martes, 7 de marzo de 2023

Antonio Estruch

                                         Antonio Estruch

Buen Pastor

            Luz de vida

 

El Templo es naturalmente iluminado a través de hermosos vitrales que fueron realizados por la “Casa Estruch”, de Buenos Aires, fundada por Antonio J. Estruch.

En la nave principal se encuentran nueve óculos de dimensiones considerables, ocho de los cuales, divididos en dos grupos iguales a derecha e izquierda de la nave, historian la vida de la Santísima Virgen María:

 

-          Natividad,

-          Presentación al Templo,

-          Meditación de María,

-          Desposorio,

-          Anunciación,

-          Sagrada Familia,

-          Asunción,

-          Coronación.

 

En el Coro principal, sobre el acceso a la Iglesia, se encuentra el vitral, también circular, del Buen Pastor donde el artista desplegó toda virtud, siendo una pieza de mayores dimensiones que las demás y con una belleza extraordinaria.

Los restantes vitrales se encuentran en dos pares más pequeños en las capillas menores. Sobre las imágenes de San Juan Eudes y Santa Eufrasia Pelletier se encuentran representados en los óculos sus atributos, mientras que el restante en cada uno se halla la Eucaristía.

 Poco tiempo después, la misma empresa se ocuparía de realizar todos los vitrales que se encuentran en el Seminario Diocesano de Azul.


Seminario Diocesano

-         La capilla privada

            De estilo neoclásico, en el último piso del monumental edificio, se halla una modesta pero elegante e impactante capilla reservada exclusivamente para el rezo de los Sacerdotes.

            El pequeño altar se halla presidido por una imagen policromada de San José, curiosamente joven -ya que es más común verlo representado como un hombre mayor-, con el Niño Jesús de pie junto a él. San José es patrono de la Iglesia universal, de la buena muerte, de las familias -concretamente de los padres-, de los Seminarios y también de muchas localidades y naciones.

            Sin embargo, la nota de color está dada por tres exquisitos vitrales, realizados por Antonio Estruch, en los que se hallan representados: Nuestra Señora del Rosario, Sagrado Corazón de Jesús y San Juan María Vianney, el cura de Ars. En torno a las tres imágenes se hallan distintas alegorías vinculadas justamente con los representados.            Un detalle no menor está dado porque a los pies de la escalera que lleva a este sector reservado para los sacerdotes se halla otro particular vitral, realizado también por Estruch, que representa al papa san Pío X y a sus pies tiene la leyenda: “EX ALUMNORUM SOCIETATIS AUCTORES PRIMI HUIUS SEMINARII SACERDOTIO UNCTI PERPETUAE GRATITUDINIS TESTIMONIO 3-IX-1956”, que significa: “Los fundadores de la sociedad de los primeros ex alumnos de este Seminario, con unción sacerdotal, en testimonio de perpetua gratitud 3-IX-1956”.

-         Los colores del alma

El Templo del Seminario es naturalmente iluminado a través de hermosos vitrales que fueron –como así también los de la pequeña capilla privada de los sacerdotes-, realizados por Antonio Estruch, propietario de la firma de Buenos Aires que tiempo antes se había ocupado de la realización de los vitrales de la Iglesia Sagrado Corazón de María, conocida popularmente como Buen Pastor. Justamente para esta Iglesia, Estruch realizó un total de trece vitrales que historian la vida de la Santísima  Virgen  María. 

Los doce vitrales de la Capilla del Seminario poseen también una belleza extraordinaria y encierran un gran significado, demostrado que fueron seleccionados especialmente:

 

                        - Sanctus Aloysius Gonzaga (San Luis de Gonzaga).

                        - Mater Inmaculata (Virgen Inmaculada).

                        - Sanctus Gabriel A. V. Perdolente (San Gabriel de la Dolorosa).

                        - Sanctus Franciscus Xaverius (San Francisco Javier).

                        - Sanctus Paulus (San Pablo).

- Sanctus Ioannes M. Vianney (Santo Cura de Ars, Juan Bautista María Vianney).

                        - Sanctus Ioannes Chrysostomus (San Juan Crisóstomo).

                        - Sanctus Augustinus (San Agustín).

                        - Sanctus Vincentius A. Paulo (San Vicente de Paul).

                        - Sanctus Carolus Borromaeus (San Carlos Borromeo).

                        - Sanctus Petrus (San Pedro).

            - Sanctus Franciscus Assisi (San Francisco de Asís).

 

 

Por sobre cada uno de ellos hay pequeños óculos cuyas imágenes están estrechamente vinculadas a los representados en cuestión. Pero, además, a la izquierda del Altar Mayor se halla una triada de óculos simbolizando la Santísima Trinidad:

 

            Padre: Al centro, representado por una mano derecha, por delante de una Cruz, con los tres dedos extendidos (pulgar, índice y mayor), bendiciendo y evocando a la Divina Trinidad.

                       

Hijo: A la izquierda del espectador, representado por el “pie pelícanus”; se creía que el pelícano se arrancaba su carne para alimentar a sus pichones, de allí que la tradición llamara a Jesús “el piadoso pelícano”, porque dio su cuerpo como alimento de vida eterna.

 

Espíritu Santo: A la derecha del espectador, representado por una paloma blanca.

 

A la derecha del Altar Mayor hay otro conjunto de tres óculos sobre tres ventanales que son significativamente esenciales para la vida de los seminaristas:

 

-          San Luis de Gonzaga con las azucenas, Patrono y modelo de pureza para los seminaristas.

