El ínclito intendente
Cien años atrás, el intendente Abelardo Cano llevaba
adelante el segundo gobierno radical de la ciudad de Azul, envuelto en
problemas internos del partido y “acechado” por los conservadores, pero logrando
una buena y honesta administración.
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Abelardo Cano Arciz nació en
España, en 1872. Sus padres fueron los españoles Manuel Cano y Josefa
Arciz. Cuando la familia decidió mudarse a
En 1890, Abelardo egresó como Maestro Normal e
inmediatamente comenzó a trabajar precisamente en el establecimiento donde se
había formado,
En 1892, junto a los hermanos José María y Eduardo
Guillermo Darhanpé, Arturo López Claro y Víctor Nigoul, entre otros, fue
fundador de
Construyendo un hogar
A muy temprana edad, Abelardo contrajo matrimonio con Carlota
Riobó (hija de Gumersindo Riobó y Carlota Chiclana), el día 14 de
diciembre de 1894. Tuvieron dos hijos: Carlota Josefa, que nació el 23 de
mayo de 1897, y Roberto Lucio, nacido el 21 de marzo de 1899.
Lamentablemente, a poco menos de un año del nacimiento
del segundo hijo del matrimonio, Carlota, de 26 años de edad, falleció. Apesadumbrado,
con la ayuda de su familia y puntualmente de su madre, Abelardo se ocupó
afanosamente de la crianza de sus dos pequeños hijos.
Buscando rearmar su vida, el 16 de febrero de 1903, en
segundas nupcias, Abelardo contrajo matrimonio con la azuleña Juana
Castex (nacida el 16 de junio de 1880; hija de los franceses Pedro
Castex y María Lacoste). La pareja tuvo siete hijos: Julio Jorge, Anatilde,
Alicia,
Matilde,
Herberto,
Haydée
y Adolfo.
Sin perjuicio de su legalidad o ilegalidad…
En la
disputa entre el gobernador José C. Crotto y el presidente Hipólito Yrigoyen, el
intendente radical azuleño José María Lier quedó en el medio y,
con la victoria yrigoyenista, el dirigente radical Gumersindo L. Cristobó se
vio sumamente fortalecido.
El
doctor Ángel Pintos impugnó las elecciones comunales del 14 de abril
de 1918. El reclamo llevado ante
Mientras
tanto, en noviembre de 1919, el Concejo Deliberante convocó a elecciones para
concejales. El intendente Lier declaró nula la convocatoria, pero las
elecciones se llevaron a cabo el 30 de noviembre. Los radicales obtuvieron
apenas 685 votos contra 127 de los socialistas y 9 en blanco. Apurando los
plazos legales, el cuerpo legislativo eligió al concejal Abelardo Cano como
intendente.
El
Poder Ejecutivo de
Finalmente,
Abelardo
Cano fue confirmado en su cargo por el Gobernador, “sin perjuicio de su legalidad o ilegalidad”, iniciando su gestión
el 12
de enero de 1920, constituyéndose así en el segundo intendente radical de
Azul.
El ínclito
Evidentemente
opositor, el periódico “
“Al
Señor Intendente Municipal. Don Abelardo Cano, el ínclito. Los vecinos del
Azul os piden que hagáis obras de bien, evitando las siguientes calamidades:
-
El
desastroso estado en que se encuentra
-
El
arreglo por idénticas razones, de la calle Burgos de Tucumán a Santa Fe.
-
El
amontonamiento de escombros en la calle y veredas como ocurre en Alsina y
Burgos, Alsina y Arenales, Alsina y Rauch, Mitre y 25 de Mayo.
-
El
abovedamiento de las calles que no están adoquinadas para evitar pantanos en
tiempos de lluvias.”.
Lamentablemente
para Cano, los tiempos tumultuosos de la política azuleña, donde los
conservadores estaban “al acecho” para recuperar el gobierno comunal, le
impidieron desarrollar muchas obras en beneficio de la comunidad tal como
hubiese querido.
Durante
su administración, las críticas no se detuvieron a pesar de todos los esfuerzos
que realizó. Una simpática crónica describía uno de los problemas más
acuciantes para los vecinos y la prensa: “Plaza Colón. Espectáculos de incultura.
Tenemos que llamar seriamente la atención de las autoridades municipales sobre
los repugnantes espectáculos que ofrecen las calles que circundan el más
céntrico de nuestros paseos:
No sabemos con qué fundamento, aquellas
calles han sido designadas para el apostadero obligado de los coches placeros
que en gran número se estacionan indistintamente en las cuatro cuadras
mencionadas, desde las primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche.
