sábado, 5 de junio de 2021

La mano verde de Ángel Sala

                             La mano verde de Ángel Sala

 

 Por Eduardo Agüero Mielhuerry

 

Ángel Sala (bautizado como Angelo Francesco Giovanni Sala), nació el 27 de octubre de 1877 en Gerenzano, Provincia de Varese, Italia. Sus padres fueron Carlos Sala y Carolina Beretta.

Aproximadamente cuando contaba con tres años de edad, vino a la Argentina junto a su madre, ya que su padre, que había venido al país tiempo antes, había logrado estabilidad laboral y económica en Chascomús. Poco después nacería su hermano Juan.

Años más tarde, junto a su hermano, Ángel fundó una empresa de pintura de obra, la que se hizo popularmente conocida en aquella localidad y en toda la zona rural. Más aún, los Sala comenzaron a ser contratados en otros lugares del interior bonaerense como por ejemplo Azul.

Dada la abundancia de trabajo, hacia 1900, los hermanos decidieron instalarse definitivamente en nuestra ciudad.

Ángel se casó con Angélica Planes, con quien tuvo seis hijos. Sin embargo, enviudó a temprana edad. Poco tiempo después, en segundas nupcias se unió a Magdalena Iturregui, con quien tuvo tres hijos más, a los que se sumaron los ocho hijos de ésta con su primer esposo de quien también había enviudado muy joven.

La empresa de pintura de Ángel y Juan Sala, conocida como “Sala Hermanos”, fue la más importante de la ciudad. Gracias a la calidad de sus trabajos se ganaron una excelente reputación y un brillante prestigio. Pintaron grandes casonas y cascos de estancias, como así también edificios públicos y de culto. Entre ellos: las casonas de Squirru, Piazza, Pourtalé; el Asilo Buen Pastor, la iglesia de San Antonio, la Municipalidad; los bancos Provincia, Nación y del Azul, el Correo y Tribunales, entre otros.

 

 

El alquimista…

 

 

Ángel se integró a la Comisión “Pro Parque Municipal”.

Teniendo en cuenta que toda la extensión del Parque Municipal fue lograda a partir de las diversas donaciones efectuadas por vecinos de Azul, resulta complejo puntualizar con precisión quién donó éste o aquél terreno sin recurrir estrictamente a los planos catastrales. Sin embargo, sí podemos afirmar que con un excelente criterio, el señor Ángel Sala (modesto ideólogo y realizador, muchas veces olvidado), se ocupó hasta del más mínimo detalle para alcanzar la amalgama perfecta de los espacios en el bellísimo paseo que pergeñó.

El diseño general del paseo se debe a su inventiva, como así también muchos de los elementos decorativos que se pueden hallar en él (los bancos imitación tronco, el puente de la Isla de los Poetas, etc.), los cuales fueron materializados por los Bernaschina, reconocidos yeseros de la zona y muy amigos de los Sala.

El Parque Municipal finalmente fue inaugurado el 10 de octubre de 1918, ocasión en la cual le fuera entregada a Ángel una medalla de oro como reconocimiento y agradecimiento por su infatigable labor.

            En 1926 fue nombrado Director de Parques y Paseos por el intendente Juan José Mujica.

 

 

Proyectos y más proyectos

 

 

            Sala y Antonio Aztiria proyectaron los jardines del Club de Remo.

            En 1936 Sala fue convocado por el intendente Agustín J. Carús para confeccionar un nuevo diseño de la Plaza Colón (actual San Martín), el cual, a pesar de su aprobación, fue descartado para darle paso al plan de obras del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone.

            En 1937, Carús lo nombró Director Técnico de Ramblas y Paseos Municipales.

Tiempo antes de su trabajo en la Plaza de la Estación de Trenes, había proyectado dos plazoletas: una en Adolfo Alsina (actual Yrigoyen) y Leyría y otra en Córdoba y Gral. Uriburu (actuales Malére y De Paula). También se ocupó de las plazas de Chillar (1944) y Cacharí.

 

 

Plaza “De la Estación”

 

 

Posiblemente el registro más antiguo del que se dispone sobre la Plaza Ameghino corresponde a una Minuta de Comunicación elevada al Intendente Municipal por parte del Concejo Deliberante el día 14 de septiembre de 1932. En la misma, firmada por el presidente del cuerpo, Federico Berdiñas, y el secretario Juan Berdiñas Pinto, se expresaba: “El Honorable Concejo Deliberante vería con agrado que el Departamento Ejecutivo hiciera las gestiones necesarias ante la dirección de la empresa del Ferrocarril del Sud, a fin de obtener de la misma la transformación en plaza y jardín, el terreno que posee entre las calles San Martín y Alsina (actual Yrigoyen), que da frente a la Estación y calle Centenario (actual Av. Cáneva).”.

