Amado Diab: legítimo símbolo de pueblo
Por Eduardo Agüero
Mielhuerry
Amado
Diab nació el 22 de enero de 1920. Sus padres,
procedentes de Beirut, capital del Líbano, se habían radicado poco antes en
Azul. Amado tuvo diez hermanos: Juan, Azíz (Elías), José, Miguel, Jaled
(“Geli”), Marcelo, Ada, Halim, Antonio y Emma (quien murió siendo muy
pequeñita).
Cursó
sus estudios primarios en la Escuela N° 2 y los secundarios en el
Colegio
Nacional “Esteban Echeverría”.
Al
no ser sencilla la realidad económica y teniendo la necesidad de generar otro
ingreso monetario que ayude a sostener al grupo familiar, Amado optó por comenzar
a trabajar en un estudio contable de la mano de su amigo Nicolás Néder Vivot. En
la Organización
Técnica Vivot construyó una intachable trayectoria de 25 años, siendo
Técnico en Réditos y gozando así de una gran confianza en una función de tanta
responsabilidad.
Desde
pequeño, Amado se había forjado en la lucha misma de los hogares humildes, pero
ricos en formación moral, sumido en el sentimiento más profundo de hermandad y
fraternidad, reuniendo una a una todas las virtudes de un hombre de pueblo, de
un amigo afable, cordial, generoso…
Albergando los sueños de un trabajador
Siendo
un adolescente, pero con sólidos principios republicanos y una profunda fe
democrática, Amado Diab comenzó a participar en la vida política de la
comunidad abrazando con fervor los ideales de la Unión Cívica Radical.
Los años
’40 trajeron un sinfín de cambios estructurales, dando un vuelco drástico hacia
una nueva concepción socioeconómica que devino en la elección del Coronel
Juan Domingo Perón como presidente de la República Argentina. Las
reformas suscitadas fueron sumamente profundas, despertando tantas pasiones
como odios exacerbados. Y así, lamentablemente la historia argentina comenzó a
oscilar en un juego peligroso, que hallará su más duras repercusiones en los
años ’70.
Por
aquél entonces, en 1955, la “Revolución Libertadora” intentó
cambiar el rumbo del país derrocando al Presidente. Peor aún, trató de
aniquilar todo lo referido al peronismo. Sin embargo, la historia terminó
demostrando que el nuevo Partido político había llegado para quedarse.
Empero,
el accionar de los golpistas no tendría efectos exclusivos sobre el Partido
Peronista. Por el contrario, todo el arco político de la época se vio inmerso
en una sucesión de cambios drásticos, quiebres y alianzas por doquier. La Unión Cívica
Radical, por su parte, se fragmentó en U.C.R.
Intransigente y U.C.R. del Pueblo, intentando
ofrecer una alternativa de gobierno que restableciera el orden constitucional.
Sin embargo, la tarea no fue sencilla. Por un lado, el Peronismo se constituía
en la fuerza con mayor caudal electoral, pero si para triunfar se pactaba con
ellos (“los proscriptos”), los militares hacían su entrada en escena, actuando
como árbitros. Por el contrario, si no se pactaba con el Peronismo, el poder
resultaba endeble y los “árbitros” volvían a intervenir.
Así se
planteaba el gran dilema argentino, problema que no halló solución en lo
inmediato.
En pleno
clima de futuras elecciones la proscripción del peronismo molestaba a muchos de
los partidarios de la ciudad, quienes intentaban reorganizar y afirmar el
funcionamiento del aparato peronista. Sin embargo, las alternativas locales
para elegir a un nuevo Intendente giraban en torno a dos destacados vecinos del
radicalismo. Por un lado, Amado Diab se candidateó por la Unión
Cívica Radical Intransigente, mientras que el Dr. Alfredo Prat se
presentó como candidato por la Unión Cívica Radical del Pueblo.
Un Municipio de puertas abiertas
Las
urnas dieron su veredicto consagrando como presidente de la República al Dr. Arturo
Frondizi, gobernador bonaerense al Dr. Oscar Eduardo Alende e
intendente de Azul a Amado Diab. Por su parte, el Dr. Palmiro
Bartolomé Bogliano -azuleño por adopción-, fue electo Diputado Nacional
por la provincia de Buenos Aires. Los cuatro pertenecían a la Unión
Cívica Radical Intransigente.
