La Santa de Lisieux
Dos de las
grandes obras del padre César Antonio
Cáneva, convertido en el primer Obispo de la Diócesis de Azul, fueron
puestas bajo el amparo y la advocación de Santa Teresita del Niño Jesús. Sus grandiosos proyectos
vivieron momentos de zozobra en los cuales cualquier esfuerzo parecía
infructuoso. Sin embargo, Cáneva depositó su fe en la Santa de Lisieux…
Sin
embargo, poco después se cumpliría lo que le habían presagiado tiempo atrás…
Uno de los destinos que había visitado durante su viaje a Europa, fue Lisieux,
en Francia, donde había tenido la oportunidad de entrevistarse extensamente con Sor
Inés de Jesús y Sor Genoveva de
Poco tiempo pasó hasta que monseñor Cáneva
recibió la noticia que tanto anhelaba. La familia Pereda se había puesto de
acuerdo para donar a
Como Patrona de
Cáneva
volvió a implorar la protección de Santa Teresita del Niño Jesús. Y
efectivamente, la Santa oyó sus plegarias. La Capilla ubicada en el centro del
complejo edilicio del Asilo, es actualmente conocida por los azuleños
como de “El Buen Pastor”, pero su verdadero nombre es Sagrado Corazón de María,
como lo atestigua la blanca escultura entronizada en su fachada y la
consagración de su Altar Mayor. El 13 de marzo de 1944, comenzó su
construcción, bajo el amparo de Santa Teresita del Niño Jesús, a
quien se le encomendó su especial protección. Aquél día, monseñor César A.
Cáneva bendijo el terreno y se colocó la piedra fundamental. Para la erección
del templo hicieron sus aportes económicos: la señora Josefina Anchorena de Rodríguez
Larreta, los veintiún Monasterios del Buen Pastor del país, los de
Montevideo (Uruguay) y monseñor Santiago Rava. Pero también la comunidad
azuleña realizó diversas y grandes contribuciones.
Concluida la Capilla, se
colocaron en
hornacinas elevadas cuatro imágenes de gran porte, realizadas en escayola
policromada (yeso fino calcinado, de alta calidad y pureza), con algún
armazón de madera u otro material. Fueron adquiridas a la “Casa Majó”, de la
Capital Federal, salvo la de Santa Teresita del Niño Jesús que
fuera traída desde Barcelona, España.
Fue bautizada el 4 de enero de 1873,
en la iglesia de Nuestra Señora de Alenzón.
La familia era sumamente religiosa y
practicante. Cada día asistían a misa, practicaban la caridad, y visitaban
enfermos y ancianos.
María Celia murió el 28 de agosto de
El 3 de octubre de 1881, Teresa
ingresó al colegio de las Benedictinas en Lisieux. Durante el verano de 1882,
supo del deseo de su hermana Paulina de convertirse en monja carmelita. La idea
de perder a su “segunda madre” le causó gran tristeza y desesperación.
Un domingo, Teresa logró ir al
Carmelo de Lisieux y al entrevistarse con
El lunes 2 de octubre de 1882, Paulina
entró en el Carmelo de Lisieux, donde tomó el nombre de “Sor Inés de Jesús”. En
diciembre, la salud de Teresa se deterioró sensiblemente: sufría de dolores de
cabeza, dolores en el costado, comía poco y dormía mal. El 25 de marzo de 1883
Teresa rompió en llanto, comenzó a sufrir temblores nerviosos, alucinaciones y
ataques de terror. Sin embargo, el 6 de abril se levantó, y curada en
apariencia milagrosamente, fue con su familia al Carmelo a la toma de hábitos
de su hermana. Al día siguiente tuvo una recaída repentina… Su padre mandó
oficiar varias misas por su curación en el santuario de Nuestra Señora de las Victorias
en París. El 13 de mayo de 1883, el día de Pentecostés, Luis, Leonia, Celina y
María, se arrodillaron a los pies de la cama en la que estaba Teresa y se
dirigieron en oración a una imagen de
En octubre de 1886, su hermana María
también entró en el Carmelo de Lisieux, tomando el nombre “María del Sagrado Corazón”,
mientras Leonia entró al convento de las Benedictinas de Lisieux, pero lo
abandonó inmediatamente.
Aunque no buscó ayuda, reaparecieron
sus problemas de salud con intensidad. Pero la solución llegaría cuando empezó
a rezarles a sus cuatro hermanos que murieron siendo muy pequeños María Helena, José Luis, José Juan
Bautista y María Melania Teresa.
Con apenas 14 años de edad ya había
tomado la decisión de convertirse en religiosa carmelita. Pero su edad no le
permitía ingresar al convento; solo el obispo podía autorizar tal cosa, pero él
no lo hizo. Entonces, solo le quedaba hablar directamente con el papa León
XIII. Para ayudarla, su padre Luis comenzó a preparar todo para una
peregrinación a Roma, por el Jubileo sacerdotal del Papa. Los peregrinos, casi
todos de alto rango, eran recibidos en los mejores hoteles. Ella se sentía
incómoda con todo el lujo que muchos ostentaban en medio de la sociedad. Así se
dio cuenta de las imperfecciones, debilidades y grandes defectos que tenían
muchos de los sacerdotes que viajaban con ella. Esto la llevó a orar con
vehemencia por los sacerdotes del mundo.
