domingo, 26 de septiembre de 2021

El ínclito intendente

 El ínclito intendente

 

Cien años atrás, el intendente Abelardo Cano llevaba adelante el segundo gobierno radical de la ciudad de Azul, envuelto en problemas internos del partido y “acechado” por los conservadores, pero logrando una buena y honesta administración.

 

 Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

Abelardo Cano Arciz nació en España, en 1872. Sus padres fueron los españoles Manuel Cano y Josefa Arciz. Cuando la familia decidió mudarse a la Argentina, se radicaron en Chascomús, donde nacieron Julio Manuel, José y Manuel. Luego se trasladaron al Azul, donde nacerían: Adelaida (conocida como Adela), Ángela Julia y Luis.

En 1890, Abelardo egresó como Maestro Normal e inmediatamente comenzó a trabajar precisamente en el establecimiento donde se había formado, la Escuela Normal Nacional Mixta “Bernardino Rivadavia”. También supo desempeñarse como Bibliotecario de dicha institución. Un par de décadas después, Abelardo comenzaría a ejercer también como docente en el Colegio Nacional “Esteban Echeverría”, dictando clases de Historia y Geografía.

En 1892, junto a los hermanos José María y Eduardo Guillermo Darhanpé, Arturo López Claro y Víctor Nigoul, entre otros, fue fundador de la Biblioteca Popular del Azul (actualmente “Bartolomé J. Ronco”).

 

Construyendo un hogar

 

A muy temprana edad, Abelardo contrajo matrimonio con Carlota Riobó (hija de Gumersindo Riobó y Carlota Chiclana), el día 14 de diciembre de 1894. Tuvieron dos hijos: Carlota Josefa, que nació el 23 de mayo de 1897, y Roberto Lucio, nacido el 21 de marzo de 1899.

Lamentablemente, a poco menos de un año del nacimiento del segundo hijo del matrimonio, Carlota, de 26 años de edad, falleció. Apesadumbrado, con la ayuda de su familia y puntualmente de su madre, Abelardo se ocupó afanosamente de la crianza de sus dos pequeños hijos.

Buscando rearmar su vida, el 16 de febrero de 1903, en segundas nupcias, Abelardo contrajo matrimonio con la azuleña Juana Castex (nacida el 16 de junio de 1880; hija de los franceses Pedro Castex y María Lacoste). La pareja tuvo siete hijos: Julio Jorge, Anatilde, Alicia, Matilde, Herberto, Haydée y Adolfo.

 

Sin perjuicio de su legalidad o ilegalidad…

 

En la disputa entre el gobernador José C. Crotto y el presidente Hipólito Yrigoyen, el intendente radical azuleño José María Lier quedó en el medio y, con la victoria yrigoyenista, el dirigente radical Gumersindo L. Cristobó se vio sumamente fortalecido.

El doctor Ángel Pintos impugnó las elecciones comunales del 14 de abril de 1918. El reclamo llevado ante la Suprema Corte de Justicia provincial se basaba en que, según Pintos, se había convocado a elecciones para un solo distrito electoral, cuando Azul tenía dos, según los términos de la Constitución provincial de 1889 (Azul, como ciudad cabecera, y Cacharí como pueblo).

Mientras tanto, en noviembre de 1919, el Concejo Deliberante convocó a elecciones para concejales. El intendente Lier declaró nula la convocatoria, pero las elecciones se llevaron a cabo el 30 de noviembre. Los radicales obtuvieron apenas 685 votos contra 127 de los socialistas y 9 en blanco. Apurando los plazos legales, el cuerpo legislativo eligió al concejal Abelardo Cano como intendente.

El Poder Ejecutivo de la Provincia, encabezado por Crotto, frente a la crisis resolvió intervenir la comuna azuleña. El 31 de diciembre de 1919, por medio del Ministro de Gobierno, le ordenó a Lier entregar en su provisorio reemplazo el mando a su secretario Julio Lacoste, hasta que el Poder Ejecutivo nombrase “Comisionado”. Al mismo tiempo, se esperaba la decisión de la Corte sobre el planteo realizado por el Dr. Pintos.