En
los comicios que se desarrollaron el 23 de febrero de 1958 se produjo
algo por entonces inusual para nuestra localidad, ya que se presentaron un
total de trece candidatos para ejercer la conducción de la Municipalidad. Sin
embargo, como en muchas oportunidades se produjo, la elección culminó
polarizándose. Amado Diab obtuvo 12.258 sufragios, mientras que su
inmediato competidor, el Dr. Prat se alzó con 9.310.
El tercer puesto fue ocupado por el candidato del Partido Conservador de la
Provincia que recibió 1.411 votos, seguido por el Partido Conservador que
obtuvo tan sólo 775 sufragios. Los nueve candidatos restantes obtuvieron menos
de 600
votos, cifra la cual se correspondió con los votos en blanco que se
contabilizaron.
Los
resultados fueron contundentes en toda la Argentina. La UCRI obtuvo la mayoría
en ambas Cámaras del Congreso de la Nación y el total de los gobiernos
provinciales. Como consideraron muchos militares -y varios sectores de la UCR
del Pueblo-, “Frondizi había manipulado
la proscripción de los peronistas en contra de la Revolución Libertadora”. Los
militares aguardaron al acecho…
El
comisionado de Azul, Pedro Luis Gregorio Ramírez Drake,
que había sido designado por el gobierno de facto bonaerense, se expresó
ampliamente satisfecho de retornarle la conducción de la ciudad a un Intendente
elegido por el pueblo. El saliente Comisionado invitó a toda la comunidad a
participar del acto de traspaso de mando, al que consideraba un suceso
trascendente.
Amado
Diab asumió como Intendente Municipal del Azul el 1 de mayo de 1958.
Azul comenzó a vivir una interesante
etapa de progreso. Uno de los pasos más trascendentes que diera
nuestra ciudad se concretó el 28 de noviembre de 1959. Ese día se inauguró la
Súper Usina de corriente alterna de la Cooperativa Eléctrica de Azul Limitada,
dejando atrás la corriente continua, gracias al drástico respaldo prestado por
Diab a los impulsores de éste cambio que finalmente provocó mejoras no sólo en
la calidad de vida de los vecinos, sino que también allanó el camino para la futura radicación de fábricas, las
que serán el principal motor en las décadas venideras. En lo inmediato, el 9 de abril de 1960 entró en funcionamiento I.P.A., Industria
Papelera Azuleña, empresa que se constituirá en todo un ícono local,
principalmente por lo que será su lucha para subsistir después de cincuenta
años de labor.
Las
gestiones de Diab lo llevaron a sumar colaboradores de diversos sectores de la
comunidad, entre ellos, el Club Alumni Azuleño que realizó su Primera Exposición Industrial y Comercial,
promovida por don Francisco Toscano.
Asimismo,
Diab impulsó con gran interés el desarrollo turístico de la ciudad, poniendo en
valor muchos de los espacios públicos significativos del “pago chico”; el
Parque Municipal, el Balneario y varias plazas fueron objeto de múltiples
arreglos y reformas que redundaron en beneficios para los turistas y los mismos
azuleños. En esta misma dirección, se
realizó la primera Conferencia de Promoción Turística y se comenzaron a construir
las primeras galerías comerciales, inaugurándose en 1962 la Galería
Alsina y poco después la Galería Piazza.
Más allá de su función religiosa y espiritual, en
1959 se inauguró el Monasterio Cisterciense Nuestra
Señora de los Ángeles, destinado a convertirse en un atractivo
turístico de la zona serrana de Azul. Allí se conjugaron múltiples factores que
pronto se constituyeron en un polo de atracción para diversas actividades que a
través de los años tendrán diferentes estrategias para captar a los visitantes.
Creada a partir de la iniciativa del Dr. Juan
Antonio Miranda y con el respaldo de la Municipalidad, inició sus actividades
educativas la Escuela de Visitadoras Sanitarias de Azul.
