domingo, 12 de abril de 2020

El audaz Francisco Salamone

El audaz Francisco Salamone


Por Eduardo Agüero Mielhuerry


            Francisco Salamone nació en Leonforte, provincia de Enna, Sicilia, Italia, el 5 de junio de 1897. Sus padres fueron el arquitecto Salvatore Salamone y Antonia D'Anna, quienes además tuvieron otros tres hijos.La familia llegó a Buenos Aires cuando Francisco tenía poco más de cinco años de edad.
            Después de egresar del Colegio Otto Krause de Buenos Aires decidió seguir los pasos de su padre en el oficio de la construcción. Inició sus estudios en la Universidad Nacional de La Plata y los finalizó en la Universidad de Córdoba. En 1917 egresó con los títulos de arquitecto e ingeniero civil.
            En 1919 obtuvo dos medallas como reconocimiento a sus diseños en exposiciones de Milán y Barcelona.
         En la década del ’20, los primeros trabajos de Salamone fueron viviendas particulares y construcciones menores en la provincia de Córdoba. Al mismo tiempo, incursionó brevemente en la política en 1923, perdiendo las elecciones internas de la Unión Cívica Radical para representar al Departamento de Punilla en el senado provincial. 
              Entre otros lugares de la provincia trabajó en Villa María haciendo allí una obra de pavimentación, un matadero, parque del cementerio, algunas plazas (como la denominada Centenario).
            En 1928, Francisco contrajo matrimonio con Adolfina Vlieghe de Croft, de ascendencia austríaca, con quien tuvo cuatro hijos: Ricardo, Roberto, Ana María y Stella Maris.
Más tarde Salamone comenzó a trabajar en la provincia de Buenos Aires, en buena medida gracias a su amistad con el gobernador provincial, el conservador Manuel Antonio Fresco, del Partido Demócrata Nacional. Éste le encomendó la tarea de edificar distintos edificios públicos, dándole carta blanca para sus proyectos. En consecuencia, Salamone llegó a construir más de 60 grandes obras en pocos años, y otras tantas obras menores.
Su característica principal fue el monumentalismo, estilo muy en boga en la década del ’30. La espectacularidad es un rasgo distintivo de sus construcciones, que llegaban a elevarse a unos treinta metros, en comparación con el entorno urbanístico que las rodeaba, que generalmente no superaba los cinco metros de altura.             Su trabajo se caracterizó por tres tipos de construcciones principales: municipalidades, portales de cementerios y mataderos. También realizó plazas, pórticos, mobiliario urbano y de interior de los palacios municipales, veredas y luminarias para mantener la coherencia de su estilo monumental.
Sembró sus obras en diversos municipios, entre ellos: Azul, Carhué, Guaminí, Pellegrini, Rauch, Tornquist, Puan, Alberti, Laprida, Adolfo Gonzales Chaves, Vedia, Coronel Pringles y Saldungaray.


Casi de Sala, pero al final de Salamone…


Después de una década de existencia, en 1935, se demolió la antes celebrada “Pirámide de Julio” de la Plaza Colón (actual San Martín) de Azul para darle paso a un nuevo proyecto.
Con la aprobación del Concejo Deliberante, se encargó la estatua ecuestre del General José de San Martín, que sería fundida en los Talleres del Arsenal de Guerra “Esteban De Luca”.
Inmediatamente, en 1936, se le encomendó el nuevo diseño de la Plaza Colón al paisajista Ángel Sala, quien fuera el gran hacedor del Parque Municipal y resultara nombrado -al año siguiente- Director Técnico de Ramblas y Paseos Municipales.
Sin embargo, los vientos de cambio soplarían a favor de otro hombre que por entonces comenzaba a ganar gran reconocimiento en el ámbito de la obra pública…
En 1937 también durante la intendencia del doctor Agustín J. Carús se incluyó la “modernización” absoluta de la Plaza Colón en el paquete de obras a ejecutar por el ingeniero y arquitecto Francisco Salamone. Antes de comenzar la obra el proyecto fue expuesto en las vidrieras de la tienda “Gath & Chaves”.