Finalmente, Abelardo Cano fue confirmado en su cargo por el Gobernador, “sin perjuicio de su legalidad o ilegalidad”, iniciando su gestión el 12 de enero de 1920, constituyéndose así en el segundo intendente radical de Azul.

 

El ínclito

 

Evidentemente opositor, el periódico La Provincia, hizo una nota muy particular en la que enumera una serie de pedidos de obras para el nuevo Intendente:

Al Señor Intendente Municipal. Don Abelardo Cano, el ínclito. Los vecinos del Azul os piden que hagáis obras de bien, evitando las siguientes calamidades:

-          El desastroso estado en que se encuentra la Avenida Mitre de Burgos a 25 de Mayo. El tránsito de coche es imposible.

-          El arreglo por idénticas razones, de la calle Burgos de Tucumán a Santa Fe.

-          El amontonamiento de escombros en la calle y veredas como ocurre en Alsina y Burgos, Alsina y Arenales, Alsina y Rauch, Mitre y 25 de Mayo.

-          El abovedamiento de las calles que no están adoquinadas para evitar pantanos en tiempos de lluvias.”.

 

Lamentablemente para Cano, los tiempos tumultuosos de la política azuleña, donde los conservadores estaban “al acecho” para recuperar el gobierno comunal, le impidieron desarrollar muchas obras en beneficio de la comunidad tal como hubiese querido.

Durante su administración, las críticas no se detuvieron a pesar de todos los esfuerzos que realizó. Una simpática crónica describía uno de los problemas más acuciantes para los vecinos y la prensa: Plaza Colón. Espectáculos de incultura. Tenemos que llamar seriamente la atención de las autoridades municipales sobre los repugnantes espectáculos que ofrecen las calles que circundan el más céntrico de nuestros paseos: la Plaza Colón.

No sabemos con qué fundamento, aquellas calles han sido designadas para el apostadero obligado de los coches placeros que en gran número se estacionan indistintamente en las cuatro cuadras mencionadas, desde las primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche.

Con esa concurrencia de coches, parados horas y horas -vale lo mismo para los asientos de las avenidas- estas están en contacto con un verdadero pesebre, soportando los pestíferos olores que estos emanan y bravíamente con los calores reinantes. Y es entre esas acariciadoras brisas que las familias, señoras y señoritas, tienen que pasearse, haciéndolo a veces con marcado disgusto y teniendo que apelar al pañuelo para no asfixiarse.

Si a esto se agrega el cuadro que presentan esas calles cubiertas de excrementos de caballo y extendidas manchas amarillentas de orines, se convendrá que nuestro más céntrico paseo ofrece un espectáculo de incultura que hay que corregir inmediatamente.

A las condiciones en que se encuentra la Plaza Colón, por las causas apuntadas, hay que agregar la falta de luz desde que se han suprimido algunos focos del centro de la misma, lo que da margen a gente poco escrupulosa a cometer abusos que dejamos al bien entender de las autoridades, ya que concretarlos sería tan demasiado minucioso como poco discreto.”.

El 25 de abril de 1920, fiesta de San Marcos Evangelista, se inauguró el templo parroquial de Chillar. Entre los presentes se destacaban el por entonces intendente Abelardo Cano y el recientemente desplazado José María Lier. El mismo fue el último cruce público entre ambos personajes de la política azuleña.

            

Si entre “correligionarios” se pelean…

 

En la esfera interna, la férrea conducción partidaria de Cristobó provocó la disidencia y el alejamiento de muchísimos radicales, llevando al Partido a tener, inclusive, dificultades al momento de conformar las listas para las elecciones, que finalmente se llevaron a cabo el 28 de noviembre de 1920. Por mérito de sus luchas intestinas, el radicalismo local perdió estrepitosamente.

En mayo de 1921 renunció el gobernador José C. Crotto, lo cual pareció clarificar el horizonte para la reorganización del radicalismo, no solo a nivel provincial, sino también en el ámbito local.

El periódico “El Ciudadano”, de lineamientos netamente radicales, pero abiertamente enfrentado a Cristobó y al intendente Cano, en su edición del 1 de septiembre de 1921 expresaba: “El Comité Radical de la Provincia, como lo hemos dado a conocer en su oportunidad, ha resuelto reorganizar el Comité Radical de Azul, a cuyo efecto vendrán tres o cuatro miembros caracterizados de dicha entidad, a presenciar y dirigir el acto respectivo.