El 20 de noviembre de 1887, por la
mañana asistió a la misa celebrada por el Papa. Pudiendo saludar a Su Santidad,
Teresa se arrodilló ante él y sollozando le dijo: “Santísimo Padre, tengo que pedirle una gracia muy grande”. El
vicario le dice que se trata de una chica que quiere entrar en el Carmelo. “Hija Mía, haced lo que los superiores le
digan”, respondió el Papa. Teresa insistió: “Oh Santo Padre, si usted dice que sí, todo el mundo lo aprobaría”.
León XIII replicó: “Vamos a ver.....
Entrará si Dios lo quiere!”. Pero ella quería una palabra decisiva y
esperó…Finalmente dos guardias la levantaron y la llevaron a la salida.
Inmediatamente, el suceso fue
comentado por los peregrinos y hasta se publicó el incidente en el diario “El
Universo” de Lisieux. En Niza, el vicario le hizo algunas promesas
diciéndole que apoyaría su solicitud. Hasta la superiora del Convento, madre
Genoveva, la fundadora del Carmelo de Lisieux, y la madre María de Gonzaga
llegaron a defender la causa de Teresa.
Finalmente, el 1 de enero de 1888,
recibió una carta de la madre María de Gonzaga informándole que el Obispo había
cambiado de opinión y que le permitía ingresar al convento. La fecha de entrada
se estableció para el 9 de abril, día de
El 10 de enero de 1889, tomó los
hábitos de la orden en la capilla del monasterio en presencia de su padre, sus
hermanas y el resto de la familia. En la misma ceremonia, además de recibir el
velo de novicia, también cambió su nombre al de “Teresa del Niño Jesús y
El 8 de septiembre de 1890, hizo su
profesión religiosa y recordó: “Yo he venido para salvar almas y,
especialmente, para orar por los sacerdotes.”.
Luis Martin murió el 29 de julio de
1894, después de
ser custodiado y cuidado por Celina, quien ingresó al Carmelo el 14 de
septiembre de ese mismo año, para convertirse en “Sor Genoveva de
Su hermana Paulina (Sor Inés de
Jesús) fue elegida priora del monasterio de Lisieux el 20 de febrero de 1893 y
ella designó a Teresa como vice-maestra de novicias.
En sus diversos manuscritos, Teresa
describió su progresivo descubrimiento de lo que denominó “El caminito de
En la noche del jueves al viernes
santo de 1896, Teresa sufrió un primer ataque de hemoptisis. Tuvo una
segunda crisis en la noche siguiente. En aquella Semana Santa, Teresa entró de
repente en una oscuridad interior. El sentido de la fe que la animó tantos
años, que la hacía feliz hasta el punto de querer “morir de amor” por
Jesús, desapareció de su alma. Vio esa “Noche de
En la primavera de 1897 los vómitos,
el dolor severo en el pecho, y el toser sangre se convirtieron en algo
cotidiano. En junio, la madre María de Gonzaga le pidió continuar escribiendo
sus memorias (después de su muerte estos manuscritos, tres en total, se unirían
para publicar la primera edición de la “Historia
de un alma”).
El 17 de agosto, el Dr.
Meses antes de su muerte, Teresa
tomó un poco de fuerza y con algo de humor conversó con sus hermanas quienes
registraron sus palabras (luego también serían publicadas bajo el título de “Últimas conversaciones”). En aquella
situación ella les pidió ser llamada “Teresita”.
Falleció el 30 de septiembre de
1897. Mientras apretaba sobre su pecho un crucifijo, sus últimas palabras
fueron: “Oh! le amo! ... Dios mío... te amo...”.
Su cuerpo fue trasladado al coro del
monasterio donde fue velado durante cuatro días.
Después de la publicación de sus
manuscritos autobiográficos en 1898, cientos de peregrinos de toda Francia y de
algunos otros países empezaron a llegar a Lisieux para orar sobre la tumba de
la pequeña carmelita.
El papa San Pío X respondió al
clamor de miles de fieles abriendo el proceso de Beatificación y Canonización
de Sor Teresa del Niño Jesús. En ese tiempo se necesitaba un período de
cincuenta años después de la muerte de un candidato a la canonización, pero el papa
Benedicto
XV eximió a Teresa de ese período. El 14 de agosto de 1921, se promulgó
el decreto sobre sus virtudes heroicas.
Teresa del Niño Jesús fue canonizada el 17 de
mayo de 1925 por el papa Pío XI. Dos años después fue
declarada patrona de las misiones. Y en 1944 fue proclamada copatrona de
Francia junto a Santa Juana de Arco.
En el Seminario se preserva y exhibe una reliquia de Santa Teresita, que le fuera entregada por las hermanas de la Santa al padre César Antonio Cáneva cuando viajo a Lisieux.
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