Con esa concurrencia de coches, parados
horas y horas -vale lo mismo para los asientos de las avenidas- estas están en
contacto con un verdadero pesebre, soportando los pestíferos olores que estos
emanan y bravíamente con los calores reinantes. Y es entre esas acariciadoras
brisas que las familias, señoras y señoritas, tienen que pasearse, haciéndolo a
veces con marcado disgusto y teniendo que apelar al pañuelo para no asfixiarse.
Si a esto se agrega el cuadro que
presentan esas calles cubiertas de excrementos de caballo y extendidas manchas
amarillentas de orines, se convendrá que nuestro más céntrico paseo ofrece un
espectáculo de incultura que hay que corregir inmediatamente.
A las condiciones en que se encuentra
El 25
de abril de 1920, fiesta de San Marcos Evangelista, se inauguró
el templo parroquial de Chillar. Entre los presentes se destacaban el por
entonces intendente Abelardo Cano y el recientemente desplazado José María
Lier. El mismo fue el último cruce público entre ambos personajes de la
política azuleña.
Si entre “correligionarios”
se pelean…
En la
esfera interna, la férrea conducción partidaria de Cristobó provocó la
disidencia y el alejamiento de muchísimos radicales, llevando al Partido a
tener, inclusive, dificultades al momento de conformar las listas para las
elecciones, que finalmente se llevaron a cabo el 28 de noviembre de 1920. Por
mérito de sus luchas intestinas, el radicalismo local perdió estrepitosamente.
En mayo
de 1921 renunció el gobernador José C. Crotto, lo cual pareció clarificar el
horizonte para la reorganización del radicalismo, no solo a nivel provincial,
sino también en el ámbito local.
El
periódico “El Ciudadano”, de lineamientos netamente radicales, pero
abiertamente enfrentado a Cristobó y al intendente Cano, en su edición del 1 de
septiembre de 1921 expresaba: “El
Comité Radical de
Como radicales de corazón, nos alegramos
muchísimo que se haya llegado a tal solución (…). Y así debe ser cuando se
trata ahora de realizar un acto democrático, a la luz meridiana, eligiendo las
autoridades del comité en plena asamblea y sin llevar nada consagrado en un
petit congreso de notables donde, salvo muy honrosas excepciones, los
congresales arrumaron al fuego sus sardinas.
Ahora bien, colocados en esta situación
de verdadera práctica cívica y radical por añadidura, lo que conviene es hacer
la mayor propaganda para la asamblea a verificarse, a fin de que cada
correligionario vaya allí y deposite su voto como una tradición de su voluntad
omnímoda. Y para esto no bastará citar a asamblea, sino que será necesario que
se abra previamente un registro de adherentes, con su correspondiente carnet,
para las cuestiones que afectan al radicalismo sean resueltas por los radicales
únicamente y no como ha sucedido ya, de que un buen porcentaje de elementos
extraños intervinieran en nuestras asambleas al solo objeto de ahondar las
disidencias existentes.
No hay que ocultar que a los
conservadores les interesa que el radicalismo viva dividido y que el centro
directivo lo lleve el diputado Cristobó, en atención a que su descrédito
político y su manera absorbente de tratar estas cosas se traducen siempre en
derrota ruinosa. Ahí estriba el secreto del triunfo de los conservadores,
aunque es justo decirlo, cuenta con poderosos elementos para ir a la lucha y
hacer buen papel. (…).
‘Dividir
para reinar’ ha sido y es la divisa del adversario, y así seguirá maniobrando
si no se toman las medidas del caso para que las asambleas radicales sean
eminentemente radicales y nada más”.
Nuevos aires…
El
presidente del Consejo Escolar, Dr. Luis Robín, encaminó en los
primeros años de la década del ’20 importantes proyectos que, aunque no
llegaron a concretarse, planteaban construir edificios propios para las
Escuelas Nº 13 y Nº 18, que estaban funcionando en casas alquiladas.
Los
comicios se celebraron el día de Navidad de 1921. Después de un tumultuoso
escrutinio en el Concejo Deliberante,
Aquél
día de verano, Abelardo Cano dejó el Palacio Comunal con un marcado desánimo.
Hubo factores externos que influyeron en la derrota del radicalismo, sin
embargo, la sensación mayoritaria en la comunidad indicaba que
inconscientemente su propio Partido había hecho hasta lo imposible para perder
la conducción de la comuna.
Cano
volvió a dictar clases en los colegios Normal y Nacional, aunque nunca se alejó
definitivamente de la política…
Su
correligionario y amigo, el diputado nacional Gumersindo L. Cristobó,
murió el 20 de febrero de 1925, marcándose un punto de quiebre en la política
local y fundamentalmente en
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