Olinda Bozán, Pedro López Lagar, María Luisa Robledo, Pedro Aleandro, Luis Sandrini, y muchos más.

Gracias a un ingenioso sistema mecánico, el piso de la sala podía variar su inclinación, posibilitando colocarlo horizontal para que pudieran realizarse los más diversos eventos como romerías, bailes de carnaval y hasta la destacada exhibición del recordado boxeador Luis Ángel Firpo en mayo de 1921.

El debut de Libertad Lamarque como protagonista principal de un  espectáculo se produjo casualmente el 16 de mayo de 1924 en el Teatro Español de Azul. Libertad tenía apenas 15 años y formaba parte del elenco de la obra “Airiños da miña terra”, de la Compañía Argentina de Comedias y Dramas de José Costanzó. En la oportunidad tuvo que reemplazar a Aurelia Musto, la cantante principal de esta compañía que por razones de enfermedad no podía tomar parte de la actuación. La compañía permaneció realizando funciones en Azul durante toda una semana, la última presentación la realizó el día 25 de mayo del mismo año.

Carlos Gardel se presentó en el Teatro Español de Azul en más de una oportunidad.

El Teatro cumplía funciones sociales de importancia en la comunidad, siendo desde escenario de obras teatrales, pista de baile para romerías y carnavales, ring de box y hasta sala velatoria de algún ciudadano ilustre.

            También se realizaron importantes actos políticos como los encabezados, entre otros, por Juan B. Justo, Alfredo Palacios, Lisandro de la Torre y Marcelo T. de Alvear.

 

 

Con la marca de octubre…

 

 

El ex presidente de la Nación entre 1922 y 1928, Máximo Marcelo Torcuato de Alvear (nacido en Buenos Aires, el 4 de octubre de 1868), visitó nuestra ciudad el domingo 13 de octubre de 1935.

Alvear, en su carácter de presidente del Comité Nacional del Radicalismo, arribó a Azul junto a los por entonces candidatos a gobernador y vice, doctores Honorio Pueyrredón y Mario Guido, acompañados de una nutrida comitiva.

En el Paraje “La Colorada”, un importante grupo de correligionarios esperaba a los viajeros y desde aquella zona, en caravana, los acompañaron en su ingreso a la ciudad. Los visitantes cenaron en el “Hotel Colón”.

El azuleño candidato a diputado provincial Luis F. Dours abrió la Asamblea Cívica en el Teatro Español con un vibrante discurso ante una sala colmada.

Luego habló Alvear. Inició su discurso evocando su primer viaje a Azul cuarenta años antes, en 1895, cuando integraba una división del Ejército que se dirigía a la concentración de Curumalán ante el conflicto limítrofe que se había desatado con Chile. Alvear recordó: “En esa oportunidad un peligro exterior amenazaba la tranquilidad de la Patria; vestía entonces uniforme militar; hoy desaparecida ya la perturbación exterior, pero transformada esta en un peligro interno, vuelvo a Azul, con mi uniforme no menos digno de ciudadano”. Se refirió, luego, al triunfo electoral del 5 de abril de 1931 en plena dictadura, destacando que ella constituía una de las fechas de gloria para el radicalismo a pesar de la anulación de los comicios. A continuación se ocupó de la situación anormal de las provincias puntualizando el fraude de Corrientes y el caso de intervención a Santa Fe.

Calificó duramente al gobierno nacional, al que comparó, por oposición al dicho popular de que es una nave con ocho velas y un timonel, de que en este caso “es una nave con una vela, el presidente, y ocho timoneles, navegando de acuerdo al rumbo que le imprime cada timonel”.

Para culminar, Alvear se refirió en términos generales a la política equivocada del general Justo y sus ministros, cosechando a su terminación una verdadera ovación. 

Posteriormente hablaron el Dr. José Pascual Tamborini; el Dr. Honorio Pueyrredón; el azuleño candidato a diputado nacional Ismael López Merino;  el platense, candidato a diputado nacional, Emir Mercader; y finalmente cerró el acto el jefe del radicalismo local, el doctor Juan Prat, quien recibió una prolongada ovación.

Después del acto, Alvear partió en tren hacia la ciudad de Buenos Aires y los doctores Pueyrredón y Guido pernoctaron en nuestra ciudad para viajar a Tandil al día siguiente.

            Dos años más tarde –y no en octubre-, más precisamente el domingo 15 de agosto de 1937, Marcelo T. de Alvear volvió a pisar por última vez las tablas del Teatro Español, pero en la ocasión lo hizo como candidato a Presidente de la Nación encabezando la fórmula junto a Enrique M. Mosca. En el inicio del que resultaría un encendido discurso –en el que presagió el complejo camino que atravesaría la Argentina-, expresó:

            “Van a ser pronto dos años que tuve el honor de ocupar esta misma tribuna en el pueblo de Azul. Tuve ese alto honor y vi a este pueblo vibrante, entusiasta y decidido en vísperas de elecciones que todos deseábamos tranquilas y limpias. No necesito recordarles lo que en ellas pasó (...).