En el ámbito de la salud, Diab se
interesó en incrementar sustancialmente el presupuesto del Hospital Municipal “Dr. Ángel
Pintos”, buscando alcanzar una maximización en la utilización de los
recursos. En este punto, vale marcar una anécdota sencilla que pinta con total
claridad la concepción que Amado tenía de su función al frente del Municipio. A
la hora de hacer ajustes económicos, Diab sacó de circulación el vehículo
oficial que hasta entonces habían utilizado los Jefes Comunales, al que dejó
sobre cuatro tacos, pues lo consideraba innecesario, sobre todo porque prefería
que las cubiertas del coche y el combustible se utilicen en las ambulancias
municipales. Además, como pocos, gustaba de largas caminatas que lo acercaban a
los vecinos con los que se detenía a conversar y al mismo tiempo a escuchar sus
inquietudes. Un ejemplo a
cada paso…
Trabajando codo a codo
Durante la administración de Diab, el Dr. Palmiro
Bartolomé Bogliano se constituyó en un punto de influencia sustancial
en cuanto a la concreción de todo tipo de proyectos para nuestra localidad.
Una de
las obras más trascendentes fue la realización de la red cloacal, a lo que
siguió la pavimentación de 57 cuadras. Lo más importante es remarcar que,
gracias al trabajo mancomunado entre el Intendente y el Diputado, ambas obras
fueron subvencionadas por la provincia de Buenos Aires, lo que significó que no
tuvieron ningún costo para los vecinos.
Asimismo,
logrando afianzar la hermandad de las localidades, y concretando un viejo
anhelo, el Dr. Bogliano respaldó fervientemente a la Comisión Pro Ruta Provincial N° 60 entre Azul y Rauch. Los antecedentes en este sentido eran altamente positivos, pues
alcanzaba con ver el grado de integración logrado con la habilitación de las
rutas pavimentadas a Saladillo, Olavarría y Tandil, teniendo a Azul como punto
medio e impulsor.
Por otra
parte, en la misma época se reactivó la creación de los nuevos juzgados en lo
Civil y Penal, que estaban determinados por Ley, pero habían quedado en el
olvido.
Cuatro leyes de especial significación para Azul,
sancionadas por el Congreso y promulgadas por el Poder Ejecutivo,
lamentablemente no fueron llevadas a la práctica. Esas leyes fueron: la 15.708
(1960), destinando 25 millones de pesos para construir un Hotel de Turismo en el Balneario
Municipal; la 15.887 (1961) destinando 16 millones de pesos para
construir e instalar la Casa del Niño en el terreno
propiedad de la Sociedad Protectora de Niños; la 16.072 (1961) asignando 20
millones de pesos para ampliar el edificio de la Escuela Normal Mixta “Bernardino
Rivadavia”; y la 16.101 (1961) autorizando la inversión de hasta
500.000 pesos para erigir un monumento a Domingo F. Sarmiento en
el Parque Municipal.
Continuando por el prodigioso camino trazado por su
pluma poética, María Aléx Urrutia Artieda presentó en 1958 su libro “Cantos”, constituyéndose en otra pieza dilecta de la literatura local.
Afirmando
el acervo cultural azuleño, el 11 de julio de 1959 se inauguró la sede de la Biblioteca
Pública “Monseñor Cáneva”, institución desde la cual se gestarán
numerosas investigaciones –históricas principalmente- que contribuirán al
conocimiento local y bonaerense.
En el ámbito educacional, se habilitaron dos
importantes centros de enseñanza, merced al accionar legislativo del Dr.
Palmiro B. Bogliano y un vasto sector de comunidad encabezado por el
Intendente. Por un lado, la Escuela Nacional de Bellas Artes
(denominada años más tarde como “Luciano Fortabat”), segunda en su
modalidad en el país, fue creada por Decreto Nº 5964/59 del 14 de Mayo de
1959, dando inicio a sus actividades educacionales el 22 de junio de ese mismo
año.
Por otra parte, en febrero de 1960, a través de la
Ley 14.962 se crearon los Cursos del Profesorado Anexos a la Escuela
Normal Mixta “Bernardino Rivadavia”, y el 5 de mayo se
iniciaron las clases de los Profesorado en Matemática y Cosmografía, Física,
Geografía, Historia, Castellano y Literatura, y Filosofía y Pedagogía. En la
década del ’90, los otrora cursos anexos se convirtieron en el Instituto Superior de Formación
Docente y Técnica N° 156 “Dr. Palmiro B. Bogliano”, bajo la órbita provincial.
