Tiros y muerte en el Concejo Deliberante
El 26 de noviembre de 1906, durante una sesión legislativa, se produjo un
tiroteo en el recinto que concluyó con la trágica muerte del Presidente del
cuerpo, el reconocido y estimado vecino Eufemio Zavala y García. Por entonces
era comisionado de nuestra ciudad Carlos Vega Belgrano, nieto del creador de
nuestra Bandera.
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
El senador por
Santa Fe, Lisandro de la Torre, denunció en el Congreso una monumental
estafa contra el Estado como una de las consecuencias del pacto Roca-Runciman,
firmado dos años antes. Los ministros de Agricultura, Luis Duhau, y de
Hacienda, Federico Pinedo, se hicieron presentes en la sesión del 23 de
julio de 1935 para contestar los cargos ante los legisladores reunidos.
En un momento,
De la Torre abandonó su banca y se dirigió hacia la mesa donde estaban sentados
los dos ministros. Atacado por las contundentes palabras del Senador, Duhau le
dio un empujón que lo hizo caer de espaldas. Enzo Bordabehere se
dirigió hacia el sitio donde se hallaba su compañero de banca. En ese instante de
confusión, detrás de Bordabehere apareció el ex comisario Ramón Valdés Cora -hombre
de confianza de Duhau; “matón a sueldo” según otros-, revólver en mano,
disparando varias veces. Varios fueron heridos, inclusive el propio Duhau, sin
embargo, Bordabehere recibió tres impactos fatales.
El legislador
falleció pasadas las 17 horas en el Hospital “Ramos Mejía”. Su homicida fue
condenado a 20 años de cárcel, pero fue indultado en 1953. La investigación se
convirtió en uno de tantos expedientes “durmientes”. Los ministros fueron
reemplazados unos meses después y… todo siguió su curso.
Aquella
tragedia de politiquería, matones, tiros y muerte había tenido un antecedente ni
más ni menos que en el Azul de principios de siglo…
Casi calcado
en el Azul…
En enero de 1905, el Dr.
Ángel Pintos fue electo intendente de Azul por el “Comité Popular” -de
extracción mitrista-. Aquellos conflictos que siempre habían estado latentes
durante la administración de Federico Urioste -quien con su
carácter conciliador había logrado en algunos momentos apaciguar los ánimos-,
se desencadenaron cuando los férreos opositores decidieron solicitar la
impugnación de las elecciones ante la Justicia del Crimen.
El Juez de Paz dictó una rápida
sentencia que no fue acatada por el flamante Intendente, quien en agosto fue
injustamente detenido y “conducido preso
por las calles”, pretendiendo menospreciar y vapulear su imagen pública.
Finalmente, el 14 de octubre de
aquél año, Pintos renunció a su cargo asumiendo interinamente como intendente Eufemio
Zavala y García (que había sido elegido presidente del Concejo
Deliberante). Pero la situación continuó deteriorándose hasta que el 24 de
junio de 1906 se llamó nuevamente a elecciones, ganadas una vez más por el
afamado médico.
Tras numerosas idas y vueltas judiciales, se designó a Manuel Aztiria como intendente y a Eufemio Zavala y García como presidente del Concejo Deliberante. Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires anuló las elecciones y el Ejecutivo culminó designando como comisionado de Azul a Carlos Vega Belgrano.
Repercusión en la prensa
En su
edición del jueves 22 de noviembre de 1906, el periódico “El Imparcial” informaba:
“DR. CARLOS VEGA
BELGRANO. COMISIONADO MUNICIPAL.- El P.E. ha designado comisionado especial
para constituir la municipalidad azuleña, al doctor Carlos Vega Belgrano.
La designación ha causado excelente impresión en el
vecindario, pues el Dr. Belgrano es y ha sido siempre persona grata para el
Azul, que lo cuenta entre uno de sus mejores amigos.
El doctor Vega Belgrano llegará hoy en el tren de las
2:10 de la tarde, y será recibido en la estación por un nutrido grupo de
vecinos.
Trae como secretario al Sr. De Cucco, de la redacción de
“El Día” de la Plata.
Anticipámosle nuestra cordial bienvenida.”
Al día siguiente, el mismo
periódico comunicaba:
“LLEGADA DEL COMISIONADO.- Llegó ayer en el tren de
la tarde el comisionado del poder ejecutivo para presidir la constitución de la
municipalidad, Dr. Carlos Vega Belgrano.
El Dr. Vega Belgrano fue recibido en la estación por gran
número de personas de espectabilidad.
De la estación el distinguido viajero se trasladó a la
municipalidad, donde fue muy visitado durante toda la tarde.
Ayer produjo el comisionado su primer acto oficial, y
declaró que su propósito es terminar cuanto antes la misión que lo ha traído al
Azul.