El 23 de agosto de 1938 se realizó un convenio con la Municipalidad mediante el cual el Estado se hacía cargo de la remodelación y mantenimiento del espacio que el Ferrocarril del Sud cedía por el mismo al municipio para su uso exclusivo como plaza.

Ángel Sala, proyectó y realizó en 1939 el ya desaparecido diseño original de la Plaza “De la Estación”, tal como se conoció al espacio en sus comienzos. De aquél viejo trazado, más allá de los ya crecidos árboles, lo único que se preserva original en el centro del espacio es una elaborada columna de alumbrado construida en la fundición azuleña “Ankamo” (de Andrich, Kairuz y Mola).

 

 

La Costanera

 

 

            Durante la intendencia del comisionado Alfredo Ferro, en 1940, Ángel Sala proyectó la Costanera Cacique Cipriano Catriel, que entre sus principales atractivos contó con una isla a la altura de la calle 9 de Julio la cual fue lograda mediante la apertura de un canal en la margen oeste del Arroyo Azul. Sala se ocupó asimismo de hermosear la zona plantando castaños y eucaliptus y erigiendo dos puentes de piedra que llevaban a la Isla.

            Por otro lado, en 1942, siendo intendente José María Peluffo, el inquieto Sala proyectó los jardines de la Escuela Normal “Bernardino Rivadavia”.

           

 

Plaza “La Tosquera”

 

 

A mediados del siglo XIX, la zona conocida como “La Tosquera” no era más que una sucesión de cavas de donde se extraían tosca y arenilla para levantar el nivel de las calles del “radio céntrico” y la Plaza Mayor (hoy Gral. San Martín).

            Las dos manzanas comprendidas por las actuales calles Alvear, Tandil, Maipú y General Lamadrid, fueron las cavas más importantes del sector y las que le dieron nombre al barrio. Pocos años antes del comienzo del siglo XX, y notando la necesidad de dar fin al problema de seguridad que constituían aquellos grandes agujeros a cielo abierto que se llenaban con las lluvias, se decidió rellenarlos. De esta manera la basura del sector y del resto de la ciudad comenzó a llegar al lugar. Pronto la capacidad quedó colmada y los dos lotes se convirtieron en un amplio descampado que daría lugar a un vivero municipal.

            En 1932, el intendente Dante Bernaudo, en un repaso sobre su administración (“Breve reseña de la labor realizada por el ex Intendente Municipal Don Dante Bernaudo. 28 de febrero al 30 de julio de 1932”), contaba: “Transformación de un “vivero municipal” en plaza pública. Encontré al hacerme cargo de la administración comunal, que la Municipalidad había iniciado la formación de un vivero en un terreno de su pertenencia, ubicado en el barrio conocido por “La Tosquera”. Ni la calidad de la tierra, ni el lugar elegido, eran los más apropiados, a mi juicio, para tal objeto. Hago esta manifestación sin el más leve propósito de crítica. Consideré más conveniente para el adelanto de aquel barrio, densamente poblado, transformar el embrionario vivero en plaza pública y, en ese sentido, dispuse la realización de los trabajos tendientes a convertirlo en paseo para solaz y esparcimiento de aquel vecindario, trabajos que se estaban llevando a cabo con el personal obrero de la Municipalidad. A esta obra de positivo beneficio colectivo, cooperó desinteresadamente y, eficazmente el vecino Juan P. Sarthou, que donó para el arbolado de la futura plaza, 400 plantas, de dos años, de la variedad “Acer negundo”, las que se estaban colocando cuando renuncié al cargo de Intendente. Creo que al propender el embellecimiento de aquel populoso barrio de la ciudad, dotándolo de la plaza que necesita, se fomenta su impulso y en tal sentido es de esperar que las nuevas autoridades del municipio prosigan la tarea iniciada”.

            Como contaba Bernaudo, el señor Sarthou (dueño de los famosos “Montes de Sarthou” ubicados en la Ruta Nacional N°3), donó un importante número de árboles, acer negundo (Arce americano o de hojas de fresno), pero nunca llegaron a ser plantados en su totalidad.

            Para paliar la situación económica de muchos vecinos, en 1943, Roque Goñi le propuso al comisionado Saúl Pardo, asignarle a los vecinos carenciados, una parcela de aquellos terrenos que habían sido basural, donde quedaban autorizados a realizar excavaciones y sacar vidrio y metales para vender. Así la plaza vio demorada por algún tiempo su concreción.

