Don Ricardo
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Ricardo
Damián Elizagaray nació en Azul el 27 de septiembre de 1896.
Sus padres fueron Manuel Elizagaray (nacido en Santiago de Compostela, Galicia) y
la argentina, oriunda de Lobos, Alejandra Malmaceda. Tuvo al menos
nueve hermanos: Josefa Amelia, Manuel Gerónimo, Elena Antonia Bernabela, Antonio
Domingo, Julio Claudio, Rodolfo Inocencio, Jorge Fausto del Carmen,
María y Alejandro Ramón Esteban (uno de los fundadores
de “Azul Athletic Club”).
Sin
mayor educación formal que el ciclo primario, fue un gran autodidacta. Lector
sólido, encontró en el piano una herramienta para ganarse la vida, aunque
alguna vez confesaría que no le gustaba estudiar para ejecutarlo. Comenzó
tocando como acompañamiento de las películas mudas y formó parte de una
orquesta de tango con la cual hizo una gira por Latinoamérica, previo a haber
recorrido buena parte de la provincia de Buenos Aires.
El 23 de
febrero de 1924, en la Parroquia Santa María del Carmen de la ciudad de Necochea,
contrajo matrimonio con la necochense María Concepción Juliano (hija de
Gerónimo Juliano y María Serafino). La pareja se radicó en Azul, donde nacieron
sus dos hijos: Carlos Alberto (11 de abril de 1925) y María Susana (6 de abril
de 1926).
Al igual
que sus hermanas Elena (autora en 1938 de “La
verdad en el camino de la mentira”) y Josefa Amelia “Cofa”, ejerció en la Escuela
Normal como profesor de música desde 1926, año en el que también fundó
un Conservatorio.
De cuna
conservadora, desde joven se enroló en esa tendencia política, ocupando una
banca en el Concejo Deliberante de Azul durante los años 1933 y 1934.
Trabó
una estrecha amistad con el médico de la familia, Dr. Oscar Raúl Bidegain,
junto a quien, al producirse el surgimiento del peronismo, no vaciló en
incorporarse con su natural vehemencia al movimiento popular que, el 3 de
octubre de 1947, lo nombró delegado al Congreso General Constituyente de Buenos
Aires del Partido Peronista. En 1950 fue electo Diputado de la Provincia de
Buenos Aires (desempeñándose por dos años).
Pelota
a paleta
Desde
temprana edad se identificó con Azul Athletic Club, entidad de la
cual fue linesman a temprana edad y luego directivo en varias oportunidades,
ejerciendo la presidencia en 1933-34. Allí, en el seno de esa institución, los
representantes del club dueño de casa, del Club Hípico de Tandil y del Club
Atlético Ayacucho, fundaron, el 12 de octubre de 1934, la Federación
de Pelota a Paleta de la Provincia de Buenos Aires, organismo que le
dio un gran impulso, orgánicamente, al deporte vasco (el primer torneo
provincial lo obtuvo “Laurak Bat”, de
Bahía Blanca, con sus representantes Marcos Eizaguirre y Luis Betelú, que
derrotaron en la final en Azul a Fransinguez y Abadie, de Las Flores, por 40 a
39). Ricardo fue presidente de la Federación desde su fundación hasta 1955, en
que las autoridades surgidas del golpe militar de septiembre de ese año
intervinieron la entidad, que Elizagaray había trasladado por entonces a su
domicilio de la avenida 25 de Mayo Nº 741 y que la intervención restituyó al
edificio de Azul Athletic, siendo llevado luego el asiento a Mar del Plata en
julio de 1964.
Desde
1938 a 1942 y desde 1952 a 1955, Elizagaray fue vicepresidente de la Confederación
Argentina de Pelota. También tuvo una destacada actuación como
dirigente del tiro ciudadano, afición compartida también con el Dr. Bidegain.
Desde 1949 hasta 1955 presidió el Tiro Federal de Azul, integrado en
esa misma época la Junta Ejecutiva de la Federación Argentina de Tiro.
Dándole
una mano al “Paisano”
Alfredo
Miguelez, oriundo de Dionisia, partido de General
Alvarado, gracias a su talento y persistencia en la pelota a paleta se había
convertido en un jugador que día a día ganaba mayor renombre en los ámbitos
deportivos.
En los
sucesivos partidos que Alfredo jugó para el Club de La Dulce –donde se instaló
temporalmente al conocer a la que pronto se convertiría en su esposa, Carmen
Ortiz-, siempre estuvo bajo la atenta
mirada del azuleño Ricardo Elizagaray, presidente de la Federación de Pelota a
Paleta de la Provincia de Buenos Aires, quien no dudó en proponerle su
incorporación a Azul Athletic Club. Además, sabiendo que trabajaba moviéndose
de pueblo en pueblo y que estaba deseoso de “asentar cabeza” y formar una
familia, Elizagaray le propuso una serie de “contactos” para lograr un trabajo
en Obras Sanitarias de la Nación. Sin dudarlo demasiado, Alfredo emprendió un
nuevo rumbo que marcaría su vida y la del Club.
El
derrocamiento de Perón
Sus
actividades como dirigente deportivo a nivel nacional le permitieron establecer
muy amplias relaciones, inclusive a través de viajes al exterior. Sin embargo,
tras el golpe militar contra Perón -el 16 de septiembre de 1955-, su vida dio
un drástico giro. Perseguido por su filiación política y con temor a ser
encarcelado, se refugió algunas semanas en Villaguay, Entre Ríos, en la casa de
sus consuegros, Enrique Hoogen y Sara Miranda, padres de Noemí Juana, esposa de
su primogénito. Éste último, que como miembro del Ejército había defendido la
Casa de Gobierno durante el bombardeo del 16 de junio, fue vigilado por sus
superiores como “peligroso ideológico”
y después marginado de la fuerza. Por este motivo, en 1957, Ricardo, para
ayudar económicamente a su hijo y su familia, comenzó a trabajar como corredor
del té “Taragüi”.
Durante
los años ’60 se ocupó amorosamente de asistir a sus hermanas, Elena y “Cofa”,
que ya tenían una edad avanzada. Años más tarde, como su esposa se había ido a
vivir con su hija María Susana (casada con el azuleño oficial de Marina,
Alberto Moschini; padres de siete hijos), alquiló el que había sido el hogar
familiar.
En la
década del ’70, Ricardo pasó a vivir en Mar del Plata con su hijo (devenido en
abogado gracias a la ayuda de su padre y sus suegros), su nuera y sus cuatro
nietos, hasta que un grupo de la C.N.U. (Concentración Nacional Universitaria)
y la A.A.A. (Alianza Anticomunista Argentina), asesinaron a cuatro integrantes
de la familia, entre ellos su nieto mayor. La familia vivió momentos de zozobra
y desesperación ante el recrudecimiento de la persecución política. Hallaron
amparo en San Isidro…
Últimos
años
Apasionado
por la pelota a paleta (aunque como decía su hijo: “no era bueno, solo se defendía”), e hincha fanático de River
Plate, vivió sus últimos años rodeado del amor de sus hijos y nietos.
Ricardo
Damián Elizagaray falleció en San Isidro, a los 86 años de
edad, el 11 de agosto de 1982.
EL DATO:
12 de octubre de 1934.
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