Pablo Riccheri
Al llegar a la
Argentina, muy joven ingresó al Colegio Militar de la Nación, con el grado de
teniente segundo de artillería. Sus primeras acciones militares estuvieron
ligadas a la represión de la Revolución del ’74.
Tras seis
años, egresó del Colegio Militar en 1879. Cuatro años más tarde realizó un
viaje de estudio a Europa. Su primer destino fue Bruselas, como agregado
militar en la embajada argentina en Bélgica. En 1886 ingresó a la Escuela
Superior de Guerra de Bélgica de donde egresó como Oficial de Estado Mayor con
el segundo puesto de su promoción. Su Tesis "La
defensa de Bélgica" fue la base de los planes de defensa de ese país
para las guerras mundiales que sobrevendrían en el siglo siguiente.
En 1890 fue
enviado a Alemania para encargarse de la compra de armamento. Por entonces se
hizo notable la influencia de la organización militar alemana, la más avanzada
de su época, en su formación. A partir de la Revolución del Parque, en
la que el Ejército tuvo actuación en los dos bandos contendientes, terminó de
desarrollar su idea de modernizar y profesionalizar al Ejército, alejándolo de
los intereses políticos.
En los últimos
años del siglo XIX fue Jefe del Estado Mayor del Ejército. En septiembre de
1900, fue llamado por el presidente Julio Argentino Roca a ocupar el Ministerio
de Guerra. Esto marcó el punto de partida para la organización
profesional del Ejército Argentino.
La profesionalización
del Ejército se basó en la modernización del armamento, del Colegio
Militar de la Nación y de la Escuela Superior de Guerra. Además,
se adquirieron la mayor parte de las bases militares del Ejército. Entre los
terrenos adquiridos por Riccheri se cuentan Campo de Mayo, en Buenos Aires,
Campo General Belgrano, en Salta; Campo General Paz, en Córdoba; Campo Los
Andes, en Mendoza, y Paracao, en Entre Ríos.
Organizó el
ejército, dividiéndolo en siete regiones militares, con organizaciones internas
propias. Reorganizó también el Ministerio de Guerra. Refundó el Regimiento
de Granaderos a Caballo que había creado el general San Martín, para
funcionar como escolta del presidente de la Nación.
Definió
claramente la misión de las Fuerzas Armadas del país, afirmando que su única
función era defensiva, y de ninguna manera debían ser utilizadas para
mezclarlas en contiendas políticas. De todos modos, también introdujo la idea
de que parte de su misión era “el
mantenimiento del orden y el respeto a la ley”.
El servicio
militar obligatorio fue funcional a los objetivos trazados en aquel
entonces por el Estado, al difundir la idea de ciudadanía y de igualdad ante la
ley. A su vez, las listas y libretas de enrolamiento fueron rápidamente
utilizadas como documentos de identidad, tanto para identificación de las
personas, como para la confección de padrones electorales. Por otro lado, en
los cuarteles se instalaron escuelas para los conscriptos, que colaboraron en
la lucha contra el analfabetismo y la integración de los hijos de inmigrantes.
Una costumbre suiza
El país transitó distintos procesos
políticos y en nuestra ciudad, al igual que en varias localidades del interior,
a finales del siglo XIX, los inmigrantes suizos fueron los
primeros en mostrar un gran interés por la práctica deportiva del tiro al
blanco.
Hacia los comienzos de la década del
’90, la comunidad se movilizó para tener su propio polígono de tiro, a imagen y
semejanza del que ya poseía el Club Recreativo Suizo -dedicado
tanto a actividades deportivas como de defensa-, ubicado en la esquina Este de
las calles San Martín y Bahía Blanca (actual Intendente Manuel Castellár).
Los impulsores consideraban fundamental
que esta nueva institución se rija con prescindencia completa y absoluta de
toda cuestión política y electoral, y que tenga como único fin la instrucción
de tiro con armas de guerra y de uso civil para preparar a la milicia y la
ciudadanía, para la defensa de los supremos intereses de la Nación.
El periódico local “El Pueblo”, dio cuenta
de las innumerables adhesiones que recibió el día 11 de diciembre de 1890
el señor Manuel Chans, reconociéndosele su interés para instalar una
sociedad de tiro al blanco en terrenos cedidos por un hacendado de la zona en
las cercanías de Azul.
El italiano Luis Giffoni, atento a
las intenciones de Chans, había decidido donar un terreno en las afueras del
pueblo, en la zona conocida como “la tosquera” (cuyo actual epicentro es la
“Plaza Juan Manuel de Rosas” o “La Tosquera”), para que allí se construyese el
polígono. Sin embargo, atendiendo a razones técnicas y al hecho de que a escasa
distancia se hallaban los pabellones del incipiente Hospital Municipal (hoy Dr.
