El
honorable Doctor
Por
Eduardo Agüero Mielhuerry
Horacio Néstor Ferro nació en General Alvear, provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre
de 1914. Sus padres fueron Arturo Horacio Ferro y Concepción
Corvalán, quienes además tuvieron siete hijos varones y dos mujeres.
Contrajo enlace con María Paz Mujica y de esa unión
nacieron sus hijos Nora y Horacio. Se radicó como médico en Chillar el 31 de
octubre de 1940.
Inmediatamente, su carácter afable y gentil lo encontró entablando
sólidos lazos con la comunidad chillarense, integrando en ella varias
comisiones que bregaban por el desarrollo de la localidad.
El
laborioso Delegado
Siendo Comisionado de Azul su hermano Alfredo, Horacio fue designado
como Delegado Municipal de Chillar. Desde dicho cargo, se mostró -como era
habitual en él-, activo y atento a los requerimientos de los vecinos.
Fue el impulsor de la remodelación y modernización de la Plaza San
Martín, a la cual dotó de forestación, iluminación y veredas de baldosas.
Asimismo creó la Plazoleta que en la actualidad lleva su nombre y se esmeró
para entoscar y mejorar las calles de
tierra y colocar los “pasos de piedra” para facilitar el tránsito de los peatones
los días de lluvia.
Verdaderamente, a pesar de los escasos recursos económicos con los que
contaba la Delegación, Ferro supo imprimirle su impronta laboriosa a su breve
gestión, la cual por breve no fue menos fructífera en beneficio de los
chillarenses.
Luchando
por un Hospital para Chillar
Frente a la necesidad de tener una buena atención de la salud en
Chillar, a finales de la década del ’30 comenzó a trabajarse en la idea de
concretar una sala de Primeros Auxilios, y posteriormente de un Hospital.
En 1943, se conformó una Comisión de Fomento cuya prioridad sería
reacondicionar la precaria sala de primeros auxilios. En la Sociedad Italiana
se realizó una asamblea popular que conformó una Comisión cuya Presidencia
recayó en Noel Layús, secundado por Antonio Flecha, Guillermo Dewitt, Rafael y
Pelayo Rodríguez, Ramón Mozo, Gabriel Actis Caporale, Bernardo Barrere y el
doctor Horacio Ferro, todos prestigiosos vecinos de la localidad.
Inmediatamente se dedicaron a la recaudación de fondos realizando
kermeses y espectáculos de destreza criolla. Con mucho esfuerzo, pronto se
recaudaron 80.000 Pesos M/N. e inmediatamente el Dr. Juan Prat realizó
diversas gestiones en la Cámara de Diputados, logrando un
subsidio por la misma suma.
Los trabajos comenzaron en mayo de 1944 y se prolongaron por más de
tres años. La empresa adjudicataria fue “Toscano, Lattanzi y Barbetti”, que
contrató como sobrestante al constructor chillarense Guido Bulian.
Con la obra próxima a su finalización -al menos en su primera etapa
que incluía el núcleo central y una de sus alas-, se formalizaron los trámites
que conllevaron a la resolución del Senado de la Provincia de Buenos Aires, de
fecha del 18 de diciembre de 1947, que posibilitó la convocatoria y
capacitación del personal que atendería en el nosocomio.
El edificio se inauguró el 28 de febrero de 1948 con un acto
multitudinario presidido por el entonces gobernador de la Provincia, coronel
Domingo Mercante. El acto además contó con la presencia de autoridades
municipales, como el Comisionado Municipal Nicolás J. Russo, el Ministro de
Salud Pública de la provincia, Alberto Bocalandro, y el presbítero José
Carballo quien tuvo a su cargo la bendición de las flamantes instalaciones.
El equipo de trabajo del nosocomio quedó conformado por su primer
Director que resultó el Dr. Eulogio Hidalgo; médicos: Horacio
Ferro y Eulogio Hidalgo; cirujano: Oscar R. Bidegain; obstetra: Lucinda García;
administrador: Juan Peralta y luego Américo Actis Caporale; cabo enfermero:
Mauro Leguizamón; enfermeros: Alcira Paz, Héctor Ficca, Martina Puerta y Olga
Pena; mucamas: Alicia Chiodi y Chola Campos; cocinero: Demetrio Guevara;
ordenanza: Emir Azul; lavandera: Valentina Andolfati; quinteros: Enrique Diez y
José Derbes; ambulancia a tracción a sangre: Enrique Diez.
El gran ausente de la ocasión fue el propio doctor Horacio
Ferro, uno de los más fervientes impulsores de la concreción del
Hospital. Fiel a sus convicciones partidarias cristalizadas en la Unión Cívica
Radical, prefirió no asistir a la inauguración dada la ofensiva actitud de las
autoridades. En aquella época en la que el Peronismo tomaba las riendas de los
diversos estamentos del Estado (el general Juan D. Perón y el coronel Domingo
Mercante habían sido electos como Presidente de la Nación y Gobernador de
Buenos Aires, respectivamente, y las inminentes elecciones municipales que se
concretarían el 14 de marzo de 1948 y darían ganador a Ernesto M. Malére), la
política comenzaba a signarse por los desencuentros y la persecución de los
opositores. Las autoridades del Ministerio de Salud, en un intento de
“adoctrinamiento”, habían dispuesto el traslado del doctor Horacio Ferro a Carmen
de Patagones. Sin embargo, dignamente el profesional renunció a su
puesto y optó por continuar prestando servicios en el flamante Hospital de la
localidad de manera “ad honorem”.