La audacia de Francisco Salamone


El sábado 9 de julio de 1938, el diario “El Tiempo” presentaba en sus páginas centrales un extenso informe con la reproducción de los bocetos de las cuatro imponentes obras que estaba desarrollando por entonces el ingeniero y arquitecto Francisco Salamone en nuestra ciudad. Asimismo, el artículo se inicia con una interesante descripción de la gestión como intendente del doctor Agustín J. Carús:

El audaz modernismo de las obras municipales da una nueva fisonomía a la centenaria ciudad.

DEFICIENCIAS LOCALES

El Intendente Municipal Dr. Carús y sus colaboradores inmediatos, analizaron con espíritu amplio y visión acertada las deficiencias que presentaba ediliciamente la ciudad y pensaron en las obras que contribuirían con mayor efecto a darle la nueva fisonomía que anhelaban.
La vieja plaza Colón, vetusta, inhospitalaria, con una perspectiva desastrosa, estaba allí como deprimiendo el espíritu de progreso del pueblo azuleño.
El Cementerio Central contrastaba con su vieja portada con la magnificencia de sus panteones y mientras subsistía una inútil plazoleta enfrente, cada día era más evidente la necesidad de su ampliación.
Los Mataderos no significaban ninguna garantía para la salud pública. Los existentes eran poco menos que una ruina y tan elementales y anti-higiénicos que no vaciló un instante en resolver su sustitución.
El Parque Municipal tenía una modestísima entrada nada digna por cierto de la belleza del paseo que enorgullece legítimamente al pueblo azuleño.
Cacharí y Chillar, las progresistas localidades del partido de Azul, reclamaban con todo derecho edificios para las Delegaciones Municipales que funcionaban en locales alquilados e incómodos y Mataderos con los que no contaban con ninguna clase.

EL INGENIERO SALAMONE

El prestigio de un Estudio de la Capital Federal, el del Ingeniero Francisco Salamone, era conocido por las autoridades municipales de Azul y frente a la decisión de encarar la construcción de esas obras públicas, fue invitado a presentar proyectos y condiciones. Determinaron el comentario elogioso de la opinión pública y el Concejo Deliberante lo designó entonces Director Técnico de las Obras Públicas Municipales quedando a su cargo todo lo referente asesoramiento en la licitación así como también la dirección técnica de esas obras de cuyos proyectos era autor.

EL MODERNISMO DE LAS OBRAS

El Ingeniero Francisco Salamone, distinguido técnico especializado en urbanismo, pertenece a la nueva generación de los creadores.
El audaz modernismo de sus proyectos tiene, indudablemente, opositores pero la inmensa mayoría de la opinión pública, y así ha ocurrido en Azul, sabe estar a tono con la evolución en materia arquitectónica y ve con agrado el estilo impreso en sus obras.
Celoso defensor de los intereses del vecindario, el Ingeniero Salamone ejerce un estricto control de la construcción de las obras que dirige y exige a la empresa constructora el cumplimiento exacto del pliego de condiciones.

LA PLAZA COLÓN

Muy adelantadas están las obras de construcción de la Plaza Colón (…). El costo total de esa magnífica plaza que enorgullecerá con justo motivo al pueblo azuleño, es de 112.000 pesos y como detalle interesante debe destacarse que en ella se plantarán alrededor de cinco mil rosales finos que habrán de darle una fisonomía bellísima. En el centro de la Plaza será colocada una gran estatua ecuestre del General San Martín que está siendo fundida en los talleres del Arsenal de Guerra y que sólo costará a la Comuna el precio del material a emplearse, esto es, unos doce mil pesos.