Ángel Pintos), se aceptó luego la donación de un ex convecino de Azul, el señor
Enrique
Benegas, de un pequeño campo que en definitiva se usó brevemente.
Así inició tibiamente sus actividades la
incipiente “Liga Patriótica Azuleña”.
Todos al Centro…
Merced a diversas idas y vueltas, el 19 de
febrero de 1895, se fundó el “Centro de Instrucción Militar y Tiro al
Blanco”. La Comisión Directiva constituida para tal fin estuvo formada por
Alejandro
Brid (h) como presidente, secundado por destacados vecinos como Emiliano
Astorga, Paulino Rodríguez Ocón, Enrique Squirru y Aurelio
S. Abeberry que oficiaron respectivamente de vicepresidente,
secretario, prosecretario y tesorero. Luis Arieu, José Vitón, Ricardo Gaviña,
Mateo S. Boado, Leonardo Dulbecco y Albino Fernández fueron elegidos como
vocales.
En la sesión de Comisión Directiva del
28 de febrero de 1895 se nombró a los generales Francisco Leyría y Zacarías
Suspisiche como representantes del Centro ante las autoridades
militares para gestionar armas e instructores, además de un terreno apropiado
para “el establecimiento de un polígono
de tiro para la instrucción de la Guardia Nacional”. Asimismo, el primer
instructor designado fue el subteniente Echenagucía, reemplazado luego por el
capitán Yáñez.
Antes de finalizar el año, asumió la
presidencia del Tiro Federal Argentino de Buenos Aires (que había sido fundado
el 28 de septiembre de 1891), el general Luis María Campos, quien solicitó al
Ministerio de Guerra la autorización correspondiente para enviar fusiles Máuser
a las sociedades de tiro del interior, para el cumplimiento de los fines
institucionales. Así se hizo y la institución azuleña recibió su primer
equipamiento.
Tiempos turbulentos
A pesar de una extensa tradición de paz
y concordia, hacia fines del siglo XIX, las relaciones limítrofes entre la Argentina
y la República
de Chile comenzaron a tornarse complejas y ambas naciones quedaron a un
paso de desencadenar una lucha armada por la soberanía sobre extensos
territorios.
Desde tiempo atrás, se venía tratando el
diferendo por la delimitación entre ambos países, pero las negociaciones habían
quedado estancadas. Ninguna de las dos naciones hacía mérito por ceder
posesiones sobre lo que se reclamaba.
El gobierno nacional, presidido por el
general Julio Argentino Roca en ejercicio de su segundo mandato,
observó que los chilenos aventajaban militarmente a Argentina y que podían
emprender una ofensiva. Inmediatamente, adquirió en Italia una flota de
poderosos buques de guerra y gran cantidad de armamento. Empero con armas no
alcanzaba, por ende, también reclutó miles de personas en el ejército y la
marina.
Consciente de su responsabilidad frente
al entredicho pertinaz y peligroso, el gobierno argentino acució con oportunas
disposiciones el espíritu de lucha de nuestro pueblo, que haciendo honor a sus
mejores tradiciones respondió firme y unánime al reclamo de la Patria en
peligro. Una ola de febril actividad, de iniciativas concordantes con el grave
peligro que acechaba tras las difíciles negociaciones diplomáticas, tuvo
repercusión en nuestro Azul, que tanta experiencia tenía en heroicos combates
en la “avanzada de la civilización”.
Consecuencia del clima emergente de tal
situación, como así de las sugerencias del gobierno nacional, fue que
reapareció en escena, recobrando protagonismo, la “Liga Patriótica Azuleña”,
desarrollando actividades concordantes y concurrentes a un mismo fin: “Defender
la Patria”.
Con dicho objetivo, la Liga encarriló
sus esfuerzos hacia la creación de un polígono de tiro, en cuyas instalaciones
pudieran realizar prácticas, no solo los integrantes de la Guardia Nacional, cuya
formación promovió, sino también todo ciudadano capaz de manejar uno de los
fusiles adquiridos en Europa a la sazón por el creador del moderno ejército
argentino, el coronel Riccheri.
Pablo Riccheri, siendo
ministro del presidente Julio A. Roca tuvo que interrumpir la misión que estaba
cumpliendo en Europa para hacerse cargo del Ministerio de Guerra. La situación
de tirantez creada por aquella época entre la Argentina y Chile a raíz de
disputas fronterizas, le obligó a formar una fuerza militar moderna. Hasta
entonces el Ejército estaba constituido solamente por la Guardia Nacional,
empero el 6 de diciembre de 1901 fue sancionada la Ley N° 4.031, llamada “Ley
de Riccheri”, por la cual se estableció el servicio militar obligatorio.
