“Ningún hombre es más que otro si no hace más que otro”
Bien pueden servir las palabras que Don Quijote le dice a su escudero
Sancho Panza en la obra del célebre Miguel de Cervantes Saavedra, para
describir la trayectoria de un hombre cuya vida debería ser tomada como ejemplo
por toda la comunidad azuleña.
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Pedro
Armando López nació en Azul el 11 de marzo de 1915. Sus padres
fueron Pedro López Bustamante y Clotilde Valentina Cuello.
Pedro era casi un adolescente cuando la crisis pegó fuerte en el
ámbito familiar. Su padre, dueño del campo La Medialuna (200 hectáreas),
ubicado cerca de Cacharí, tuvo que venderlo para poder subsistir.
Ante esa situación, aprovechando la
existencia de una máquina de coser en su casa, Pedro comenzó a dar las primeras
puntadas para contribuir a la economía familiar, acercándose por primera vez a
lo que sería su pasión por el resto de su vida. Siendo discípulo de Roquino
Toscano, a comienzos de la década del ’30 comenzó a aprender
formalmente el oficio de sastre.
Al mismo
tiempo, guiado por su pasión futbolera, con la camiseta albinegra debutó en
primera -como marcador central derecho- cuando don Felipe Ricci era presidente
del Club
Alumni Azuleño. Años más tarde, las vueltas de la vida hicieron que
Pedro Armando López llegase a ser presidente de Alumni; luego estuvo al frente
de la Liga de Fútbol de Azul por más de una década y, al mismo tiempo, fue
también vocal del Consejo Federal de Fútbol Argentino.
El 21 de agosto de 1943, Pedro Armando
contrajo matrimonio con María Antonia Moschini, de 22 años
de edad, hija de Guillermo Moschini y Raimunda Balsamello. La joven pareja tuvo
cinco hijos: Virginia, Guillermo, Cristina, Analia y Adriana.
Política para la
comunidad
Desde muy temprana edad, Pedro
Armando comenzó a militar en la Unión Cívica Radical.
Junto a otros distinguidos
ciudadanos de Azul, en 1955, tras el Golpe de Estado de la autoproclamada “Revolución
Libertadora”, como “castigo” por los ideales cívicos que sustentaba,
fue privado de su libertad en la Comisaría de Azul, luego en el Departamento de
Policía de la ciudad de La Plata y luego en el Penal de Sierra Chica durante 18
días. Sin embargo, no dejó jamás de enarbolar las banderas de la libertad,
aferrándose más aún a su convicción política.
Muchas veces con el Partido
como respaldo, Pedro Armando desarrolló una ardua y fructífera tarea en
beneficio de la comunidad. Asimismo, desempeñó en la U.C.R. cargos de relevancia,
siendo secretario de la Comisión Directiva de la Convención Provincial y uno de
los ejecutores de la idea de fundar la Casa Radical de calle
Burgos 711.
Manos a la obra…
Todo lo que se pueda decir en adelante de Pedro
Armando López puede sonar a una mera enumeración de funciones, sin
embargo, no es más que la prueba cabal de los intereses que poseía,
inmiscuyéndose en cuanto espacio le fuese posible para lograr, como se dijo, el
desarrollo social de los azuleños.
Fue Intendente zonal de
Vialidad de la Provincia, que abarcaba doce distritos; presidente y vocal del
Centro de Educación Cívica Mariano Moreno; miembro de la Comisión de Honor del
Sesquicentenario de Azul; miembro e inclusive presidente de la Comisión de la
calle Yrigoyen; vocal de la Comisión de Turismo de la Ciudad; vicepresidente de
la Comisión de la Provincia de Buenos Aires, presidente y vocal de la Comisión
de Carnaval.
Fue vocal de la Federación de
Cooperadoras Escolares de la Provincia de Buenos Aires; Representante legal del
Jardín de Infantes Bichito de Luz; Tesorero del Comedor Escolar de la
Cooperadora de la Escuela N° 13; vocal de la Comisión de la Escuela 45; vocal
de la Cooperadora de la Escuela N° 2; Presidente de la Comisión de Deportes del
Consejo Escolar de Azul; Secretario del Sindicato de Cortadores y Sastres...
Además fue vicepresidente de
la Unión Obrera de Azul; interventor de la Confederación General del Trabajo,
donde reorganizó y dio autoridades a 34 gremios y compró la casa gremial de
Azul. También participó en la creación del Sindicato de Empleados de Casa de
Familia; fue miembro zonal de la Cooperativa Eléctrica de Azul; presidente de
la Primera Comisión de Básquet de Alumni Azuleño; vicepresidente de la Liga
Independiente de Azul; presidente de la Liga de Fútbol de Azul durante 11 años
y vocal del Consejo Federal Argentino, donde ejerció la representación de 74
Ligas de la Provincia de Buenos Aires. Presidió: la Comisión de la Sociedad
Argentina de Socorros Mutuos, la Comisión Centro de la Provincia de Buenos
Aires-Mutual, la Federación Mutualista de la Provincia de Buenos Aires y la
Confederación Argentina de Mutualistas.
Como corolario, fue el
Presidente del IV Congreso Nacional de Mutualismo Argentino y Director del Instituto Nacional de Acción Mutual
en representación del Poder Ejecutivo
Nacional.
Y aunque jamás descuidó a su familia, su
vocación de servicio lo llevó a desempeñarse en muchas otras instituciones
intermedias, donde logró, gracias a su arduo trabajo, revertir la compleja
situación de muchos chicos carenciados y/o con capacidades diferentes. Entre
tantas obras se destacan el trabajo que, junto a otros colaboradores, realizó
en CADRAL (Centro Azuleño de Recreación y Ayuda al Discapacitado), de la misma
manera que lo hizo en la Junta Coordinadora Escolar y en el Jardín Bichito de
Luz.
Momentos álgidos…
Poco antes de las elecciones de 1962,
el Presidente electo Arturo Frondizi declaró que, frente
a un triunfo peronista, no les entregaría el poder y ante algunos éxitos
electorales eligió correr el riesgo de enfrentar al peronismo en elecciones
abiertas. El 18 de marzo los candidatos justicialistas ganaron ampliamente en
las principales provincias y municipios.
En
nuestra ciudad, Juan Carlos Pourtalé se presentó como candidato al frente de la
Unión Popular, partido en el cual se encolumnó el Justicialismo. La elección,
aunque le dio el triunfo, fue bastante reñida: Pourtalé obtuvo 7.776 votos,
mientras que el radical Juan Iturralde lograba 6.450 sufragios.
Lo
ocurrido en Azul se repitió en casi todo el país y fue un claro ejemplo de que
el peronismo conservaba aún su fuerza.
Ante dicha situación Frondizi decidió intervenir las provincias en las
que el peronismo había ganado, cambió todo su gabinete y encargó a Aramburu una
mediación con los Partidos políticos, quienes se mostraron indiferentes ante
los problemas del Presidente. Esta fue la señal que los militares esperaban, y
el 28 de marzo de 1962 depusieron a Frondizi, quien organizó su reemplazo por
el Presidente del Senado, José María Guido, intentando así
salvar la democracia.
Apenas
tres meses después, los militares, que habían asumido por completo su función
tutelar, impusieron un nuevo gabinete totalmente antiperonista. Pero aún las
condiciones para subsanar los conflictos no estaban dadas. Y ellos contemplaban
el panorama esperando volver a “golpear”.
Desde
el Gobierno Nacional se convocó a elecciones para el 7 de julio de 1963. En el plano nacional Arturo
Umberto Illia, candidato por la Unión Cívica Radical del Pueblo,
obtuvo un pobre triunfo con apenas el 21% de los votos (buena parte del
peronismo votó en blanco), y en nuestra
ciudad ganó el señor Pedro Armando López, perteneciente a
las filas de Illia, también con un pobre margen de sufragios.
Un verdadero Intendente del Pueblo
El
comisionado Enrique Carlos Squirru le entregó el poder al flamante
Intendente electo la mañana del 12 de octubre de 1963, iniciándose un nuevo
período constitucional que redundó en numerosos beneficios para todos los
azuleños.
Pedro
Armando López, que ya había actuado desde el Concejo Deliberante como
presidente de la bancada radical, logró hallar el respaldo de buena parte de la
comunidad que veía en él a un hombre honesto, formado desde la humildad de un
sastre que todo lo había conseguido trabajando. López era del pueblo. Basta con
mencionar su infatigable accionar desde la presidencia de la Junta
Coordinadora Escolar y su comedor centralizado que acogía a más de
quinientos niños en situación de vulnerabilidad.
En
1964 se inauguró el servicio de redes cloacales, beneficiando la calidad de
vida de la comunidad a través de esta importante mejora sanitaria.
Con el apoyo del Poder
Ejecutivo Municipal, comenzaron sus actividades la Industria Papelera Azuleña (IPA), el Frigorífico Azul
para Frutos del País y Sudamtex S.A., que se dedicaba a la producción de hilados
plásticos. A su vez, también comenzaron a trabajar el Frigorífico Regional Azul
y la Curtiduría
Azul.
Con
financiamiento provincial y municipal, se proyectó y construyó el puente
emplazado en la Avenida Mitre y Costanera Cacique Catriel, el cual sería
fundamental para el desarrollo del Barrio Banco Provincia (actual “Gral. Martín
Miguel de Güemes”).
A
fines del mes de diciembre de 1964 concluyó la existencia del tradicional
Segundo Grupo de Artillería Montada acantonado en Azul desde 1936, presidiendo
la ceremonia de disolución de la Unidad su último jefe, comenzando a la vez el
historial del nuevo Grupo de Artillería Blindado Uno, dotado del más moderno
armamento de la época.
Por
otra parte, la agencia ROAS, que había entrado en una etapa comercialmente
compleja, realizó un ofrecimiento a través del cual se le otorgarían al
Municipio por un precio mínimo los talleres y oficinas, ubicados en la avenida
Bartolomé Mitre entre Moreno y Uriburu (hoy De Paula), para construir allí la
Estación Terminal de Ómnibus.
