lunes, 6 de junio de 2022

"La Pampa Florida" y una corrida de toros en pleno centro

"La Pampa Florida" y una corrida de toros en pleno centro

  

Aniceto Angulo nació en España en el año 1871. Llegó a nuestro país en 1886. Como muchos inmigrantes trajo tantos sueños como ganas de prosperar.

Comenzó a trabajar como empleado de Gregorio Olaso en la ciudad de Tandil, que resultara su primer destino.

En 1896, la firma “Gregorio Olaso y Cía.” fundó en Azul la tienda “La Pampa Florida”. Apenas dos años más tarde, gracias a su esfuerzo y tesón, el comercio pasó a manos de la firma “Alonso, Angulo, Ormazabal y Cía”; y aunque temporalmente estuvo en manos de “Casas, Villanueva, López y Cía.”,  para 1911 era plena propiedad de Aniceto Angulo.

La gran tienda estaba ubicada en la calle Burgos Nº 451 esquina San Martín.

Con ritmo vertiginoso, “La Pampa Florida” progresó y se “instaló” en la sociedad azuleña, destacándose por los ramos explotados y sus “instalaciones elegantes y vastísimo y variado surtido”.

Asimismo, la tienda se consolidó con diversas ramificaciones como el “Bazar del Teatro” situado frente por frente del local que ocupara “La Pampa Florida” y de la Plaza Colón –actual Plaza General San Martín-, ocupaba un local de 10 por 35 metros, comprendiendo en su vasto surtido todos los artículos de bazar, librería, juguetería, joyería, relojería, objetos para regalos, novedades, grafófonos y discos de las mejores marcas, taller de marcos para cuadros y retratos, de los cuales tiene gran variedad de modelos, haciendo en su taller de relojería, composturas en general de relojes, fonógrafos, etc.

La tienda “San Juan”, otra de las propiedades de Angulo, fundada por éste en 1908, en Olavarría, ocupaba un edificio cuya superficie es de metros 13 por 34, en las calles Vicente López esquina General Paz, comprendiendo los ramos de tienda, sastrería, zapatería, mercería, talabartería y anexos.

Por su parte, la sucursal de Cacharí, denominada también “La Pampa Florida”, estaba instalada en un local de 25 por 25 metros, teniendo un surtido completo de tienda, zapatería y talabartería.

El personal que ocupaba “La Pampa Florida” y sus sucursales, se componía de más de 20 empleados.

“El señor Aniceto Angulo, que vigila y dirige personalmente sus casas, goza de crédito en la Banca por su honradez y de consideraciones en el partido por las excelentes cualidades que adornan su persona, siendo miembro caracterizado de la colectividad española y de la Sociedad Española de Socorros Mutuos (…) …animoso y emprendedor, desplegó al instante sus energías, trabajando durante varios años en diversas casas importantes del ramo, donde adquirió conocimientos y práctica suficientes para desenvolverse por su cuenta, hasta llegar a formar parte de las sociedades que más arriba mencionamos, y concluir por establecerse solo. Ha tenido, como es consiguiente, que luchar mucho y trabajar para arribar a este resultado y conquistar la posición desahogada que hoy disfruta merced a sus esfuerzos y energías.”.

Lamentablemente, en 1912, “La Pampa Florida” sufrió un descomunal incendio que redujo sus instalaciones completamente a cenizas. Desde entonces, por muchos años, el predio se mantuvo como un terreno baldío.

Sin embargo, hubo un tiempo en el que la esquina volvió a cobrar protagonismo. “La Revista”, en su edición del 18 de abril de 1925 reproduce la siguiente noticia:

 

Espectáculo interesante.- Así titulábamos el que iba a ofrecer una Empresa mediante la doma de potros y vacunos (vulgo corrida de toros).

Y a fe que fue de lo más interesante que se haya presenciado en el Azul en cuestión de mieditis, chucho, canguelo, pánico, etc. etc. Un torito se salió del redondel y visitó al público que presenciaba el espectáculo. Fue este un momento que sólo una máquina de impresionar películas podría describir en todos sus detalles… Tal fue la algarabía y desorden que se posesionó de todos. El toro y sus mochadas astas se veían por todas partes. Muchos llevan en su cuerpo cornadas imaginaris, pues, cualquiera que atropellara en su afán de poner su vida a salvo, era un toro para el atropellado… ¡Y fueron tantos!... Moretones, pantalones rotos, sacos con grandes sietes, polleras rotas también… casi el fin del mundo.

Los toreros se hicieron humo con semejante bicho… pero la ‘afición reaccionó’, y a la voz de ¡que lo maten! docenas de revólveres descargaron sus balas, incrustándolas en el suelo… ¡tal era la puntería! Y en el cuerpo del animal. Las primeras balas le enfurecían más, hasta que fueron tantas las alojadas en su cuerpo que por fin quedó desplomado y lleno de plomo, por estar materialmente cosido a tiros. Por un gran milagro, ningún tiro fue a alojarse en algún cuerpo humano, lo que pudo muy bien suceder en medio de tanta confusión. Hay que afirmar que no bajaron de 150 los tiros disparados.

Hemos oído censurar docenas de veces las corridas de toros en España. Por violenta que sea la muerte de un toro allí, no lo será tanto como la realizada con el torito de la ganadería del señor Irurzun, el Duque de Veragua azuleño, por la excelsa calidad de sus reses lidiables.

Los que asistieron a la corrida creemos no les habrá quedado ganas de tentar nuevamente la suerte. Fue demasiado general… la corrida…

La pista o redondel era reducido; las barreras bajas; el sitio demasiado céntrio. La víspera antes de la corrida, oímos decir a un joven que el toro iría a tomar chocolate en el “Tokio”. No erró por mucho...”.

 

            El 12 de abril de 1969, llegó la noticia a Azul –que reprodujo “El Tiempo”- que la casa central del Banco de la Nación Argentina tenía previsto construir un nuevo edificio para la sucursal Azul en el terreno de la esquina sur de San Martín y Burgos. Poco tiempo después fue inaugurada.


Aniceto Angulo, dueño de "La Pampa Florida"


Esquina de San Martín y Burgos, "La Pampa Florida"
(Fotos Archivo Gilgamesh, Marcos Deluca)





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