Elegido
por el Pueblo
En pleno comienzo de una nueva etapa que marcaría a fuego
la historia de nuestro país, los municipios iniciaron sus campañas políticas
para las elecciones que se realizarían el 14 de marzo de 1948.
La atención de la comunidad se polarizó entre los
candidatos del Peronismo y la Unión Cívica Radical. Respectivamente, por un
lado, el joven abogado Ernesto María Malére, y por el otro,
el destacado y reconocido abogado Alfredo Prat, de dilatada
trayectoria política y laboral. Acompañando a éste último, Horacio Ferro integró la
lista como candidato a concejal.
Los
discursos políticos fueron sumamente profundos, pero la suerte estaba echada y
el “huracán” peronista arrasó también en Azul. El Dr. Malére triunfó alcanzando 5.019 votos
sobre los 3.891 que conquistó Alfredo Prat. Por su parte, sus demás
competidores, el demócrata Dr. José María Caputti Ferreira obtuvo 800
sufragios, Carlos Aguirre (socialista) apenas 106 y Walter Aguirre, comunista,
solamente 57 votos.
A pesar de la derrota del Dr. Prat, Ferro obtuvo su banca como
concejal por la U.C.R. por el período 1948-1952. Desde la misma puso en
práctica sus convicciones democráticas, actuando con marcado acierto y un
amplio espíritu emprendedor buscando el desarrollo para el Partido de Azul.
Entretanto, continuó ligado al Club Atlético Estudiantes de Chillar
que había sido fundado el 27 de mayo de 1946. Por entonces, en un galpón, un
numeroso grupo de jóvenes chillarenses, se reunieron para constituir una nueva
institución que pudiera competir con las ya existentes: Atlético, Independiente
y Huracán. Ese grupo de entusiastas había convocado a Ferro para oficiar como
primer presidente del Club.
En marzo de 1954, por iniciativa del presbítero José Giunta, del
doctor Horacio Ferro, la señora María
Cyra Gómez de Zubillaga y otros docentes se dio inicio en la Parroquia
al Curso lectivo correspondiente al Primer Año Nacional.
Años
intensos…
En junio de 1955, en plena crisis política se produjeron las
detenciones en la Subcomisaría chillarense del Párroco local José
Giunta y de los dirigentes políticos Horacio Ferro, José
Zabalza, Pedro Añez, José Vivarelli y Bernardo
Barrere. Dichas detenciones, absolutamente infundadas, solo pretendían
justificarse en las persecuciones partidarias de un gobierno temeroso ante
conspiraciones ficticias.
En 1956 volvió a ser nombrado al frente de la Delegación Municipal,
como reemplazo del reconocido vecino de raíces italianas Cherinto
Moschini.
En las elecciones del 23 de febrero de 1958 fue electo Diputado
de la Legislatura Provincial en representación de la Séptima Sección Electoral.
Ocupó diversas Comisiones dentro del cuerpo y casi de inmediato se destacó
entre sus colegas gracias a su brillante versación en los más diversos temas
provinciales, que iban desde la economía -especialmente referidos a la tierra-,
hasta la Salud Pública (mal de los rastrojos, asistencia pública etc.).
La U.C.R valorando las circunstancias apuntadas lo invistió con el
cargo de Delegado por el radicalismo azuleño en la Convención Provincial del
partido.
Al término de su mandato legislativo aceptó formar parte de la lista
para integrar el Concejo Deliberante de Azul.
En 1960, durante el Congreso Municipal de la U.C.R. del Pueblo,
reunido en Mar del Plata, cuya mesa directiva integró, el Comité del partido le
ofreció la candidatura a Intendente Municipal, pero el destino le jugaría una
mala pasada. La muerte lo encontraría ejerciendo la Presidencia del Bloque de
Concejales de la U.C.R. del Pueblo y la vicepresidencia segunda del Comité de
Azul.
Su última aparición pública se produjo el 15 de octubre de 1961,
durante el acto de inauguración del Monumento a la Madre erigido en la Plaza
San Martín de Chillar. Ante una nutrida cantidad de vecinos habló sobre el
significado de “Ser Madre”, estando a su lado su esposa María Paz. Ese día se
retiró de la plaza antes de que el acto concluyera, pues su salud se hallaba
absolutamente quebrantada.
Horacio Néstor Ferro falleció el 18 de octubre de 1961.
El doctor Juan Prat diría: “Con
Ferro hemos coincidido siempre en los deberes que la hora nos imponía para
servir a la República y debo expresar que lamentamos profundamente no poder
culminar la obra en la que estamos empeñados, con su valioso estímulo, con su
preciosa colaboración”.
El
homenaje chillarense
El 6 de octubre de 1964, por Ordenanza N° 46/64, se designó con el
nombre “Doctor Horacio Ferro” a la plazoleta ubicada en las calles
Cortázar y Belgrano de Chillar.
Dos años más tarde,
el sábado 30 de octubre, se inauguró un busto en el Hospital Municipal de
Chillar que lleva su nombre. Familiares y muchos vecinos chillarenses y
azuleños se acercaron en la ocasión. Entre ellos estuvieron los doctores
Alfredo, Rodolfo y Ernesto Prat, Alfredo Sarno, Juan Iturralde, Palmiro B.
Bogliano, y los señores Pedro Armando López, Florencio Mirande, Ricardo Motti,
Juan Carlos Dhers, Luis Martínez y muchos más, acompañados de sus respectivas
familias.
EL
DATO:
Fragmento del capítulo correspondiente de “Generación R. Los Radicales
en Azul” (2017) del autor de la nota.
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