Quizás
por consejos de su Partido (ya que el ofrecimiento se hacía por parte de gente
identificada al Partido Conservador), o por decisión del mismo López, se
rechazó la oferta. Idéntico ofrecimiento se le efectuó años después al
intendente designado Francisco Toscano, quien tampoco aceptó la oferta por
razones técnicas.
Hacía
años que la Avenida Piazza, el principal acceso a nuestra ciudad desde la
Ruta Nacional N° 3, había entrado en un proceso de desgaste tal que
prácticamente era imposible transitarla, dando un aspecto deplorable a los
visitantes y un dolor de cabeza a los vecinos azuleños. Sin embargo, gracias a
la insistente gestión de López, la avenida fue inaugurada en 1965 totalmente
repavimentada, incluyendo su ensanche, iluminación y entubamiento hidráulico. Y
más destacable aún resulta el hecho de que los vecinos no debieron abonar ni un
centavo. Poco después, la Avenida Carlos Pellegrini fue
también pavimentada repitiéndose la misma metodología de “costo cero” para la
comunidad.
Desde
el gobierno comunal se llevó adelante una intensa labor de recuperación y
mejora de los paseos fundamentales de nuestra ciudad, realizándose diversos
trabajos en varias plazas y fundamentalmente en el Parque Municipal “Domingo F.
Sarmiento” y el Balneario Municipal “Almirante Guillermo Brown”.
Asimismo,
al momento de la concreción de obras también tuvo en cuenta -como hacía mucho
tiempo no sucedía en el Partido de Azul-, a las diversas localidades,
realizándose innumerables mejoras en espacios educativos, hospitalarios y
recreativos en Cacharí, Chillar, 16 de Julio, Ariel
y Parish.
López
no solo concretó muchas obras sino que dejó proyectadas otras tantas, siendo
tal vez las más destacadas las que planteaban la construcción del Centro Cívico
sobre la plazoleta “Adolfo Alsina” (obra incluida y con partida asignada en el
presupuesto provincial de 1966) y la pavimentación de la prolongación de la
Avenida 25 de Mayo desde la Avenida Mujica hasta su cruce con la Ruta Nacional
N° 3 (obra que de haberse concretado hubiera significado un importante
desarrollo urbanístico para nuestra ciudad).
Pese al escaso respaldo
que López había alcanzado en las urnas, su brillante gestión logró conquistar a
la comunidad azuleña, dándole una legitimidad más que amplia, inclusive siendo
respaldado y respetado por aquellos que participaban de la oposición. Sin
embargo, pese a su labor, lo que sucedía a nivel nacional terminó repercutiendo en nuestros pagos.
A las 7
de la mañana del 28 de junio de 1966, fue a su despacho en la Municipalidad
como cada día. Un llamado telefónico durante la madrugada le había advertido
con qué escenario se encontraría. En su escritorio se hallaba el teniente
coronel Augusto Benjamín Rattenbach que era su amigo y, antes de
relevarlo del cargo, le dijo: “Quédese
tranquilo Don López. Esto sabe que debo hacerlo porque cumplo órdenes, pero
usted tenga la seguridad que lo estimo porque sé cómo ha trabajado y también
conozco el cariño que le ha tenido al pueblo”.
Aquél
día, las Fuerzas Armadas habían depuesto al Presidente electo Arturo U. Illia y
le habían entregado la presidencia al general Juan Carlos Onganía.
Don
Pedro Armando López abandonó el Palacio Municipal tras intercambiar unas
palabras con Rattenbach quien, minutos más tarde, puso en funciones al
comisionado coronel (RE) Pedro Cremona.
Los
amigos de López y los partidarios de la Unión Cívica Radical del Pueblo que
concurrieron al acto, entonaron las estrofas del Himno Nacional a los pies del
monumento al General José de San Martín en la Plaza. Luego se dispersaron con
la profunda amargura de saber que otra vez el futuro de los argentinos se
ennegrecía.
El
30 de junio quedó disuelto el Concejo Deliberante. Luego, el 3 de julio, se
prohibieron las actividades políticas en todo el país, ordenándose, desde el
Gobierno Nacional, la venta de los bienes de los partidos políticos y la
intervención de las Universidades en todo el país. Así se hizo también en Azul.
Puntadas finales
Su
trayectoria fue multifacética y con actividades superpuestas, que el demandaban
mucho tiempo. Sin embargo, a pesar de tanto, nunca se permitió abandonar su
vocación como sastre y continuó vistiendo a miles de hombres desde la tradicional
“Casa
Toscano” (que pasó a ser de su propiedad y de Juan Carlos Pérez).
Mantuvo esa pasión mientras la salud se lo permitió…
En 1998, por resolución del Concejo Deliberante, fue declarado Ciudadano
Ilustre del Partido de Azul. Tres años más tarde, en 2001, el Colegio
de Graduados en Ciencias Económicas de Azul, lo distinguió con el premio Estribo
de Plata “Dra. Celia Tau de Zandoná”.
Tras una larga dolencia, el 10 de
julio de 2005, Pedro Armando López falleció en Azul
a los 90 años de edad. Así se apagó, tras una extensa carrera, la llama de un
hombre que todo entregó por su gente.
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