Escritas las procedentes líneas, se nos remite para su
publicación, por orden del señor comisionado especial D. Carlos Vega Belgrano,
la siguiente convocatoria para la constitución de la municipalidad, que
insertamos en lugar preferente:
El que suscribe, comisionado del P.E. en el partido del
Azul, nombrado por decreto de fecha 21 del corriente, a los efectos de
constituir la municipalidad conforme lo dispone el fallo de la Suprema Corte de
Justicia, convoca a una reunión que se celebrará con ese objeto en el local de
la municipalidad, el día 26 del corriente a las 3 de la tarde, a los siguientes
municipales electos: Titulares: señores Eufemio Zavala y García, Bernardo
Guiraut, Manuel Aztiria, Luis Saint Germes, Gumersindo L. Cristobó, Ángel G.
Toscano, José Magdaleno (hijo), Pacomio F. Ávila e Hipólito V. Dhers, y al
municipal don José Vidal, que continúa en ejercicio. Suplentes: señores Martín
Alves, Bernardo Domecq, Pedro C. de Altamira y Luis J. Cornille –Azul, 22 de
noviembre de 1906- Carlos Vega Belgrano. (…).”.
El día funesto
El 26 de noviembre se realizó una nueva sesión en el recinto del Concejo Deliberante, en el
primer piso del Palacio Municipal, la cual tomó un rumbo insospechado y
dramático.
Tal como lo había establecido el
comisionado Vega Belgrano, a las 15 horas, comenzaron a reunirse los
municipales convocados para constituir la municipalidad de acuerdo a lo
establecido por la Suprema Corte de Justicia bonaerense. Uno a uno arribaron
los concejales y numerosos vecinos.
Cuando el recinto estaba colmado
y apenas se habían iniciado las formalidades, sin ningún fundamento salvo un
absurdo entredicho, uno de los presentes -identificado con “la barra” opositora
ligada a los hermanos Manuel y Evaristo Toscano- comenzó a disparar con un arma
de fuego a mansalva.
Un confuso griterío, corridas y balazos por
doquier configuraron una escena que dejó perplejo al comisionado Carlos
Vega Belgrano. Enmudecido, apenas atinó a socorrer a Paulino
Rodríguez Ocón, quien cayó a su lado herido en una pierna.
Más allá también fueron heridos Gumersindo L.
Cristobó, Juan Bosch y Luis Cornille.
Cuando los ánimos se calmaron, abatidos sobre
amplios charcos de sangre se hallaban los cuerpos sin vida de Miguel “Marota” Biggi (quien inició los disturbios) y
el presidente del Concejo, Zavala y García.
La policía, que arribó “tarde”,
se llevó a varios detenidos…
Los restos del Presidente del
Concejo Deliberante fueron inhumados en el Cementerio local, donde descansan en
un nicho cuyo epitafio reza:
“Eufemio Zavala y García.
Q.E.P.D.
Fue víctima en el cumplimiento de
su deber el 26 de noviembre de 1906 a la edad de 76 años.
Su esposa e hijos le dedican este
recuerdo.”
La muerte del concejal sirvió
para tapar que en las arcas municipales apenas se registraban $200 m/n. Faltaba
dinero, faltaba honor. Sobraban muertes…
Desde entonces, el gobernador
bonaerense, Marcelino Ugarte, quien de por sí era adicto a controlar
férreamente el poder a través de cualquier estrategia “caudillista”, iniciaría
un período signado por el sucesivo nombramiento de comisionados para Azul.
Días después de los hechos, el comisario Luis Aldaz fue convocado
otra vez para reemplazar al comisario Páez y reimplantar el orden en la ciudad.
El tema no era materia de un solo hombre, sin embargo, realmente él tenía muy
claro el camino a seguir. Y así lo entendía la gente, por eso, literalmente, “…el pueblo lo recibió en las calles con
flores, simpatías y aplausos…”.
Aquellos que habían sido detenidos por la policía fueron liberados lenta y
sucesivamente.
¿Los culpables de siempre?
El domingo 16 de
diciembre de 1906, el periódico “El Imparcial” brindaba los detalles
de lo que había acontecido en el Senado de la Provincia de Buenos Aires. La
crónica era prácticamente el punto final de los trágicos sucesos acaecidos en
el recinto del Concejo Deliberante de Azul:
“LA INTERPELACIÓN
EN EL SENADO- CARGOS COMPROBADOS.- Como lo anticipamos ayer, en nuestra
sección telegráfica, el ministro de gobierno Dr. Carranza contestó anteayer en
el senado platense la interpelación del senador Sojo sobre los sucesos
sangrientos del Azul.
Publicamos a continuación las palabras pronunciadas por
el ministro, no sin observar que han quedado plenamente comprobadas las
denuncias hechas por éste diario contra la policía.
El ministro, a propósito de los sucesos que motivaron la
interpelación, ha hecho además algunas declaraciones interesantes, que merecen
consignarse.
He aquí la crónica de la interpelación.
Antecedentes de los sucesos:
El ministro dice que, después de la satisfacción general
causada por haberse llevado a cabo en perfecto orden y calma las elecciones de
municipalidades en noventa y tres partidos de la provincia, su pueblo y su
gobierno habían sido ingratamente impresionados por la regresión a épocas
luctuosas que importan los hechos sangrientos del Azul, que son del dominio
público. Historió luego los antecedentes relativos a la elección del Azul, a la
constitución de las dos municipalidades y a su declaración de nulidad efectuada
por la suprema corte de justicia.