Así nació el Ejército Argentino moderno y fomentó el Tiro Federal Argentino.
En el Azul
Pese a las celebraciones suscitadas y a la
intensa actividad desplegada en las instalaciones del flamante polígono, las
obras de perfeccionamiento se prosiguieron sin pausa y recién en 1902 se
procedió a la inauguración oficial de las mismas.
Divergencias entre los miembros de la
institución hicieron que, curiosamente, se conformaran dos comisiones directivas.
Ambas presididas por el Dr. Enrique Ocampo y el Sr. José R. Paleari,
respectivamente, estaban integradas por los siguientes caballeros: Eduardo
Plot, Rosa V. Ávila, Ceferino Peñalva, Juan Beheretche, Pastor Tiola, Silvano
Bonnet, Eugenio Dupleix, Marcial Portarrieux, Pedro L. Ramírez, Isidoro Sayús,
Antonio Samigliana y Manuel E. Toscano. El señor Miguel Bossola fue designado Comisario
de Tiro, secundado por los señores Luis Riviere, Siverio Cabone, José A. Motti,
Juan N. Navas, Gregorio Motti, F. Eduardo Berdiñas y Horacio Clair.
El
proyecto del edificio primitivo, que tenía la apariencia de una fortificación
pétrea y almenada, fue realizado ad
honorem por el ingeniero Ignacio Aztiria. Antes de comenzar
la construcción, los planos fueron expuestos en el almacén, ferretería y puesto
“El
Progreso”, ubicado en la esquina Este de Belgrano y Buenos Aires (luego
Gral. Uriburu, actual Intendente Prof. Rubén C. De Paula). Los trabajos de
delineación del terreno también los hizo ad
honorem el agrimensor Antonio Regueral y la construcción
de la obra fue adjudicada al Sr. Esteban Wagnat. Los trabajos
comenzaron en febrero de 1902 y fueron inaugurados con una importante
celebración el 9 de julio de ese mismo año.
El ministro de guerra de la Nación,
coronel Pablo Riccheri, aceptó la invitación que se le formulara para
trasladarse a nuestra ciudad e inaugurar las obras. Fue en tal circunstancia
que debió enfrentar como parte de los homenajes que se le prepararon, dos
banquetes el mismo día y al mismo horario, como consecuencia de las diferencias
antes mencionadas. El coronel Riccheri no se amedrentó por la contingencia pues
almorzó en una mesa y tomó el café y los postres en la otra. El momento fue
complejo, pero nada insuperable para un militar y diplomático de la talla de
Riccheri, quien no dudó en buscar puntos de encuentro entre ambas comisiones.
Cabe destacar que en la oportunidad el
Coronel fue nombrado como “Padrino del polígono de Azul”. No
menos de cuatro mil personas asistieron a la inauguración, iniciándose de
inmediato el primer concurso de tiro que finalizó con el triunfo del joven José
B. Iturburu.
El 9 de
julio de 1904, Azul recibió con beneplácito una vez más la
visita del Ministro de Guerra, general Pablo Riccheri, quien asistió al “Primer
Campeonato Provincial de Sociedades de Tiro” organizado por la “Liga
Patriótica Azuleña” (sin ninguna conexión con su casi homónima
ultraderechista) y aprovechó la oportunidad para recorrer la ciudad. Atendido
cordialmente por el intendente Federico Urioste, el militar le hizo
al Jefe Comunal una propuesta sumamente interesante al ofrecerle la asistencia
de Lola
Mora para la construcción de una escultura para la recientemente
remodelada Plaza Colón (actual Plaza San Martín). Cabe aclarar que la visita de
la artista se concretó en noviembre, sin embargo, por motivos desconocidos, nunca
se realizó obra alguna para Azul.
El final de un largo camino…
Tras su paso
por el Ministerio, siguió ejerciendo como Jefe de Estado Mayor, y
posteriormente como Comandante en Jefe del mismo. Fue ascendido a General de
División en 1910 y dos años después, junto a Francisco Pascasio Moreno,
fundó la “Asociación de Boy Scouts”.
Como Teniente
General pasó a retiro en 1922 por decisión del presidente Hipólito Yrigoyen. Doce
años más tarde, el presidente Agustín P. Justo envió una ley al Congreso
proponiendo su ascenso al grado de General de Ejército, creado especialmente
para él, a fin de rescatarlo de sus apuros económicos.
Pablo Riccheri
falleció en Buenos Aires el 29 de julio de 1936 y fue sepultado
en el Cementerio de la Recoleta.
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