Finalmente, sus palabras fueron ovacionadas por una sala que desbordaba de almas… De más está decir que las elecciones de septiembre fueron ganadas mediante el “fraude patriótico”, consagrando a Roberto M. Ortiz como presidente de la Nación.

 

 

Decadencia y reconstrucción…

 

 

Con el auge del cine en la década del 40 la sala fue concesionada, y allí comenzó un paulatino deterioro ocasionado por la falta de mantenimiento, el uso inadecuado de sus instalaciones y las prerrogativas de leyes que intentando proteger inquilinos, terminaron por convalidar la destrucción de éste inmueble y de muchas otras salas del país.

A comienzos de la década del ’70 el estado de decadencia y abandono fue incrementándose. En julio de 1976 la Municipalidad de Azul, por decreto del Intendente Municipal Cnel. Carlos Manuel Ricardes a instancias de la Asociación Española, clausuró el Teatro debido a la falta de seguridad y lamentables condiciones de higiene en que se encontraba.

La Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul, después de varios años en juicio con el concesionario, recuperó la sala en ruinas.

Fue allí que la grandeza y la comprensión de la realidad de sus dirigentes encabezados por Manuel Sánchez Trespalacios (presidente de la Asociación Española), Juan Mingarro (tesorero) y Juan José Bogliolo (secretario) dieron a Azul la posibilidad de pensar en un trabajo mancomunado para la reconstrucción del Teatro Español.

Sánchez Trespalacios surgió como un gestor indiscutible de la reconstrucción, por su tesón y su voluntad ante tan magno objetivo, actitud que permanentemente ha sido reconocida por sus pares y por quienes lo siguieron y en prueba de tal reconocimiento se le impuso su nombre a la sala del Teatro Español de Azul.

Se convocó a todos los sectores de la comunidad para sumarse a la empresa, así nacieron la Comisión Administradora del Teatro Español con la función de organizar y controlar las obras de Reconstrucción y la Comisión de Apoyo Financiero, quien debía gestionar la provisión de los fondos necesarios para la tarea. Estas comisiones fueron formadas por empleados, funcionarios, comerciantes, profesionales, productores, representantes de instituciones intermedias, etc., los que comenzaron a delinear las primeras acciones luego de la firma del primer contrato de arrendamiento entre la Asociación Española y la Municipalidad de Azul (año 1978).

Paralelamente se firma un contrato con la firma de la empresa propietaria del Hotel Mar del Plata, por el que la misma se hacía cargo de la construcción de una confitería y restaurante con el aporte de los materiales por parte de la Comisión Administradora del Teatro Español.

En abril de 1980 la inundación afectó el galpón donde se encontraban depositadas las butacas originales recientemente retapizadas, destruyéndolas en gran parte, situación que pudo subsanarse recién varios años después cuando mediante un comodato fueron conseguidas por el Dr. Luís Miralles, cuando desempeñaba funciones en el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires las que hoy luego de retapizadas y reacondicionadas por la comisión se encuentran en la planta baja del coliseo.

Atropellado por una camioneta, en noviembre de 1980 falleció Manuel Sánchez Trespalacios, cuando se dirigía a su domicilio luego de una reunión de la Comisión Administradora. Pero su espíritu permaneció como impulsor de aquellos que continuaron su obra.

La primera etapa de la obra de reconstrucción fue dirigida por el arquitecto Carlos Fortunato, intercalado durante un par de años ejerció esa tarea la arquitecta Aracelli Marateo, hasta que a partir del año 1990, el ingeniero civil Marcos Zuccato Sánchez (nieto de Manuel Sánchez Trespalacios) y Fortunato desempeñaron en forma conjunta las tareas de proyecto y dirección hasta su reinauguración. En el año 1994 bajo la dirección de Zuccato comenzó la restauración integral de la fachada del edificio, la que fue culminada en 1996.

La reinauguración de uno de los espacios que más llena de orgullo a los azuleños fue durante los días 10, 11 y 12 de octubre de 1992. Desde entonces el Teatro Español se convirtió en un ícono de nuestra sociedad y un importante punto de referencia en el interior de la Argentina.

Hoy transitamos un octubre diferente, pero aquellas tablas esperan impacientes volver a vibrar al ritmo de los corazones encantados por la magia del “Español”.

 

 

EL DATO:

Buena parte de los datos del presente artículo fueron tomados del libro “Teatro Español de Azul. Testimonio de identidad, cultura y desarrollo comunitario” de Carlos W. Filippetti, obra que se terminó de imprimir el 16 de octubre de 2014, justamente a los 82 años del acto de Clausura de la “Exposición Cervantes” que fuera realizado en el Teatro Español organizado por la Biblioteca Popular de Azul. Pero esa, es otra historia…