Como radicales de corazón, nos alegramos muchísimo que se haya llegado a tal solución (…). Y así debe ser cuando se trata ahora de realizar un acto democrático, a la luz meridiana, eligiendo las autoridades del comité en plena asamblea y sin llevar nada consagrado en un petit congreso de notables donde, salvo muy honrosas excepciones, los congresales arrumaron al fuego sus sardinas.

Ahora bien, colocados en esta situación de verdadera práctica cívica y radical por añadidura, lo que conviene es hacer la mayor propaganda para la asamblea a verificarse, a fin de que cada correligionario vaya allí y deposite su voto como una tradición de su voluntad omnímoda. Y para esto no bastará citar a asamblea, sino que será necesario que se abra previamente un registro de adherentes, con su correspondiente carnet, para las cuestiones que afectan al radicalismo sean resueltas por los radicales únicamente y no como ha sucedido ya, de que un buen porcentaje de elementos extraños intervinieran en nuestras asambleas al solo objeto de ahondar las disidencias existentes.

No hay que ocultar que a los conservadores les interesa que el radicalismo viva dividido y que el centro directivo lo lleve el diputado Cristobó, en atención a que su descrédito político y su manera absorbente de tratar estas cosas se traducen siempre en derrota ruinosa. Ahí estriba el secreto del triunfo de los conservadores, aunque es justo decirlo, cuenta con poderosos elementos para ir a la lucha y hacer buen papel. (…).

 ‘Dividir para reinar’ ha sido y es la divisa del adversario, y así seguirá maniobrando si no se toman las medidas del caso para que las asambleas radicales sean eminentemente radicales y nada más”.

 

Nuevos aires…

 

El presidente del Consejo Escolar, Dr. Luis Robín, encaminó en los primeros años de la década del ’20 importantes proyectos que, aunque no llegaron a concretarse, planteaban construir edificios propios para las Escuelas Nº 13 y Nº 18, que estaban funcionando en casas alquiladas.

La Juventud Radical, en sus candentes inicios contó con interesantes figuras como los hermanos Hipólito y Luis Pouyssegur, Vicente Porro, Félix Liceaga, entre otros, que aceptaban la conducción del Presidente del Partido, Cristobó. Sin embargo, la atención de los militantes comenzó a centrarse en un líder carismático y mucho menos conflictivo como lo era el Dr. Juan Prat, quien estaba destinado a marcar un nuevo rumbo en el radicalismo azuleño…

Los comicios se celebraron el día de Navidad de 1921. Después de un tumultuoso escrutinio en el Concejo Deliberante, la Unión Cívica Radical obtuvo cuatro concejales y los conservadores cinco. De esta manera, el Concejo quedó integrado por 10 conservadores y 8 radicales. El cuerpo legislativo, eligió al conservador Francisco Pourtalé como intendente, quien asumió el Ejecutivo el 1 de enero de 1922.

Aquél día de verano, Abelardo Cano dejó el Palacio Comunal con un marcado desánimo. Hubo factores externos que influyeron en la derrota del radicalismo, sin embargo, la sensación mayoritaria en la comunidad indicaba que inconscientemente su propio Partido había hecho hasta lo imposible para perder la conducción de la comuna.

Cano volvió a dictar clases en los colegios Normal y Nacional, aunque nunca se alejó definitivamente de la política…

Su correligionario y amigo, el diputado nacional Gumersindo L. Cristobó, murió el 20 de febrero de 1925, marcándose un punto de quiebre en la política local y fundamentalmente en la Unión Cívica Radical azuleña.

Abelardo Cano falleció el 11 de junio de 1932, en su domicilio en la Av. Mitre 779. En su sepelio, en el Cementerio Central, hicieron uso de la palabra el entonces intendente Dante Bernaudo, el Dr. Alfredo Prat, en representación de la Biblioteca Popular, y el Dr. Rafael Barrios, por la Escuela Normal y la Asociación de Maestros.




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