-          Sobre la Virgen Santísima, cariñosa Madre que encaminará a los  seminaristas al Altar, se hallan representados la Hostia y el Cáliz, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

-          San Gabriel de la Dolorosa, con la corona de espinas, ejemplo de generosidad en el sacrificio.

 

Los restantes óculos, completando los quince que hay en el templo, se hallan distribuidos por la Iglesia sin ser menos representativos e importantes que los tres mencionados en primera instancia:

 

-          El emblema de las Misiones, sobre San Francisco Javier, como símbolo de su espíritu misional.

-          Una antorcha ardiendo sobre San Pablo representando su celo apostólico.

-          Un incensario sobre el Santo Cura de Ars, como símbolo del espíritu de oración.

-          Un águila como símbolo de su predicación, sobre San Juan Crisóstomo.

-          Los atributos papales sobre el ventanal de San Pedro como símbolo de su inquebrantable adhesión al Sumo Pontífice.

-          Un corazón en llamas como símbolo del amor sobrenatural de San Agustín.

-          El holocausto, sobre San Vicente de Paul representando su entrega total y absoluta a Dios. 

-          Una canasta con panes y pescado, representando la multiplicación del espíritu sacerdotal de San Carlos Borromeo.

-          El emblema de la Muerte, símbolo de la muerte santa que como fiel servidor de Dios le espera, sobre San Francisco de Asís.

 

 

ESTRUCH, EL GRAN ARTISTA

 

 

            Antonio José Estruch Bros nació el 17 de abril de 1873, en Sabadell, Barcelona, España.

            Desde muy joven se dedicó a la pintura, convirtiéndose inmediatamente en un brillante exponente catalán. Se inició en las artes plásticas en el estudio de Joan Vila i Cinca y fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona.

            Fue becado en la Real Academia de San Fernando de Madrid (1892) y en la Academia de España en Roma (1894-96). Viajó a París y luego a Palestina para documentarse y reproducir los paisajes, la indumentaria y diversos objetos de época, con el fin de pintar una serie sobre la vida de Jesús.

            Una de las primeras ocasiones en que los sabadellenses pudieron ver sus cuadros fue en julio de 1896, cuando retornó a la ciudad durante algunos meses. Coincidiendo con esta estadía hizo una exposición en el Ateneo Sabadellense, donde expuso parte de la producción que había hecho en Roma. Todas las obras eran de carácter religioso: Santo Domingo de Guzmán, Santa Teresa de Jesús, San Juan de Dios, San José de Calasanz, La Fe, La Esperanza, San Vicente de Paula asistiendo a Luis XIII, entre otras.

            Sus obras más famosas fueron dos encargos de la Caja de Ahorros de Sabadell. Por un lado, “Corpus de Sang” también llamado “Els Segadors” (1907), que representa el episodio que inició la sublevación de los catalanes de 1640, y por otro, “El once de septiembre de 1714” (1909), que representa la caída de Rafael Casanova durante el sitio de Barcelona. Aunque, en Sabadell, era más conocido por su pintura religiosa, de gran formato, sobre todo la encargada bajo el mecenazgo del industrial Francesc de Paula Ponsà Cantí.

            En 1903 regresó a Cataluña. Mostró nuevamente sus obras, primero en la Academia Católica de Sabadell y luego en la Sala Parés de Barcelona. Expuso diez piezas de gran formato sobre la vida de Jesús, destinadas a decorar la casa de Ponsà Cantí y los estudios preparatorios que había realizado.

            Entre sus diversos trabajos sobresalen con brillo propio: “El sueño de la Virgen (antes de 1894); “Las bodas de Caná” (1897); La Santa Cena (1903-1904); “Manifestación por la República (1904) y “Vía Dolorosa” (1907).

            El 14 de enero de 1910 se instaló en la ciudad de Buenos Aires, donde ocupó el cargo de director de la Escuela de Bellas Artes.

            En el año 1922 fundó su pronto afamado taller, “Casa Estruch”, en la calle Piedras 1019 de la Capital Federal. Allí comenzó a dedicarse con mayor asiduidad  al arte del vitraux, técnica en la que venía trabajando exquisitamente.

            Los porteños en particular y los argentinos en general pronto comenzaron a descubrir su talento, solicitando sus servicios como artista para decorar las principales iglesias católicas de todo el país, con calidad y sensibilidad. Por su calidez y belleza se destacan: la decoración pictórica del Santuario de María Auxiliadora de Rodeo del Medio, Mendoza (1910); “Paisaje con río” (década del 1920); “Mujer entre las flores” (década del 1920) y, entre otras muchas obras, varios vitrales de la Capilla del Pensionado de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón Argentinas, inaugurado el 21 de marzo de 1928 en Paraná, Entre Ríos, entre ellos, el más importante resulta el de la Madre Catalina de María; también sobresalen los vitrales realizados para el Santuario de la Medalla Milagrosa, en Parque Chacabuco.

            Además de crear piezas de gran valor artístico, Antonio también se ocupó de la restauración de numerosos vitrales, como por ejemplo los de confiterías tradicionales de la Capital Federal como “Las Violetas” –piezas Art Nouveau de 1820, inspirados en diseños de E. Grasset-, y los del Café “Tortoni”, firmados por E. Fino en 1950.

            Antonio José Estruch Bros falleció en Buenos Aires, 16 de septiembre de 1957, a los 84 años de edad.


Antonio Estruch



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