            Los terrenos volvieron a ser rellenados, habiendo sobrevivido varios de los árboles que había donado Juan Sarthou. La tierra había quedado limpia y finalmente se constituyó en un lugar realmente apto para el crecimiento de otras plantas.

            En 1945, bajo la administración del comisionado Dr. Alfredo Ferro, se le encomendó a Ángel Sala la remodelación de la Plaza. El paisajista azuleño trazó caminos y diseñó hermosos canteros y así el espacio comenzó su pleno desarrollo.

           

 

Últimos trazos…

 

 

            Sala fue un gran artista, pintor y dibujante, autodidacta y muy refinado en sus gustos. Supo construirse a sí mismo desde la sencillez, dejando un noble ejemplo para la comunidad y por sobre todo un bellísimo legado paisajístico que aún hoy, a pesar del paso del tiempo, puede apreciarse en muchos espacios que supieron de su pasión irrefrenable.

            Ángel Sala, falleció en Azul, el 8 de junio de 1952.

 

Después… belleza y naturaleza…

 

 

Aunque Ángel Sala desapareció físicamente y ya sus trabajos se desdibujaron con el correr de los años, es interesante pensar que de alguna u otra forma su espíritu continúa en los espacios verdes que supo moldear con creatividad y sutileza.

El 23 de diciembre de 1956, traído desde La Plata, en la Plaza “De la Estación” fue emplazado el busto del científico autodidacta, naturalista, climatólogo, paleontólogo, zoólogo, geólogo y antropólogo de la Generación del ’80 de la Argentina, Florentino Ameghino, bautizándose así desde entonces al espacio. En el basamento del monumento fue colocada una placa por parte del “Centro Cultural Horizontes” y el Pueblo de Azul, dedicada a la memoria de Ameghino.

Cuando Acofar Cooperativa Farmacéutica Ltda. cumplió cincuenta años de existencia, junto al Colegio de Farmacéuticos de Saladillo, realizó un sentido regalo a la ciudad. Tal como reza la placa colocada en un lateral del basamento del monumento a Ameghino: “Para la ciudad de Azul, en esta hermosa plaza, plantamos un ejemplar de Ginkgo biloba L. (conocido como el árbol portador de la esperanza) por cada década de existencia de Acofar, para que los niños jueguen bajo sus sombras y los pájaros aniden en sus ramas.”. El acto fue realizado el 21 de julio de 2011 contando con la presencia del intendente Municipal, Dr. Omar A. Duclós, miembros del Concejo Deliberante, funcionarios y miembros de Acofar.

            Por otra parte, durante la administración del intendente Juan Carlos Peralta Reyes (1973 - 1976), siendo Presidente del Concejo Deliberante el señor Miguel Ángel Diab, éste último presentó como iniciativa la imposición del nombre “Juan Manuel de Rosas” a la plaza conocida como “La Tosquera”. El proyecto fue aprobado, sin embargo, la gente continuó denominando a la misma tal y como lo dictaba la costumbre.

            El 2 de septiembre de 2007, durante la gestión del intendente Omar Duclós, se inauguró una profunda remodelación que se dio sobre las dos manzanas del espacio verde que no había conservado ningún rasgo de los diseños de Sala. Cabe destacar que los añejos árboles fueron respetados en su totalidad y se constituyeron en el punto de partida para trazar nuevos senderos peatonales. Algunos años antes se había construido una pista de atletismo que fue preservada y en uno de sus laterales se construyó un anfiteatro. En oposición a ese sector se armó un amplio lugar de juegos para chicos y se coronaron las esquinas de la Plaza con pérgolas. Y como merecido homenaje al fundador ideológico de Azul, se colocó el busto de Juan Manuel de Rosas, realizado por Sandra Domé.

A través de la Ordenanza N° 3.400, sancionada el 28 de octubre de 2013, se le impuso el nombre de “Pasaje de la identidad barrial Pedro ‘Paisano’ Frías” al espacio de la Plaza que atraviesa la misma como continuidad de la calle Cnel. Pringles y que se extiende desde Alvear hasta Maipú, de vereda a vereda, transformada en un paso peatonal, marcado por dos pérgolas, ubicadas una de cada lado, en el costado de la pista.



Aspecto del Parque Municipal "Domingo F. Sarmiento" de Azul, obra de Ángel Sala. 











Algunos datos biográficos de Ángel Sala pertenecen a la obra del arquitecto Augusto Rocca, "Historia de la arquitectura de Azul".


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