En octubre de 1960, Justa Gallardo de Salazar
Pringles, aquella misma mujer que en su juventud, a comienzos del
siglo, arengó al pueblo defendiendo el nombre de Azul cuando algunos pretendían
cambiarlo por el de General Ignacio Rivas, fue designada Académica de Número de
la Academia Nacional de la Historia ante la que desarrolló su tesis: “Presencia
de la mujer en el proceso histórico social argentino”.
Obras para el pueblo…
Entre las tantas innovaciones que impulsó Diab con
su particular estilo de conducción, les brindó un especial reconocimiento a las
Comisiones
Vecinales -sin distinciones partidarias-, con las cuales trabajó
arduamente para solucionar diversas problemáticas barriales. Asimismo, propició
la construcción de múltiples viviendas en Villa Fidelidad; por su parte,
iniciando una nueva etapa local, se inauguró el Edificio Gianotti (1961),
siendo la primera propiedad horizontal de Azul.
Dentro de los tantos cambios que
vivió nuestra ciudad, una de las obras más destacadas fue la construcción del Nuevo
Mercado Municipal (25 de Mayo y San Martín). Por la misma época, el 19
de diciembre de 1961, entró en funcionamiento el equipo Siemens de Comunicación
Interurbana con el cual ENTel comenzó en Azul a desarrollar las
comunicaciones a través de equipos telefónicos de telediscado, teniendo, en esa
primera etapa, un total de mil novecientos sesenta abonados al sistema.
El Intendente siempre se preocupó por
los trabajadores y los más desamparados. Cuando las arcas municipales no lo
permitían, de su propio peculio solventó las necesidades de aquellos que
recurrían a él. E inclusive, más de una vez, “buscó la vuelta” para que la
firma comercial Diab Hermanos, de la
que era asesor y consejero, hiciera el desembolso requerido.
Proscripto
luego del golpe del ´55, el peronismo trató de amortizar aquel violento embate
y volvió a presentar candidatos para las elecciones convocadas por el Ejecutivo
Nacional para el 18 de marzo de 1962. Aquí en Azul, Juan Carlos Pourtalé asumió
la responsabilidad de recuperar para su Partido la conducción del Palacio
Comunal. Sin embargo, no sería tarea sencilla y el resultado final fue el menos
pensado.
El
presidente de la República, Arturo Frondizi, como tantos otros, confiaba en que
el peronismo no iba a contar con el apoyo suficiente del pueblo para retornar
al poder, pero, para su desgracia, se equivocó.
El
peronismo, que se encolumnó detrás de la Unión Popular, obtuvo la victoria en
casi todo el país, demostrando que a pesar de los pronósticos, aún conservaba
su fuerza y caudal electoral.
En
nuestra ciudad, aunque con un escaso margen de ventaja, Juan Carlos Pourtalé
obtuvo 7.776 votos, mientras que el radical Juan Iturralde alcanzó
6.450 sufragios.
Los
militares, que se habían mantenido al acecho durante todo el mandato de Arturo
Frondizi, reiniciaron una seguidilla de presiones. El Presidente intentó
resistirse, sin embargo, el 29 de marzo de 1962 fue derrocado.
En
nuestra ciudad se vivía el descontento de los peronistas y la preocupación del
Intendente por su sucesor. En este punto es importante aclarar que algunos
consideran que desde aquél día de marzo, hasta la firma del Acta de traspaso de
mando, Amado Diab se convirtió en Comisionado Municipal, sin embargo,
ninguna documentación avala tal afirmación.
Amado Diab completó su mandato de cuatro años no obstante el golpe de
Estado que había derrocado al Dr. Frondizi. Una hábil maniobra civil, concebida
por Julio
Oyhanarte –miembro de la Corte Suprema de Justicia- impidió que los
militares asumieran el gobierno, pues mientras el Dr. José María Guido,
presidente del Senado, juraba en el recinto del alto tribunal, por “ausentismo”
de Frondizi, el general Raúl Alejandro Poggi, se preparaba infructuosamente,
para ocupar el sillón de Rivadavia en la Casa Rosada.
Ante
la crisis militar que enfrentó a los sectores “Azules” y “Colorados”, la
Guarnición del Ejército Azul tomó partido por el último y se movilizó al Gran
Buenos Aires con todos sus efectivos para participar de las acciones,
viviéndose aquí horas de incertidumbre. Tiempo después nuestras fuerzas
derrotadas volvieron a los cuarteles.