Entonces el P. E., agregó, deseoso de restituir a aquella
comuna su régimen municipal y de demostrar la alta imparcialidad que inspiran
sus actos en lo tocante a la organización de las autoridades comunales designó
al señor Vega Belgrano para que promoviese la reorganización de la
municipalidad de aquella comuna.
Dio cuenta el ministro, a continuación, de las
instrucciones dadas al comisionado señor Vega Belgrano y de los actos
realizados por éste para cumplir su misión, leyendo con tal propósito los
respectivos documentos oficiales y el informe de dicho comisionado.
La policía:
En este informe consta que el comisionado le indicó con
anticipación al comisario señor Páez, que era conveniente establecer vigilancia
policial en las proximidades de la casa municipal y en la barra del salón de
sesiones y que el comisario Páez manifestó que no había a su juicio, ninguna
necesidad de tomar tal medida, con lo que el comisionado, entendiendo que
carecía de autoridad para disponer de la policía, no insistió en ordenar la
referida vigilancia.
Narró el ministro los hechos acaecidos, apoyándose en los
informes recogidos y en las constancias de una conferencia telegráfica que esa
misma tarde tuvo el gobernador de la provincia con el comisario Páez, de la que
dio lectura íntegra, e informó de las diversas medidas tomadas en seguida por
el ministerio y la repartición policial de las cuales fue la suspensión del
comisario Páez y de todo el personal
de aquella comisaría.
Se comprueba la culpabilidad de la policía:
Dijo luego el ministro que el sumario administrativo
había puesto de relieve que en realidad había negligencia e imprevisión en el
comisario Páez, por lo que el poder ejecutivo lo había suspendido y tomaría las
medidas del caso tan pronto como quedase terminado el respectivo sumario
judicial y que no había tomado otra actitud con este funcionario, en atención a
sus largos y meritorios servicios.
La conducta del comisionado:
En cuanto al comisionado señor Vega Belgrano, éste ha
cumplido satisfactoriamente con su deber.
Habla el senador interpelante:
El senador señor Sojo, autor de la interpelación, se dio
por satisfecho con las explicaciones del ministro. Dice que resultaba
comprobada una de las informaciones que motivaron la interpelación referida, es
decir, la referente a la negligencia de la policía, puesto que, no obstante ser público y notorio el
largo pleito de rencores existentes entre los miembros de la municipalidad y no
obstante haberse recabado tales medidas por el comisionado, la policía local no
adoptó las que hubieran podido evitar aquellos luctuosos sucesos. Habló luego
de los reaccionarios poderes de las policías locales, de la frecuente
tergiversación de sumarios, de los servicios que con frecuencia ha prestado a
las situaciones ilegales de las localidades, convirtiéndolas en situaciones de
fuerza; de las persecuciones que han llevado a cabo contra los corresponsales
de los grandes diarios que prestan relevantes servicios a las localidades y a
la cultura y progreso del país. Dijo el Dr. Sojo que esta interpelación tenía
doble alcance, puesto que ella marcaría definitivamente que el senado, que los
poderes públicos, quieren que la policía regresiva desaparezca definitivamente
del territorio de la provincia, para dar lugar a la institución guardadora del
orden, respetuosa de las garantías individuales, y previsora.
Homenaje a la justicia:
Terminó el Dr. Sojo, manifestando su satisfacción por la
forma enérgica, serena e imparcial en que en este desgraciado asunto ha
intervenido la justicia encarnada en uno de los más dignos representantes, el
juez doctor González Roura.
Dignos propósitos:
Contestó el ministro doctor Carranza que los más
ardientes propósitos del P.E. eran precisamente que la policía cumpliese con
tan altos deberes, que no estuviera al servicio de los caudillos locales, que
se constituyesen legalmente las autoridades comunales en todos los distritos
con independencia y legalidad y que el régimen municipal fuera una verdad en
todo el territorio de la provincia.
Estas declaraciones
fueron recibidas con grandes aplausos en el recinto y en la numerosa barra.”.
Dejando atrás la ciudad…
El periódico “El Imparcial”, el viernes 28 de diciembre de 1906, daba la noticia de la renuncia del comisionado Carlos Vega Belgrano y su alejamiento de la ciudad. Jugando a ser ingenuo, el periódico se manifestaba desconocedor de las razones que lo motivaron a renunciar. Sin embargo, después de lo acontecido en noviembre, a pocos días de su arribo a la ciudad, el alejamiento era más que entendible. “Sin arte ni parte”, el nieto del general Manuel Belgrano había vivido en carne propia uno de los episodios más violentos de la historia del Azul.
Que locura ....nunca la había escuchado
ResponderEliminar¡Exelente artículo! Lo había escuchado por los pasillos de la casa radical y algún libro en la biblioteca karachoff. Mucho más claro. Un abrazo Eduardo, tu trabajo es un mérito enorme para la memoria colectiva de la ciudad.
ResponderEliminarGracias Simón!!!! Abrazo!!!
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