PORTADA Y AMPLIACION DEL CEMENTERIO

Las obras que se realizan en el Cementerio Central y que están próximas a ser terminadas, ofrecen una característica singular y halagadora. En efecto, mediante la ampliación que se realiza, resulta aumentado el patrimonio municipal en una suma superior al costo total de todas las obras públicas que se llevan a cabo.
Las cifras hablan elocuentemente: al ampliarse el Cementerio Central por iniciativa del Ingeniero Salamone abarcando gran parte de la plazoleta que existía enfrente, se ha ganado una extensión de cinco mil varas cuadradas de ubicación inmejorable puesto que están a la entrada misma del Cementerio lo que valoriza mucho ese terreno y lo hace de fácil colocación. El precio actual es de doscientos pesos el metro cuadrado y suponiendo que no se aumentase resulta que esas cinco mil varas representan para la Comuna una riqueza de varios centenares de miles de pesos que, tarde o temprano, habrán de ingresar a sus arcas.
La portada del Cementerio que comprende todas las comodidades y dependencias necesarias en un establecimiento de esa índole es (…) de singular importancia y belleza.

LOS MATADEROS MODELOS

Otra de las grandes obras públicas que se están realizando es la de los Mataderos Modelos, proyectos como los anteriores, del Ingeniero Salamone, y que brindará las mayores comodidades que pueden pedirse en establecimientos de esa índole.


EL COSTO Y EL PAGO DE LAS OBRAS

La Plaza Colón, la portada y ampliación del Cementerio, los Mataderos Modelos, los edificios para las Delegaciones Municipales en Cacharí y Chillar y los Mataderos en ambas localidades han sido licitadas por la suma total de 764.960 pesos, cantidad que dice con elocuencia de la magnitud e importancia de las obras (…).

LA PORTADA DEL PARQUE MUNICIPAL

El plan originario de obras públicas que se encargó al contratarse el empréstito del millón y medio de pesos, no comprendía una entrada monumental en el Parque Municipal. El intendente doctor Carús lamentaba tener que demorar esa obra reclamada por la importancia y belleza de nuestro Parque y fue entonces que el Ingeniero Salamone, gentilmente, obsequió a la Comisión con un proyecto interesante y financiable con sólo 20 o 30 mil pesos. El estado de las finanzas comunales permitía la inclusión en presupuesto de la suma necesaria para realizar dicho proyecto y así fue que se llamó a licitación y ya está casi terminada esa entrada monumental al Parque que cuesta sólo 27.000 (…).


La gran inauguración


            El jueves 12 de octubre de 1939 Azul vivió una verdadera fiesta. Todos los medios de la ciudad cubrieron los actos y las diversas actividades de los visitantes y la comunidad en general. Con las presencias del vicepresidente de la Nación, Dr. Ramón Castillo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel Fresco, y el arquitecto e ingeniero Francisco Salamone, acompañados por numerosas comitivas y una gran concurrencia de vecinos azuleños, el intendente Agustín J. Carús y los ilustres visitantes procedieron a la inauguración de la Plaza San Martín (nombrada así ad referéndum del Concejo Deliberante que no se había puesto de acuerdo para cambiarle el nombre a la Plaza Colón).


Un final olvidado

Cuando terminó la administración del gobernador Fresco en 1940, Salamone se trasladó con su familia a la ciudad de Buenos Aires.
En 1943 se tuvo que exiliar en Uruguay después de ser acusado de corrupción en una obra de pavimentación en San Miguel de Tucumán. Luego de que los cargos fueran retirados, volvió a la Argentina donde dirigió múltiples obras de pavimentación urbana y solamente proyectó dos edificios de estilo racionalista y una vivienda particular.

Francisco Salamone falleció el 8 de agosto de 1959. Sus restos descansan en el cementerio Jardín de Paz.




Inaugurada el 12 de octubre de 1939, la Plaza San Martín de Azul es una de las obras más destacadas del arquitecto Salamone y modificó sustancialmente el aspecto del centro de reuniones de la comunidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario