domingo, 12 de abril de 2020

El gran titiritero azuleño

El gran titiritero azuleño



Por Eduardo Agüero Mielhuerry


Otto Alfredo Freitas nació en Azul el 1 de septiembre de 1915. Sus padres fueron el argentino Martín Freitas (hijo de padre portugués y madre argentina) y la francesa Rosalía Chrestía. Fue bautizado el 15 de junio de 1916 por el Padre César A. Cáneva.
Tuvo siete hermanos, de los cuales fue el menor: Juan Luis, Rosa Hilaria, Damián Eloy, Héctor Martín, Isabel Alida y Beatriz Julia.
La familia Freitas vivía en la estancia “La Porfía”, cruzando el Arroyo de los Huesos. Cuando los chicos fueron creciendo y tuvieron edad para ir a la escuela, el matrimonio alquiló una casa en la Avenida Mitre N° 436, entre Colón y Burgos, en una antigua casona (que aún existe y está deshabitada), de ladrillos a la vista, con un pequeño balcón, la cual alquilaban a la familia López Claro.
En la esquina de Mitre y Colón, don Martín instaló tiempo después una Librería a la que llamó “De los Niños”. Artista y creativo desde pequeño, enseñado por su abuelo, Otto hacía y vendía allí barriletes que él mismo confeccionaba con las más diversas formas y llamativos colores.


Saliendo a escena…


Los hermanos Freitas compartían en la infancia muchos juegos -y luego intereses intelectuales-, con los hermanos López Ocón que también vivían en la Avenida Mitre, pero entre General Uriburu (actual Intendente Prof. De Paula) y Burgos, y con los ocho hijos de AlbertoLópez Claro y Emilia Betinelli.
Otto cursó la escuela primaria y hasta el segundo año del secundario en la Escuela Normal “Bernardino Rivadavia”.
Imbuido por un espíritu creativo y sensible, desde joven escribió poesías y tuvo la oportunidad de publicar dos poemarios: “La isla de cristal y la estrella” (1940) y “A flor de sangre” (1941). Asimismo, en los periódicos locales comenzaron a ser frecuentes sus publicaciones como colaborador.
Junto a César -su amigo inseparable-, emprendieron la maravillosa aventura por el mundo de los títeres sin haber tenido de quien aprender, por eso sus muñecos eran totalmente atípicos. Hacían las cabezas sobre un palito y tallados en madera. Más adelante comenzaron a hacerles un agujero en el medio para colocar el dedo índice.
Así nació el teatrino “Trotacaminos”, en el que ambos amigos junto a Eduardo Julio López Ocón, empezaron aquella maravillosa aventura que soñaban. Hermanados, salían juntos a realizar sus funciones en un carro para cuatro caballos o en una vieja camioneta.
Otto partió a la ciudad de Buenos Aires en busca de nuevos horizontes laborales y culturales. En 1945, fundó su propio retablo al que llamó “La Nube”. Entretanto participó en la creación de varios teatros de títeres municipales y en 1947 se convirtió en director del teatro de muñecos del Partido Comunista.
Fue secretario de la Asociación de Titiriteros de la Argentina (A.T.A.), la cual era presidida entonces por César López Ocón. Además estuvo a cargo de la edición de su Boletín Informativo. En representación de la Asociación participó en el Festival de Piriápolis y el Congreso Internacional de Titiriteros junto a Ramón Lema Araujo y Alfredo S. Bagalio. En los años ’40 la A.T.A. agrupaba a brillantes titiriteros como Roberto Blanco, Pepe Ruíz, Lucho Claeyssen y el negrito Bonafina entre otros.
En los años siguientes desarrolló una interesante actividad en la zona sur del Gran Buenos Aires. Integró el movimiento de actores, titiriteros y artistas en defensa del Teatro San Martín de Buenos Aires cuando se intentó privatizar. Asimismo, estuvo gestionando una beca del Fondo Nacional de las Artes que por entonces presidía Alejandro Casona y bajo su dirección se integró al elenco de Marionetistas de Canal 7, con el objeto de viajar a Cuba.
Por esos años conoció a quien sería el gran amor de su vida, la docente Marta Pessina, quien como compañera inseparable fue la autora de muchas fotografías de los títeres de Otto.


De barrio en barrio… por el mundo…


Con su teatro de títeres además de trabajar arduamente en las villas de Buenos Aires como parte de su militancia de base en el Partido Comunista, recorrió todo el norte argentino. Anduvo pueblo por pueblo, y como dijera Kique Sánchez Vera: “...Tenía un teatrito chiquito… se llamaba “La Nube” y cuando estuvo en Catamarca lo primero que quiso hacer es ir a conocer a la gente de los barrios, conversar con ellos y jugar con los títeres...”.
Luego pasó a recorrer diferentes pueblos bolivianos donde continuó abordando su pasión con la misma metodología que lo empujaba a adentrarse en historias de vidas plagadas de carencias y necesidades. Y luego volcaba sus vivencias en obras de títeres que reflejaban la cruda realidad.
Más tarde recaló en Uruguay. Allí editó todos sus libros de títeres ya que en Argentina estaba prohibido y perseguido por su militancia política.
Finalmente dejó sentadas las bases del teatro de títeres en la Argentina, con una dramaturgia excelente y un tratado sobre el títere de guante que en su momento se estudiaba en las escuelas de títeres de los países de Europa del Este (Rusia y Checoslovaquia, principalmente). Sus obras también fueron publicadas en España.
Con fervor, Otto recorrió los caminos de Latinoamérica y publicó libros con decenas de obras de títeres, clásicos como “Buenos Vecinos”, “Carlitos Pescador”, “Pombero protector de los Pájaros” y “El soldadito y el general”, etc..


Por pensar distinto…


En 1945 Otto Freitas fue detenido por la Sección Especial de la Policía Federal. La tortura sufrida y el año que siguió en prisión afectaron su delicada sensibilidad. Sin embargo no le impidió dar obras de títeres dentro de la cárcel.
Cuando recuperó su libertad siguió participando en las actividades de solidaridad con los presos políticos y sus familiares, organizadas por la “Liga Argentina por los Derechos del Hombre”.
La persecución política no cesó y en las redadas contra los artistas sistemáticamente lo iban a buscar. En 1947 al santafesino titiritero y cineasta Fernando Birri, le hizo entrega de su obra, “El Tintorero Prodigioso” y éste la presentó en la Plaza Central de su ciudad durante toda la temporada de verano.
En 1950 editó “7 Obritas para Títeres” y más de la mitad del tiraje fue “secuestrado por las fuerzas del orden” y lamentablemente nunca se pudo recuperar.
En abril de 1957, cuando la ilegalización del Partido Comunista dio lugar a una serie de redadas llamadas “Operación Cardenal”, ejecutadas por el gobierno de la autoproclamada “Revolución Libertadora”, decenas de militantes, artistas e intelectuales fueron internados en el Buque París, anclado en medio del Río de la Plata. Además del futuro Nobel chileno, Pablo Neruda, también fueron confinados en el barco el talentoso músico Osvaldo Pugliese, Rodolfo Aráoz Alfaro, el escritor y dramaturgo Leónidas Barletta, y el titiritero azuleño Otto Freitas.
Aquella fue la última vez que Otto estuvo detenido simplemente por sus convicciones políticas. Sin embargo, a causa de las persecuciones y las secuelas de las torturas, su salud se fue resquebrajando, llegando a tener problemas neurológicos que obligaron a su internación y atenciones periódicas hasta el final de su vida.
Después de aquél triste episodio, Otto estuvo algún tiempo internado en Entre Ríos, y en aquellas épocas de inestabilidad política, en las cuales las Dictaduras eran prácticamente moneda corriente, preservó un considerable temor ante cualquier rumor que indicaba el quiebre del orden constitucional, pues como suponía, siempre sería candidato a ser nuevamente detenido simplemente por pensar distinto.
Sus “Ocho obritas para teatro de títeres” fue publicado por la Cooperativa Club de Grabado de Montevideo, con xilografías de la reconocida artista plástica uruguaya Leonilda González. Su prólogo, escrito en 1961, contiene un interesante estudio sobre el títere de guante. Sostuvo que “el arte de los títeres es el más bello regalo que el hombre ofrendará a sus manos, que todo lo producen y lo crean”.
Otto evocaba a los títeres de guante o de manos así: “Títeres de guante, criaturas de alma popular, hechos por sus manos, para sus manos, para la alegría y la paz, de trapo y poesía, de ternura y papel” (“Títere de guante”, en “Ocho obritas para teatro de títeres”, Montevideo, Cooperativa Club del Grabado de Montevideo, 1962).
Dicha publicación mereció el Primer Premio a la Ilustración del Libro Inédito, en el XXV Salón de Artes Plásticas del Uruguay.
Isabel, hermana de Otto, entregó los ejemplares para su venta en la Banda Oriental y dejó una pequeña cantidad para la venta en Buenos Aires.


Abrupto final…


Un día, Saúl Cascallar compañero y amigo de Otto, estando con su compañera en un café del barrio de Almagro en Buenos Aires, vio que Otto y Marta pasaban caminando;  los llamaron a la mesa y ellos les dijeron muy contentos que se casaban al día siguiente
Otto Alfredo Freitas falleció de un infarto, en su domicilio en la ciudad de Buenos Aires, a los 47 años de edad, el día 4 de abril de 1963. Ese mismo día iba a contraer matrimonio.


De Azul para todo el país


La Asociación de Titiriteros de la Argentina, encabezada por César López Ocón,  organizó junto con un montón de Centros culturales y auspiciado por el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, el de la provincia, el Fondo Nacional de la Artes y otros organismos, un encuentro de titiriteros que se concretó el 4 de abril de 1965 en nuestra ciudad.
Siendo director de Cultura de la Municipalidad de Azul Felipe Pigna (padre del historiador), el 4 de abril fue declarado “Día Nacional del Titiritero”, en memoria de Freitas.
En ese homenaje, Javier Villafañe, que era muy amigo de Otto y había llegado con una de sus carretas, hizo una función especial. También estuvieron en Azul,  Ariel y Pepe Ruíz y Alberto Cerbreiro y Luis Olguín. Durante toda una semana se brindaron talleres para docentes y funciones en escuelas.
En el Parque Municipal “Domingo F. Sarmiento”, se descubrió una placa en la Isla de los Poetas, que reza: “Asociación de Titiriteros de la Argentina a Otto Alfredo Freitas –Titiritero y poeta– Día del Titiritero”.



Otto Freitas nació en Azul el 1 de septiembre de 1915. Su enorme talento lo llevó desarrollar y estudiar ampliamente los títeres. Falleció el 4 de abril de 1963. A su memoria se conmemora el “Día Nacional del Titiritero”.

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