El
Interventor Federal de la provincia de Buenos Aires, Roberto Etchepareborda,
designó como Comisionado del Partido de Azul al Dr. Enrique Carlos Squirru.
En un sencillo acto el señor Amado Diab le entregó el poder a Squirru el 3 de
mayo de 1962, notándose en el primero y en otros concurrentes la
preocupación por el futuro de la comuna y del país.
En su
discurso de despedida, recordando que en su mensaje de asunción al cargo había
dicho que gobernaría con todos y para todos, Diab subrayó: “Me retiro con la satisfacción de
haberlo cumplido y por ello hago público que todos los aciertos son de mis convecinos
y los yerros son míos. En mi descargo les manifiesto que he puesto toda mi
voluntad e inteligencia para que esos yerros no ocurrieran”.
Tres amores y un único patrimonio
Desde
muy joven, y a pesar de no haber tenido más títulos que los mismos que le
otorgó la ciudad con su afecto, tuvo una especial inclinación por la escritura.
Durante más de veinte años, bajo el seudónimo “Indio Cautivo”, fue
columnista de “El Tiempo”, donde escribía sobre deportes principalmente y
temas de carácter general, inclinándose muchas veces por cuestiones
comunitarias.
Autoproclamado
-con la humildad que lo caracterizaba- “recitador”, era un gran enamorado
de la literatura gauchesca, distinguiéndose por el empleo acertado de las más
diversas metáforas y neologismos. Sin dudas, Martín Fierro era su obra de
cabecera.
Siendo
un gran deportista, su tercera pasión lo llevó a convertirse en socio fundador
del Club
Atlético Vélez Sarsfield. Durante muchos años fue dirigente de la
entidad velezana, desde la cual pudo desarrollar su vocación por la actividad
deportiva y futbolera en la que no había rivales sino amigos. Asimismo, fue linesman oficial en la Liga
de Futbol, de la cual, además, fue miembro suplente de su Consejo.
Con
su particular estilo, Amado Diab siempre afirmó “Tengo un solo patrimonio: decir
lo que siento”. Y así lo hizo siempre sin faltar jamás a la verdad.
Más allá de la
función pública
Antes y después de haber sido Intendente de Azul, Amado tuvo un sinfín de inquietudes que lo llevaron a participar en diversos ámbitos de la comunidad, destacándose siempre por su carácter emprendedor e innovador.
Fue
prosecretario de la Comisión Cooperadora del Destacamento de Bomberos de Azul,
de la cual fuera presidente el Dr. Palmiro Bogliano; en el mismo sentido,
ejerció la conducción de la Comisión de Desarrollo Industrial de Azul.
Supo
ser también socio benefactor del Centro Numismático “Bartolomé Mitre” y,
además, fue un gran impulsor del Círculo de Ajedrez creado –durante su
administración- en octubre de 1961, actividad por la cual siempre manifestó un
especial interés.
La última Peña
Durante
muchos años Amado Diab integró la rueda que cotidianamente se formaba en la
redacción de “El Tiempo” para “arreglar” (y desarreglar) el mundo en el
debate de los más diversos temas. Él era uno de los más puntuales, porque el
asiento de “la peña” era paso “obligado” en el camino entre su lugar de trabajo
(la Organización Técnica Vivot) y su casa. El encuentro se producía al concluir
la jornada laboral, hábito que Amado mantuvo, inclusive, cuando mediante la
voluntad ciudadana expresada en las urnas desempeñó el cargo de Intendente.
Era una
fría noche de junio cuando Amado caminaba por la calle Burgos, rumbo a su
hogar, junto a su hermano Antonio. Ya habían dejado atrás otra
agradable noche de peña entre amigos en el diario, cuando el ex Intendente
decidió fumar. Sacó el atado de uno de sus bolsillos y al tomar un cigarrillo
se le cayó al suelo. Para el asombro de ambos, cayó “parado”. Con su humor
inigualable, Amado bromeó: “¡Mirá como cayó! Vaya rareza, ya veo que
esta noche me muero…”.
A los 43
años, Amado Diab, murió esa madrugada en la víspera del Día del Periodista, el
6 de junio de 1963, pocas horas después de la que fue la última de sus visitas
nocturnas a la redacción y tras un presagio al que nadie hubiera dado crédito.
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